Análisis de Splinter Cell: Double Agent (Wii)
El agente Sam Fisher ha desembarcado por completo en la nueva generación de consolas con Double Agent: ya lo hizo en su momento en Xbox 360, lo hace ahora en Wii, y lo hará próximamente en PlayStation 3, antes de dar el salto, salvo sorpresas, a la exclusividad para la consola de Microsoft con su próxima entrega (además de para ordenadores con Windows Vista.) Es posible, por tanto, que ésta sea la primera y última entrega de la saga Splinter Cell en la doméstica de Nintendo, al menos por un tiempo, así que habrá que ver cómo se ha desenvuelto el agente del gobierno estadounidense en Wii.
La saga ha estado siempre muy orientada hacia Xbox, de manera que las adaptaciones para PlayStation 2 y GameCube quedaban siempre un paso por detrás de la versión para la consola de Microsoft, y en el caso de Double Agent para Wii nos encontramos con un juego que parece surgir, precisamente, de la versión para la consola de Sony, por lo que no consigue destacar muy especialmente en su acabado técnico. Sí aporta, por el contrario, un replanteamiento jugable que puede ser interesante.
Una de las primeras cosas que tenemos que tener en cuenta es que ha habido un doble diseño en este título. Por un lado, el juego para Xbox 360 y PC, y por otro el de las versiones para consolas anteriores, con algunas diferencias jugables notables, siendo mucho tradicional el que se lanzó para Xbox, PS2 y GCN. En el caso de Wii se parte de esta última, por lo que el jugador sabe de antemano cuál va a ser la estructura básica del título a poco que haya probado los anteriores capítulos de la saga, aunque, claro, ahora adaptándose al sistema de control de la nueva consola de Nintendo.
Sam Fisher es un agente del gobierno que debe infiltrarse en una organización terrorista, como agente doble. Esto conllevará que el recto agente del gobierno deba adaptarse a una nueva situación en la que no siempre podrá tomar las decisiones más correctas desde un punto de vista ético, ya que si es demasiado comedido los terroristas sospecharían de su falta de agallas, pero desde luego hay situaciones límite para un agente del gobierno forzado a romper la ley. En este sentido, la narración de los hechos es muy buena, apoyándose en la completa localización al español, tanto para los textos como para las voces. La historia es, sin duda, absorbente, y compleja, aunque por suerte o desgracia el peso de la narración hará que las decisiones que tomemos en determinados momentos no influyan de una manera tan radical y decisiva en el desarrollo como podría haber llegado a ser posible, aunque Double Agent bien ofrece varios finales en función de las decisiones que tomemos en momentos clave.
De hecho, el apartado sonoro es, con diferencia, el aspecto técnico más destacable del título, no sólo por los cuidados sonidos ambientales, sino también por unas acertadas melodías muy propias del género de acción que otorgan al juego el punto de ambientación necesaria sin llegar a ser intrusivas. El doblaje, por su parte, es más que correcto, con voces variadas e interpretaciones acertadas que no nos harán echar de menos las voces originales. No es sólo que sea meritorio dentro de algunos de los –muy cuestionables- doblajes realizados en algunos videojuegos, sino es bueno por méritos propios.
Los gráficos, sin embargo, no son lo que esperamos de una consola como Wii. Se nota el lastre de partir –o por lo menos, esa es la sensación continua que transmite el juego- de la versión para PlayStation 2, con todas sus carencias y defectos. Así, por ejemplo, la geometría de los escenarios denota la falta de polígonos; las texturas están en una resolución particularmente baja, y las animaciones faciales son cuestionables. Son problemas claramente heredados de la anterior generación de consolas que, creemos, se podrían haber solventado con una programación más prolongada en un intento por aprovechar mejor los recursos de la consola que lo alberga. Pese a todo, hay que reconocerle que el juego lucía bien en las anteriores consolas, y sigue haciéndolo ahora, pero es algo más meritorio del diseño artístico que del plano técnico. También es justo reconocerle sus cuidadas animaciones, suaves en todo momento, y, como hemos dicho, los acertados diseños del juego en líneas generales. No sorprende, pero, con todo, se muestra sólido en este sentido, aunque su desfase es innegable.
Como saga centrada en el espionaje, Splinter Cell se ha caracterizado por la inclusión de múltiples herramientas de muy diversa índole, requiriendo muchas veces el uso simultáneo de varios de ellos, como algún tipo de visor y armas. En este sentido, el mando de Wii se ha aprovechado muy bien por parte de Ubisoft a la hora de convertir el sistema de control ya establecido a esta consola. La inspiración parece venir directamente de la versión para PC, ya que el resultado general parece recordarnos en cierto modo al sistema de control para ordenadores personales por el uso que en ella se hacía del ratón y que aquí se ha trasladado a las diferentes funciones del mando remoto.
Usando el mando remoto en combinación con el nunchuk para controlar a Sam Fisher usaremos la función de puntero, precisamente, para que la cámara rote en torno al personaje. Para ello, basta con apuntar a las esquinas de la pantalla, lo que puede resultar un poco confuso al principio, y nos dará algún que otro problema en situaciones de tensión durante las primeras partidas, aunque una vez le hayamos dado al juego una buena oportunidad y ya hayamos pasado unas horas con él veremos como es un sistema que funciona con eficiencia en casi todas las circunstancias. Quizás pueda ser un poco problemático el hecho de que buscando una supuesta mayor sencillez el juego requiera en este sentido un poco más de aprendizaje del esperado, pero la verdad es que si superamos las ocasionales frustraciones del principio veremos que funciona bien. La cruceta digital del mando remoto se emplea para los diferentes visores de Sam, incluyendo la clásica visión noctura, la térmica, etc. En este sentido, su accesibilidad es incuestionable y su uso no planteará ningún problema al jugador.
Prácticamente todas las acciones del juego se realizarán con los botones A y B del mando, que usaremos tanto para interactuar en diferentes situaciones gracias a su ágil uso contextual como para usar las armas. De hecho, a la hora de disparar vuelve a entrar en acción la función como puntero del mando remoto, dotado de una precisión enorme que puede llegar incluso a dificultar el uso de las armas de fuego. Es cierto que en esta saga se busca el reducir el uso de fuego letal al mínimo, primando siempre las maniobras evasivas y el buscar no ser detectado en ninguna circunstancia por el enemigo (pese al comportamiento en bastantes ocasiones muy errático de estos), pero la sensibilidad del mando puede añadir un factor extra de dificultad en ocasiones. Habrá jugadores que lo degustarán con fruición al exigir un buen pulso y para otros será un error del sistema de control, pero no creemos que deje indiferente a nadie.
Por su parte, moveremos al agente Fisher usando el stick analógico del nunchuk que, por cierto, usaremos también para saltar con tan sólo agitarlo. Normalmente responde de manera fiable y rápida al movimiento, por lo que no creemos que haya queja en este sentido. Además, el salto es una acción que no se usa demasiado a lo largo de la aventura. En líneas generales, todo el sistema de control funciona bien, con sus puntos fuertes y flacos, siendo quizás lo más cuestionable el control sobre la cámara, que en ocasiones nos puede volver un poco locos al intentar girarla a toda velocidad. Poco a poco, insistimos en ello, nos iremos acostumbrando al control y lo que al principio nos parecía una molestia o incluso un escollo se irá suavizando hasta realizar las acciones de manera natural. Sea como fuere, para tratarse de un juego no diseñado pensando en el mando de control de la consola, el sistema funciona bien y demuestra que Wii no cierra sus puertas al género.
El juego nos ofrece también la posibilidad de disfrutar de un modo de juego cooperativo, dividido en dos opciones principales. El modo Campaña, por su parte, nos ofrecerá las misiones cooperativas en sí mismas, que si bien no resultan tal elaboradas como las que se pueden jugar en la versión del juego para PC y Xbox 360, sí están bastante bien. Se basan principalmente en enfrentarse a enemigos controlados por la máquina asistiendo a algunos de los hechos de la historia principal del juego desde la perspectiva de otros agentes del equipo Third Echelon (al que pertenece Sam Fisher.) El modo Élite propone un reto mayor al proponer las misiones con un equipamiento limitado.
Jugando en equipo podremos realizar acciones combinadas, resultando en un tipo de acción diferenciada de la que nos encontramos en el modo principal para un jugador. Podemos, por ejemplo, ayudar a nuestro compañero a subirse a un saliente, o realizar un interrogatorio a medias, siendo unas buenas muestras de lo divertido que puede llegar a hacerse en esta modalidad de juego. Quizás el principal inconveniente resida en que si la Xbox original ya ofrecía la opción de jugarlo con otra persona a través del sistema de juego en red, la –hasta ahora- pasividad de Nintendo a la hora de ofrecer los mecanismos necesarios para el juego en red en Wii han impedido que haya la más mínima posibilidad de que la versión del juego para esta consola pudiese ofrecer esta opción.