Análisis Resident Evil 8 Village, la aldea de las sombras (PS5, iPhone, Xbox Series X/S, PC, PS4, Xbox One)
Si hay algo que no se puede negar de Resident Evil es que es una saga que ha buscado reinventarse a sí misma para sorprender a los jugadores con diferentes fórmulas e ideas que no siempre han terminado de funcionar igual de bien. A lo largo de los años, Capcom nos ha regalado auténticos juegazos como Resident Evil 4, Resident Evil Remake o Resident Evil 7, pero también nos ha tocado jugar a entregas que se han quedado a medio gas como Resident Evil 6 o Resident Evil 3 Remake.
Videoanálisis
Basta echarle un rápido vistazo a estos juegos que hemos mencionado para detectar que actualmente la saga tiene dos vertientes muy bien diferenciadas entre las entregas que apuestan por el terror y las que han preferido centrarse en la acción pura y dura, con honrosas excepciones como Resident Evil 2 Remake, probablemente el título que mejor equilibra ambos extremos de la balanza.
Ahora le toca el turno a Resident Evil: Village, uno de los juegos más esperados y deseados del año, una entrega muy experimental que se ha propuesto reunir lo mejor de Resident Evil 4 y Resident Evil 7 en una aventura que no siempre tiene del todo claro qué es exactamente lo que quiere ser y que no llega al nivel de sus fuentes de inspiración, pero que nos deja para el recuerdo uno de los viajes más variados, entretenidos y amenos de toda la serie.
La misión de un padre
Esta vez la historia es una secuela directa de Resident Evil 7, por lo que volveremos a encarnar a Ethan Winters, quien deberá rescatar a su hija en una siniestra aldea de montaña repleta de peligrosas criaturas. Sobre su historia no nos vamos a extender demasiado para no arruinaros ninguna sorpresa, pero sí queremos advertiros de que el guion es un auténtico disparate que nos va a pedir, más que nunca, que aceptemos la locura que nos están contando sin hacer demasiadas preguntas, incluyendo una forzadísima conexión con el resto de la saga para justificar que es una entrega principal.
En lo que respecta al juego como tal, comentar que Capcom ha vuelto a apostar por una cámara en primera persona para sumergirnos en una aventura de acción y terror en la que tendremos que avanzar por una serie de escenarios resolviendo puzles, abriendo puertas, recogiendo recursos y luchando contra un buen número de monstruos que intentarán acabar con nosotros a la mínima que tengan una oportunidad.
Si hay algo que hace realmente bien es plantearnos un viaje variadísimo que sabe hacer de la diversidad de situaciones su gran fortaleza. Se trata de un título que nunca se queda quieto y que siempre está proponiéndonos distintos retos que van tocando casi todos los palos de la saga, desde el terror más puro hasta la acción más frenética y excesiva. Además, se ha roto la clásica estructura de tres actos de la serie para llevarnos a visitar multitud de escenarios diferentes y que nunca sepamos qué esperar de cada una de sus regiones, evitando así que nos dé tiempo a aburrirnos o a acomodarnos.
Ahora bien, esto se ha conseguido a cambio de sacrificar casi por completo la exploración. Si esperabais un mapa enrevesado, intricado y repleto de conexiones por el que perderos dando vueltas y buscando el camino al estilo de la casa de los Baker, la comisaría de Raccoon City o la mansión Spencer, nos apena confirmaros que no hay nada ni remotamente similar, ya que el diseño de niveles es extremadamente lineal y guiado. Tanto es así que es prácticamente imposible perderse, pues siempre tendremos un único camino por el que seguir, relegando el backtracking a algo muy secundario y completamente opcional en la zona central del pueblo que nos servirá para encontrar algunos secretos y poco más.
Esto no es algo negativo como tal, pero el diseño de los escenarios por los que hemos pasado nos ha resultado demasiado simple, básico y poco atractivo, muy por debajo de lo que las mejores entregas de la serie han llegado a ofrecer, incluyendo aventuras que también apostaban por la linealidad como Resident Evil 4. Una auténtica pena, ya que su ambientación se prestaba totalmente a haber hecho algo muy grande y ambicioso.
Lamentablemente, también tenemos que hablar de un desarrollo irregular que no siempre acierta en todo lo que hace. Por ejemplo, el juego del gato y el ratón con Lady Dimitrescu y sus hijas está totalmente desaprovechado y no consigue generar ningún tipo de tensión por lo fáciles que resultan de evitar y las áreas tan limitadas por las que se mueven, algo a lo que podríamos sumar una sección muy concreta que a nivel de mecánicas parece más propia de un indie cualquiera que de una superproducción.
Los puzles tampoco nos han convencido lo más mínimo por lo simplones y poco ingeniosos que resultan, y los combates contra los jefes se resumen en rellenarlos de plomo mientras evitamos sus dos únicos patrones de ataque una y otra vez, por lo que no esperéis métodos alternativos para acabar con ellos ni tener que buscar sus puntos débiles o la forma de derrotarlos.
Ojo, esto no quiere decir que todo sea negativo, ya que el título tiene también partes muy buenas e incluso las peores saben mantener un buen ritmo para impedir que caigamos presa del aburrimiento. De hecho, la puesta en escena es sensacional, con secciones que son todo un espectáculo y un despliegue de medios, tanto a la hora de pegar tiros como a la de pasar miedo. Y sí, cuando todo funciona como debe, la experiencia que se consigue es fantástica, dejando para el recuerdo una buena cantidad de momentos memorables.
Si tuviésemos que describir Resident Evil: Village con una sola palabra, probablemente os diríamos que es, ante todo, muy "disfrutable". Sí, tiene defectos y se queda unos peldaños por debajo de las mejores entregas de la serie, pero nunca aburre, está repleto de sorpresas, su ambientación es increíble y los nuevos enemigos a los que tenemos que hacer frente nos han gustado muchísimo, tanto por diseño como por sus comportamientos, aportando algo fresco dentro de la serie para obligarnos a plantear los enfrentamientos de un modo distinto.
Una aventura muy rejugable y con jugosos extras
Llegar hasta el final es algo que nos ha llevado unas 9 horas exactas en su dificultad Normal explorando todo lo que hemos podido y sin morir ni una sola vez, una duración que nos parece más que aceptable, especialmente si tenemos en cuenta los enormes valores rejugables de los que hace gala. Una vez completemos la historia principal desbloquearemos el menú de desafíos, donde nos indicarán una gigantesca lista de retos para cumplir que nos recompensarán con unos puntos que podremos invertir en una tienda especial para desbloquear armas con munición infinita, modelados, ilustraciones, etcétera.
Gracias a ello nos animarán a que volvamos a pasarnos el juego en dificultades más altas, a buscar todos los coleccionables y a hacer cosas muy concretas, como romper todas las ventanas del Castillo Dimitrescu o derrotar a un jefe en un tiempo determinado, algo que resulta muy entretenido por la posibilidad de conservar todo nuestro inventario y las mejoras de armas de una partida a otra. De hecho, hay armas y recetas de fabricación que solo podremos adquirir a partir de nuestra segunda vuelta, así que no nos faltarán motivos para regresar una y otra vez.
Pero, sin duda alguna, la gran estrella aquí la tenemos en el regreso del Modo Mercenarios, todo un clásico de la serie que por fin vuelve y que resulta tan adictivo como lo recordábamos. No podremos acceder a él hasta terminar la aventura por primera vez, pero una vez lo tengamos desbloqueado podremos disfrutar de una modalidad totalmente arcade que nos propondrá superar una serie de arenas a contrarreloj encadenando tantas muertes como podamos para aumentar nuestro multiplicador de puntos. Por supuesto, entre rondas podremos acceder a una tienda para comprar ítems y mejorar nuestro arsenal, y al final de cada misión valorarán nuestro rendimiento con un rango. Cuanto mejor sea, más recompensas podremos desbloquear, como nuevas fases o habilidades.
Es una modalidad que engancha muchísimo y que sabe cómo picarnos para que rejuguemos cada fase montones de veces hasta conseguir alcanzar la máxima puntuación posible, por lo que no entendemos que Capcom haya prescindido de incluir marcadores online para que podamos competir contra otros jugadores en unas tablas de clasificación, algo que pide a gritos.
Una aldea fascinante
A nivel gráfico tenemos un juego muy llamativo que destaca en multitud de frentes, como los modelados de los personajes, las animaciones faciales o la iluminación, además de contar con unos escenarios repletos de detalles. No se libra de algunas texturas que dejan un tanto que desear ni de ciertos defectos gráficos, como un popping muy evidente en algunos elementos lejanos que acaba derivando en que las zonas interiores luzcan muchísimo mejor que las exteriores. Se nota que es un juego intergeneracional y que el salto visual con la séptima entrega no es tan grande como cabría esperar, pero no quita que el conjunto sea tremendamente resultón. Además, podemos jugar a 4K y 60 fps en las consolas de nueva generación, aunque os avisamos que el rendimiento es algo más inestable si optamos por activar la opción de Ray-Tracing, la cual sinceramente, no nos ha compensado tanto como creíamos.
Eso sí, a su dirección de arte no le podemos poner ni una sola pega, ya que es absolutamente increíble y magistral lo que Capcom ha conseguido hacer aquí, transportándonos de lleno a un mundo fascinante y con una identidad propia muy marcada, algo que se aplica tanto a los escenarios como a los personajes y criaturas. Una auténtica maravilla.
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que aplaudir todo lo relacionado con el sonido, empezando por la fantástica implementación de la tecnología de audio 3D en el caso de PS5 (imprescindible jugarlo con unos buenos auriculares). Tampoco nos podemos olvidar de su enorme cantidad de efectos de calidad ni de su arrebatadora banda sonora, cuyas partituras se comportan de manera dinámica con suma maestría para elevar la tensión a niveles insospechados en cada enfrentamiento. Para rematar, disponemos de un gran doblaje al español, así como de un selector de idioma para las voces, una opción que siempre es de agradecer.
Conclusiones
Resident Evil: Village es una entrega muy disfrutable con la que nos lo hemos pasado realmente bien, pero que no ha conseguido terminar de enamorarnos. Que nadie se equivoque: se trata de un buen juego que sabe hacer de su ritmo, variedad de situaciones, rejugabilidad y fascinante ambientación sus principales fortalezas para ofrecernos una aventura entretenidísima de principio a fin y repleta de grandes momentos que no conoce la palabra aburrimiento, pero a la que sus errores le impiden codearse con los mejores representantes de su saga. Teniendo esto claro, si os gusta la serie y os atrae lo que aquí nos proponen, encontraréis una compra muy recomendable a la que haríais bien en darle una oportunidad.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Koch Media.