Análisis de Tales of Eternia (PSP)
La saga Tales of, de Namco, suma ya múltiples entregas desde que viese la luz en Super Nintendo con el clásico Tales of Phantasia (convertido posteriormente a PlayStation y Game Boy Advance, versión que llegará por primera vez a Europa a finales de este mes), pero lo cierto es que no ha sido hasta la comercialización de Tales of Symphonia cuando la saga llegó a nuestro continente. Sí tuvieron, en cambio, distribución estadounidense algunas entregas, como este Tales of Eternia que nos ocupa, aunque llegó a América bajo el título de Tales of Destiny II en 2001 (y un nombre poco acertado, pues la auténtica continuación del Tales of Destiny de PlayStation salió a la venta para PS2 en 2002, sin haber salido nunca de las fronteras japonesas).
Aclarado el asunto nominal, un tema por desgracia más común de lo que desearíamos con no pocas sagas de rol niponas, entremos en materia. Los mundos de Inferia y Celestia no han tenido contando durante miles de años. Son, además, mundos situados uno encima del otro, de tal modo que Celestia es el cielo de Inferia, y viceversa. Toda la paz y estabilidad de los últimos dos mil años está a punto de truncarse, por lo que una misteriosa chica parte desde Celestia a Inferia acompañada únicamente de su mascota.
Allí, aterrizará cerca del lugar en el que los jóvenes Reid y Farah observan el cielo, que perciben de un color algo extraño. Reid y Farah no tardan en encontrar a la misteriosa Meredy, que habla un idioma ancestral ya olvidado, Melnics, lo que les llevará a buscar a un intérprete, su viejo amigo Keele. Éste es el principio de una gran aventura épica que les llevará a recorrer todo el mundo para impedir el terrible suceso que se les viene encima: ambos mundos van a colisionar.
Tales of Eternia conserva el sistema clásico de batalla de la saga, conocido por su nombre inglés linear motion, en el que nos situamos en un plano bidimensional (la manera más fácil de imaginárselo es recordar un "yo contra el barrio" clásico). Las luchas tienen lugar en tiempo real, por lo que habrá que defenderse, atacar, etc., mientras nos desplazamos por la pantalla esquivando o acercándonos a nuestros enemigos. Nosotros controlaremos a Reid Hershel, el joven protagonista, y podremos optar por un sistema tanto manual como semiautomático e incluso automático, destinados a simplificarnos el control sobre el personaje para facilitar nuestro avance en el juego. Y es que, pese a lo que puede parecer en un primer momento, este sistema de combate está lleno de posibilidades, y hay muchos parámetros que tendremos que vigilar, como los puntos de técnica, que nos permiten realizar ataques especiales.
Básicamente, tendremos dos tipos de personajes. Los que usan ataques físicos, con un buen arsenal de armas a su disposición, y los magos. Estos últimos (Meredy y Keele) irán aprendiendo ataques mágicos de mano de los Craymel, unos espíritus, que tendremos que guardar en una jaula. En caso de usar un Craymel, cuanto más empleemos su magia durante el combate, mayor será su energía, y del mismo modo iremos acumulando experiencia para aumentar el nivel de fuerza. Asimismo, aprender nuevos hechizos será igualmente esencial para aumentar nuestras opciones de victoria durante el juego. Es decir, tanto la magia como los ataques físicos tienen parámetros que debermos ir aumentando para mejorar nuestras estadísticas.
Todo el sistema de magias a partir de los Craymel es sencillo y accesible, pero dadas las posibilidades combinatorias del sistema introducido en Tales of Eternia alcanza una profundidad muy a tener en cuenta, pues según tengamos distribuidos los Craymel (juntos o separados) podremos generar algunos sortilegios y otros no. Tan importante como esto es la cocina, un elemento distintivo de la saga desde su primera entrega. Podremos combinar diferentes ingredientes, con la clara intención de generar platos que nos resulten beneficiosos, con efectos como recuperar energía vital. Sin embargo, hay que tener en cuenta que nuestros personajes no son cocineros profesionales, así que necesitan un poco de ayuda.
Para aprender una receta deben encontrar primero a un chef que les explicará cómo realizar un plato, que podremos confeccionar nosotros posteriormente de manera manual o bien activando la opción de cocina automática en el menú de opciones. En cualquier caso, debemos saber que no siempre nos saldrán bien nuestras recetas, y sólo con mucha práctica podremos aumentar la pericia como cocinero de nuestros personajes, aumentando consecuentemente las opciones de obtener siempre recetas satisfactorias y, por tanto, reduciendo las posibilidades de perder ingredientes poco comunes.
Tales of Eternia nos ofrece un estilo artístico muy cercano al de la animación japonesa, con un cuerpo gráfico sustentado firmemente en los gráficos bidimensionales, lo que le permite presentar unos diseños detallistas, llenos de color y un gran cuidado en su concepción. Recordemos que el juego es originario de PlayStation, pero tan sólo para señalar que se ha adaptado todo el apartado gráfico con más que corrección a la resolución de la pantalla de la PSP, aunque los textos pueden resultar un poco pequeños para algunos. Todos los diálogos (en perfecto y completo inglés) aparecen en forma de lo que en el tebeo se ha conoce como bocadillos, y se ven nítidos por completo, pero su tamaño no es muy elevado. En cualquier caso, una cosa por la otra, y quien escribe estas líneas prefiere sin ningún género de dudas la nitidez sobre el tamaño.
El juego, eso sí, cuenta con algunos momentos en 3D, pues el mapa del mundo, por el que nos desplazamos de una localización a otra sí está construido con polígonos, y presentado desde una perspectiva isométrica que podemos rotar para obtener la perspectiva más adecuada. La verdad es que estos pasajes 3D están algo desmejorados con respecto al resto del apartado gráfico, y es que para las dos dimensiones el tiempo no pasa. Fondos, diseños de personajes (en combate y fuera de él), el paso del día y la noche… todo está realizado con un gran gusto en Tales of Eternia, conformando una gran presentación del juego que se ve complementada por las secuencias de animación (como el vídeo introductorio) que van apareciendo aquí y allá. Un juego sublime en este apartado que, eso sí, cuenta con unas animaciones bastante cuestionables. De hecho, el principal problema del juego será su principal atractivo en este campo: hay un sector del público reticente a dedicar tiempo a juegos que no estén realizados con gráficos tridimensionales.
Con todo, su principal problema en nuestro mercado reside en la barrera idiomática. Y es que Tales of Eternia está completamente en inglés, tanto a nivel de voces como de texto, por lo que es un juego poco recomendable para quienes no dominen ese idioma. Una auténtica lástima que no se haya realizado una labor de localización como la llevada a cabo con Symphonia o la que nos ofrecerá Phantasia, pues es un serio problema tanto para el público como para la proyección comercial de un juego que bien merece ser disfrutado sin trabas de este tipo por todo el público interesado en él.
Una de las grandes bazas del juego en PSOne era su aprovechamiento del soporte óptico (disco compacto) para ofrecer una completa banda sonora, voces que acompañasen a los textos, etc. Todo esto está presente en PSP, aunque tal y como sucedió en su paso estadounidense, se ha perdido el tema principal japonés. Con todo, las composiciones musicales son de gran calidad, tanto artística como técnica, y hacen que valga la pena conectar unos buenos auriculares a nuestra portátil para disfrutar de las melodías que nos acompañarán durante el juego. Las bandas sonoras suelen ser magníficas en esta saga, y desde luego no estamos ante la excepción. Eso sí, hay que tener en cuenta que no podemos decir lo mismo de las voces (debemos insistir en ello: en inglés, igual que los textos), pues si bien a nivel técnico no es posible plantear queja alguna, la calidad interpretativa de los dobladores es cuestionable, sonando planos y carentes de emoción en casi todo momento.