Análisis de Bit.Trip Presents Runner 2: Future Legend of Rhythm Alien eShop (Wii U)
La saga Bit.Trip nació en WiiWare y rápidamente se le atribuyeron unos rasgos distintivos: un estilo retro que nos llevaba a la época de las primeras Atari o Commodore, es decir, a los albores de los videojuegos; una dificultad elevada y también retro; y una muestra de que había espacio para el éxito en la distribución digital de Wii. Con el paso del tiempo, la saga aumentó su alcance y llegó a ordenadores y se ha publicado incluso un recopilatorio de sus primeros seis títulos -todos los de WiiWare- en Nintendo 3DS.
Este Bit.Trip Presents Runner 2: Future Legend of Rhythm Alien es el primer lanzamiento decididamente multiplataforma de la serie y es la segunda vez que se retoma una fórmula ya probada en la saga. La primera vez sucedió con Bit.Trip Flux, que supuso el cierre de un círculo que se abrió con Bit.Trip Beat, solo que incorporaba elementos de las otras entregas a su jugabilidad. El cierre de este círculo era jugable, sí, pero también narrativo y es que aunque muchos usuarios quizá no hayan prestado especial atención a la historia que se esconde en estos juegos sí hay una trama en ellos que va enlazándose entre sí. Así que una advertencia inicial: narrativamente este juego que ahora nos ocupa se sitúa tras los hechos del primer Bit.Trip Runner pero antes de Bit.Trip Fate. Además, es la primera vez en la que se otorga un peso explícito a la narración con sus secuencias y elementos adicionales.
Como ya sucedió con su predecesor directo, ese primer Runner, aunque estamos ante un juego de plataformas lo que más pesa aquí es, en realidad, el ritmo.
Hay que hacer el movimiento exacto en el movimiento preciso para tener éxito, para conseguir superar el nivel y alcanzar la máxima puntuación posible hasta tal punto que la experiencia de juego acaba siendo prácticamente hipnótica: hay que dejarse llevar, hay que dejar que la música y el ritmo entren en nosotros, y entonces el juego es mucho más fácil y todo cobra una nueva dimensión.
En ese sentido, es un título sustancialmente más fácil en buena parte de su desarrollo que su antecesor. El primer juego tenía poca compasión con el jugador, y este tampoco es una hermanita de la caridad, pero se han introducido mejoras y cambios sutiles que hacen que la experiencia de juego de Bit.Trip Presents Runner 2: Future Legend of Rhythm Alien sea mucho más agradable, con una curva de dificultad mucho mejor definida. Si el primero daba auténticos saltos en la dificultad, este es mucho más escalonado y pautado. Los objetivos últimos son posiblemente igual de difíciles, pero la experiencia global se hace más agradable.
Con todo, lo más importante no es que ahora trate con un poco más de mimo al jugador, sino que introduce mejor las mecánicas de juego y es rapidísimo retomar la partida tras perder. Morir y volver a empezar desde el punto de guardado del nivel (el clásico puesto a mitad de camino) o desde el comienzo del mismo es algo prácticamente instantáneo. No hay, así, sensación de penalización ni se entorpece el ritmo de juego. Perder y empezar de nuevo son situaciones que se suceden con naturalidad y el usuario está tentadísimo de volver a probar "una vez más", y luego otras más, claro.
Porque no hay que dejarse confundir: que sea un juego más equilibrado en su dificultad no implica que sea fácil (y, bueno, siempre se puede escoger entre los niveles disponibles). Tampoco es un juego imposible. Como decíamos antes, los elementos que condicionan la dificultad están más vinculados con marcar el botón que hace que nuestro personaje (CommanderVideo, pero hay más aspectos por desbloquear) salte o se deslice, o lo que sea necesario entre todas sus habilidades, en el momento preciso, no solo para salvar ese obstáculo que tenemos delante, sino para estar preparados para enlazar con el siguiente. CommanderVideo es un atleta, sí, pero también está lleno de una fuerza musical. Es un juego de plataformas porque hay que saltar, pero ante todo es un juego de ritmo.
De la misma manera, el juego introduce otro cambio sustancial: los gráficos dejan atrás la fusión de elementos de unos primitivos 8 bits para dar paso a un mundo enteramente poligonal y texturado. Esta herencia llegada directamente desde Atari 2600 -por ejemplo- no ha desaparecido completamente, pues podremos desbloquear niveles adicionales con un aspecto de 8 bits que nos sitúan en una línea estética a medio camino entre las veteranas NES (de Nintendo) y Master System (de Sega), es decir, por delante de los ordenadores de 8 bits y las primeras consolas, pero sin llegar todavía al esplendor de color y píxeles que supusieron los 16 bits. De hecho, hay que reconocer que el juego tiene suficientes elementos por desbloquear, tanto en la forma de estas fases adicionales como en aspectos alternativos para nuestro personaje. Por cierto, si a algún jugador le preocupa este cambio de estética, que no tema: funciona, hay niveles preciosistas, e incluso está justificado argumentalmente.
Con esto, el juego es sustancialmente más grande que el anterior, ya que ofrece una cantidad muy respetable de fases que, además, pueden bifurcarse para conseguir algunos tesoros, por lo que a la mayor extensión en sí misma hay que añadir los esfuerzos realizados por los desarrolladores para potenciar la rejugabilidad del título. Si a eso le añadimos las tablas de puntuación en línea y unas dosis de humor que le otorgan mucha personalidad (por ejemplo, con falsos anuncios y un lenguaje muy televisivo y publicitario que recorre incluso al actor Charles Martinet -sí, el que da voz a Super Mario-). Todo esto que hemos visto estaba ya presente en la versión de otras plataformas y, de hecho, en el mercado americano esta versión se lanzó junto a las demás, pero ha habido algunos ligeros retrasos en Europa que han servido para corregir diversos errores detectados. Podemos decir que no hemos experimentado ninguno de los problemas conocidos (y ya parcheados) de esa versión, por lo que está claro que los programadores han incluido de serie todas las correcciones en este tiempo adicional que han tenido antes de que el juego desembarque en la región.
Lo que sí aporta la versión de Wii U es la posibilidad de jugar en la pantalla del GamePad, algo que siempre resulta conveniente como opción adicional. En un juego como este, que por su vocación arcade favorece tanto las sesiones largas como las cortas e intensas de juego, disponer de la posibilidad de echar una partida rápida directamente en el mando puede aportar un componente extra de comodidad.
En el terreno visual no hay, por tanto, modificaciones con respecto a lo que ya hemos visto en otras consolas o el ordenador. Los gráficos enteramente poligonales y texturizados permiten unos diseños mucho más preciosistas, aunque sin el toque abstracto que tenía el original. En algunas ocasiones los fondos son barroquistas, de manera que los elementos en primer plano (es decir, los obstáculos o enemigos a evitar) pueden confundirse con los diseños ornamentales, pero no es un gran problema porque, dado el diseño del juego, morir y empezar es una cuestión recurrente y el factor de ritmo musical implica que hay que estar tan atento a la música como a lo que se ve en pantalla… o quizá incluso más a lo que se oye. Por supuesto, la banda sonora es magnífica, sin cortapisas.
Si la saga sigue evolucionando -y esperamos que así sea- con más entregas, esta línea estética resulta muy atractiva. El humor que han demostrado los desarrolladores en su guionización, trabajo artístico, etc., son también buenos indicios de que hay mucho más jugo e ingenio por exprimir en Gaijin Games. Igualmente, es también satisfactorio que hayan sabido orientar el juego hacia una dificultad, desarrollo y planteamiento más atractivos y satisfactorios para un público amplio sin alienar a los jugones que amaron el reto de sus títulos originales, ya que sigue habiendo un gran reto por superar. De pocos juegos -y pocas compañías- se puede decir lo mismo.
Conclusiones
Bit.Trip Presents Runner 2: Future Legend of Rhythm Alien es un gran juego en el que el ritmo y las plataformas se funden de una manera incluso superior a la de su predecesor, que ya era de por sí un magnífico título. Se ha mejorado mucho la progresión de la dificultad, añadido profundidad adicional a los niveles en su concepción y desarrollo y, en todos los aspectos, es un título superior y más fácil de disfrutar. Pese a todo, resulta complicado asegurar que es un juego para todos los usuarios porque, al final, tiene una dificultad por encima de la media y eso es algo que está fuera del canon comercial. Pero algo está claro: los jugones no pueden dejarlo pasar. Hay una experiencia terriblemente gratificante en Runner 2, en avanzar, jugar y dominar el ritmo, la pulsación de botones en el momento preciso cuando dominas el control del juego pero también cuando conoces la melodía que te pide que sigas. Entonces es cuando uno descubre que puede regresar al principio y sentirse todo un maestro, un primer violín del arte de Runner 2.