Análisis The Stretchers, divertida y alocada aventura cooperativa (Switch)

El equipo de Tarsier Studios, responsables entre otras obras del excelente Little Nightmares, acaba de firmar otro gran trabajo que lleva por nombre The Stretchers. Destinado de manera exclusiva a Switch (de hecho, el juego lo distribuye la propia Nintendo) a través de la tienda eShop, nos encontramos ante una producción totalmente opuesta a la que nos hizo disfrutar de la mano de la pequeña Six. Es decir, que en lugar de estar ante una aventura oscura y hasta "terrorífica" en ocasiones en lo visual y destinada a ser disfrutada únicamente en single player, en su nuevo trabajo nos damos de bruces con un concepto totalmente diferente… pero igualmente divertido.

Desmadre sanitario en cooperativo

Todo el título rezuma simpatía por todos sus poros, comenzando por su curioso, desternillante y, por qué no decirlo, absurdo argumento. El malo de turno, en este caso un chiflado bastante excéntrico que responde al nombre de Capitán Brain (Cerebro), ha ideado un artefacto de lo más extraño que es capaz de causar la mareadina, una enfermedad que hace que cualquier persona (y animal) se quede permanentemente en estado de desorientación.

Y ahí es donde entran nuestros protagonistas, unos paramédicos que deben ir de un lugar a otro del escenario (una isla llamada Greenhorn Island) para tratar de ayudar a los mareadines, que así es como se llaman los enfermos. ¿Y cómo? Pues llevándolos al hospital de la isla para ser tratados con la Desmareadora 3000. En fin, una narrativa tan simple como "totontorrona" que sirve como excusa para poner en liza una aventura muy disfrutable… en cooperativo.

La mecánica de juego resulta fácil de explicar, al menos en lo que concierne a su patrón básico. Una vez elegidos a los dos protagonistas, tenemos que usar el mapa de turno para escoger el lugar al que queremos ir a parar con nuestra furgoneta para, una vez allí, recoger a los enfermos y meterles una vez más en nuestro vehículo para trasladarles lo más rápido posible al hospital. Pero claro, a este concepto de juego (que al menos a nosotros nos ha recordado un tanto al gran Crazy Taxi) se suma lo más interesante de todo: los rescates en sí. Lejos de resultar fáciles, en función de cada fase (hay unos 20 niveles) tenemos que apañárnoslas para ir solventando cada una de las situaciones que nos plantea la aventura.

Como si se trataran de puzles, en muchas ocasiones tenemos que dilucidar cómo alcanzar a determinados enfermos que se hallan en una zona en principio inaccesible de los fondos. Y para ello es necesario que los dos protagonistas actúen en sintonía, aspecto que a fin de cuentas es lo que le da la gracia a esta producción. A veces tenemos que actuar en conjunción con nuestro compañero, algo que ocurre cuando por ejemplo nos toca activar dos interruptores a la vez para activar algún mecanismo localizado en los fondos (o habilitar una zona bloqueada) o transportar a un enfermo muy pesado. Pero lo mejor es cuando cada uno debe encargarse de una tarea en concreto, momentos en los que la coordinación es fundamental.

De igual forma, también debemos demostrar nuestra habilidad con el mando a la hora de sortear trampas como sierras mecánicas, chorros de agua, troncos o bolas de demolición entre otras muchas cosas. Y, para colmo, también es posible interactuar con multitud de elementos que se encuentran en los escenarios, desde camas elásticas que nos permiten alcanzar zonas elevadas de los fondos a agarrarnos a tirolinas para ir a parar fácilmente a ciertos lugares no demasiado accesibles. Una jugabilidad que, insistimos, nos ha parecido tan refrescante como bien plasmada… siempre y cuando juguemos acompañados.

Al tratarse de un título tan enfocado a ser disfrutado en plan cooperativo (local, no online), si optamos por jugar en solitario vamos a encontrarnos con ciertos inconvenientes. Si jugamos con los Joy-Con, cada uno de ellos controla a un personaje, algo que no funciona del todo mal cuando tenemos que efectuar labores sencillas pero que, cuando nos toca acometer otras actividades más complejas, a veces se torna demasiado embarazoso. A esto no ayuda la deficiente inteligencia artificial que muestran los protagonistas, a los cuales podemos indicar que nos sigan automáticamente por los escenarios pero que, en la práctica, suelen quedarse atascados más veces de las que nos gustaría. Y a este defecto se suma otro más general que tiene que ver con la duración que nos brinda la aventura, unas cuatro o cinco horas, cifra demasiado baja aunque, por lo menos, es un título más o menos rejugable.

En términos técnicos, se trata de una producción bastante humilde en global, aunque sí que posee diversos puntos destacados como lo coloridos que se muestran los escenarios o la enorme cantidad de elementos que podemos destruir (muros, farolas, árboles, etc.). El contrapunto lo encontramos en el aspecto que lucen los protagonistas, tipos que al menos a nosotros nos han parecido horrorosos y estéticamente poco agraciados, aunque por lo menos sus animaciones no están mal. Un apartado gráfico solvente sin más que ha sido respaldado por una banda sonora bastante amena, efectos bien perfilados… y poco más.

Una aventura variada y refrescante

Sin ser el mejor título de los disponibles para Switch de manera exclusiva en la eShop, esta propuesta de Tarsier Studios nos ha parecido muy notable debido a su absorbente sistema de juego que combina los puzles con la exploración y la conducción. Se trata de un título que ha sido pensado expresamente para jugar a dobles en cooperativo, dado que aunque se puede jugar en solitario, el control se hace demasiado torpe y farragoso y la IA de nuestro aliado, muy floja, no ayuda nada, por lo que pierde bastantes puntos. Pero, insistimos, estamos ante un juego muy bueno para disfrutar en compañía de un amigo.

Hemos realizado este análisis mediante un código de descarga enviado por Nintendo.