Análisis de Arslan: the Warriors of Legend (PS4, PS3, Xbox One, PC)
Dejar una licencia de anime u otros juegos a Omega Force es apostar sobre seguro. No son los juegos más originales ni adoptan un estilo de juego que gusta necesariamente a todos los usuarios, pero es un estudio que no realiza experimentos demasiado arriesgados –para bien y para mal-. Quizás no sorprenden, pero tampoco decepcionan. Una propuesta conservadora e incombustible que todavía da buenos resultados, a la vista de los numerosos lanzamientos.
Arslan: the Warriors of Legend se basa en La Heroica Leyenda de Arslan, que como os contamos en nuestras últimas impresiones, es una serie de novelas de fantasía escritas por Yoshiki Tanaka que se estrenó en 1986. Su éxito se ha mantenido hasta el punto de dar el salto a películas, mangas, anime y, casi por inercia gracias a la versión de Hiromu Arakawa, ahora videojuego –es la segunda adaptación de este universo, para hablar de la otra hay que rememorar a Heroic Legend of Arslan para Mega CD en 1993-. La inspiración clara en la serie afecta directamente al estilo visual y diseño de personajes, compartido con las ilustraciones del cómic.
Tres son los modos principales de Arslan, del que destaca el modo historia. El núcleo es puro Omega Force, es decir, musou -acción masiva-, con la característica destacada de potenciar la narrativa y el carisma de los personajes. Esto lo emparenta más con los One Piece: Pirate Warriors que con un Dynasty Warriors al uso, aunque en cuanto a ambientación sea más similar a este último. Para el jugador occidental, que probablemente sólo conoce el Romance de los Tres Reinos por la saga de Koei Tecmo, es sin duda un gran atractivo: no hace falta un conocimiento previo del anime –si bien puede ser un extra en la diversión- porque los personajes se van introduciendo poco a poco tanto en historia como en jugabilidad –comenzamos con Arslan y Daryun, el resto se desbloquean progresivamente-.
Para dar todo este contexto a la historia Omega Force se ha decantado por un estilo más cinematográfico que de costumbre. Eso se traduce en permanentes diálogos durante la partida –voces en japonés, textos en inglés- que para el usuario hispanohablante es un gran inconveniente por la incomodidad que supone desviar la atención de la acción, incluso dando por hecho que entiende el idioma de Shakespeare. Otras técnicas son las abundantes ilustraciones con un poco de animación –ni anime ni imágenes estáticas, un punto intermedio- y las más espectaculares, cinemáticas donde podemos ver el estupendo modelado y efecto cel shading que imita a la perfección una secuencia de anime.
La jugabilidad es muy reconocible para aficionados a Omega Force. Un ataque normal para combos fáciles, otro más fuerte para cargar, defensa y movimientos evasivos, y luego una serie de ataques especiales que consumen una barra. En Arslan la acción se reparte principalmente a ras de suelo, donde hay movilidad y más opciones de utilizar nuestras técnicas, pero también se puede llamar al caballo para cruzar largas distancias del mapa, embestir y repartir golpes desde una posición elevada.
El desarrollo general tampoco presenta grandes novedades: nos desplazamos por un laberíntico mapa según lo requiere el combate sobre la marcha para golpear al ejército rival, perseguir a un sujeto, eliminar comandantes o ayudar a un compañero que pide auxilio. Un marcador indica el punto concreto al que desplazarse, y constantemente se nos valora cada misión dependiendo de cosas como el tiempo en el que se ha cumplido. Hace el progreso más dinámico, con salto de personajes y giros inesperados –sobre todo si no sigues el anime-, porque aquí no se trata simplemente de conquistar territorios con la fuerza de nuestro brazo.
Sí es original que en ciertas condiciones, en la extensión del área aparecen zonas que activan el control masivo de nuestro batallón. Para activar esta ventaja, llamada Mardān Rush, basta con desplazarse dentro de la zona iluminada. Hay tres variantes: caballería, donde los aliados barren a sus oponentes con una formación capaz de romper ciertas barreras que obstaculizan caminos y tajos; infantería, similar pero protagonizado por los guerreros de a pie; y arqueros, que provocan una lluvia de flechas. Siempre son una gran ayuda, y hay situaciones donde es obligatorio utilizar esta estrategia para romper una barrera de madera o derrotar a un ejército a la defensiva con escudos que impide nuestro paso. En cuanto a la táctica no aporta tanto, pues aparece de forma programada donde se necesita.
El sistema de lucha dentro de su simpleza –la mayor parte la dedicamos a machacar botones, no nos engañemos- es flexible. Con varias armas equipadas podemos pasar de una a otra al instante, lo cual da lugar a combos más vistosos y la opción de probar armas de diferente rango o velocidad con un mismo personaje. Los valores de estas armas obtenidas durante la batalla tienen cifras aleatorios que se pueden fortalecer, y también hay posibilidad de aprender nuevas ramas del abanico de combos o añadir efectos elementales. No es lo mismo, en cuanto a plasticidad y tipo de combos, utilizar a personajes como Arslan que Elam con su arco y agilidad, Gieve que combina espada con un instrumento musical o las pinceladas de Narsus.
¿Más personalización? Con la experiencia subimos de nivel, y eso anima a conseguir mejores puntuaciones en cada misión –a más alta, más recompensas y objetos-. Los parámetros todavía se pueden potenciar mediante varias cartas de 200 distintas que por ejemplo suben la defensa a cambio de bajar el ataque –y viceversa-, otras ofrecen potenciadores temporales por la derrota de cada 100 enemigos, etc. Mediante estas cartas, sintetizables y cuya suma de valores no puede exceder un límite, moldeas a tus personajes al estilo rolero.
No hay duda, Arslan: the Warriors of Legend es un juego divertido, conozcas o no su historia. Son pequeños matices a una fórmula muy conocida, lo cual no es para nada malo, y es más fácil querer a Arslan que a un Dynasty Warriors. Su argumento tiene más peso, anima a continuar y derrocha más carisma –gracias también a que su reducida plantilla es más peculiar-. Los inconvenientes son los habituales: es fácil caer en la monotonía jugable y quedarse en la parte más superficial de sus sistemas. Aunque hay que reconocer que con los enemigos más duros se pueden desarrollar un poco más todas las técnicas, el intercambio de armas, la rotura de defensa y evasiones, la mayor parte del tiempo nos vale y sobra con los combos más básicos.
Al margen del modo historia disponemos del modo libre, jugable con los personajes que vamos desbloqueando en la historia. Entre capítulos de los dos, ya que este modo trae algunos capítulos extra inéditos del anime, hay unas 50 misiones. También disponemos del multijugador cooperativo, online y local, y las galerías con información, películas e ilustraciones.
Un aspecto que nos ha gustado de este musou es que la música ha ganado protagonismo, y ayuda mucho a dar más energía al combate. Por otro, aunque está lejos del listón visual de la acción masiva que ha puesto Dragon Quest Heroes, es bastante resultón con los personajes, quizás sólo superados –en cuanto a imitación del anime- por Cyberconnect2 y sus Naruto. El fuego, por citar un ejemplo, no pretende ser realista, sino algo más en la línea de la serie.
Los escenarios por contrario pecan de genéricos y deben mucho de la pasada generación. Con los espacios reducidos todavía dan el pego, pero a más extensión la calidad baja muchos escalones, se aprecian más las costuras –aparición súbita de unidades, llanuras sin apenas detalle…-. No obstante hay que valorar la ingente cantidad de personajes en pantalla, y que en la práctica es difícil apartar la vista para fijarse en los defectos técnicos –que están ahí, nadie lo niega-.
Conclusiones
Con Arslan: the Warriors of Legend Koei Tecmo ha creado su musou con mayor carga narrativa hasta la fecha, y respeta bien el aire de anime en los gráficos, la personalidad de la plantilla –corta si la comparamos con un Warriors, pero bien definida- o el audio. En ningún momento pretende reinventar nada, sólo aporta pequeños cambios en cuanto al progreso de personajes y las cargas del ejército.
La recomendación es clara: para el aficionado a este género, Arslan difícilmente le va a decepcionar; ofrece el mínimo exigible y en varios apartados está por encima de la media. Si en cambio aplastar tropas enemigas no es santo de tu devoción, y La Heroica Leyenda de Arslan apenas te interesa, es muy posible que esta licencia no cambie tu relación con Omega Force.
El juego ha sido analizado en su versión de PS4 con un código de descarga facilitado por Koch Media.