Análisis de Divinity: Original Sin Enhanced Edition (PS4, Xbox One)
Dos son los juegos de rol que a lo largo del último año que no pueden faltar en la colección de los jugadores de PC: Pillars of Eternity y Divinity: Original Sin, ambos puntuados con una nota sobresaliente en Vandal. Y lo hicieron recuperando el espíritu clásico, con gráficos cuidados pero ningún tour de force ni un presupuesto disparatado –de hecho utilizaron financiación colectiva para recaudar fondos-. Simple y llanamente calidad.
Divinity: Original Sin llega ahora a consolas con una versión mejorada –y a PC como actualización gratuita- con todas sus virtudes intactas a las que añade control nativo con pad, pantalla partida, más voces para personajes, más misiones, equilibrios, nueva inteligencia artificial, pantalla partida e incluso cambios en gráficos e historia.
Original Sin
El núcleo principal de la aventura es la misma que en el primer Original Sin. Os recomendamos leer nuestro análisis para conocer más en detalle sus características.
Divinity: Original Sin ofrece rol con exploración y combates en una fantasía medieval con vista superior.
Nuestro primer contacto es con el editor de personajes no presenta excesvia variedad en cuanto a aspecto físico –tampoco importa mucho dada la lejanía de la cámara- pero sí con posibilidad de modificar habilidades de combate y clase.
El argumento cumple sobradamente su cometido, aunque no sea su fuerte ni presenta nada original para este género. El punto de partida es la investigación de un asesinato y tirando del hilo nos llevará a una aventura mucho mayor. Lo bueno del viaje son los personajes, las aventuras que se viven dentro de esa épica, la personalidad, el detalle por crear su propia historia y la influencia de nuestras decisiones –para bien o para mal-. Dicho de otra forma, te sientes en el papel de tu personaje, que debería ser el objetivo de un RPG por definición. Además, las misiones están interrelacionadas y muchas requieren completar otras para ser superadas. La mayoría también son muy flexibles en cuanto a la solución.
El sistema de combate por turnos es sencillo de aprender –hay tutoriales para ello-, y no presenta problemas con el pad una vez conoces los accesos directos al menú radial de equipamiento o a cambiar el personaje que controlas, desde el inicio dos que luego pasan a cuatro. Seamos realistas: la interfaz con pad no es tan ágil como la de ratón y se nota que no fue diseñado así en origen, pero funciona razonablemente bien con la práctica, Larian Studios ha hecho un gran trabajo para adaptarlo casi ejemplar. Por el ritmo pausado de juego, también durante las batallas, nunca supone un inconveniente.
Divinity: Original Sin utiliza puntos para cada acción que se realiza, desde el movimiento a los ataques, uso de ítems o desplazar objetos –siempre que estemos durante una fase de combate-. Los sobrantes se guardan para el siguiente turno, algo que permite ahorrar acciones para cuando un personaje realmente los necesite. Las magias no consumen maná, y sólo las habilidades requieren tiempo antes de poder utilizarse de nuevo. Original Sin tiene varios niveles de dificultad, si decides ir por los altos advertimos que no es un juego fácil. Hay opción de guardado automático y manual que conviene tener en cuenta al explorar una zona nueva, a nadie le gusta repetir mucho tramo por un descuido.
Encontramos diferentes armas a corto y largo alcance, magias y gran interacción con el entorno que se puede aprovechar para buscar obstáculos naturales o utilizar algunas trampas, por ejemplo lanzar conjuros eléctricos sobre agua o de fuego sobre superficies combustibles donde se encuentran los oponentes. Cuidado, tus enemigos también lo pueden hacer. Si lo deseas, puedes procurar pasar inadvertido y así evitar peleas innecesarias o difíciles.
Durante la exploración de mazmorras descubriremos mil ejemplos de cómo sortear peligros mediante el control de objetos y hasta por habilidades sociales. ¿Hay nubes de gas tóxico? Pues coloca jarrones sobre las rendijas que emanan ese aire. Si hay fuego que bloquea el camino, dispara a un bidón con agua o usa magia de ese elemento. Hay muros que se abren colocando peso en artilugios, puertas que se abren con una llave concreta, ganzúas o con fuerza bruta. El fuego puede abrir pasadizos ocultos, y así muchísimos casos donde descubrimos que se puede sacar partido de nuestros personajes y de la inteligencia. No todo se trata de subir de nivel repartiendo muerte, las catacumbas dan lugar a puzles ingeniosos.
En total, más de 40 horas de rol en un enorme mapa repleto de posibilidades, en solitario o cooperativo, y que no ofrece ni un solo momento de aburrimiento. Era imprescindible en origen y ahora lo es si cabe un poco más.
Edición mejorada
No se trata de un juego que exprima la potencia de las actuales consolas, sin embargo teníamos nuestras dudas de la conversión porque a veces este tipo de lanzamientos se hacen con prisa y con poco cariño. Al margen de las mejoras visuales que han servido para rehacer efectos, Enhanced Edition es consolas rinde sin grandes problemas en un equivalente a calidad ultra, de manera perfectamente estable la mayor parte del tiempo, incluso con múltiples personajes simultáneos y la pantalla partida del cooperativo local –otra de las novedades, muy útil para quien no esté interesado o no pueda disfrutar del modo online-.
Esta cooperación es útil principalmente para explorar más rápido una misma zona y obtener los recursos. Obviamente, tampoco conviene alejarse en zonas desconocidas por el peligro de enfrentamientos con el grupo dividido, pero la verdad es que está muy bien. Pocos lanzamientos –y menos de rol- contemplan este modo en la misma plataforma.
Sólo en ocasiones de escenarios más complejos de la media puede bajar un poco esa fluidez. El juego gana muchísimo gracias al arte, colorido y detalles de este rico mundo; que no utilice una cámara más espectacular no significa que ciertos escenarios naturales no lleguen a impresionar.
El resto de novedades son ajustes y cambios integrados a lo largo de todo el juego, así que muchos de ellos sólo serán reconocibles para quien tenga fresca la primera versión. La que más salta al oído es la inclusión de actores de voz –en inglés- al completo para los diálogos con personajes secundarios, un trabajo extra que se agradece para dar más inmersión a lo largo de decenas de horas –y no es un trabajo menor dada la gran cantidad de líneas de su historia-.
Pero casi todo se ha mejorado en Enhanced Edition, razón por la cual las partidas guardadas en PC ya no son compatibles con la versión vanilla, y es que aparecen nuevas zonas a explorar, un nuevo final y más habilidades, como el combate con dos armas. La lista de novedades es larguísima, justifica merecidamente el nuevo nombre. ¿Revoluciona la experiencia original? Probablemente no, no hasta el extremo de hacerlo un juego nuevo, y tampoco conseguirá que muchos jugones comiencen una segunda partida sólo por ver estos cambios, pero para quien se adentra por primera vez se encontrará aún más motivos para adorar su propuesta.
Conclusiones
A Divinity: Original Sin Enhanced Edition se le pueden poner muy pocas pegas. A veces nos gustaría una mayor velocidad de desplazamiento, una dificultad con menos altibajos y una historia con algo más de chispa –no así los guiones, que son excelentes-, pero estos flecos son ridiculizados con la cantidad de aspectos que hace bien. Estamos ante un título sobresaliente y especial, se juegue en PC o consola que se encuentra entre lo mejor que encontrarás en el género a día de hoy.