Análisis de Siren: Blood Curse PSN (PS3)
Nos encontramos solos en el bosque. La luz de nuestra linterna no alcanza a mostrarnos los misterios que se ocultan entre el espesor de la maleza. Unos renqueantes pasos delatan que alguien más se encuentra cerca de nosotros, aunque no logramos adivinar ni de quién se trata ni dónde está. Un aterrador grito nos desvela que algo siniestro está ocurriendo en el lugar. Corremos. Corremos sin mirar atrás rezando por localizar un lugar seguro. Lo encontramos. Se trata de un pequeño cobertizo en el que decidimos adentrarnos. Los pasos y gritos se suceden a nuestro alrededor. Ante el pavor, nos escondemos en el interior de un pequeño armario esperando así escapar de este misterioso peligro. Pero… alguien entra. No logramos adivinar de quién se trata, solo somos capaces de vislumbrar que esta especie de hombre, con un rostro completamente desfigurado, lleva en su mano una llave inglesa recubierta de sangre. Nuestro pulso se acelera conforme este ser se aproxima a nuestro escondite. Rezamos para que no nos detecte pero es demasiado tarde. Este muerto viviente, este ser que solo siente odio, ha abierto de repente el armario y ha comenzado a golpearnos hasta destrozar todos los huesos de nuestro cuerpo. Ahora, yacemos muertos en esta tierra maldita. Hanuda se va a convertir en nuestra peor pesadilla.
Ahora, a través del sistema de distribución digital de PlayStation 3, Sony pretende sumir a sus usuarios en una de las experiencias de terror más impactantes de los últimos tiempos. Para ello, han retomado la historia del título original aplicando algunas de las mejoras jugables vistas en la secuela del mismo.
Por lo tanto, volveremos a adentrarnos en la misteriosa aldea de Hanuda (en Japón), lugar maldito al que acudirá un equipo de televisión estadounidense especializado en sucesos paranormales para comprobar si todas estas historias de terror son auténticas. Pronto descubrirán que acudir a esta región donde una misteriosa sirena rompe el silencio de la noche va a marcar el rumbo de sus vidas.
A partir de aquí, como en el original, la historia se nos irá desvelando a través de diferentes capítulos protagonizados por cualquiera de los siete protagonistas que sufrirán la ira de los "shibito" –los habitantes de Hanuda malditos- en los tres días que dura la pesadilla de estos personajes. En este punto, el reparto vuelve a ser una de las principales virtudes del juego, puesto que controlaremos a personas normales que se han visto inmersas en una situación que nunca podrían haber imaginado. Algo que trasmitirán a la perfección a lo largo de la aventura. De este modo, viviremos con una tensión impresionante el sufrimiento de la joven Bella, que no podrá usar ningún arma –lo que nos obliga a ser lo más sigilosos posibles-, la desesperación de sus padres, que harán todo lo posible por encontrarla, o la frialdad de un misterioso habitante de la región, que con un buen arsenal se dedicará a exterminar a los shibito.
De nuevo, la historia no se nos presentará de forma lineal, sino que iremos saltando de uno a otro protagonista viviendo sus andanzas por Hanuda. De este modo, por ejemplo, podremos ver cómo Bella inicia su horrible aventura en un hospital abandonado, y varios capítulos después descubrir cómo llegó al mismo. Sin embargo, hay que destacar que en esta ocasión el hilo narrativo resulta más claro que en el original, que en ocasiones era algo caótica haciendo que los usuarios se perdieran entre tantos saltos temporales. Los saltos temporales se sucederán constantemente, y en muchos casos tardaremos unos segundos en situar la acción que se nos muestra o en comprenderla. Pero aún con todo esto, durante la mayor parte de la aventura iremos atando cabos sin excesivos problemas. Además, a lo largo de nuestro oscuro viaje tendremos ocasión de localizar por todos los escenarios diversos objetos que nos desvelarán nuevos fragmentos de la historia. Así, podremos obtener archivos históricos sobre la región, manuscritos con los rituales que se celebran en el lugar, e incluso teléfonos móviles y grabadoras de los protagonistas de la aventura; archivos que nos permitirán enlazar todavía más todos los misterios que asolan a este lugar maldito.
Teniendo en cuenta estos elementos, Siren: Blood Curse se nos presentará como un clásico juego de terror en tercera persona –con opción a jugarlo a través de una vista subjetiva, algo recomendable en algunas ocasiones- en el que más que combatir a los shibito, deberemos evitarlos a toda costa. No en vano, como destacábamos anteriormente, nuestro arsenal se limitará a los objetos que logremos encontrar a lo largo de nuestras andanzas por Hanuda, estando en muchos casos indefensos ante varios de estos terribles seres. Por lo tanto, la sensación de agobio y terror al ser descubiertos será una constante, algo que no todos los títulos del género logran. Por otro lado, ésta es una forma realista de tratar una historia de estas características, ya que como reflejábamos anteriormente, los protagonistas de la acción son gente corriente que se ha visto envuelta en una situación de peligro extremo. Por ello, igual que haríamos nosotros, prácticamente durante toda la partida caminaremos agachados intentando hacer el menor ruido posible para que los shibito no nos detecten. En este sentido, aunque los escenarios por norma resultan algo lineales, contaremos con la posibilidad de evitar los enfrentamientos en la mayoría de ocasiones, aunque siempre habrá momentos para la acción.
Pero como decimos, el sigilo será nuestro principal aliado. Hay que tener en cuenta además que caminaremos por entornos increíblemente oscuros en los que ni siquiera la luz de nuestra linterna nos revelará lo que tenemos a escasos metros de distancia, por lo que correr puede significar simplemente el alertar a todos los enemigos de la zona. Una sensación realmente agobiante si tenemos en cuenta que los shibitos a nuestro alrededor no dejarán de gruñir, gemir o gritar; dejarán claro que están cerca de nosotros, pero muchas veces nos costará horrores localizarlos. O mejor dicho, nos costaría muchísimo encontrarlos si no fuera por la posibilidad de introducirnos en su mente y observar lo que ellos ven. En este sentido, cada vez que nos acerquemos a un enemigo nuestro protagonista comenzará a sentir su presencia y nosotros lo notaremos sobre todo por los latidos de su corazón –el mando irá vibrando cada vez más fuerte, según nos acerquemos al shibito-. Sin embargo, también podemos evitar el riesgo y visualizar con suma facilidad dónde se encuentran y qué rutas siguen para evitarlos introduciéndonos en su cabeza. Así, por ejemplo, podemos fijar un objetivo que bloquea nuestro paso –la pantalla se divide en dos- y avanzar hacia el mismo justo en el momento en el que el shibito mira en otra dirección.
Esta habilidad, a la que tampoco se le ha sacado todo el provecho que podría haber tenido, resultará muy útil en la gran mayoría de situaciones, aunque no imprescindible. Eso sí, habrá puzles que requieran de su uso obligatorio, y en otras circunstancias, como cuando debamos encontrar a algún personaje concreto, nos facilitará muchísimo la labor. Sin embargo, el uso que de ella se realizaba en las entregas de PlayStation 2 resultaba más importante y en algunos casos, más interesante –el invidente de Forbidden Siren 2, por ejemplo-. Por otro lado, la posibilidad de escondernos en algunas zonas de los entornos también dará mucho juego, y nos hará vivir situaciones de suma tensión.
Combinando todas estas alternativas, y haciendo uso de armas secundarias como bengalas o los cepos, podremos completar la aventura sin mancharnos las manos de sangre. En el primero de los casos, porque podemos llenar de humo una sala y lograr así que los shibito la abandonen a toda prisa. Pero es que también podemos engañarles atrayendo su atención con gritos, o plantar trampas en el suelo para que queden atrapados. Y si no queda más remedio, o hemos sido detectados, las armas serán nuestra única salvación, aunque en ocasiones ni eso.
En este sentido, tendremos más de cincuenta armas distintas que contarán con sus propias características como el daño que causaremos con ellas, y la velocidad a la hora de ejecutar los movimientos. Y aún así, pese a estar equipados con ellas, siempre tendremos que tener mucho cuidado de enfrentarnos a los enemigos, ya que si son varios a la vez, a no ser que se estorben entre ellos –algo que puede llegar a pasar, tristemente-, moriremos con total seguridad.
Por otro lado, que nos sorprendan atacándonos por la espalda o asestándonos potentes golpes hará que nuestro protagonista pierda el equilibrio y caiga al suelo, quedando a merced del shibito –habrá que mover rápidamente el mando, pero muchas veces no nos dará tiempo ni a levantarnos-. En estos casos, siempre resulta más útil acercarse por la espalda de los mismos y asestarles un potente golpe –se ejecutan manteniendo pulsado el botón de ataque- que los dejará prácticamente muertos. También, si tenemos la suerte de haber encontrado un arma de fuego, podremos eliminarles desde la distancia con mayor facilidad –activaremos la vista en primera persona para abatirles con mayor precisión-.
Pese a todo esto, el sistema de combate en el juego no resulta del todo preciso, sobre todo en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. Los movimientos de nuestro protagonista resultarán en ocasiones demasiado toscos e imprecisos, dejándonos a merced de los shibito. Algo que llegará a desesperarnos en algunos momentos como en los enfrentamientos contra los shibitos voladores. También el manejo de las cámaras y el control de nuestro protagonista seguirán la misma tónica. Primero porque los desarrolladores han optado por situar la cámara muy encima del personaje, lo que nos deja con muy poco campo de visión para observar el entorno. Un recurso que lógicamente busca generar agobio en el jugador, pero que en muchos casos nos dejará completamente a ciegas –algo que se soluciona con la vista subjetiva-. Por otro lado, dirigir a nuestro asustado protagonista resultará muy cómodo siempre que avancemos de forma sigilosa, pero en cuanto comencemos a correr, entre el tener que situar correctamente la cámara y controlar a un personaje algo estático, los resultados no serán tan satisfactorios.
Esto se traduce sobre todo en misiones que dejarán de lado la necesidad de explorar concienzudamente un escenario para encontrar la llave o interruptor de turno que nos abra nuevas zonas, para centrarse sobre todo en la supervivencia, en reaccionar rápidamente ante situaciones de extrema peligrosidad. Habrá veces, por ejemplo, que tendremos que correr a toda velocidad para dar caza a un shibito cerebro que huirá nada más vernos, u otras en las que seremos nosotros los que tendremos que escapar ante amenazas horripilantes que nos pondrán de los nervios. Al respecto, en el juego se nos irá informando constantemente de los objetivos que deberemos ir cumpliendo para superar nuestra tarea principal, aunque en algunas ocasiones tendremos que ser nosotros mismos los que demos con las respuestas a los enigmas que se nos plantean.
La actuación de los siete protagonistas de la aventura y el resto de personajes secundarios con los que nos encontraremos también resulta digna de mención, así como todo el trasfondo creado por los desarrolladores a la hora de contextualizar la historia que se nos presenta. Así, los jugadores pueden incluso visitar el blog personal de uno de los protagonistas de la partida para conocer más detalles acerca de su vida. Por otro lado, el apartado sonoro de Siren resulta fantástico, con melodías muy inquietantes y estridentes –aunque también algo repetitivas- que se intercalarán con siniestros efectos sonoros que nos mantendrán en constante tensión. En este sentido, habrá algunos capítulos en los que una intensa tormenta –fantásticos los efectos de luces y sombras- nos hará sobresaltarnos en más de una ocasión.
Y son todos estos detalles los que convierten a Siren: Blood Curse en uno de los mejores juegos de terror del momento. Su cuidada ambientación, su inquietante historia, y la propia mecánica de juego en la que se prima más el sigilo y la supervivencia que la acción lo convierten en un título especial, distinto a lo que acostumbran actualmente los grandes estudios. Tal vez la linealidad de la que hace gala en muchas de sus situaciones, y el hecho de que en esta ocasión, con prácticamente cualquier arma podemos defendernos sin excesivas dificultades, le hacen perder ciertos toques de tensión que sí mantienen otras muchas misiones del juego –en las que como no hay armas, no nos queda más remedio que ser sigilosos-.
También el sistema de cámaras resulta molesto en algunas situaciones, como el manejo de nuestro personaje. Sin embargo, son aspectos que una vez iniciamos la partida quedan relegados a un segundo plano. Por otro lado, está claro que el sistema de adquisición del mismo no resulta del agrado de todos los usuarios –el juego podría llegar finalmente en formato físico a finales de año-. No obstante, hay que tener en cuenta que éste es un título con unos altos valores de producción, con un buen motor gráfico, un fantástico apartado sonoro, y más de 10 horas de intensa aventura –lo que justifica los casi diez gigas de descarga-. Además, Siren incluye un interesante sistema de logros que nos tentará a repetir todos los capítulos de la aventura para mejorar nuestros tiempos e intentar no ser detectados en ningún momento, por lo que hablamos de un título que nos puede mantener muchas horas delante de la consola.
En definitiva, ya sea en formato digital o en Blu Ray, éste es un juego que ningún aficionado a los títulos de terror debería perderse. Su ambientación, las inquietantes situaciones que nos hará vivir, o su peculiar sistema de narrar los acontecimientos –al estar dividido en capítulos, se nos tienta de tal forma con el final de los mismos que irremediablemente casi siempre iniciaremos uno nuevo para ver cómo prosigue la aventura- se sobreponen a los defectos comentados anteriormente y logran sumergirnos de lleno en la pesadilla que de forma tan sobresaliente Sony ha logrado crear.