Análisis de Xenoblade Chronicles 2 (Switch)
Con tan solo dos juegos, Xenoblade Chronicles ya ha conseguido hacerse un hueco entre las sagas más reputadas, respetadas y queridas de Nintendo, a pesar de no ser precisamente de las más conocidas y exitosas a nivel comercial. Y no es para menos, ya que Monolith Soft ha sabido crear dos juegazos con mucha personalidad, con unos valores de producción altísimos, ambiciosos y completos como pocos, y con unos mundos fascinantes que todavía siguen maravillándonos.
Por ello, no es de extrañar que este 1 de diciembre esté marcado en el calendario de cualquier fan de los JRPG, ya que ha sido la fecha escogida por Nintendo para lanzar al mercado Xenoblade Chronicles 2 para Nintendo Switch, el juego que hoy analizamos y con el que cerramos por todo lo alto uno de los mejores años de la historia de los videojuegos.
La importancia de la historia
Lo primero que nos gustaría aclarar antes de comenzar a detallaros lo que nos ha parecido esta gigantesca aventura es que el "2" en el nombre del juego no es casualidad, ya que el título sigue la senda marcada por la entrega original de Wii, ofreciéndonos una estructura en el que la historia cobra un gran protagonismo y va marcando todos nuestros pasos.
Esto significa que asistiremos a una ingente cantidad de vídeos y conversaciones que nos irán avanzando la trama principal, y que en todo momento nos indicarán cuál es nuestro próximo objetivo y hacia dónde tenemos que ir. Evidentemente, las diferentes mecánicas de juego, zonas explorables, misiones secundarias y funciones también se irán desbloqueando conforme vayamos progresando en la historia, por lo que esta acaba por convertirse en uno de los pilares sobre el que se sustenta toda la aventura.
Como veis, esta estructura es la misma que la de cualquier JRPG clásico y se aleja de lo visto en Xenoblade Chronicles X, un título donde la trama pasaba a un plano muy secundario para centrarse más en la exploración y conquista de un planeta.
Chico conoce a chica
Esta vez la historia nos sitúa en un nuevo mundo llamado Alrest, el cual está sumergido en un mar de nubes sobre el que flotan unas gigantescas bestias conocidas como titanes. Sobre estas criaturas se han desarrollado todo tipo de ecosistemas y civilizaciones, lo que ha permitido a la humanidad y a las bestias asentarse para así vivir su día a día.
Justo en el centro de Alrest se erige un titánico árbol y, según las leyendas, en su cima se encuentra el Elíseo, un paraíso donde reside el Arquitecto, el padre y creador del mundo y la vida en sí misma.
Nosotros encarnaremos a Rex, un joven buceador que por avatares del destino acaba conociendo a una chica llamada Pyra, quien le pide ayuda para ir hacia el Elíseo. Evidentemente, esta premisa argumental es mucho más compleja que lo aquí expuesto, pero como no queremos arruinar sorpresas a nadie, no vamos a ahondar más en ello.
A partir de aquí comienza un gran viaje que nos ha ido conquistando más y más a medida que pasaban las horas. Si bien al principio todo nos parecía demasiado tópico y, quizá, hasta predecible, a partir del capítulo cinco el guion empieza a pillar mucha fuerza y ritmo, regalándonos un momentazo tras otro y multitud de giros que nos han dejado con la boca abierta y que le han dado la vuelta a la trama por completo.
Hay muchísimas cosas que nos gustaría comentaros sobre su historia para que pudieseis entender los motivos por los que nos ha gustado tanto, especialmente por cierto golpe maestro que han tenido los guionistas de Monolith Soft en la recta final y ante el cual solo nos faltó levantarnos para aplaudir a la pantalla, pero quedaos con que la trama engancha, los personajes tienen mucho carisma, evolucionan y se acaba empatizando con ellos fácilmente, los villanos cumplen genial su función, y, a pesar de que siempre desprende ese aroma a historia clásica, es de las que se disfrutan y siempre te hacen querer seguir jugando para descubrir lo que va a ocurrir a continuación.
Por supuesto, al tener nuevo mundo y personajes, no hace falta haber jugado a las entregas previas para disfrutarlo, aunque os recomendamos encarecidamente que al menos juguéis el original de Wii antes de adentraros en esta secuela. Creednos, lo agradeceréis y lo gozaréis muchísimo más.
Explorando Alrest
Como ya hemos dicho, el juego cuenta con una estructura más o menos lineal, aunque eso no significa que tengamos que ceñirnos únicamente a seguir la historia principal (aunque os recomendamos que os centréis en ella para no perder el hilo), ya que los mapas por los que nos moveremos son de unas proporciones gigantescas, muy verticales, tienen muchísimos secretos por descubrir e invitan constantemente a la exploración gracias a su estudiadísimo diseño.
De hecho, según la hora del día y del nivel de las mareas, podremos acceder a unos lugares u otros y descubrir nuevas cosas, por lo que el título no para de sorprendernos a poco que nos salgamos un poco de la línea impuesta y nos dispongamos a explorar Alrest a nuestro aire, ya sea para recolectar materiales, cazar monstruos para subir de nivel, obtener dinero, cumplir misiones secundarias, etcétera.
Hablando de misiones secundarias, nos encontraremos muchas de este tipo, aunque no son, ni por asomo, tan numerosas como en los dos juegos anteriores. A cambio, son mucho más amenas y divertidas de hacer, ya que todas cuentan con una pequeña historia que les da algo de contexto para no hacernos sentir únicamente como el chico de los recados con tediosas tareas de recolección. Ojo, sigue habiendo alguna que otra de este estilo, pero ya no son la norma e incluso existen misiones secundarias lo suficientemente elaboradas como para contar con sus propios vídeos y personajes únicos.
Otro detalle que se agradece muchísimo es el hecho de que ahora los objetos coleccionables y materiales no los encontraremos en forma de puntos brillantes desperdigados por todo el mapa, sino en zonas de recolección concretas que suelen estar en puntos lógicos. Es decir, si nos piden pescado, lo suyo es buscar áreas que estén cerca de lagos, ríos o estanques, mientras que si nos piden minerales lo ideal será hacer lo propio con los puntos de extracción que encontraremos en montañas y junto a rocas.
El vínculo entre Blade y Piloto
En cuanto al sistema de combate, se sigue una línea parecida a lo visto en los dos títulos anteriores, por lo que este se basa en la realización de ataques automáticos para cargar nuestras habilidades.
Sin embargo, aprovechando el nuevo contexto argumental, se le ha dado un giro de tuerca muy interesante. En Alrest existen tanto los Pilotos como los Blades. Los primeros son humanos normales, mientras que lo segundos son unos seres de supuesta vida eterna cuya función es la de apoyar y potenciar a su Piloto.
De este modo, nosotros controlaremos directamente a los Pilotos, a quienes podremos asignar hasta tres Blades a la vez para poder cambiar de uno a otro durante las batallas siempre que queramos. Lo interesante es que los Blades decidirán el arma que usará el Piloto (y, por tanto, sus habilidades), su rol en la batalla y el elemento al que es afín, así como sus atributos.
Con esto, os podéis hacer una buena idea de la enorme cantidad de posibilidades que el juego nos ofrece para formar nuestro grupo ideal, ya sea creando un grupo versátil y capaz de adaptarse a cualquier cosa que ocurra durante la batalla o especializar a cada Piloto en un rol concreto para potenciarlo al máximo.
Evidentemente, esto es únicamente la base del sistema de combate, ya que tendremos que tener en cuenta cosas como que los golpes automáticos se realizan en series de tres ataques a cada cual más potente y que estas se reinician cada vez que nos movemos o realizamos una habilidad. Del mismo modo, si realizamos una técnica en el momento justo en el que damos un golpe automático, lo cancelaremos y aumentaremos su daño.
Tampoco podemos olvidarnos de los combos elementales que podremos ejecutar entre varios Blades, de los combos de Piloto (en los cuales tenemos que golpear con habilidades que causen Desprotección, Derribo, Lanzamiento y Tunda en ese orden) para derribar enemigos y lanzarlos por los aires provocándoles daños masivos, ni de la barra de grupo, la cual nos servirá tanto para resucitar compañeros caídos como para activar un poderoso ataque grupal en cadena que podemos alargar dependiendo de los combos elementales que hayamos realizado previamente.
El sistema es complejo, ofrece muchísimas posibilidades y nos obliga a estar pendientes de numerosos factores, lo que consigue que batallar sea una experiencia divertidísima, emocionante y muy satisfactoria. Tan importante es la preparación previa como desarrollar bien nuestra estrategia durante la pelea, por lo que siempre estaremos dándole al coco para ver cómo podemos ser más eficientes.
Eso sí, os avisamos que estas batallas suelen ser bastante largas, incluso cuando nos enfrentamos a enemigos comunes, y que ese componente de "peligrosidad" tan característico de la saga en el que en cualquier de la batalla puede sorprendernos un gran enemigo que andaba dando vueltas por la zona (a veces de nivel muy superior al nuestro, matándonos de un solo golpe) sigue muy presente, algo que quizá resulte muy frustrante para los jugadores menos pacientes, pero que creemos que es parte del encanto de la serie y ayuda a que siempre estemos alerta y a darle vida al mundo del juego.
Quizá nuestra mayor queja con los combates lo tengamos en la IA aliada y en el nulo control que tenemos sobre nuestros compañeros, de modo que no podremos escoger cuándo queremos que cambien de Blade ni recolocarlos cuando necesitemos movernos del sitio en el que estamos luchando, ya sea para evitar a un monstruo que se acerca, alejarnos de un abismo al que nos están empujando o simplemente esquivar ataques saliéndonos del rango.
Esto provoca momentos muy frustrantes, como intentar hacer un combo elemental con nosotros mismos y que el Piloto que está "tanqueando" cambie a un Blade sanador afín a nuestro elemento, rompiendo por completo nuestra estrategia y provocándonos una muerte casi segura. Por culpa de esto, no hemos podido terminar de sacarle todo el partido que nos hubiese gustado al sistema de Pilotos y Blades, ya que hemos acabado recurriendo a equipar a cada personaje con Blades del mismo rol para no llevarnos sustos.
Una larga aventura
Todo esto no quita que estemos ante un juego divertidísimo que nos ha encantado de principio a fin. Completar la aventura principal nos ha llevado unas 80 horas, y prácticamente no nos hemos parado a realizar casi ninguna misión secundaria, por lo que os podéis imaginar la cantidad de horas de diversión que esconde a poco que os propongáis completarlo y obtenerlo todo: es un juego enorme.
La belleza de Alrest
Gráficamente estamos, sin lugar a dudas, ante uno de los juegos más potentes y bellos que se han lanzado hasta la fecha para Nintendo Switch. Los escenarios vuelven a tener esa escala tan sobrecogedora a la que nos ha habituado la serie, están repletos de elementos y detalles, el modelado de los personajes y los enemigos está muy conseguido y las animaciones en combate no están nada mal.
Lo malo es que las texturas tienen una resolución mejorable (esto queda muy patente cuando hacemos zoom sobre ellas), existe cierto popping (aunque la distancia de dibujado es una pasada), hay carga tardía de texturas al realizar viajes rápidos y en ocasiones muy concretas hemos experimentado pequeñas ralentizaciones, sobre todo en ciudades cuando hay algún combate o se juntan muchos elementos en pantalla, pero nada destacable ni que os tenga que preocupar, ya que son muy circunstanciales y nunca afectan a la experiencia.
Para terminar de rematar sus bondades visuales, tenemos que destacar su apartado artístico. Alrest es bonita y variada como ella sola, por lo que visitaremos escenarios de todo tipo, a cada cual más imaginativo y fascinante que el anterior. Es uno de esos juegos en los que resulta imposible no parar de mover la cámara para deleitarnos con las vistas. El diseño de personajes también nos ha acabado por gustar bastante, especialmente en lo que se refiere a los Blades más raros y únicos.
La banda sonora es otro de los puntos fuertes del juego, deleitándonos con una gran cantidad de composiciones de toda índole que se adaptan como un guante a todo lo que vemos en pantalla, realzando la épica en los momentos importantes, subiéndonos la adrenalina en batalla y transmitiéndonos la sensación de estar viviendo una gran aventura cuando exploramos. Utiliza instrumentaciones muy distintas y además consigue darle una personalidad muy única a cada una de las zonas que visitamos.
Los efectos siguen la misma línea que la música, es decir, muy variados y de calidad, mientras que el doblaje nos llega tanto en inglés como en japonés (este último hay que descargarlo de forma gratuita). Como el segundo todavía no está disponible para descargar, solo hemos podido escuchar el primero, y aunque al principio no nos gustó demasiado, conforme iban pasando las horas fue mejorando, casi como si los actores empezaran a meterse mejor en el papel y a tomárselo más en serio a medida que la trama ganaba fuerza. De hecho, nos ha parecido muy curioso cómo durante los primeros compases había multitud de escenas con una sincronización labial nula, un defecto que luego casi no nos encontramos.
Conclusiones
No vamos a andarnos con rodeos: Xenoblade Chronicles 2 es un auténtico juegazo. Si te gustan los JRPG, se trata de una compra prácticamente imprescindible: una historia con ritmo y que engancha, un sistema de combate profundo y adictivo, un mundo bello y enorme por explorar, contenidos para dedicarle decenas de horas y un apartado audiovisual de primer nivel son sus principales virtudes, convirtiendo a lo nuevo de Monolith Soft, sin duda, en uno de los mejores exponentes que ha dado el género en años y en el broche de oro perfecto para cerrar este genial 2017.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.