Análisis de Lumini (PC)
La manera más rápida –y bastante aproximada- de describir a Lumini es como una nueva vuelta de tuerca al concepto de flOw o la saga The Sparkle. Un juego con tintes zen, una dosis minúscula de puzles, exploración, afán de coleccionismo, pocos sobresaltos y un estupendo ambiente para tratarse de una producción independiente y de principiantes.
La inspiración del estudio Speelbaars está clara, pero Lumini sabe diferenciarse con un par de giros a la mecánica de los juegos anteriormente citados y aporta su apartado audiovisual mucho más atractivo. En este caso controlamos a la especie que da título al juego, una criatura muy similar a un pez volador. Tan volador que esta vez no hablamos de un mundo bajo el agua, aunque a efectos jugables es casi lo mismo. El entorno de cuevas, el propio diseño de enemigos o la flora recuerdan constantemente a zonas submarinas, pero en ocasiones podremos salir a entornos más abiertos para comprobar que efectivamente, estamos sobrevolando un extraño planeta.
Si en otros lanzamientos la criatura va creciendo con la adquisición de alimento, en Lumini el concepto se basa más en manejar enjambres o bancos que pueden dividirse en grupos más pequeños. En general, por cuestiones prácticas –el control de varias criaturas se hace lioso al principio- y para evitar muertes innecesarias, lo normal es llevar al equipo compacto. Esta parte del juego consiste en navegar por el recorrido, no demasiado laberíntico, evitando los peces con púas, proyectiles y criaturas más grandes que acabarán con uno o dos integrantes de nuestro grupo a su contacto. Después de superar unos tramos encontraremos un extraño cubo que actúa de punto de control y canjeará los coleccionables por más peces.
¿Cómo te enfrentas a los enemigos? Lo más habitual es que no lo hagas, das un rodeo y esquivas a otros bichos, pero hay casos en los que no es posible sea por su velocidad o porque acabas en una encerrona –el escenario suele ser estrecho, sin mucho margen para improvisar-. Aquí entran en juego las habilidades de cada animal, diferenciados por sus colores. Así por ejemplo hay peces que destacan por su agilidad, lanzan ataques eléctricos o disponen de una onda de conmoción que aturde momentáneamente a los perseguidores. Además del uso defensivo, puesto que nunca se usan para llevar la iniciativa en el combate, son necesarios para eliminar ciertos obstáculos destruibles.
Aunque Lumini puede recordar a un juego zen no es la fórmula pura desde el momento en el que hay peligros letales y pequeños retos que se resuelven con la división del banco, en general tan simples como colocar peces sobre unos pulsadores dispersos por la pantalla, o algo mínimamente más elaborado, hacer girar ruedas que abren compuertas. Hay pocos juegos con este tipo de jugabilidad manejando dos personajes simultáneos, quizás el más célebre sea Brothers: A Tale of Two Sons, y es por una buena razón: no es cómodo, a menos que el tipo de puzle carezca de presión o tenga una parte novedosa que realmente lo justifique. Aquí no es el caso.
Lumini se mueve entre dos corrientes casi antagónicas que no se llevan bien, el de los juegos relajantes -casual, si lo prefieres- y los que exigen habilidad, con un control -especialmente si utilizas teclado, que no se recomienda en absoluto- demasiado complejo. Funciona bien la mayor parte del tiempo, pero no siempre. Es interesante que Speelbaars haya decidido tomar una ruta diferente a flOw con una presencia de peligros y pequeñas acción, pero no llega a destacar en ninguna de sus dos facetas.
Es extremadamente fácil para tomarse como algo para jugones, ofrece poquísimo reto y en poco más de una hora está finiquitado –sin que por ello te marque por su originalidad como hacen otros títulos descargables-; y a la vez, las secciones controlando peces con cada palanca del pad rompe lo que podría ser una exploración fluida. Para dar una idea a los posibles jugadores, diremos que de decantarse por una de las dos vertientes está más cerca de la tranquilidad que de la tensión.
Algo que no se puede negar es que, para tratarse de un trabajo de nueve estudiantes, Lumini es un juego bonito y con una banda sonora realmente buena. Es poco variado en escenarios y peligros porque así es su temática, pero dentro de eso hay una buena dirección de arte –sobre todo comparando con la fuente de inspiración que han tomado sus creadores-. Cuando piensas que sólo verás roca oscura en localizaciones mal iluminadas, aparecen las geodas y minerales brillantes para dar un fuerte colorido –amén de otros escenarios en exteriores-.
Derrocha una música que merece la pena escuchar, nos ha sorprendido muy positivamente. Los efectos de sonido y las melodías te meten de lleno en su mundo.
Conclusiones
Si bien es un juego con mérito y que probablemente merezca más atención de la que va a cosechar dada su nula promoción, la impresión final es que falta un pequeño pulido para destacar sobre otros juegos similares. El concepto está bien, pero tal y como es se hace difícil que apetezca una segunda partida porque apenas hay incentivo –para cuando aparece un nuevo nivel de dificultad ya has probado todo lo que ofrece-.
No es bueno que con una duración tan escasa aparezca la sensación de repetitividad por clonar los mismos puzles constantemente, y que una vez superada la adaptación a los controles se convierte en un paseo. Además su recorrido es prácticamente lineal, serpenteante pero sin demasiadas bifurcaciones o recorridos alternativos más que lugares ocultos con coleccionables.
En definitiva, una experiencia con potencial que en manos de un equipo con más experiencia podría dar más de sí.