Análisis de Disgaea 5: Alliance of Vengeance (PS4)

Netherworld, el universo paralelo de Disgaea, vuelve a afrontar una crisis. Esta realidad repleta de demonios ha visto al hijo del Overlord intentar matar a su padre, la promesa inquebrantable de un vampiro que busca una carrera política, la recuperación del trono como sucesor natural o la invasión de unas flores. No hay un único Netherworld, sino muchos, y estos planetas son lugares oscuros donde las actividades que los humanos consideramos crímenes ahí son algo corriente.

Esta vez la amenaza que presenta Disgaea 5: Alliance of Vengeance es mayor que nunca: un autoproclamado demonio emperador, Void Dark, está acabando con muchos de estos netherworlds. Los Overlord, Señores de estos mundos, deben actuar rápido y formar una "alianza de venganza" que pueda parar los pies a este conquistador que somete todo cuanto se cruza en su camino. De ahí se forjará el grupo protagonista, unos personajes que han sufrido los males de Void Dark y que están dispuestos a emprender un viaje que colme su revancha.

Como buen Disgaea, la plantilla de personajes es el corazón de la historia. Puede que el argumento esta vez no sea muy disparatado, sin embargo el equipo principal hace estos acontecimientos muy llevaderos. Aquí nuestro protagonista es Killia, que derrocha un tono más adulto y serio que los héroes vistos en las últimas entregas –Valvatorez era responsable pero tenía más ramalazos de parodia-. No esperes un joven extrovertido y charlatán, aunque sí tiene una explicación su carácter contenido. Para compensar una personalidad que podría ser seca ya desde el principio se rodea de Seraphina, una princesa que tiene muy presente la sociedad de clases, no cesa de mostrar sus encantos a Killia –que inicialmente no parece sentirse muy atraído por ella- y quiere postrar a todos los hombres con su inigualable belleza.

A esta pareja se van sumando Usalia, una niña acompañada de un gordo Prinny amarillo; Red Magnus, que piensa más con sus músculos que con el cerebro; el estratega Christo y el presumido Zeroken. Algunos abusan un poco de su gag o frase ingeniosa, pero ¿cuándo no ha sido así siempre un Disgaea, dood? Las risas con los diálogos están garantizadas y, aunque no es tan comedia pura como otros episodios –la historia gana un poco más de mensaje, que tampoco está mal-, nunca pierde su identidad.

En cuanto a jugabilidad la base es la habitual. Si desconoces Disgaea la curva de aprendizaje va paso a paso con los imprescindibles tutoriales de cada nueva regla que se presenta: ataques conjuntos, adquisición de habilidades, ampliación del grupo con nuevas clases, lanzamiento de compañeros… Es un SRPG –rol estratégico- por turnos sobre mapas de cuadrícula, con una fase para los movimientos de cada bando donde se disponen las piezas de cada grupo. Además de obtener objetos en cofres de ciertos mapas, también somos recompensados por jugar bien. El desarrollo del juego tampoco presenta grandes cambios: operamos desde un mundo central con todas las tiendas y accesos directos, desde la enfermería al Item World con el que se mejoran los objetos o su versión para personajes Chara World.

Entrando en lo que sí es nuevo aparece el sistema de revancha, que tiene su sentido en la temática argumental de la venganza. Un nuevo indicador se va recargando a medida que jugamos –por recibir golpes o perder un aliado-, y una vez se entra en el trance temporal dicho personaje causará golpes críticos –quitan más de lo frecuente-, se reduce el coste de las habilidades a un punto y se activan nuevos ataques para las clases de Overlord. Este impulso aparece en las situaciones donde pasamos más dificultades y ayuda a sacar fuerzas de flaquezas, en cierta manera da más esperanzas a una partida que empieza a ir mal, parecido a los ataques límite en Final Fantasy o los golpes demoledores que se activan en muchos títulos de lucha.

Los enemigos también disponen de su modo revancha, lo que añade más picante a la partida. Es más, si consigues derrotar a estos oponentes en modo peligroso serás recompensado con objetos y subida en tu indicador. Al final tiene una importancia relativa en la evolución de los enfrentamientos, para bien si juegas esta carta a tu favor y para mal si te encuentras con un grupo de rivales potenciados.

Otra novedad es que ahora se configura una segunda arma a cada personaje de la que pueden aprovechar sus ventajas. Un sistema de habilidades entre aliados activa ataques exclusivos entre parejas de protagonistas a tenor de su relación; esto hace, por si no queda claro, todavía más importantes a los personajes de historia, capaces de decantar las batallas con más facilidad que las clases genéricas de arqueros, caballeros y magos. Por supuesto, eso no impide que debas salir al tablero sin unidades curativas o guerreros bien entrenados.

Los demonios y monstruos típicamente no son tan fuertes como los protagonistas, pero Disgaea 5 recupera una vez más la mecánica de Magichange –transformación en armas- y Dual Magichange –combinaciones aún más poderosas-. El primero apareció ya en Disgaea 3: Absence of Justice y el segundo en Disgaea 4: A Promise Unforgotten.

Disgaea 5 básicamente resume su jugabilidad en esa máxima que toda secuela que no aspira a revolucionar una saga debe seguir: tomar lo mejor de sus predecesores. Eso garantiza que sea divertidísimo. De Disgaea D2 mantiene el Weapon Mastery, resistencia a cada tipo de armas además de las afinidades elementales y un sistema –Squad- parecido a los club de Disgaea 3 para que las unidades ganen bonus según de la escuadra elegida.

Podemos organizar nuestras unidades en equipos que reciben diversas mejoras dependiendo del grupo donde se encuentran. Algunos reciben parte de experiencia que recibe el líder, otros suben sus parámetros. Para mejorar la capacidad o fuerza de estos equipos necesitas capturar prisioneros –no, no tiene que ver con el Fulton de Metal Gear-, mediante victorias y algunas habilidades. Hay un modo de interrogatorios para conseguir que estos rehenes colaboren más y mejor con nosotros.

La venganza es quizás lo más visible a simple vista, pero una constante de los Disgaea es que entretiene a un espectro amplio de jugadores que va desde los más novatos que apenas sacan provecho de todas sus opciones –o que las aprenden con el juego muy avanzado- a aquellos que desean profundizar al máximo la evolución del grupo. En base a esto, otros ajustes y novedades se apreciarán más o menos.

Por ejemplo ahora para sumar nuevos miembros se hace con dinero y no con maná, aunque tampoco es que sobre en grandes cantidades. Si tus ahorros te lo permiten, podrás pagar un extra para que comiencen con cierto nivel, es decir, reduce la cantidad de experiencia que esa unidad debe ganar para ponerse a la altura de sus compañeros. Aparecen nuevas clases que añaden más versatilidad a la estrategia; los piratas están especializados en ataques a larga distancia –a diferencia de otras clases que usan proyectiles, a más distancia, más daño-, la criada –experta en el uso de objetos-, un luchador que realiza lanzamientos, la sabia –buena con arcos y magia- o el caballero oscuro –ataques a un objetivo y enemigos cercanos-.

Para obtener clases especiales, ítems y dinero, hay un tablón con misiones opcionales con encargos, digamos matar una cantidad de enemigos de tal tipo. Con la posibilidad de elegir varias simultáneas te será fácil conocer cuándo obtienes una recompensa. ¿Y no sabes qué hacer con tantos personajes que no usas? Envíalos a explorar otros Netherworlds y quizás vuelvan con objetos, más experiencia y desbloquen más territorios.

A medida que entras más en Disgaea 5 descubres la gran cantidad de sistemas que se han acumulado con cada lanzamiento y los que aporta este último juego. La asamblea oscura, una alquimia, una tienda de inocentes, los geopaneles que alteran drásticamente el curso de un combate, las habilidades evility, en definitiva, completar superficialmente su historia lleva varias decenas de horas, pero entretiene durante centenares, virtualmente hasta donde quieras -aunque el contenido tras la historia no es tan grande como en otros-.

Otra de las novedades y que justifica, teóricamente, el salto a PlayStation 4 se encuentra en su motor gráfico por la mayor cantidad de enemigos en pantalla. Aunque sí hay momentos concretos en los que está más sobrecargado –las escenas de las Squad Skill con ataques masivos-, también hay que reconocer que difícilmente nos parece, al menos desde el punto de vista del jugador, que no hay nada que no pudiese hacer una PlayStation 3. Se dice que el progreso en aceleración 2D no es comparable a la experimentada en las 3D, pero una plataforma que movió The Last of Us, Grand Theft Auto V o dos God of War no debería sufrir con un centenar de sprites. Eso no quita que NIS, por supuesto, pueda lanzar el juego donde le plazca; la excusa, eso sí, está pillada por los pelos.

El apartado gráfico es bonito y con personalidad, no vamos a descubrir nada nuevo aquí, con el mismo tipo de limitaciones que ha tenido la saga por su naturaleza de personajes 2D. No importa que el detalle se haya aumentado desde su paso por Disgaea 4, siempre habrá algún zoom que delate su origen bidimensional -una lástima que Red Magnus no tenga versión gigante redibujada-. Corre, naturalmente, muy fluido, pero donde destaca es en el diseño de personajes y estética general. Es Disgaea, sabes lo que te va a dar incluso antes de empezar la partida. Una última queja: va siendo hora de hacer más atractivas las pantallas de diálogos, mínimo retratos con más animación. No por tradicional deja de ser mejorable.

Estupenda ambientación musical con canciones y sonidos alegres, hasta pegadizos. Viene con un cuidado doblaje inglés, pero para los puristas también está disponible el original en japonés. ¿Hace falta decir que los subtítulos llegan en inglés? No es un vocabulario complejo, aunque sí es necesario entender el funcionamiento de las opciones por el propio juego u otro medio.

Conclusiones

Si bien se podría achacar que a cada entrega los pasos son pequeños, y que en ciertos aspectos Disgaea 5 no es tan redondo o fresco como el impacto de Disgaea 4, sí engancha más que Disgaea D2 o Disgaea 3 y la jugabilidad está pulida. Para aquellos que esto último sea lo más importante, no saldrán defraudados.

En resumen, Alliance of Vengeance pierde aquello que no gustó mucho y arriesga con nuevos sistemas que hacen de sus reglas una mezcla entre conocido y nuevo. El aficionado se sentirá cómodo y el novato podrá asimilar sus conceptos sin problemas. Una serie de calidad, entretenida y muy adictiva que lleva con orgullo ser una de las pocas sagas de rol japonés estratégico que se encuentran en plena forma después de más una década. No todos los juegos pueden decir lo mismo.