Análisis de Virtua Fighter 5 (PS3)
La carrera de Virtua Figher empezó en las consolas en 1994 de mano de Saturn tras su estreno en los salones recreativos, y con sus múltiples entregas de la saga principal y otros títulos (en especial Virtua Fighter Kids) la fórmula se ha ido refinando poco a poco a medida que aumentaba el plantel de luchadores y su aspecto se iba adaptando entrega tras entrega, siendo la última Virtua Fighter 4 Evolution, para PlayStation 2, después de que Sega abandonase la producción de consolas y distribuyese sus sagas entre las consolas de Nintendo, Microsoft y Sony.
Precisamente, Virtua Figher 5 para PlayStation 3 (que contará en el futuro con una versión para Xbox 360, todavía sin fecha fijada) parte de los puntos establecidos por el título citado, lo que sin duda alguna es buen punto de partida dada la calidad que alcanzó la versión Evolution. Por tanto, un buen resumen de lo que nos vamos a encontrar en esta ocasión es lo que ya conocimos (esto es, un sobresaliente plantel de luchadores, un estilo de juego bien definido, y variedad en los modos de juego) más unos nuevos personajes bastante consistentes, un mejor ritmo de juego y otros interesantes añadidos y mejoras.
El juego puede resultar un poco duro para aquellos que no hayan tenido contacto previo con la saga, algo que sucede cada vez con muchos videojuegos del género, orientados cada vez hacia los propios seguidores. Quizás por eso, en parte, este título no consigue el mismo éxito comercial que otros juegos del género mucho más accesibles y que no requieren de un proceso de aprendizaje y dominio tan extenso; por otro, su gran profundidad se traduce en un sistema lleno de posibilidades y con amplias opciones para ir progresando en nuestra técnica de combate con los diversos personajes, o incluso dominar a uno solo. Pese a todo, si le damos una oportunidad, aunque al principio se nos haga cuesta arriba, iremos descubriendo un título realmente adictivo, como mandan los cánones del género.
El modo principal de juego es, por descontado, el modo Arcade, en el que nos enfrentaremos a toda una serie de rivales de manera sucesiva hasta llegar al sempiterno enemigo final de la saga. Este modo se ve complementado con los habituales contrarreloj, versus (para enfrentarnos contra otros jugadores humanos), y un modo de práctica en el que podremos entrenarnos para ir dominando las diferentes llaves de los personajes. La vertiente del deleite estético lo proporciona el modo VF TV, en el que escogemos los personajes y la máquina juega contra sí misma y nosotros nos dedicamos a ver cómo se desarrolla el combate; por desgracia, no hay opción de guardar nuestros combates y verlos posteriormente en formato vídeo a través de este modo, lo que hubiese sido un interesante añadido.
Pese a todo, el modo de juego que se nos antoja más completo y elaborado es el modo aventura, que ya apareció en la anterior entrega del juego. Consiste en ir por salones recreativos para enfrentarnos a otros jugadores controlados por una inteligencia artificial bastante bien desarrollada, planteada para emular el comportamiento de jugadores humanos. Además, estos jugadores virtuales tienen un registro de combates ganados y perdidos, etc. Desde luego es difícil emular el comportamiento de jugadores reales, y el sistema no es perfecto, pero sí resulta consistente y razonablemente verosímil. Hay una inevitable tendencia a las rutinas y patrones, claro, pero en líneas generales podemos decir que este modo de juego funciona bien y, desde luego, consigue su objetivo.
Se le puede achacar, eso sí, que no podamos crear un perfil que estudie cómo jugamos para crear un émulo en el título, con todas las posibilidades que ello abriría (intercambio de perfiles en red, por ejemplo), ya que es una senda que otros títulos ya han explorado y puede resultar interesante. Lamentablemente, Virtua Fighter 5 no incluye ningún tipo de juego en red, por lo que la rejugabilidad a la hora de luchar contra otras personas –el punto fuerte del género- se limitará a nuestro entorno; no es poco, pero en la actualidad el público demanda el juego en red para buscar jugadores de su nivel que quizás no pueda encontrar entre su círculo de amistades, o siempre disponibles para jugar.
La principal virtud jugable de Virtua Fighter 5 reside en el cuidado equilibrio alcanzado en la composición de los movimientos y características de todos sus personajes, algo que no se ha visto alterado con los nuevos luchadores. Es, quizás, uno de los pocos títulos del género en el que ningún personaje tiene una ventaja clara frente a otros, de manera que dentro de sus diferentes estilos, si conseguimos dominar su abanico de movimientos, no estaremos en inferioridad de condiciones frente a otros personajes. La diferencia se marcará, por tanto, a raíz de nuestro dominio del juego, no por ventajas tácticas derivadas de los movimientos de un personaje concreto.
A la hora de enfrentarnos a la máquina (en el modo Arcade), los jugadores algo habituados a la lucha en tres dimensiones y, en especial, a esta serie (y no nos referimos necesariamente a expertos, ni mucho menos) tendrán que subir el nivel de dificultad, ya que una vez hemos empezado a dominar un poco el juego lo cierto es que resulta fácil, salvo en su dificultad más elevada. El modo aventura solventa esto en buena medida, además del reto de desbloquear diversos elementos para personalizar a nuestros personajes, pudiendo guardar hasta una treintena de ellos.
El sistema de combate se basa en la guardia, el puñetazo y la patada. Por supuesto, para realizar determinados combos tendremos que pulsar series de botones, mover la cruceta, y pulsar, también, varios botones al mismo tiempo. En este sentido, el Sixaxis, el mando de PlayStation 3, se muestra como un mando funcional, que responde con holgura a las necesidades del género, tal y como ha sucedido desde que se definiese su forma en la PlayStation original con el Dual Shock. Los más puristas echarán en falta un mando de estilo arcade, con su palanca y grandes botones, un accesorio que, sin duda, llegará eventualmente al catálogo de periféricos de la consola de Sony. Por el momento, tendrán que conformarse con el Sixaxis que, como hemos dicho, da el servicio que se espera de él, en parte gracias al hecho de que como hay tantos botones libres ya hay atajos (como puño y patada, por ejemplo) asignados a los gatillos del mando.
Los nuevos personajes son el luchador mexicano El Blaze y Eileen, que practica el kou-ken, un estilo de lucha conocido popularmente como kung-fu del mono, combinando técnicas del mono borracho con las de otras disciplinas relacionadas. El resto de personajes han sufrido cambios en su aspecto, derivados del paso del tiempo, o un ligero rediseño, pero se controlan de manera muy similar. Algunos combos han sido modificados y resultan, por lo general, más accesibles. Esto, unido a una sensación de mayor suavidad y rapidez generalizada, conforma una sensación de luchas más dinámicas y fluidas que se agradece.
A nivel gráfico, es incuestionable que Virtua Fighter 5 es un juego espectacular en todos los términos. Los personajes están bien definidos, con muchos detalles, y la animación es suave y muy cuidada. Los primeros planos dan una sensación extraña por las animaciones faciales, que no resultan tan logradas como el resto del conjunto, pero desde luego eso apenas empaña la gran sensación que transmite.
Los escenarios mantienen la misma línea de detallismo y buen diseño, volviendo a utilizar tanto escenarios abiertos (en los que podremos sacar al rival para ganar) como otros cerrados con paredes contra los que golpear al rival. Son variados y aunque hay algunas texturas un poco discutibles en algunos lugares concretos, el aspecto general sigue siendo de gran calidad; y es que los detalles de calidad, como el mar, las partículas de polvo, o la reacción del agua en los combates sobre el suelo encharcado conforman todo un espectáculo.
Además, el juego soporta tanto una resolución tanto de hasta 1080p, el máximo estándar en televisión de alta definición. Sí son criticables los menús, algo enrevesados en ocasiones y que empañan un poco la presentación del juego al no ser todo lo claros y bien diseñados que desearíamos, y el hecho de que para instalar algunos gigabytes de información en el disco duro de la consola, los tiempos de carga siguen presentes, aunque son bastante reducidos por norma general.
En el apartado sonoro, las composiciones son buenas, aunque no deslumbrantes (eso sí, las excepciones son más que notables), pero las voces de los personajes no son del todo redondas, resultando incluso repetitivas en ocasiones; es algo que produce un gran contraste con el cuidadísimo apartado visual. En líneas generales no parece que este apartado técnico se haya cuidado tanto como el otro, lo que hace que sus carencias sean más evidentes.
Su principal carencia, entonces, será la ausencia de un modo de juego en red del que Virtua Fighter 5 se hubiese beneficiado ostensiblemente, como deja intuir sin género de dudas el hecho de que el modo aventura sea, en realidad, el más interesante de los ofertados para un jugador.