Análisis Blade Chimera, un metroidvania con demonios y estética cyberpunk notable y muy sólido (Switch, PC)

Team Ladybug es un estudio japonés que ha demostrado tener muy buena mano con los metroidvania. No en vano, estamos hablando de los autores de títulos como Touhou Luna Nights o Record of Lodoss War: Deedlit in Wonder Labyrinth, unas producciones que quizá no se codeen con las vacas sagradas de este subgénero, pero que resultaron ser juegos muy sólidos y notables que nos hicieron disfrutar bastante.
Ahora, la desarrolladora vuelve a la carga con Blade Chimera, una nueva aventura que mantiene el estándar de calidad del estudio y que no deberíais perder de vista a poco que os gusten este tipo de propuestas. ¿Los motivos? Solo tenéis que seguir leyendo para descubrirlos.
La lucha contra los demonios
Así pues, nos encontramos ante un metroidvania que, de primeras, llama la atención por su ambientación, ya que nos lleva a una versión futurista de Osaka en un mundo que ha sido devastado por la guerra contra los demonios, lo que da como resultado unos escenarios posapocalípticos con un toque de cyberpunk que le sienta de fábula.

Su historia nos pone en la piel de Shin, un cazador de demonios que trabaja para una orden religiosa que gobierna lo poco que queda de este mundo. Sin entrar en muchos detalles, nuestro héroe acaba vinculado a una de estas criaturas al poco de empezar la aventura, la cual, además de poder adoptar la forma de una espada flotante, otorga una serie de útiles poderes mágicos al protagonista.
Vamos a dejarlo claro desde ya: la historia es, con diferencia, lo peor de todo el juego. Tampoco la definiríamos exactamente como mala, pero no está especialmente bien escrita, abusa de todos los tópicos posibles e imaginables y resulta tan extremadamente predecible que os vais a ver venir todos sus giros a los cinco minutos de empezar la partida, por lo que es incapaz de generarnos un mínimo de interés.
Tratándose de un metroidvania, no creemos que sea un fallo demasiado grave, ya que si este subgénero se caracteriza por algo es por su capacidad para engancharnos explorando mapas enormes, desbloqueando poderes, combatiendo y buscando secretos, no por la calidad de sus guiones.

Por suerte, en lo puramente jugable sí que tenemos muchas cosas buenas que comentar, como lo bien que funcionan sus mecánicas de combate. De este modo, tenemos dos botones que podemos asignar a cualquier arma que queramos, siendo lo más lógico y recomendable reservar uno de ellos para una de fuego y el otro para alguna de las que tengamos especializadas en el cuerpo a cuerpo.
Como podéis imaginar, existe una buena variedad de tipos de armas distintas, cada una con sus propias características, peculiaridades e incluso animaciones, por lo que tenemos cierto margen para definir nuestro estilo de juego para luchar con las que más cómodos nos sintamos. Sin embargo, la cosa no acaba aquí, ya que a estos dos botones debemos sumarle un tercero con el que controlamos a Lumina, el demonio con forma de espada voladora con el que estamos vinculados.
Más allá de ser una simple herramienta con la que dañar a nuestros rivales, Lumina tiene multitud de utilidades prácticas durante los enfrentamientos, pues es capaz de absorber muchos de los ataques de los enemigos. De este modo, podemos clavarla en el suelo para que se cree un escudo a su alrededor, o simplemente lanzarla en un torbellino mortal hacia el enemigo para que lo haga picadillo mientras bloquea los proyectiles que nos intenta lanzar.

Por supuesto, también hay grandes y devastadoras técnicas especiales, por lo que vamos a estar usando a Lumina constantemente. Eso sí, cada vez que hagamos uso de sus poderes consumiremos puntos de magia, los cuales podemos recargar dañando a los enemigos con nuestras armas estándar. De este modo, se crea una dinámica muy interesante que nos anima a hacer uso de todas nuestras herramientas con cierta cabeza, especialmente si tenemos en cuenta que Lumina nos cura cada vez que hace daño o absorbe impactos.
Una vez asimilamos estas mecánicas y la importancia de atacar con nuestras armas normales para tener los poderes de Lumina siempre disponibles, nos sorprenderemos creando combos de forma orgánica y natural mientras nos adaptamos a los enemigos, a sus características y a sus patrones. Por cierto, el bestiario es bastante extenso y rara vez pararemos de encontrarnos con nuevos tipos de demonios, algo que nos ha gustado mucho y que ayuda a mantener la frescura de los enfrentamientos.
Quizá podríamos decir que las armas de fuego que hemos encontrado nos han parecido tan útiles y poderosas que, al final, casi no hemos utilizado las destinadas al cuerpo a cuerpo, ya que no nos han dado demasiado motivos para acercarnos a los rivales pudiendo liquidarlos desde lejos con total seguridad. Eso sí, no nos ha gustado que el juego nos impida dañar a aquellos monstruos que no estén dentro del encuadre de la pantalla incluso cuando el rango de nuestros ataques es el apropiado, lo que nos ha llevado a vivir algún que otro momento un tanto frustrante y engorroso, pues sus ofensivas sí que nos pueden golpear a nosotros.

Como podréis intuir, donde el título explota todas sus mecánicas de combate es en los enfrentamientos contra los distintos jefes a los que debemos hacer frente, cuyos patrones están genialmente definidos, suelen tener un tamaño imponente y nos deleitan con unas batallas muy espectaculares, satisfactorias y con varias fases.
En lo que respecta al mapa y su exploración, aquí Team Ladybug ha intentado hacer las cosas un poco diferentes a lo habitual. Sí, tenemos un diseño de niveles amplio y con montones de rutas y atajos que interconectan sus diferentes localizaciones, y hay numerosas zonas y lugares a los que no podemos llegar de primeras, pero lo realmente llamativo es que el avance en la historia principal no nos otorga nuevos poderes, solo llaves y objetos que desbloquean la siguiente área a la que debemos ir.
Evidentemente, existen movimientos como el clásico doble salto, el impulso aéreo o el deslizamiento por el suelo que aumentan nuestra movilidad por los escenarios y nos permiten llegar a secretos que de otro modo no podríamos alcanzar, pero ninguno de ellos resulta imprescindible para llegar al final de la aventura, ya que para obtenerlos tenemos que subir de nivel e invertir puntos de habilidad en nuestro árbol de talentos.

Si bien es una decisión de diseño muy particular que hace que las subidas de nivel resulten más relevantes e interesantes a lo largo de la partida, también es cierto que el precio a pagar por hacer esto es la de encontrarnos ante un metroidvania con una estructura bastante lineal y con un progreso más hermético de lo que quizá sería deseable para el género. Ojo, hay un buen puñado de secretos y coleccionables por encontrar, como potenciadores de salud y magia o unas piezas de puzle que nos permiten desbloquear ciertas puertas que ocultan algunas de las mejores armas del juego, pero al título le cuesta abrirse y nos vamos a dar de bruces con bastantes bloqueos que nos van a quitar las ganas de salirnos del camino principal (el cual siempre nos marcan en el mapa para que no nos perdamos) hasta haber avanzado un buen trecho.
Eso sí, el mapa nos ha parecido bien diseñado y está repleto de zonas y habitaciones muy reconocibles y fácilmente identificables, tanto por su dirección artística como por su arquitectura, por lo que nos lo hemos pasado bien moviéndonos por él, algo imprescindible en una obra de estas características.
Gran parte de la culpa de que la exploración resulte tan divertida se la debemos, nuevamente, a Lumina. Más allá de sus utilidades en combate, nuestro peculiar demonio tiene la capacidad de regenerar objetos del pasado y hacer que ciertos elementos retrocedan en el tiempo. Gracias a esta habilidad, podemos, por ejemplo, reparar un ascensor, crear una plataforma que nos sirva de punto de apoyo o hacer que desaparezca una pared que nos bloquea el paso. Los lugares en los que podemos hacer estas cosas siempre se nos indicarán con un icono, pero es una mecánica que funciona realmente bien.

Además, podemos clavar a Lumina en paredes no reforzadas para así usarla como plataforma improvisada o hacer lo propio con ciertos interruptores que debemos mantener presionados. Todo esto ha permitido que el equipo de desarrollo cree ligeros puzles y situaciones únicas que nos obligan a pensar un poco para encontrar la forma de seguir avanzando, logrando así que la aventura resulte de lo más amena y entretenida.
Evidentemente, todo esto que os hemos contado también tiene aplicaciones en los combates, pudiendo, por ejemplo, reconstruir un coche para usarlo como cobertura contra un gigantesco cañonazo láser, aunque nos hemos quedado con la sensación de que se le podría haber sacado algo más de partido a la hora de luchar, especialmente contra los jefes.
En total, completar la historia es algo que debería llevaros entre 6 y 8 horas, aunque si queréis verlo todo y completar todas sus misiones secundarias la cifra se va fácilmente entre las 10 y 12 horas. Ahora bien, os advertimos que aunque hay algunas misiones secundarias bien trabajadas y con sus propias tramas argumentales, la mayoría de ellas son extremadamente básicas y acaban siendo meras tareas de recadero. Además, solo podemos aceptar una sola a la vez, por lo que el proceso de completarlas se nos ha hecho un tanto tedioso.
Un apartado pixel art precioso
Donde sí que no podemos poner ni una sola pega es en su apartado gráfico, ya que es una auténtica maravilla pixel art que no ha dejado de deleitarnos la vista de principio a fin. Los sprites de los personajes y enemigos son grandes, detallados y están genialmente animados, los escenarios tienen un trabajo enorme detrás y todo está cuidado a un nivel casi enfermizo. Sumadle una dirección de arte fabulosa y con personalidad, y tendréis todo un festín para vuestros ojos.

La banda sonora, por su parte, ambienta correctamente lo que ocurre en pantalla con unos temas más o menos movidos y de corte electrónico, aunque dista de ofrecer partituras realmente memorables. Los efectos cumplen también y cabe destacar que no hay voces, aunque los textos están traducidos al español.
Conclusiones
Blade Chimera es un notable metroidvania que, sin necesidad de ser perfecto, nos hace pasar un rato estupendo y consigue destacar entre la marabunta de títulos de este estilo que llegan al mercado cada mes. Lo nuevo de Tema Ladybug es arrebatador en lo visual y muy divertido en lo jugable, y aunque tiene sus cosillas aquí y allá, es un título que podemos recomendar con suma facilidad gracias a sus geniales mecánicas, a su buen diseño de niveles y a su entretenida acción. Si buscáis una buena aventura de este estilo, no lo dudéis y dadle una oportunidad.
Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga para Nintendo Switch que nos ha facilitado Games Branding.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
Últimos análisis de Switch y PC





