Análisis de Dynasty Warriors 9 (PS4, Xbox One, PC)

Probablemente una de las sagas que más se ha resistido a evolucionar desde hace 20 años sea Dynasty Warriors. No se le puede reprochar a Omega Force porque se han convertido en una auténtica factoría del estilo musou, ese que nos pone frente a decenas, centenares y casi miles de enemigos simultáneos mientras repartimos mandobles sin despeinarnos, y su éxito les ha permitido trabajar en multitud de licencias del prestigio como Dragon Quest, The Legend of Zelda, One Piece y muchas más.

Pero en algún momento hay que presentar novedades relevantes que recuperen a los fans más exigentes, y aquí es cuando entra Dynasty Warriors 9, la entrega que más hace por renovar las bases jugables en muchísimos años. Que nadie se lleve a engaño: estamos aquí de nuevo en esta especie de hack’n slash con oleadas de enemigos hasta donde alcanza la vista, pero esta vez el desarrollo es ligeramente distinto, más libre en opciones y exploración, incluso con sigilo –algo que casi va contra la filosofía habitual de los Dynasty Warriors-.

El juego comienza con la Rebelión de los Turbantes amarillos y a lo largo de varios capítulos veremos diversos conflictos, traiciones y ejércitos enfrentados con más de 80 personajes históricos, aunque no todos disponibles desde el inicio. Dynasty Warriors 9 nos llega con textos en español y voces con varias opciones –entre ellas inglés-, lo cual hace mucho más cómodo seguir el argumento y los encargos recibidos. Al menos, gracias a esto, sus diálogos han ganado peso.

El sistema de combate no es muy diferente al que estamos acostumbrados a ver en la saga: sencillo de aprender y dominar. Las acciones ofensivas básicas son los ataques fluidos y ataques reactivos. Los primeros son para combos rápidos y se pueden machacar constantemente y se adaptan a la posición del enemigo –esté en tierra, en el suelo o por los aires-. Combinado con los saltos, será fácil acabar con los rivales más comunes de Dynasty Warriors 9.

El segundo de los botones cambia según la situación o distancia de los personajes. Sirve por ejemplo para los contraataques, y el propio juego nos avisará si uno de los oponentes prepara su golpe. Pero también puede ser un impacto fuerte que rompa la defensa enemiga, para clava al rival del aire en el suelo, repeler a soldados cercanos o ejecuta un golpe de gracia.

A estos hay que sumar los ataques especiales, que se activan con la pulsación de un gatillo y uno de los botones frontales. Lanzan a los enemigos por el aire, al suelo, los noquea o activan la habilidad única de cada oficial. En definitiva, si queremos jugar bien y sacar la mayor diversión posible, es recomendable sacar provecho de todas estas herramientas para hacer el combate vistoso y efectivo.

No vamos a profundizar mucho en los elementos que se mantienen respecto a pasados Dynasty Warriors, porque básicamente lo mejor y peor se mantiene. Es decir, la baja inteligencia artificial de los oponentes apenas nos pondrá resistencia y sólo aquellos subjefes o jefes con un poco más de salud requieren una estrategia un poco más elaborada.

Ahora en mundo abierto

No creemos que Koei Tecmo se haya apuntado a "la moda" del mundo abierto con Dynasty Warriors 9 gratuitamente. Se antoja la evolución natural para un juego que trata sobre las conquistas y guerras en China, y potencia uno de los temas fundamentales sobre los que gira toda la saga: la escala enorme. Así pues, aunque otros muchos musou han mostrado grandes mapas de combate, ahora se elimina esa sensación de aceptar la misión, ver la pantalla de carga y aparecer en una zona grande pero delimitada.

En Dynasty Warriors 9 se ha recreado China a escala y las típicas misiones de ir a una base para acabar con un líder funcionan de manera similar a antes, pero ahora nos vamos desplazando por el mapa con más libertad. En nuestro camino podemos encontrar puestos de defensa enemigos, bandidos, animales, recolección de objetos, atalayas desde las que localizar nuevos puntos a investigar, y mientras las fuerzas en conflicto van ganando o perdiendo territorios. Hay ciclo horario y de clima, así que en general hacemos lo de siempre pero con un mundo más cohesionado y realista.

Nada de esto sonará a novedad para los jugadores de juegos de Ubisoft, y si lo comparamos con los auténticos monstruos del género irremediablemente Dynasty Warriors 9 sale perdiendo. Las zonas vacías fuera de las carreteras principales no están muy vivas salvo por cruzarse con algún animal –hostil o no- y tampoco la orografía del terreno es suficientemente interesante como para explorar por gusto.

Hay que considerar que Dynasty Warriors 9 es una versión más abierta que pasados juegos, con eventos inesperados según avanzamos hacia nuestro objetivo –ayudar a aldeanos, conquistar puestos de control…-, no el sandbox más detallado y flexible del mundo. Por ejemplo, las misiones de sigilo que consisten en entrar en una fortaleza con el gancho y un movimiento para caminar agachado demuestran que el control y diseño no está muy preparado para esta jugabilidad. A veces quiere abarcar más de lo que debería, y en lugar del arcade beat’ em up directo que conocíamos ahora es más un action RPG que no siempre funciona.

No obstante, la diversión depende un poco de nuestras ganas por conseguir materiales para la mejoras en armas y creación de ítems, porque las materias primas y coleccionables sí nos obligarán a exprimir toda su extensión –ampliando la duración muchísimo si deseas cumplir todas las misiones o poner en práctica diferentes estrategias-. Puedes bajar la dificultad de una misión cumpliendo objetivos opcionales o ampliando nuestra zona de influencia; lleva más tiempo pero debilitan a tu enemigo y sus recursos.

Es cierto que hay la flexibilidad de un sandbox y eso interesará a un público que normalmente no conectaba con la saga –o estaba cansado de la vieja fórmula-, pero es posible que algunos fans consideren que esta apertura va en contra de la simpleza de la saga; en lugar de hacer bien lo que sabe, Omega Force se deja influenciar por otros juegos –con mucho más presupuesto y de estudios con más rodaje en el mundo abierto- y el resultado no siempre es positivo.

Un rendimiento que no da la talla

La idea de adaptar Dynasty Warriors 9 a este desarrollo abierto requiere adaptar y mejorar el motor habitual de la saga. El problema es que Omega Force no lo ha hecho, o no lo suficiente, y sufre problemas importantes de rendimiento que afectan a la experiencia, acompañado de unas animaciones que en ocasiones cantan demasiado por lo poco naturales que resultan.

Hemos probado el juego en PS4 Pro y la tasa de imágenes es baja. No hace falta ningún análisis técnico para ver que en la mayoría de ocasiones se encuentra por debajo de las 30 imágenes por segundo, y con pequeños problemas de sincronización vertical –un defecto que en esta generación por suerte no es muy habitual-. La impresión no es buena, incluso sin entrar en comparaciones con los mundos más punteros de consolas, que además de lucir mejor, se mantienen estables a 30fps o incluso 60fps –véase Metal Gear Solid V-.

Es verdad que hay pocos juegos hay con tantos enemigos en pantalla, pero también hay que admitir que Dynasty Warriors 9 ha recortado mucho el número de unidades simultáneas. Esto en lo jugable no es muy grave: al final da igual luchar contra 20 enemigos que contra 200 –sólo actúan los que están frente a ti-, pero el sacrificio está hecho.

Los escenarios de lugares más importantes, como las aldeas, están bien detallados y reflejan la China más rural o los imponentes palacios de la época. El viaje por los bosques es bastante más genérico y apenas hay variaciones de vegetación en una misma zona. Es irregular: artísticamente es capaz de recreaciones bastante decentes para un Dynasty Warriors y otras son muy flojas. Ha dado unos pasos adelante y casi necesarios en la saga pero también otros atrás: la fluidez en juegos de acción se antoja prioritaria.

Conclusiones

Como experimento, Dynasty Warriors 9 pone las bases de lo que podría ser el futuro de la saga y es una dirección que nos gusta. Explorar la antigua China, participar en misiones de conquista a fortalezas o ser testigo tanto de combates en pequeñas bases para aumentar nuestro control es algo que siempre ha funcionado bien en el mundo abierto. Es una manera mucho más interesante de presentar la historia de estos juegos que la clásica.

El problema concreto de esta entrega es su ejecución. Los combates están más dispersos por el mapa y la mayoría de ocasiones son de una escala pequeña. El mundo no invita lo suficiente a ser exprimido salvo por obligación, algunas mecánicas como la del sigilo no está bien implementada y debe pulir urgentemente el apartado técnico –no por un simple capricho visual-. La saga necesitaba una reinvención, pero Dynasty Warriors 9 no es el salto cualitativo que esperábamos.

Hemos realizado este análisis en su versión PS4 con un código de descarga que nos ha proporcionado Koch Media.