Análisis de Dead Star (PS4, PC)
Dead Star es el primer juego original de Armature Studio, un equipo fundado por el director de Metroid Prime 3: Corruption y el ingeniero principal de Retro Studios. El currículum de Armature hasta la fecha era casi anecdótico, pues comenzaron con adaptaciones de terceros –Metal Gear Solid HD Collection a portátil, Injustice en PS Vita, The Unfinished Swan, Borderlands: The Handsome Collection a PS4- y desarrollaron el modesto Batman: Arkham Origins Blackgate. De cara al futuro tienen otra conversión -Bloodstained a Vita y Wii U- y los dos juegos que deben dar a conocer el estudio, el citado Dead Star y ReCore.
Juegos de disparos y concretamente, los llamados shooter de dos palancas –una para el desplazamiento y otra para el cañón- hay muchos. La idea de Armature es evolucionar esa jugabilidad con elementos de rol y MOBA –batallas multijugador-.
En Dead Star dos equipos de hasta diez jugadores se enfrentan por dominar un número de sectores en un espacio que genera proceduralmente obstáculos y eventos. ¿Qué bando logrará sobrevivir en estas duras condiciones?
Antes de saltar a la acción debemos elegir nave de entre un surtido tipo con diferentes valores en velocidad, blindaje, escudo y otros parámetros. Además, hay una gran variedad de armas de ataque, principales y secundarias. Por ejemplo, Marksman dispara ráfagas, misiles que explotan al impacto o con nuestra orden –muy práctico si el rival se ha desviado pero sigue en su radio de acción-, mientras que Vindicator emite un rayo, Bulldog una bomba de relojería, Stalker un impulso EMP que desactiva armas enemigas, Warden un impulso que sabotea las defensas, etc. En total nueve vehículos divididos en tres categorías –las Valant son de diseño estándar, Ithid de aspecto orgánico y las Estari las más futuristas-, con tres más en camino mediante descarga. Todas tienen puntos fuertes y débiles que debemos conocer.
Dependiendo de la nave escogida, la forma de jugar será enfocada más para exploración rápida, el asalto equilibrado en velocidad y potencia, o la defensa resistente gracias a la salud y escudo de las fragatas, las más lentas. El tipo de raza afecta también a la filosofía ofensiva-defensiva, de ahí que encontremos sutiles diferencias incluso dentro de una misma categoría de tamaño y poder. Al espacio podemos configurar un grupo de tres naves para elegir con cada reaparición.
Cada nave es personalizable en características y colores. El núcleo controla los aspectos básicos y se pueden mejorar armas y habilidades, para ello es necesario recolectar componentes, o reciclar los que tenemos. También se puede editar nuestro piloto entre varios retratos de las tres razas disponibles cuyo único propósito es que se mostrará a nuestras víctimas cuando sean derrotados.
El objetivo es que los equipos dominen cada sector al estilo de captura de bases, sumando celdas contiguas a su punto de partida para destruir la base rival u obtener suficientes recursos de estos lugares. Su defensa se puede fortalecer con el mineral de los asteroides para crear torretas automáticas que aniquilarán cualquier enemigo que se acerque lo suficiente. El rol de los participantes por tanto no siempre está centrado en la guerra, aunque aniquilar enemigos sea lo que más nos apetezca. De hecho, el ritmo suele llevar las partidas a un estilo defensivo, y la mayoría de ocasiones gana el bando que domina primero más áreas; es difícil arrebatárselas cuando los usuarios no coordinan ataques.
Entre asteroides y naves controladas por la inteligencia artificial –cuando llegas por primera vez a una base neutral- también encontramos pequeños cazas de los que puedes tomar control para que actúen de escoltas; nos seguirán y atacarán a rivales en cuanto estén a su alcance. Hay obstáculos en el entorno, como arcos de rayos entre dos rocas, campos de minas, nebulosas que ocultan a los jugadores, basura espacial… Dentro de las restricciones a la originalidad que impone un escenario como este, al menos se ha conseguido recargar el mapa con abundantes elementos interactivos.
Es un juego profundo y divertido en lo que hace, pero la ausencia de más modos –citar que existe un Contrato de fuga para escoltar una nave nodriza, pero se gana como recompensa al completar partidas de Conquista, y partidas libres en el entrenamiento- por ejemplo alguno centrado en el competitivo individual y otras variantes por equipo, lo convierten en un juego que te engancha o te aburre al instante según tus preferencias. Está construido sobre la cooperación y la estrategia, no tanto en la acción arcade desenfadada, y como tal no se disfruta tanto en partidas rápidas junto a un grupo de desconocidos. No se trata de un defecto, es la elección de sus creadores.
Esta es la principal limitación de Dead Star, pues salvo pelotazos del nivel de Rocket League, no es la primera vez que se lanzan títulos exclusivamente multijugador que son abandonados por la comunidad pocas semanas después de su lanzamiento –de hecho, esta era la principal preocupación durante su periodo de Acceso anticipado, donde se hacía difícil encontrar partidas-. ¿Alguien se acuerda de Secret Ponchos o Hardware: Rivals por citar casos similares? Dead Star forma parte de la promoción de PlayStation Plus, e incluye juego cruzado con PC, algo que ayudaría a alargar su vida útil en las dos plataformas, pero en último caso su éxito dependerá de la reacción de los jugadores a su propuesta.
Los gráficos y el sonido pecan de algo genéricos. Difícil exigir más a un título independiente basado en batallas galácticas, y lo cierto es que corre fluido sin problemas que merezca la pena reseñar, pero apenas encontramos efectos vistosos o un aspecto mínimamente llamativo que nos haga identificar automáticamente una pantalla de Dead Star con el juego. La banda sonora tampoco destaca demasiado.
Conclusiones
Dead Star apuesta todo al multijugador cooperativo, una decisión arriesgada por parte de Armature; si logra conectar con el usuario, muestra todo su potencial. Pero para ello requiere jugar con amigos, una buena coordinación y/o comunicación entre compañeros de armas, y disfrutar de un título que no va más allá del juego online con la acumulación de experiencia y mejoras. Es una lástima que no se contemple un modo historia, aunque fuese una simple evolución del tutorial desarrollando el argumento, ni otras modalidades competitivas más frescas.
En definitiva, los usuarios de PlayStation Plus deberían darle una oportunidad porque la base jugable es entretenida. Su precio oficial, que ronda los 20 euros, se nos antoja un poco alto para el contenido –por no hablar de la incógnita sobre su futuro-, y hace más difícil su recomendación.
Hemos analizado el juego descargándolo de PSN con una suscripción a PlayStation Plus.