Análisis de Danger Zone 2 (PS4, Xbox One, PC)
La historia de Burnout es como la de otras muchas sagas. Un pequeño grupo de desarrolladores crea algo exitoso, una editora compra el estudio y lo exprime hasta que no queda nada. En el caso de Criterion, Electronic Arts ha acabado por convertir a uno de los estudios más versátiles y talentosos de los 128 bits en un equipo de apoyo para otros estudios mayores.
Sus fundadores se fueron de Criterion para crear Three Field Entertainment tras la cancelación de un proyecto llamado Project EA - Epic Adventure. Este proyecto no es el de carreras extremas que conocemos, Beyond Cars, sino uno que se canceló para transferir el 80% de los desarrolladores a Ghost Games, otro estudio de EA.
Desde entonces, las siete personas que componen Three Field Entertainment han estado desarrollando juegos menores para recaudar fondos y crear el sucesor espiritual de Burnout. Hoy tenemos el último paso.
Crash, crash, crashin’ on Heaven’s door
Danger Zone 2 es un título que recupera y evoluciona el modo Crash de los Burnout clásicos. Es decir, tenemos un escenario determinado y tenemos que conseguir crear el mayor accidente posible, consiguiendo potenciadores y rellenando una barra que nos permite explotar nuestro coche y moverlo mientras esté en el aire. No es sólo chocar, sino que hay una estrategia y cierta habilidad detrás de la experiencia.
Además, ahora tenemos ciertos añadidos. Antes de llegar a la zona del choque, tenemos que completar un pequeño recorrido donde nos aguardan desafíos adicionales. Desde conseguir enlazar varios turbos a derribar coches determinados, con el desafío obvio y constante de no chocar. Esto le da ese componente de juego de conducción y aunque no hay competición tradicional, al menos le da variedad a las pruebas.
Si os gustaba el modo Crash, obviamente estáis de enhorabuena. Aquí sigue funcionando genial, las pruebas están muy, muy bien diseñadas, y ese elemento de conducción previo al choque le sienta genial. >Pasarnos el juego es muy fácil, así que está pensado para picarnos y conseguir las puntuaciones más altas, ya sea de las que nos propone el juego, o compitiendo en las tablas de clasificación online.
En total tenemos 29 niveles, seis de ellos de entrenamiento, con tres pruebas adicionales desbloqueables. Los 29 niveles principales combinan el fragmento de velocidad con el choque, mientras que las tres desbloqueables son pruebas contrarreloj. Aun siendo fases adicionales, nos ha gustado su inclusión, que nos deja probar un adelanto de lo que puede ser el futuro sucesor de Burnout, llamado Dangerous Driving.
Contamos, aparte, con ocho vehículos jugables, cada uno con sus características propias, no sólo en lo que respecta a conducción, sino también a habilidades. Unos tiene turbo y otros pueden golpear los coches por detrás y lanzarlos disparados al estilo de Burnout: Dominator. Tenemos clásicos como el fórmula 1, y novedades como limusinas o camiones, algo que resulta en una diversidad notable.
Por España, Estados Unidos e Inglaterra
Danger Zone 2 nos lleva a lugares inspirados por localizaciones reales, que van desde Leeds a Chicago, pasando por Lugo o Santiago. El equipo se ha inspirado en los lugares con mayor concentración de accidentes de cada país, algo que puede resultar un tanto cuestionable. En cualquier caso, tenemos zonas con personalidad y claramente distinguibles entre sí, y que son un salto notable con respecto a los entornos del primero.
Visualmente, creemos que el juego luce bastante bien, a pesar de su simplicidad. Los efectos de partículas y de postprocesado ayudan a crear imágenes muy vistosas, y hay accidentes espectaculares. De hecho, podemos llegar a ver hasta 100 coches chocando de manera simultánea, cada uno con sus propias físicas. Esto tiene un pero: las 30 imágenes por segundo en todas las plataformas salvo en Xbox One X (en el modo rendimiento) y, por supuesto, en PC.
Lo que sí nos parece digno de mencionar, y no para bien, es el pasotismo total en lo que respecta a la interfaz. No hay ni siquiera un intento por ponerla bonita o legible, y da una sensación de prototipo o juego sin terminar que no le hace ningún bien. Esto, unido a la ausencia completa de música, deja un conjunto bastante parco que, como decimos, lo hace más propio de un juego en desarrollo. Al menos podemos ponernos la BSO de algún Burnout en Spotify de fondo.
Los peros no terminan aquí. La verdad es que, por 17,99 euros que cuesta, se nos ha quedado muy cortito de contenido. Sí, es rejugable, pero aun así nos ha sabido a poco. Por otra parte la conducción no es demasiado buena, algo pasable en Danger Zone 2, pero que nos da un poco de miedo de cara a Dangerous Driving.
Otro paso en este viaje
Danger Zone 2 es un juego divertido y entretenido, que sabe darle un giro de tuerca a la fórmula del modo Crash, pero que nos deja también sensaciones mejorables. La falta de contenido para el precio que tiene, la conducción mejorable y la pobre presentación hace mella en el conjunto, y las sensaciones finales no son las que esperábamos.
No exageramos si decimos que en Vandal hay algunos de los mayores fans de Burnout y de la antigua Criterion, por lo que siempre recibimos estos juegos con los brazos abiertos, aunque es innegable que Danger Zone 2 ofrece, en algunos aspectos, un paso hacia delante y otros hacia atrás con respecto a la entrega anterior. Nosotros aplaudimos el esfuerzo que están haciendo siete personas por recuperar la saga, y a pesar de que se trata de un título divertido y con sus aciertos, nos habría gustado que le diesen algunos meses más para ampliar la experiencia.
Hemos realizado este análisis en PS4 Pro con un código proporcionado por Tara Bruno PR.