Análisis de MonsterBag (PSVITA)
MonsterBag es uno de esos juegos que probablemente habrían pasado inadvertidos de no ser por PlayStation Plus, donde se ha lanzado en abril sin coste adicional a los suscritos. Está lejos de ser un clásico, lo que necesita PS Vita para mejorar su situación comercial –un lanzamiento de renombre- o lo que esperan sus usuarios –juegos que justifiquen y exploten la portátil-, pero hay que admitir que es bastante curioso y merece la pena probarlo. Tiene un poco de puzles, de aventura gráfica ligera, y un estilo gráfico muy personal. Además, y puede que este dato sea relevante para los jugadores hispanohablantes, proviene de un estudio chileno al que habrá que seguir la pista, IguanaBee.
La historia nos cuenta las aventuras de un pequeño monstruo-cartera –de ahí el nombre- persiguiendo a su dueña Nia. La tarea no es nada fácil porque siempre hay algún tipo de impedimento que se interpone entre nosotros y ella. Puede ser una cola esperando el autobús o un grupo de rehenes de una extraña tribu, el tipo de situaciones rápidamente se vuelve delirante. Nuestro pequeño protagonista pretende pasar por detrás de estos personajes, uno a uno, al otro extremo de la fila de la manera más inadvertida posible, sin embargo siempre aparecerán peligros de muerte instantánea, la mayoría en forma de personas cabreadas que no dudarán en pisotear, cortar y maltratar al bicho.
Se trata de un juego muy inspirado por las series de animación actuales tipo Adventure Time o la ilustración moderna de trazo limpio para los personajes, y pese a ese estilo aparentemente infantil se esconden amputaciones y otras escenas de humor negro. Con el estilo adoptado no pasa de la broma, no hay nada realmente explícito, pero sí que huele a las series irreverentes de la televisión de los últimos tiempos. Es un arte al que rápidamente nos acostumbramos, incluso sin ser especialmente fans de la citada serie, está muy cuidado en las animaciones –y son variadas según el contexto-, así como en la manera de tratar el color, dedicado a los personajes y objetos clave, mientras que los escenarios son de tonos grises y con sombreados de volumen. Entre capítulos hay escenas de vídeo que conectan cada suceso.
La mecánica es aparentemente sencilla y consiste en lo descrito: colarse en la cola para llegar a la niña. De conseguirlo, irremediablemente algún contratiempo nos llevará a otro escenario aún más rocambolesco. Son 18 capítulos más alguno extra en los créditos de una duración breve, entre cinco y diez minutos cada uno. Estamos ante un juego más bien corto para disfrutarse en pequeñas sesiones –ideal para portátil- que en unas cuatro horas está completado, e incluso en menos.
Un selector de episodios permite repetir cualquier capítulo desbloqueado y siempre podemos probar a reducir los tiempos. Eso sí, como la mayoría de juegos de este tipo, la rejugabilidad es bastante reducida porque no hay diferentes formas de resolver los puzles. Siempre se puede repetir cuando el recuerdo ya no esté fresco, pero quizás el auténtico incentivo para esas nuevas pasadas sea batir récords.
La mayoría de personajes en la cola tienen algún motivo que nos impedirá avanzar de uno a otro, y para resolver esos puzles hay que usar los elementos interactivos o resolver el problema de otra persona que por efecto dominó desate algún acontecimiento. Un bocadillo tipo cómic nos indica con mayor o menor acierto qué es lo que le pide cada uno, por ejemplo puede ser que un niño necesite una limonada, un hombre que quiere un extintor o una guitarrista concentrada tocando música. No siempre se entiende la solución de manera nítida, el tutorial es muy breve y a veces nuestra interpretación de cada caso no es la correcta.
En realidad en resolver estas cuestiones es la gracia, no obstante esa frustración hará que a veces sencillamente no sepamos qué hacer y se solventen por el poco ético sistema de probar todas las opciones, que al no ser demasiadas, es válido. Un ejemplo: hay un chico enamorado que está cortejando a una mujer y aparece el icono de un corazón; uno podría pensar que quiere esa caja de bombones que hay en el escenario, pero no, resulta que si ensartas a la chica con una lanza y sacas su órgano vital, el hombre queda encantado. Digamos que más que la lógica, son pruebas que se superan por intuición.
Uno de los peligros más habituales proviene de los ciudadanos enojados. A veces se enfadan por ser golpeados con un objeto o por una mirada –no soportan a nuestro protagonista-. Cuando entran en ese estado parecido al de Super Goku hay que vigilar hacia dónde miran, porque un vistazo directo nos fulminará. Nunca es un inconveniente gravísimo, volvemos atrás antes de ese error, pero digamos que encender a mucha gente es un contratiempo que conviene evitar –sobre todo si pretendes bajar tiempos-. Por tanto, podemos esperar puzles de inteligencia conectando posibles soluciones o por pruebas de reflejos –pasar cuando el fuego tiene la llamarada baja-, ninguno demasiado complejo.
MonsterBag utiliza un control mínimo, sólo la cruceta direccional para pasar por detrás de los personajes y pantalla táctil para seleccionar objetos. Con la palanca derecha se mueve la cámara, necesario para ver toda la situación completa o lanzar ítems a una persona en concreto. Eso es todo, y se agradece que no fuerce minijuegos de panel táctil trasero o múltiples toques simultáneos –el incómodo baile del Twister con los dedos-, un error en el que han caído títulos como Escape Plan o htoL#NiQ: The Firefly Diary.
La presentación de MonsterBag es excelente y con buen gusto, sin demasiado esfuerzo técnico aparente logra conectar con nosotros y el ambiente que se quiere dar, recuerda un poco a LocoRoco. La banda sonora es buena y variada –depende de las situaciones-, aunque echamos en falta voces para que realmente parezca un capítulo animado o para introducir todavía más humor. Viene traducido al español, pero no sea un juego que dependa mucho del texto.
Conclusiones
Como hemos dicho al inicio, no se trata de un lanzamiento imprescindible o redondo, pero sí es original y sin duda merece la pena una oportunidad. Es diferente a los lanzamientos habituales, y no sólo para el caso concreto de PS Vita, y nos ha parecido más pulido que otra aventura de puzles como Doki-Doki Universe, que siendo un caso ligeramente distinto, también trata las relaciones sociales y la comunicación con personajes.
Si estás suscrito a PlayStation Plus no dudes en darle una oportunidad, y si no lo eres pero estás buscando un juego de estas características –poco exigente, divertido y alejado de los lanzamientos más clásicos, o incluso de la oleada pixel-art de los indies-, también podría colmar tus expectativas.