Análisis de MediEvil Resurrection (PSP)

Rescatar la primera aventura de Sir Daniel Forstesque para el lanzamiento de PSP es jugar sobre seguro para ofrecernos una aventura de acción y plataformas de calidad. ¿Seguirá tan fresca como en la época PlayStation?
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7
SONIDO
9.5
NOTA
8
DIVERSIÓN
7.5
JUGABILIDAD
8
Análisis de versión PSP.

A finales de 1998, coincidiendo con la muy sajona fiesta de Halloween, llegó al mercado estadounidense MediEvil, un juego que llevaba a las tres dimensiones el género de los plataformas de acción con notable éxito. Destacó sin grande esfuerzos por su estilo gráfico, lleno de humor, e inspirado en ese clásico de Capcom llamado Ghosts & Goblins. El juego resultó divertido, y al año siguiente se comercializó en su Europa natal (los desarrolladores están afincados en el Reino Unido), con un éxito comercial que bien le valió una continuación en el año 2000. La saga pasó al descanso de los justos hasta este mes de septiembre, momento en el que MediEvil Resurrection, un remake del original se ha convertido en uno de los juegos del lanzamiento europeo de PSP.

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Sir Daniel Fortesque es un esqueleto feliz, muerto en batalla con cierto deshonor, pero al que al que la historia ha colocado en el lugar de un héroe que nunca fue. Y encima, ahora que el malvado de aquellos tiempos, el mago Zarok, ha vuelto a las andadas y está resucitando a los muertos, le ha caído el ídem de tener que derrotarle (esta vez, de verdad). Para ello tendrá que enfrentarse a niveles repletos de enemigos de todo tipo (desde zombis malolientes hasta espantapájaros con complejo de peonza), por lo que repartir leña entre tan mala gente será tan importante como recorrer los escenarios de cabo a rabo investigando cada rincón de estos. Y es que MediEvil Resurrection combina con bastante acierto el plataformeo (suave, pero presente) y la acción tal y como sucedía en tantos clásicos bidimensionales.

El control es completamente analógico gracias al stick de PSP, de manera que desplazarnos por los entornos de cada fase será muy sencillo y tendremos una respuesta lo suficientemente fiable como para afrontar con garantías los saltos ajustados y demás zonas delicadas que nos vayamos encontrando. A la hora de luchar tendremos un catálogo bastante digno de armas (espadas, mazos, y similares para el cuerpo a cuerpo y lanzas, arcos y ballestas para la distancia) que se irá incrementando según avancemos en el juego y logremos matar a todos los enemigos de una fase, además de encontrar el objeto del cáliz. Si logramos ambos objetivos, un gran héroe del pasado (pero real, no como Sir Dan) nos ayudará dándonos su arma predilecta una vez hayamos completado la fase en la que estemos, pasando, de este modo, a la Galería de los héroes (lugar en el que nuestro siempre bien ponderado Sir Dan deberá ganarse un puesto fijo, o fijo discontinuo).

Cada arma nos ofrece hasta cuatro posibilidades de ataque, a las que accederemos desde los botones X y cuadrado (siendo ataque rápido y lento, respectivamente) y, además, dejándonos pulsados durante unos segundos, dando así lugar a los respectivos ataques especiales. Cambiaremos de arma a través del botón Select, que no está todo lo bien situado que debería para una tarea que puede ser bastante frecuente en fases avanzadas (y no tanto). A diferencia de lo que ocurría en el original, en esta entrega podremos usar desde el principio el movimiento de carga (llamado "carrera osada") con el botón triángulo.

En líneas generales el control responde bastante bien, y la posibilidad de fijar el objetivo en un enemigo (llamado en este juego "bloquear") para desplazarnos en relación a él es tan útil como se puede esperar, pero el gran problema es la cámara. Por alguna razón, tiene una tendencia casi psicópata a dejarnos vendidos a la mínima oportunidad. Si puede colocarse mal, de manera que perdamos la perspectiva, y todos los enemigos desaparezcan de pantalla (sólo para volver a entrar en escena de un brinco y darnos hasta en el DNI), lo hará. Si puede colocarse mal de manera que justo no podamos calcular bien un salto, o una pared se interponga en nuestro campo de visión, lo hará. En definitiva, la cámara es muy cuestionable, por no utilizar calificativos más negativos, pues, al fin y al cabo, en entornos abiertos sí funciona con una corrección más que digna, pero en las zonas interiores o al doblar esquinas, puede ser conflictiva.

Como ya hemos dicho, en cada fase habrá que localizar un cáliz dorado, que se usa para albergar las almas perdidas de ese nivel que iremos recolectando según matemos a los ya muertos que quieren matarnos (aunque seamos un esqueleto resucitado); en definitiva, que lo hacemos por su bien y por el nuestro pues, recordemos, es ésta la vía para acceder a nuevas armas. Habrá que ir buscando por los escenarios los cofres y bolsas de dinero, que aumentarán nuestro capital, un dinero que podremos invertir en ser los más ricos del cementerio o bien comprar repuestos para las armas arrojadizas, reparar los escudos, etc. Tanto los cofres como el cáliz estarán bien escondidos, así que no tendremos que tener miedo a investigar y perdernos por los escenarios, buscando pequeños puzles para abrir nuevas vías, cerraduras que abrir o palancas que activar.

Salvo por estos elementos, el sistema de juego es el más básico posible: ir de un punto a otro del escenario matando a todos los enemigos que se interpongan en nuestro camino. Por supuesto, esto, tan sencillo, se complica con los indispensables elementos de aventura, que nos obligarán a buscar objetos determinados y volver más de una vez a escenarios ya visitados. Sin embargo, estos elementos de aventura apenas representarán problemas serios a la mayoría de jugadores, todo lo contrario que la acción en sí, ya que el juego, aunque empieza bastante fácil, no tarda en plantear problemas al jugador, pues su progresión de dificultad está ajustadísima. Como compensación, podemos guardar la partida en cualquier momento, lo que facilita mucho la tarea de avanzar en el juego, y, también, hace que no tengamos mucho miedo a quedarnos sin batería.

El juego se presenta con un aspecto gráfico muy superior al del original de PlayStation, optando por un diseño general desenfadado, con personajes cabezones y aspecto tontorrón, que se adaptan estupendamente al continuo derroche de humor que presenta el juego, no sólo en escenarios y personajes, sino también en las escenas intermedias (con secuencias de animación por ordenador de gran factura) y los comentarios de Al-Zalam, una especie de genio venido a menos que vive en la cuenca izquierda de Fortesque. Además, el juego está doblado íntegramente al español (y convenientemente traducido, de manera que se mantiene fiel al original en su guión y chascarrillos), con un resultado más que notable. Se escuchan las voces de forma nítida y clara a través de los pequeños altavoces de PSP, aunque, claro está, la mejor manera de disfrutarlos (al igual que con las excelentes composiciones musicales) es con unos buenos auriculares. El único problema de las voces es que a nivel interpretativo no siempre aportan los mismo matices que las originales inglesas (también disponibles en el disco) y que no hay una buena sincronía entre las animaciones de los personajes y las voces que escuchamos; salvo por estos pequeños detalles, la calidad del doblaje es sobresaliente, y es algo de agradecer, máxime en un juego de lanzamiento. Tan sólo podemos esperar que ésta sea la tónica en los próximos juegos de la consola.

El juego cuenta, además, con un surtido de minijuegos variadísimo, disponibles tanto para un jugador como para hasta ocho personas, siendo algunos muy divertidos, otros curiosos, y otros tantos aburridos como ellos solos. Sin embargo, en la variedad está el gusto, y puesto que hay de sobras donde escoger, lo más probable es que todo el mundo encuentre unos cuantos que sean de su satisfacción y que, por supuesto, no tienen que coincidir con los gustos de otros usuarios. Jugar a algunas de estas pequeñas píldoras (efectivamente, son así de breves en algunos casos) es una experiencia bastante divertida, aunque tras algunas partidas uno empieza a plantearse si el tiempo de carga compensa el rato que se juega. Este es el principal problema que tenía Ape Academy, y está casi igual de acentuado en éste; con la salvedad de que no se trata del centro neurálgico del juego, sino de una opción más y, por tanto, debemos considerarlo de menor importancia.

Los personajes están bastante bien animados, contándose muy pocos casos de falta de cuadros de animación y, desde luego, el protagonista da gusto verlo en movimiento, aun cuando no tiene tendones. Los escenarios son bastante variados para la temática lúgubre, y cuentan con efectos de luz sorprendentes, con transparencias muy bien integradas y efectos de partículas resultones que salpican la acción aquí y allá. Pero, eso sí, la primera impresión del juego no será muy buena, pues la pérdida de cuadros de animación hará que se perciba brusco y falto de fluidez en el nivel introductorio... y es esto algo curioso, pues en los siguientes niveles este fallo no se da, salvo en muy contadas ocasiones, en escenarios de interior particularmente sobrecargados. Aun así, el nivel técnico está algo por debajo de lo visto en otros títulos para la consola, con algunas texturas escasas de definición y algunos modelados de los escenarios abusivamente repetitivos, lo que, en su conjunto, desmerece el resultado.

Medievil Resurrection tiene como principal factor en contra el hecho de que es un remake, una nueva versión de un juego no demasiado viejo (pues data de finales de los noventa) a la que, salvo el cambio gráfico y la mejora sonora (es decir, la adaptación del envoltorio a la época en la que estamos), carece de novedades relevantes en su desarrollo. Sí, tiene unos vídeos llenos de encanto, muy bien diseñados (aunque pecando de un exceso de compresión en ocasiones) y divertidos, pero ahí no jugamos. La mecánica de juego es exactamente la misma, los escenarios son idénticos casi por completo e incluso los aficionados echarán algún que otro fragmento del juego en falta, por lo que como remake en realidad no tiene un gran valor. Como juego independiente, olvidándonos del original, resulta igualmente divertido y tiene la ventaja de que no somos conscientes de estar jugando a exactamente lo mismo, con lo que sale ganando.

Conclusiones

MediEvil Resurrection es un título muy divertido, lleno de acción y aventura dispuesto a entretenernos durante no pocas horas gracias a su modo historia y a los diferentes minijuegos que nos propone. Su envoltura es sensacional, con el magistral doblaje a nuestro idioma, la buena localización llevada a cabo, y unas escenas de presentación más que bien realizadas (espectaculares, con ese punto de comicidad que le imprime carácter al juego), que ponen la guinda a la presentación del juego que, sin embargo, peca de algunos fallos gráficos y una simpleza en determinados diseños que no acaba de concordar con el resto de elementos que hay en pantalla. La acción es adictiva, con una curva de dificultad muy ajustada, pero nunca imposible, y el factor de aventura hará que en algún momento tengamos que pensar un poco, lo que tampoco está mal. Pero, fuera de lo técnico, el juego no ha avanzado gran cosa desde el original, de manera que está especialmente recomendado para quienes no lo conocieran o para los que se quedaron prendados de él.

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PEGI +7
Plataformas:
PSP

Ficha técnica de la versión PSP

ANÁLISIS
8
  • Fecha de lanzamiento: 1/9/2005
  • Desarrollo: SCEE
  • Producción: SCEE
  • Distribución: Sony
  • Precio: 49.95 €
  • Jugadores: 1-8
  • Formato: UMD
  • Textos: Español
  • Voces: Español
COMUNIDAD
7.87

MediEvil Resurrection para PSP

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