Análisis Lumini, exploración y puzles en un extraño mundo (PS4, Xbox One, Switch)
Seguro que no muchos recuerdan Lumini, un juego independiente de Speelbaars lanzado en PC en 2015 que analizamos en Vandal y que nos pareció llamativo en los aspectos audiovisuales, aunque algo débil en el apartado jugable. Sus creadores han tardado muchos años en llevar el juego a consolas pero por fin lo tenemos, sin muchos cambios ni novedades, mismos puntos fuertes y errores. Un juego de exploración con pequeños peligros y puzles que sobre todo va dirigido a agradar nuestros sentidos. ¿Es suficiente para llamar nuestra atención? Depende de cómo queramos pasar el rato frente a la pantalla.
Originalmente describimos a Lumini como una variante de The Sparkle, flOw e incluso Ecco The Dolphin donde exploramos escenarios, principal ente cuevas elegantemente decoradas con minerales cristalinos, vegetación tipo coral y ruinas, aunque en momentos puntuales también salíamos al exterior para ver un extraño y colorido mundo al más puro estilo Avatar. Sin ningún tipo de historia o explicación empezamos a controlar a un tipo de criaturas llamadas Lumini, una especie de libélulas que viajan en grupo. El objetivo general es avanzar por estos escenarios lineales pero con pequeñas bifurcaciones o algún que otro secreto, mientras recolectamos unos orbes y evitamos cualquier amenaza.
Estos Lumini vienen en diferentes colores y no es casual. Dependiendo del bicho que lidera el grupo, el que realmente controlamos, podemos aprovechar algún tipo de habilidad especial con ventajas ofensivas o defensivas. El azul dispone de un impulso suficientemente rápido como para dejar atrás a los enemigos que nos persiguen, por ejemplo un tipo de piraña que no dudará en tragarse miembros de nuestro banco; el rojo lanza una descarga capaz de romper algunos obstáculos; el amarillo emite rayos que atraen coleccionables, etc. Según la situación conviene uno u otro, aunque por lo general el tipo azul basta para salir airoso de la mayoría de retos del juego porque el combate es casi opcional –no obstante, si deseas un enfoque más agresivo siempre puedes colocar a los Lumini preparados para aturdir a rivales-.
A lo largo del recorrido encontramos un tipo de energía que, una vez llegamos a los puntos de control, se convierten en más Lumini. Realmente el número de miembros del banco o enjambre no es excesivamente relevante, sino tener uno de cada tipo, pero equivalen al número de impactos que podemos recibir. Esos enemigos, proyectiles, explosivos o meras superficies con pinchos, no son excesivamente difíciles de evitar, pero si no tienes cuidado será inevitable perder algún que otro Lumini.
Una experiencia relajante
Intercalados con los peligros tenemos los puzles, que suelen consistir en un tipo de interruptores o ruedas que abren compuertas. Aquí entra otro de los elementos jugables, y es la opción de separar el enjambre en dos grupos, cada uno manejado por una de las palancas del pad. Lamentablemente no hablamos de unas pruebas que requieran mucho nuestro ingenio, de hecho llamarlo puzle es bastante generoso: es todo muy directo y a menos que tengas problemas para coordinar dos grupos simultáneamente haciendo girar una especie de rueda de molino, el resto de bloqueos simplemente consisten en observar el escenario e ir dirigiendo los Lumini según corresponda.
El juego tiene buenas intenciones y la idea general no es mala, pero definitivamente pide una vuelta de tuerca. Os lo comentamos en su análisis original, y es que después de unos 30 minutos quizás hayas visto todo lo que ofrece la aventura. Lumini de entrada tampoco es un juego muy largo, se puede completar en algo más de dos horas, y si en ese plazo ya sentimos repetición es que no es problema nuestro: realmente hay escasas variantes de puzles, pocos enemigos y el incentivo por obtener coleccionables –el desbloqueo de galerías- es tan poco valioso que probablemente no nos preocupamos de arriesgar más de lo necesario.
Lo que hace que nuestra opinión de Lumini mejore es que en otros aspectos sí da la talla. La banda sonora es fabulosa, con una transición muy cómoda entre el sonido ambiental y la tensión de ser perseguidos por un monstruo. Combinado con la dirección artística, Lumini es un juego digno de verse y escucharse, que gracias a su escasa dificultad se puede jugar casi como un juego zen. Puede que ese no fuese el objetivo principal de los desarrolladores pues los juegos de ese estilo requieren otro tipo de diseño –por ejemplo un control más preciso, ya sea con uno o dos bancos de Lumini, e incluso eliminar todo tipo de amenazas-, pero nos parece el aspecto donde mejor brilla.
Ahora bien, ¿cómo es la versión para consolas? El juego rinde bien la mayor parte del tiempo, pero hemos notado como en determinados puntos la fluidez cae a niveles alarmantes, injustificables por la carga gráfica que ofrece. Sobre todo sucede en zonas con cataratas –un efecto no demasiado trabajado, todo hay que decirlo-, y saca de la experiencia; probablemente se pueda corregir con futuras actualizaciones. Al margen de eso, el juego apenas tiene texto –para los menús- y aun así hemos visto un par de errores ortográficos o de traducción –ese resume como "resumir" debería ser "reanudar"-.
Conclusiones
Nos sorprende que Lumini llegue tan tarde a consolas sin que aproveche para hacer mejoras respecto a lo visto en PC, y que la versión sufra algún fallo que requiera un pulido extra. Nuestras conclusiones son las mismas que hace cinco años: hay una base para crear algo que podría ser más redondo, pero el producto ahora mismo navega entre dos estilos muy diferentes y no está definido: no es el mejor juego zen y desde luego tampoco destaca como aventura de exploración. Es agradable de jugar, no exige demasiada concentración y, sin muchas exigencias, divierte, pero a estas alturas habría sido mucho más interesante lanzar una secuela o una revisión profunda que no fuerce elementos jugables que, en lugar de sumar, resten.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 Pro con un código que nos ha proporcionado 2Awesome Studio.