Análisis de Assassin's Creed Syndicate (PS4, Xbox One, PC)
En cada nueva generación de consolas nacen sagas y otras pierden el rumbo e incluso desaparecen, por diferentes motivos que muchas veces son difíciles de explicar. Assassin's Creed vio la luz 2007, en el comienzo de la generación de Xbox 360 y PlayStation 3, y aunque era un juego imperfecto, al que su secuela superó en todos los aspectos, no se puede decir que no fuera impresionante, espectacular y que proponía algo distinto, que no habíamos visto hasta ese momento.
Ocho años y ocho entregas después (si solo contamos los juegos principales y no los múltiples spin-off que han salido para todo tipo de plataformas), Assassin's Creed ha perdido toda capacidad de sorpresa, aunque por el camino ha ganado una extensa legión de seguidores, que juegan todos los años el capítulo de turno, esperando con curiosidad e incertidumbre cuál va a ser la nueva ambientación del próximo título, sabiendo que no se van a encontrar grandes sorpresas en lo jugable.
Muchos nos llevamos una alegría cuando descubrimos que la ambientación elegida para estrenarse en la nueva generación de consolas era la Revolución francesa. El contexto elegido para Assassin's Creed Unity era muy interesante, y los primeros vídeos pintaban fenomenal, con una propuesta más ambiciosa que nunca. Ambición que se acabó volviendo en su contra con un juego con serios problemas técnicos, desde el rendimiento gráfico que estropeaba la experiencia jugable, a todo tipo de bugs, algo que no era nuevo en la saga, aunque nunca habían sido tan abundantes, evidentes y molestos.
Tal fue la polémica que se generó que Ubisoft tuvo que pedir disculpas, cancelar el Pase de temporada, y en las sucesivas semanas intentar arreglar el desaguisado a golpe de parche, algo que finalmente acabaron consiguiendo más o menos. Un traspiés tan importante que ha manchado la imagen de toda la saga, y que ahora, empezando con Assassin's Creed Syndicate, tienen que intentar limpiar. ¿Lo habrán conseguido?
Gráficamente sólido
No parece que la mejor idea para volver a hacer las cosas bien sea sacar una nueva entrega un año después, ya que precisamente parece que muchos de los problemas de los Assassin's Creed vienen por ser juegos demasiado ambiciosos como para lanzarse cada año. Assassin's Creed Syndicate vuelve a dejar en evidencia este problema, se nota que le faltan meses de desarrollo, un mayor testeo y estar más pulido, ya que nos seguimos encontrando todo tipo de bugs. Desde los graciosos, con personajes que de repente salen volando, se vuelven invisibles o atraviesan objetos, que siempre vienen muy bien para hacer simpáticos recopilatorios en YouTube, a otros que molestan un poco más, como los que te obligan a reiniciar una misión porque los eventos no se han activado como deberían y no podemos continuar. Por suerte no son tan abundantes como para amargar la experiencia.
Pero dejando claro esto, que sí, sigue habiendo bastantes bugs, errores o glitches, este año Assassin's Creed Syndicatees perfectamente disfrutable desde el primer día, y cuenta con una tasa de imágenes por segundo muy estable (solo hemos probado la versión de PlayStation 4), como podéis comprobar en cualquier de los vídeos que hemos publicado. Esto fue sin duda lo que más nos molestó de Assassin's Creed Unity, y las virtudes gráficas que solo se intuían en este juego, por fin florecen y se dejan ver claramente en Assassin's Creed Syndicate, que tiene algunos momentos que visualmente nos han dejado con la boca abierta, con una ambientación simplemente espectacular.
Dejando claro esto, hablemos ahora de lo que más nos gusta, de su jugabilidad, de su historia, de sus personajes, que fue lo que siempre nos interesó de los Assassin's Creed, y no sus problemas técnicos. Y Syndicate, como ya se intuía desde el primer día, es una entrega continuista, que vuelve a incorporar las novedades jugables de Unity, que eran muy interesantes (el nuevo modo sigilo, las misiones de asesinato abiertas con diferentes posibilidades), y aporta algún que otro detalle nuevo que enriquece la jugabilidad, como la punta de cuerda, el controlar a dos personajes o la conducción de carros.
Hemos llegado a tal nivel de calidad en la ambientación de este Assassin's Creed que su escenario, el Londres de 1868 en plena Revolución industrial, no se puede valorar como un elemento ajeno a la jugabilidad, ya que casi lo que más hemos disfrutado en esta aventura es pasear por las calles de la ciudad inglesa y descubrir todos sus rincones, admirando su nivel de detalle enfermizo. Y eso que personalmente no somos unos grandes amantes de esta ciudad, por motivos que no vienen el caso, pero tenemos que admitir que hemos caído rendidos a los pies de la áspera belleza de este Londres victoriano.
Dos hermanos, dos destinos y un único enemigo
El punto de partida argumental de este nuevo Assassin's Creed es bastante interesante. Controlamos a los hermanos Evie y Jacob Frye, ambos asesinos, aunque con motivaciones diferentes. Ella interesada en derrotar a los templarios, y preocupada por conseguir un Fruto del edén que se encuentra escondido en Londres. Él más interesado por formar una banda de maleantes, e ir poco a poco conquistando las calles de la ciudad, arrebatándoselas a la banda rival.
En el mundo abierto, en cualquier momento, podemos controlar a uno u otro, al igual que en muchas de las misiones y actividades secundarias. Pero en cambio, casi todas las misiones principales de la historia, están asignadas a uno de los dos hermanos, ya que como hemos explicado sus motivaciones son bien diferentes, y esto se refleja en las misiones. Aunque en un principio nos vendieron esta novedad como una opción jugable, él más centrado en el enfrentamiento directo, ella en el sigilo, esto finalmente es algo más bien anecdótico en lo jugable, y afecta más en lo narrativo, ya que ambos personajes prácticamente cuentan con el mismo árbol de habilidades, y solo se diferencian tres o cuatro de ellas y justo al final.
Nos ha gustado el toma y daca entre ambos hermanos, en cómo sus intereses a veces entran en conflicto y su relación se ve afectada. Y aunque lo normal es que en las primeras horas Evie te caiga mucho mejor, al final también le hemos cogido cariño a su testarudo e impulsivo hermano. La historia es más sencilla y está más centrada que en otras entregas, algo que le beneficia y hace que se siga mejor, pero esa necesidad imperiosa de ofrecer un hilo principal de unas 15 horas aproximadamente se acaba volviendo en su contra, y se nota estirada y que llegado cierto punto no tiene más que contar, volviéndose reiterativa, haciéndose innecesariamente larga.
Para los que todavía esperáis que vuelva la acción al presente, deciros que sí hay escenas en nuestros días, pero sin estropearos la sorpresa más de la cuenta, estas no son demasiado interesantes, y ni siquiera son interactivas, aunque a lo largo del juego dejan la puerta abierta a que a en futuras entregas se recupere la acción en el presente, y vuelva a ser una parte importante en la saga.
El principal protagonista de este juego, por encima de los personajes que controlamos, es el Londres de la Revolución industrial, perfectamente recreado tanto en forma como en fondo, con una clase trabajadora que vivía en una especie de esclavitud legalizada y unos pocos privilegiados que se hacían ricos a su costa, algo que si extrapolamos nos puede hacer ver que las cosas no han cambiado tanto desde entonces… En esta ciudad y este periodo histórico existieron personalidades interesantísimas, y no se han dejado ni una sola, protagonizando sus propias series de misiones secundarias.
Conoceremos a personajes tan interesantes como Karl Marx, Charles Dickens, Alexander Graham Bell, Charles Darwin, a la propia Reina Victoria e incluso un joven Arthur Conan Doyle. Y ninguno de ellos se ha tratado de forma anecdótica, sino que tienen mucho peso, arreglando uno de los errores de anteriores entregas, que no acaban de aprovechar bien del todo algunos de sus personajes históricos. Si siempre te ha llamado la atención el Londres victoriano y te interesan estos personajes, ya solo por eso seguro que vas a disfrutar Assassin's Creed Syndicate, que no nos cansaremos de repetir, tiene una ambientación excepcional.
Pocas pero importantes novedades jugables
Como es habitual en cualquier saga anual estamos ante una aventura continuista, pero las pocas novedades jugables que tiene se notan bastante, y afectan a elementos tan importantes como el movimiento por los escenarios y el combate. El nuevo elemento jugable más importante es la punta de cuerda, un gancho, a lo Batman Arkham, con el que podemos engancharnos a lo alto de los edificios y escalar rápidamente. Si en cambio lo lanzamos a un edificio situado en frente, lo utilizaremos a modo de tirolina.
Esta herramienta, aunque tremendamente irreal, soluciona alguno de los problemas del parkour y la navegación por los escenarios, y le da una gran agilidad a la jugabilidad, mucho dinamismo, sin llegar tener la sensación de que rompe el juego, lo que conocíamos como un Assassin's Creed. Una concesión a la diversión que se ha encajado muy bien dentro del juego. Como también tiene mucho sentido la conducción de carros tirados por caballos, que se manejan como si fuera un coche normal, de manera muy sencilla, y que vienen muy bien para atravesar las calles de Londres, ya que estamos ante en el mapa más extenso de toda la saga. Además permiten algunas acciones bastante chulas, como el subirnos al techo y saltar a otro carro, o disparar mientras conducimos.
El combate una entrega más vuelve a cambiar, algo con lo que llevan dando tumbos desde los primeras entregas de la saga, ya que nunca terminan de dar en el clavo con un buen sistema de combate. Tampoco han encontrado la solución final en esta ocasión, y su combate no es ninguna maravilla, aunque al menos funciona, partiendo de una extrema sencillez y ningún tipo de profundidad. Un botón para atacar, otro para contraatacar, otro para romper la defensa y aturdir, y por último la posibilidad de un disparo rápido, ya sea la pistola o los cuchillos. Sin ser un gran sistema de combate funciona bien, y llega a proporcionar momentos muy vistosos, gracias a las animaciones de las ejecuciones, bastante violentas a veces.
En esta entrega vuelven los toques roleros de AC Unity, con un nivel de experiencia del personaje, adquisición de habilidades y equipo que modifica las estadísticas de los personajes, teniendo marcadas tanto las misiones como los enemigos con un nivel de experiencia, que nos indica su dificultad y si estamos preparados para afrontarlas. Tenemos tres tipos de armas cuerpo a cuerpo (puño americano, cuchillo kukri y bastón espada), y una de las gracias es ir consiguiendo cada vez mejor equipo, mediante dinero, encontrando planos, consiguiendo materiales, etcétera.
El sigilo vuelve a ser el núcleo central de la jugabilidad, y es heredado de Unity, con la posibilidad de entrar en modo Sigilo moviéndote agachado y haciendo menos ruido, y con un sencillo sistema de coberturas, que sin grandes florituras funciona. En general todas sus facetas jugables se notan un poquito más pulidas respecto a la anterior entrega, desde el parkour y el sigilo hasta el combate. También ayudan que las calles no estén atestadas de personajes que se mueven sin orden ni concierto, y esta vez no han pecado de ambiciosos.
Guerra de bandas
Uno de los elementos que se suponían más importantes de este Assassin's Creed es la posibilidad de crear tu propia banda e ir haciéndola cada vez más poderosa, mientras conquistas los distritos de Londres. En las últimas impresiones os contamos que estos nos recordaba a una nuestras entregas favoritas de la saga, Assassin's Creed: La Hermandad, pero finalmente se han quedado un poco a medias, y no es tan importante como esperábamos.
Es cierto que en las primeras horas todo lo relacionado con las bandas tiene una importancia capital, y se encargan bastante bien de explicarlo y que nos impliquemos. En cada distrito hay cuatro actividades de conquista, y tenemos que superarlas para que se active la guerra de bandas, que nos permitirá hacernos definitivamente con la zona. Cazarrecompensas (extraer a un templario con vida, con la nueva mecánica de secuestros), cuartel de banda (limpiar un cuartel de enemigos), liberación de niños (infiltrarte en una fábrica y liberar a los niños trabajadores), y caza de templarios (asesinar a uno o varios enemigos).
Estas misiones a efectos prácticos no se diferencian demasiado entre sí, y se vuelven repetitivas pasadas unas horas, por lo que conquistar las calles de Londres se acaba volviendo un poco tedioso, siendo mucho más interesantes las misiones principales y secundarias. Al menos no es algo demasiado obligatorio, aunque llegado cierto momento del juego nos exigirán haber conquistado al menos tres distritos de la ciudad, algo que no es muy difícil.
Según progresamos en el juego vamos mejorando la banda, con ayudas de todo tipo desde descuentos en las tiendas hasta mejores soldados, pero esto es algo a lo que nosotros apenas le hemos sacado partido. ¿Para qué queremos reclutar matones que resuelven las situaciones a golpes y disparos si es un juego que como más se disfruta es jugando con sigilo? De hecho es en las misiones de infiltración, en los asesinatos elaborados que ya vimos en Unity, que permiten diferentes aproximaciones, cuando el juego ofrece lo mejor de sí mismo. Así que al final todo lo relacionado con las bandas se ha quedado a medio camino.
En el diseño de misiones no esperéis ninguna sorpresa, y más si habéis jugado todas las entregas de la saga. Es imposible que ocho entregas después, con prácticamente el mismo núcleo jugable, una misión de Assassin's Creed sea capaz de sorprendernos. Bueno, a lo mejor no es imposible, pero al menos en esta ocasión no han sido capaces. Sí que hemos vivido momentos ingeniosos, pero por el contexto y la situación, que no por el diseño jugable, y al menos también se han evitado en gran medida ciertos tipos de misiones de anteriores entregas que se hacían muy pesadas, como las clásicas de seguir a un personaje de cerca sin que nos vea mientras escuchamos conversaciones.
Si por los glitches o bugs decimos que es un juego al que le vendrían muy bien unos meses extra de desarrollo, también se le nota por ciertos desajustes jugables, como los cuchillos arrojadizos, totalmente "chetados", ya que es posible limpiar escenarios enteros colocados en una posición elevada y disparándolos a la cabeza de los enemigos. Durante todo el juego son demasiado poderosos, facilitan mucho las cosas, y es algo que acaba rompiendo bastante la dificultad de las situaciones. Es extraño que no se hayan dado cuenta o lo hayan obviado de esta manera.
Como siempre, y más en esta entrega que prescinde totalmente de cualquier modo multijugador, hay muchísimas misiones y cosas por hacer, con multitud de coleccionables y tipos de misiones, así que no os preocupéis, tenéis juego para muchas horas. Atalayas, cofres, fallos de Helix, una colección de cervezas, todas la actividades de las bandas, clubes de lucha, carreras de carros, investigación de crímenes (como en Unity, pero mejor realizados), y un largo etcétera, algunas que no os queremos contar porque son una gran sorpresa.
En nuestra opinión, a esta entrega le ha sentado genial centrarse en el modo para un jugador, y se nota mucho mejor acabado en todos los aspectos, no solo los técnicos, sino también los jugables. Sigue arrastrando problemillas en el control y el parkour, el combate debería ser un poco mejor, el diseño de misiones podría ser más sorprendente, y la dificultad a veces está un poco mal ajustada, pero sigue siendo un juego muy entretenido y una fórmula que no engaña a nadie. Si has jugado a alguna entrega anterior ya sabes lo que te vas a encontrar en un Assassin's Creed, siendo el mayor elemento diferenciador de cada año su ambientación.
Una ambientación soberbia
Ya lo hemos dicho al principio y lo volvemos a repetir, nos ha dejado alucinados la ambientación de Assassin's Creed Syndicate, que por fin demuestra las virtudes de su motor gráfico, que solo se intuían en Unity. Una iluminación espectacular, unos escenarios plagados de detalles, y un trabajo de dirección de arte impresionante, nos parece imposible recrear mejor el Londres de 1868. Cada calle de la ciudad, los trajes, los detalles de los edificios, las diferencias entre los barrios, los barcos y los trenes, lo bien recreadas que están las distintas horas del día… es una pasada.
Esta vez el juego se mantiene casi todo el rato a 30fps sin demasiados problemas, y no hay apenas defectos como la carga tardía de texturas o con la reparación repentina de elementos. Estos problemas solo se muestran cuando cogemos un carro y alcanzamos mucha velocidad o empezamos a chocarnos y causar destrozos, que es cuando el framerate sí se resiente de manera evidente. Pero cuando nos movemos a pie, se mueve de manera perfectamente fluida y estable.
Repite uno de los problemas Unity al que entonces no dimos importancia por la gravedad del resto, y son los prolongados tiempos de carga, que afectan mucho al ritmo de juego: entre cinemáticas, al comenzar y finalizar una misión, o lo que es peor, cuando te matan o reinicias voluntariamente una situación, algo que se hace exageradamente tedioso. También hemos comentado antes que es bastante normal ver bugs y cosas extrañas, esto para nada está erradicado, y se nota en muchos detallitos que al juego le falta un último hervor, le hubieran venido de perlas unos meses extra de desarrollo, algo que de momento parece que Ubisoft no está dispuesta a cambiar.
El sonido también es genial, acorde con la fantástica ambientación visual, un Londres bullicioso y lleno de vida, con el ruido de las fábricas, el tráfico de los carros, los barcos del Támesis, las canciones que entonan los músicos callejeros, y todo arropado por la preciosa banda sonora que ha compuesto Austin Wintory para la ocasión (muy conocido por su trabajo en Journey). Puede que no deje ningún tema en concreto para el recuerdo o que se vaya a volver emblemático dentro de la saga, pero que en cambio ofrece un nivel altísimo en todas las composiciones, con una música con mucha personalidad, y por momentos y de manera sorprendente, extremadamente bella.
Las voces en castellano en esta ocasión nos han gustado bastante, todos los personajes mantienen un nivel muy bueno y casi ninguno desentona, especialmente agradable y carismática la de la protagonista femenina, Evie. Es una pena la total falta de sincronización labial en las cinemáticas, un aspecto que deberían cuidar más los juegos, al menos las superproducciones como esta, ya que queda bastante raro, por no decir cutre.
Un buen trabajo
Con la mayoría de los problemas técnicos de Unity solucionados, y manteniendo sus virtudes, que las tenía, Assassin's Creed Syndicate es un buen juego en todos sus apartados, aunque unos meses de desarrollo extra no le hubieran venido mal para arreglar algunos de sus problemas y alcanzar un mayor nivel de pulcritud. Arrastra defectos de hace varias entregas, como un sistema de combate con el que no terminan de dar en el clavo, una historia que no apasiona y cierta incapacidad para sorprender en su diseño de misiones. Pero si todavía no te has cansado de su fórmula y te atrae su ambientación, te aseguramos que no te vas a arrepentir, es una aventura de acción realmente entretenida, artísticamente muy cuidada y con contenidos para parar un tren.
Para explicar con otras palabras a los mayores fans de la saga lo que nos ha parecido, lo situaríamos a medio camino entre las peores entregas o las menos buenas (Assassin's Creed Revelations, Assassin's Creed III) y las mejores (Assassin's Creed 2, Assassin's Creed IV: Black Flag). Al igual que ocurrió con Black Flag, que después de la ambiciosa y un tanto decepcionante tercera entrega fue una grata sorpresa, con Assassin's Creed Syndicate respecto a Unity puede que ocurra algo parecido y os sorprenda positivamente, así que dadle una oportunidad, que se la merece.