Análisis de Pro Evolution Soccer 2011 (PS3, PSP, PS2, PC, Android, iPhone, Xbox 360)
La revolución tantos años prometida para la saga Pro Evolution Soccer ha llegado, aunque no es una revolución radical, sino un replanteamiento de algunas de las bases de un juego que dominó los principios de la pasada década, pero que en los últimos años ha visto cómo su eterno rival, FIFA, le ha ido comiendo el terreno, primero en la calidad como juego, y de forma casi definitiva, salvo tres países, en las ventas. El equipo de Konami ha reconocido varias veces que se han quedado atrás, y hasta han pedido disculpas a los fans de Pro Evolution por ello, prometiendo una y otra vez que la entrega de cada año sería el punto y aparte tan esperado. Éste año sí, aunque esta renovación de la saga no es del todo suficiente para volver a convertirse en el rey de los juegos de fútbol.
Como os hemos contado en nuestros sucesivos contactos con el juego, Pro Evolution Soccer 2011 trae muchos cambios. Algunos simplemente visuales, como los nuevos ángulos de cámara, que se mueve dinámicamente, y que es un acierto. Otros jugables y gráficos, más profundos y notables, y que constituyen esa revolución que ha prometido Konami. El nuevo sistema de pases y la inteligencia artificial mejoran con creces los partidos, y las nuevas animaciones, en combinación con el gran aspecto que muestran los jugadores, le hace ganar enteros en el apartado visual.
Los cambios de cámara no son dramáticos ni cinemáticos, son sutiles alteraciones que enfocan mejor el momento del juego dependiendo de dónde se encuentre el balón. Así, el ángulo se abre cuando estamos en la banda inferior para que veamos más campo (y compañeros), y hace el movimiento contrario cuando estamos en la otra banda para lograr el mismo objetivo. Lo mismo ocurre cuando nos acercamos al área.
El cambio en la jugabilidad que más se nota en el primer contacto es el nuevo sistema de pases, que ahora usan una barra de energía y siguen la dirección que le indicamos con el stick analógico. El control de 360 grados se nota ahora mucho más, lo que hace pensar que el año pasado era un poco de mentira, y sobre todo se nota en la precisión de los pases, que tendremos que medir con una barra de potencia que se muestra alrededor del jugador, trazando un semicírculo que se llena de varios colores. Este sistema, el mostrar la barra de potencia en el jugador (salvo en casos como faltas o córners), es un acierto de Konami, al no requerirnos fijar la atención en la parte inferior de la pantalla.
Al principio cuesta un poco acostumbrarse a este nuevo sistema, y daremos algunos pases mal, pero tras unos minutos con el juego encaja de forma natural, y no tardaremos en beneficiarnos de la precisión que da a la hora de pasar el balón y, sobre todo, cuando queremos hacer pases en profundidad. Los tiros adoptan el mismo sistema de barra de potencia en el jugador, y se han mejorado respecto al año pasado. Algunos disparos desde lejos siguen siendo exageradamente "obuses", pero mucho menos que el año pasado. Se han incluido además esos pequeños detalles clásicos de PES, como por ejemplo que si pulsamos el botón de disparo de nuevo justo cuando el jugador va a golpear la pelota, le damos un efecto "folha seca".
El comportamiento táctico de los equipos es ahora mejor, dejando menores huecos en defensa, y haciendo más difícil que un jugador pueda regatear a varios defensas rivales seguidos. La mejora en defensa y en inteligencia artificial se complementa con los porteros, que cometen muchos menos errores y que son mucho más fiables en general. Otro detalle que se ha modificado es la física de los jugadores, que al chocar entre sí reaccionan de forma más realista, y que permite que las pugnas por el balón, y los robos, sean más fluidos y menos ortopédicos. La física del balón, excelente como siempre salvo en contadas ocasiones, ayuda mucho en esto.
Pese a haber mejorado, la inteligencia artificial tiene sus defectos. Algunas veces nos echaremos las manos a la cabeza al ver cómo en una jugada de ataque que sale mal, un jugador de nuestro equipo se está retirando a su campo, de espaldas al balón, cuando éste está cerca y sin dueño. Otro fallo de la IA, pero no de los jugadores, son ciertas decisiones arbitrales demasiado estrictas. La línea que separa la carga legal de la ilegal no siempre está clara, y a veces parece que la determina el azar.
Como novedad jugable se ha incluído un sistema de regates bastante completo, usando los botones L1 y L2 (en el caso de PS3) y el stick analógico derecho para hacer fintas sin tocar el balón (solo el stick), regates (con L2 y el stick) y combinaciones de regates (L1 y el stick). Estas combinaciones se pueden configurar en el menú de estrategia, y podemos hacerlas de todo tipo. El sistema de regate le añade vistosidad al juego pero puede desvirtuar considerablemente los partidos si los jugadores abusan de los jugadores habilidosos y de los combos configurables.
La jugabilidad ha mejorado, por lo tanto, no de forma radical pero sí considerablemente, y eso es algo que se nota desde el primer partido. A esto contribuye también el nuevo sistema de táctica del juego, uno de los aspectos más llamativos desde que fue mostrado por primera vez. Nos encontramos con una especie de pizarra donde están situados los jugadores en el campo, y con un cursor podremos moverlos con ella, asignándoles el juego (o nosotros) roles como mediocentro defensivo, mediapunta, etc... y pudiendo hacer cambios arrastrando al jugador al lado izquierdo para intercambiar su posición. Es un cambio drástico pero muy intuitivo y positivo, que se combina con otras posibilidades de configuración, como poder elegir habilidades activas para los jugadores, una evolución del sistema de cartas del año pasado.
No hay grandes novedades, sin embargo, en los modos de juego. La Master League y el modo Sé una Leyenda vuelven como modos "grandes", más allá de las competiciones estándar. El segundo nos permite crear a nuestro jugador y hacerlo progresar poco a poco, partido tras partido, convenciendo al entrenador a medida que mejora sus atributos, y el primero se ha mejorado con la posibilidad de jugar una Liga Master Online con cientos de jugadores; el resultado de esto no lo sabremos hasta dentro de un tiempo. Es también un poco inexplicable que podamos acceder al modo de juego Champions League para jugar partidos ambientados en esta competición, pero no la competición en sí, salvo en los modos de juego. Pese a la Liga Master Online, al modo Sé una Leyenda le sigue faltando "algo" para resultar tan adictivo como el análogo de su rival.
En lo que respecta a los equipos, las carencias clásicas de Pro Evolution Soccer siguen ahí. Las ligas holandesa, francesa e italiana están al completo, la española a medias, faltando algunos clubes que quizás se "arreglen" con contenido descargable; la liga inglesa solo cuenta con el Manchester United como club oficial, mientras que la liga alemana sigue desaparecida, aunque tres de sus clubes más importantes están en el apartado de "otros": Bayern de Munich y Werder Bremer de forma oficial, y Schalke 04 como Ruhr, aunque no cuenta con los nombres oficiales de los jugadores. También está la selección alemana licenciada.
Hay, como ya os hemos contado anteriormente, una buena selección de "otros clubes" europeos licenciados oficialmente, los principales representantes de las ligas menores. Clásicos de primera ronda y octavos de Champions como Celtic y Rangers, Benfica y Oporto, Rubin Kazan, Zenit de San Petersburgo, Basilea, Anderlecht y parecidos son seleccionables, pero el gran cambio en esta edición se da en los equipos de Sudamérica y México. Se han incluido los 40 participantes en la Copa Libertadores, cuya licencia oficial tiene esta edición de Pro Evolution Soccer, y River y Boca (que no participan en la edición de este año). En global, una ligera mejora respecto al año pasado, pero lejos de lo deseable, algo que no es del todo culpa de Konami por el carácter exclusivo de muchas licencias que sí tiene FIFA, pero que resta valor al producto como ha ocurrido desde tiempos inmemoriales.
A nivel gráfico el juego ha progresado bastante. El carácter apagado del año pasado ha dejado paso a unos gráficos más alegres, con más brillo, en los que destaca el modelado de los jugadores. Las caras son todavía mejores que las del año pasado, y se benefician de la mejora en el colorido en el juego, y los cuerpos de los jugadores siguen correspondiéndose muy bien con sus homónimos. La mejora en las animaciones es muy palpable. No sabemos hasta qué punto, qué porcentaje han renovado completamente, pero se han añadido muchas nuevas, y aunque todavía esté por detrás de FIFA en este aspecto, y tenga unos pocos errores enlazando algunas animaciones con otras (y cierta sensación de brusquedad a veces), el progreso es evidente y resulta prometedor.
El sonido vuelve a ser la asignatura pendiente del juego, aunque también se nota una mejora en la variedad de cánticos de las aficiones. No llegan al nivel arrollador de FIFA, pero sí son ahora más variados y con algunos cánticos personalizados para ciertos equipos. La banda sonora cuenta con temas genéricos, sin más, mientras que los comentarios vuelven a estar a cargo de Carlos Martínez y Maldini. Han mejorado y tienen más frases, pero también hay mucho margen para progresar en este aspecto.
Conclusión
Los que con el paso de los años han pasado de fans a críticos acérrimos, decepcionados por las últimas entregas, y los que hayan sido conquistados por FIFA, no quedarán satisfechos, o al menos no del todo, con Pro Evolution Soccer 2011. Mejora, tiene detalles interesantes y sigue siendo un juego muy divertido, pero aún así está lejos de su rival, tanto en licencias, una batalla prácticamente perdida, como en lo jugable. Eso no significa que todo esté perdido, pues la mejora respecto al año pasado es más que evidente, pero de nuevo no lo suficiente para mirar de tú a tú a un FIFA que va puliéndose poco a poco e incluyendo novedades interesantes.
Pero los fans de Pro Evolution Soccer de toda la vida que no hayan "cambiado de chaqueta" disfrutarán un montón con los cambios. No son lo suficientemente revolucionarios como para que sea un juego diferente a la fórmula ya conocida, lo que agradará a muchos y quizás se haya hecho a propósito, pero sí una evolución muy palpable que hace que, manteniendo parte de esta nueva base y modificando otras cosas del juego, el futuro de Pro Evolution Soccer parezca mucho más prometedor que el año pasado. El problema es que ya no es una batalla contra sí mismo, como en la época de PlayStation 2, sino que su rival tiene mucha entidad.
Pero del mismo modo que la revolución total que han prometido para esta entrega no es cierta (es una renovación más bien), aunque sí acertada, los que dicen que el juego es lo mismo de siempre, que es peor que el año pasado y que no han cambiado nada, o están equivocados o simplemente mienten. No es el mejor juego de fútbol, pero es un gran juego de fútbol, mejor que el año pasado, y en el buen camino.