Análisis Horizon Call of the Mountain, un inmersivo espectáculo de nueva generación (PS5)
También te puede interesar:
Cuando compramos una nueva consola, resulta inevitable buscar estrenarla con un juego que realmente nos demuestre sus nuevas capacidades y nos maraville con ese salto generacional que tanto esperábamos. Esto, con la realidad virtual, no es diferente, especialmente al tratarse de una tecnología que se encuentra dando sus primeros pasos y cuya evolución está siendo vertiginosa. En menos de siete años, se han hecho unos avances gigantescos en el desarrollo de este tipo de dispositivos, potenciando sus virtudes hasta límites insospechados y reduciendo al mínimo sus principales molestias.
Ahora, con la llegada de PlayStation VR2, Horizon Call of the Mountain tiene la responsabilidad de ser ese gran juego de lanzamiento que nos demuestre de lo que es capaz el nuevo headset de Sony, un objetivo que, tras haberlo completado de principio a fin, os podemos asegurar que cumple con creces.
La espectacular aventura de Ryas
Así pues, nos encontramos ante una aventura de acción en primera persona ambientada en el universo de Horizon que nos pone en la piel de Ryas, un antiguo Carja Sombrío que busca redimirse por los terribles actos que cometió en el pasado. Si bien la historia siempre está muy presente, el guion como tal nos ha parecido un tanto flojo y carente de interés, aunque no molesta y cumple su cometido de justificar nuestras idas y venidas.
Centrándonos en lo que es su jugabilidad, el título combina con mucho acierto escalada, combate y resolución de pequeños puzles mientras avanzamos por una serie de niveles extremadamente lineales donde la exploración se ve reducida al mínimo. Sí, hay que fijarse en los alrededores para encontrar unas dianas y a veces podremos dar con pequeños desvíos que nos lleven a algún coleccionable, pero lo que aquí prima es avanzar superando los diferentes retos que se nos irán planteando a lo largo de nuestro viaje.
Los controles incluyen diferentes configuraciones para jugar sentados o de pie, pudiendo en este último caso escoger entre varios métodos distintos para movernos. De todos ellos, nuestro favorito ha sido el que nos permite desplazarnos moviendo los brazos como si estuviésemos corriendo, pudiendo realizar todas nuestras acciones de una forma muy física e inmersiva. Eso sí, todas las opciones que hemos probado nos han gustado y creemos que funcionan bastante bien, por lo que, al final, decidir entre una y otra será una cuestión de simples gustos y necesidades personales.
En lo que respecta a la escalada, nos ha sorprendido muy gratamente por lo tremendamente bien resuelta que está, algo imprescindible si tenemos en cuenta que casi todo el título nos lo pasaremos escalando montañas y otras estructuras. Las paredes suelen tener muy bien señalizados los puntos de apoyo que podemos usar, así que para trepar solo tendremos que preocuparnos de mover los brazos agarrando estos asideros e impulsándonos para llegar a sitios cada vez más elevados, replicando los mismos gestos que realizaríamos en la vida real.
Se trata de una mecánica muy sencilla, accesible, intuitiva y satisfactoria que ayuda a que todo sea muy inmersivo y con la que nadie debería tener problemas, independientemente de su nivel de experiencia con un dispositivo de realidad virtual, algo que también se aplica a cuando usamos una cuerda o una escalera.
Para que escalar no resulte aburrido tras los primeros minutos, el título introduce nuevos gadgets de manera regular a medida que avanzamos, como unos picos para trepar por ciertas superficies o un gancho con el que balancearnos y sortear grandes abismos, aportando algo de variedad a su desarrollo. Es más, el propio diseño de niveles se empeña en plantearnos situaciones muy diversas para que no tengamos la sensación de estar haciendo siempre lo mismo.
Tan pronto estaremos buscando la forma de alcanzar la cima de una montaña que ascendiendo por un cuellilargo en movimiento, evitando que nos ensarten con unas lanzas mientras trepamos a toda velocidad o incluso usando nuestro entorno para evitar que los enemigos nos vean durante una tensa escalada. Lo malo es que en la recta final se acaba quedando sin ideas y llega a un punto en el que se estanca, pero en líneas generales es un título muy entretenido que cumple su propósito de divertir de principio a fin.
Las máquinas más imponentes
Por supuesto, el otro gran pilar del juego lo tenemos en los combates. Aquí conviene destacar que no son tan numerosos como podría parecer y que la acción se concentra en momentos muy concretos de la aventura, lo que ayuda a que estos encuentros siempre sean especiales y no pierdan su frescura.
Al igual que en las dos entregas principales de la saga, nos tocará hacer frente a grandes criaturas mecánicas haciendo uso de nuestro arco y de diferentes tipos de flechas, aunque el desarrollo de las batallas es mucho más simple y únicamente nos tendremos que preocupar de apuntar, disparar y esquivar hacia los lados. El apuntado es completamente manual, así que tendremos que sujetar el arco con una mano mientras tensamos la cuerda con la otra con las flechas que saquemos de nuestro carcaj virtual, algo que resulta divertidísimo y que requiere que afinemos bien cada disparo.
Como podréis suponer, apuntar a las partes vulnerables de los enemigos con la munición correcta resulta fundamental para destrozar sus blindajes y hacerles daño, y cada bestia tiene sus propios patrones y comportamientos que deberemos aprendernos para sobrevivir, lo que ayuda a darles una personalidad muy marcada.
Siendo justos, son luchas que pecan de ser demasiado sencillas, tanto por las limitaciones de nuestras propias mecánicas como por el escaso reto que plantean (no hemos muerto ni una sola vez en todo el juego), pero que entretienen, divierten y ofrecen un espectáculo descomunal. A fin de cuentas, no es lo mismo luchar contra un Atronador en el televisor que en la realidad virtual, donde te hace sentir como una mera hormiga cuando te ruge a la cara y hace que vibre el headset entero.
Lo que no nos ha terminado de convencer son sus escasos puzles y ciertas torpezas con los controles y las físicas a la hora de interactuar con algunos elementos de los escenarios, lo que puede llegar a resultar inesperadamente frustrante cuando toca resolver una serie de rompecabezas opcionales en los que debemos apilar unas piedras sin que se caigan, toda una odisea capaz de poner a prueba la paciencia de cualquiera.
En total, llegar al final es una tarea que nos llevará entre 7 y 8 horas, una cifra que puede duplicarse fácilmente si nos proponemos encontrar todos sus secretos y coleccionables. Además, algunas fases cuentan con varias rutas distintas que nos llevan por caminos completamente diferentes, así que no podremos verlo todo a menos que las rejuguemos. Adicionalmente, existe un modo extra con dos desafíos puntuados en los que demostrar nuestra pericia tanto al disparar como al escalar. Ambas pruebas nos han gustado mucho y nos han dejado con ganas de más, por lo que es una pena que no se haya aprovechado para hacer de esta modalidad algo más elaborado y completo.
Realidad virtual de nueva generación
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que aplaudir su apabullante apartado audiovisual, uno de los principales culpables de que hayamos disfrutado tanto de esta propuesta. Se trata de un triple A de manual que saca todo el partido posible a la potencia de PlayStation 5 y a las características de PlayStation VR2 para dejarnos boquiabiertos con un despliegue gráfico como nunca hemos visto en un juego de realidad virtual.
Los escenarios tienen un nivel de detalle inaudito, los modelados de las bestias difícilmente podrían ser más imponentes, las animaciones son espectaculares, la distancia de dibujado sorprende de verdad, la iluminación está muy conseguida y los efectos nos han dejado numerosas veces sin habla. Es una auténtica pasada cómo se ve todo y la capacidad que tiene para sumergirnos en su mundo, algo que no puede expresarse con palabras y que hay que experimentar por uno mismo para poderse entender. Sumadle una dirección de arte de primer nivel, una imagen nítida como ella sola, un uso del color sensacional y la colosal escala que presentan tanto los escenarios como los enemigos, y empezaréis a vislumbrar el deleite para los sentidos que supone jugar a Call of the Mountain.
Si lo comparamos con cualquier juego de PlayStation VR, el salto técnico que supone esta obra nos parece equivalente al de dos generaciones en vez de una sola, algo que sus desarrolladores saben bien y de lo que sacan pecho en un modo extra donde nos permiten disfrutar de un safari virtual a lo largo de un río donde solo nos tenemos que sentar y alucinar con el espectáculo. La guinda del pastel la pone el uso que hace de la retroalimentación háptica tanto de los Sense como del propio casco, lo que aporta un extra de inmersión que le sienta de fábula.
El sonido tampoco se queda atrás y nos deleita con una preciosa y evocadora banda sonora que ambienta de maravilla nuestras escaladas, unos efectos contundentes y de primer nivel, un uso excelente de la tecnología de audio 3D de la consola y un doblaje al español muy profesional y conseguido que respeta a los actores de los personajes que ya conocimos en las entregas principales de la saga.
Conclusiones
Horizon Call of the Mountain es una superproducción que ilusiona y nos hace fantasear tanto con el futuro de los videojuegos como con el de la realidad virtual. Como aventura de acción, lo cierto es que no hace nada demasiado nuevo u original, pero sabe divertir y entretener con una propuesta jugable sencilla, bien resuelta y relativamente variada que se ve arropada por un sobrecogedor despliegue audiovisual que nos ha sumergido de lleno en su universo. Sin duda, un juego con el que merece la pena estrenar el nuevo dispositivo de Sony para disfrutar del que es, desde ya, uno de los mayores espectáculos que se pueden vivir en este apasionante hobby.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga y a un dispositivo PlayStation VR2 que nos ha facilitado PlayStation.