Análisis de The Lost Child (PS4, PSVITA, Switch)
El Shaddai: Ascension of the Metatron fue uno de esos juegos de la pasada generación poco conocidos pero valorado positivamente por fans y crítica. Se trataba de un beat’em up y si bien en la jugabilidad no estaba a la altura de un Devil May Cry 4 o Bayonetta, su combinación de diversos géneros –incluyendo secciones 2D- y especialmente su carismático estilo visual impidieron que cayese en el olvido entre aquellos que lo probaron. Ahora su creador nos trae un nuevo título ambientado en el mismo universo, pero con cambio radical de género.
The Lost Child vuelve a contar la eterna guerra de ángeles y demonios, y de hecho regresan algunos personajes de El Shaddai. Hay temas del cristianismo, pero al más puro estilo anime, es un popurrí de otras muchas religiones o leyendas –incluso Lovecraft- por lo que está suficientemente distorsionado como para no ser ofensivo con ningún tipo de sensibilidad ni aburrir a quienes no estén interesados por la temática.
Sin embargo esta vez no tendrás que repartir puñetazos por escenarios psicodélicos, sino que estamos ante un dungeon crawler con toques de novela visual que transcurre en Tokio. El protagonista es un periodista especializado en misterios que investiga extraños suicidios en la estación de Shinjuku. Allí se encontrará con una mujer y un extraño maletín con una pistola que captura demonios, conocerá a Lua, que dice ser un ángel, y se embarcará en una historia sobrenatural como no había previsto.
Si lo comparamos con su predecesor –que no es imprescindible jugar-, tenemos que admitir que se trata de un proyecto bastante menos ambicioso y dirigido todavía a un público más minoritario. Gran parte de su mecánica la hemos visto en múltiples RPG del género, como pueda ser Shin Megami Tensei - Devil Summoner: Soul Hackers, pero sí es cierto que respecto a los dungeon crawler de Experience se ha potenciado la trama y la recolección de pistas mediante preguntas a personajes que encontramos en localizaciones reales de Japón.
No es que el argumento sea especialmente llamativo, y el idioma de los textos –inglés- sin duda dificultará la experiencia a algunos jugadores, pero al menos trata de dar un trasfondo a nuestras acciones. El problema de esto es que los diálogos pueden ser demasiado densos para un aficionado que únicamente busque mazmorras, y el rol tiene demasiada importancia para que The Lost Child sea considerado únicamente novela visual; si eres aficionado a ambos géneros enhorabuena, tiene todo lo que te gusta. De lo contrario quizás te sobre uno de sus componentes básicos.
De esta manera, tenemos dos partes bien diferenciadas. Por un lado la aventura de novela visual, con abundantes diálogos y selección de respuestas. Esto es importante porque según la línea escogida recibiremos una cantidad de karma, una energía que también se consigue por derrotar enemigos y que se utiliza para mejorar a los astrales que vamos sumando a nuestro equipo. La investigación es bastante lineal, no esperes puzles ingeniosos.
La parte de exploración sigue los pasos del género sin sorpresas: en vista subjetiva, avanzamos por angostos laberintos que se hacen más y más grandes a medida que subimos o bajamos pisos. Dada la temática contemporánea, en The Lost Child estos escenarios pueden ser calles, instalaciones o túneles de un metro olvidado. Al avanzar vamos descubriendo más porción del mapa, abrimos puertas antes cerradas e interactuamos con algunos de los gadgets del entorno: a veces son vagonetas o puzles relacionados con la posición de grandes contenedores. Los aficionados al género no tendrán problemas en adaptarse rápidamente a estas mazmorras.
Lógicamente, en nuestros paseos por estos lugares nos cruzaremos con combates aleatorios contra los astrales, sean ángeles, demonios o ángeles caídos. El sistema, una vez más, no presenta demasiadas novedades: combate por turnos donde nuestro grupo ataca a los enemigos, representados por ilustraciones. Donde sí hay algunas diferencias es en la formación de nuestro equipo, porque al margen del protagonista y Lua contamos con tres astrales que hayamos capturado, más seis en reserva por los que cambiar en cualquier momento.
¿Cuál es la gracia? Pues que existe el habitual círculo de fortalezas y debilidades a los elementos, y nuestros astrales serán más o menos útiles según la situación. Conviene tener variedad de criaturas, evolucionar aquellos que nos son más útiles y subir su nivel hasta donde sea posible. De hecho, podrás resetear su nivel, perdiendo las habilidades aprendidas pero comenzando con sus estadísticas más altas, así que dependiendo de nuestro interés –o tiempo-, podremos profundizar en el sistema todo lo que queramos.
Para los dos protagonistas la personalización es más clásica, seleccionando accesorios que se consiguen por derrotar astrales o en los cofres de las mazmorras. Con la subida de nivel podremos elegir los parámetros que más nos interesan mejorar –Hayato está centrado en los ataques físicos, Lua en los mágicos-. Y como hemos mencionado, los astrales purificados se fortalecen con el karma conseguido -de tres tipos diferentes, según conversaciones o la victoria sobre ángeles y demonios-. Realmente el único aspecto peculiar de The Lost Child son las decisiones de mantener y mejorar un pequeño grupo de astrales o coleccionar y cambiar constantemente según encontramos espíritus más fuertes.
Como se puede ver en las imágenes, gráficamente es muy similar a otras opciones del género. Los laberintos 3D son extremadamente simples, dignos de un juego de portátil y si acaso veremos mejores texturas que ciertos juegos de la competencia, pero poco más a destacar. Peca de ser demasiado estático en combates y, por supuesto, durante la parte de novela visual.
Para nosotros lo más grave es que pierde una de las señas de identidad de este universo, y es que si El Shaddai derrochaba carisma en el arte, aquí tenemos un diseño de personajes y monstruos de anime genérico mucho más olvidable; las mazmorras tampoco es que destaquen precisamente en calidad u originalidad. En cuanto al sonido, hay voces en inglés y japonés, mientras que la música cumple durante la ambientación o momentos de más acción, pero no resulta muy destacable.
Conclusiones
The Lost Child es un interesante dungeon crawler pero no pasa de una calificación correcta. No hace nada realmente novedoso, ni siquiera la captura de enemigos para utilizar en nuestro beneficio, pero tampoco presenta grandes fallos: las opciones de personalización están ahí, y perderse por los laberintos es tan entretenido como en cualquier otro juego del estilo.
¿Nos ha decepcionado ver que El Shaddai da el salto a este género y no continúe con el beat’em up? Pues sí, pero eso no significa que automáticamente The Lost Child no tenga nada que ofrecer, aunque sea a otro perfil de jugadores.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con una copia que nos ha proporcionado NIS America.