Análisis de Enter the Gungeon (PS4, Switch, Xbox One, PC)
Quizás, desde el lanzamiento de The Binding of Isaac, los dungeon crawler de disparos han ganado bastante popularidad, y poco a poco hemos visto cómo nuevas propuestas nos iban ofreciendo nuevas experiencias bajo este concepto. Generalmente, los aficionados a este subgénero no se pueden quejar, ya que hay algunos títulos de notable calidad, y el que hoy nos ocupa no se queda, ni mucho menos, atrás.
Enter the Gungeon se autodefine como bullet hell dungeon crawler, que, para que nos entendamos, es un juego en el que recorremos una serie de salas mientras disparamos a todo lo que se mueva y esquivamos las no pocas balas que nos dedicarán nuestros enemigos. Para que os hagáis una idea, imaginaos el concepto de Geometry Wars o Super Stardust -incluyendo el control de twin-stick shooter, en la que apuntamos con un stick y nos movemos con el otro-, pero en habitaciones con obstáculos repartidas a través de una mazmorra y generadas al azar.
Bienvenido a la Armazmorra
El título de Dodge Roll nos invita a entrar en la "Armazmorra" –"The Gungeon", en inglés–, con el objetivo de conseguir encontrar un artefacto que nos permite cambiar el pasado.
Claro que muchos lo han intentado y no menos han perecido. Contamos con un equipo base de cuatro héroes con habilidades y armas diferentes, que se lanzarán a la aventura para combatir multitud de enemigos.
Enter the Gungeon no reinventa la rueda, pero construye su base sobre dos elementos diferenciadores: la infinidad de armas disponibles y el botón para saltar/esquivar. Esta habilidad nos obliga a tener un timing excelente para superar las batallas contra los jefes, ya que sólo esquivamos las balas cuando estamos en el punto más alto del salto. No sólo servirá para evitar los disparos, también para sortear peligros del escenario, a veces, introduciendo un pequeño complemento plataformero.
Gracias a un sencillo y directo tutorial y unos primeros tiroteos bastante permisivos, descubriremos rápidamente los pilares de la jugabilidad, a los que tenemos que añadir la posibilidad de, utilizando un objeto consumible, hacer desaparecer todos los disparos en pantalla. En cuanto comprendamos esto (en los primeros cinco minutos), podemos lanzarnos a este "infierno de balas".
La idea es explorar las diferentes habitaciones de cada mazmorra. Cuando llegamos a la sala del jefe final podemos decidir si pasar a la acción (derrotarlo nos llevará a la siguiente planta, y así poder progresar) o volver atrás y seguir explorando. Cada mazmorra se genera de manera aleatoria cada vez que jugamos, aunque lo hace manteniendo una serie de enemigos, dificultad y funciones en cada planta. Por ejemplo, cada planta cuenta con una tienda, varios cofres con objetos y armas, y teletransportadores para movernos con facilidad por ella.
Cuando progresemos lo suficiente, comenzaremos a desbloquear opciones como una tienda en la que podremos comprar nuevas armas con la moneda que obtenemos al derrotar a los jefes, o la opción de comenzar en plantas más bajas sin tener que pasar por la primera. Estas dos opciones abren las puertas a un sistema de progreso más ágil, que evita tener que partir desde cero cada vez que muramos (lo que sucede con demasiada regularidad, por supuesto).
No queremos olvidarnos de su modo cooperativo local, que nos permite desbloquear un nuevo personaje para que un segundo jugador se sume a la acción. La acción transcurre sin dividir la pantalla, y el caos también se multiplica. Jugar en cooperativo es divertidísimo, pero también más complicado, por lo que os animamos a contar con un compañero curtido en Enter the Gungeon para aseguraros de salir exitosos de la Armazmorra.
Una presentación tan cuidada como divertida
Enter the Gungeon cuenta con bastante contenido, y en cierto modo, uno de los objetivos del juego es descubrir todas las armas, los enemigos y objetos. En general, todo está muy bien diferenciado; por ejemplo, las armas son loquísimas, y van desde una escopeta con cola de sirena que dispara bolas de agua, o un buzón automático que dispara sobres. Además, tampoco faltan armas tradicionales, como pistolas o escopetas.
Los enemigos que mencionábamos son uno de los grandes alicientes del juego. Tienen un diseño genial inspirado generalmente por elementos bélicos (casquillos de bala, granadas), aunque también hay algunos más propios de una mazmorra o de la fantasía medieval, como libros con poderes o guardianes armados. Lo mismo se aplica a los escenarios y a los jefes finales, razonablemente variados e interesantes.
Artísticamente estamos ante un título donde la etiqueta de pixel art tiene sentido. No es el típico juego con gráficos en dos dimensiones para trabajar menos, sino un juego donde la apariencia visual se ha cuidado mucho, con todos los elementos repletos de detalle y bien animados. De hecho, también se usan algunos efectos "modernos", como la iluminación y las sombras en tiempo real, para darle una apariencia más rica.
Si os gusta el diseño de corte retro, creemos que disfrutaréis del cariño que se ha puesto en Enter the Gungeon, con multitud de toques que van desde las caras que ponen los enemigos al morir hasta cómo se mueve las armas. Además, lo audiovisual se cierra con un buen apartado sonoro, con buenos efectos y acertadas melodías, que ponen la guinda a un apartado que, sin deslumbrar, es muy competente.
Acción y adicción a partes iguales
Enter the Gungeon es un dungeon crawler de disparos divertidísimo, completo y adictivo. Tiene un sistema de progresión muy acertado, pequeños ajustes en su jugabilidad que lo hacen diferenciarse de sus competidores, y, además, un cooperativo de esos que pueden romper amistades o forjarlas para siempre. No creemos que vaya a revolucionar el género ni la industria, pero si os gustan este tipo de juegos, Enter the Gungeon es una opción segura.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 gracias a un código de descarga que nos ha proporcionado Devolver Digital.