Análisis de Luftrausers PSN (PS3, PSVITA, PC)
Lo mejor de Luftrausers son sus reglas. A diferencia de millones de matamarcianos que hemos visto antes, en esta ocasión no tenemos ni escudos ni barra de vida, ni morimos de un golpe. Nuestro biplano puede aguantar una serie de ataques, y su estado de salud se representa con un círculo blanco que, cuanto más cerca está de él, en peor estado se encuentra. Si ese círculo blanco se acaba de cerrar sobre él, como si fuera una película, explosión, se cierra el telón, y se acabó la partida. Pero, y aquí está la verdadera novedad, si dejamos de disparar (y no nos alcanzan más balas, misiles y otro tipo de potenciales peligros) ese círculo se irá relajando poco a poco hasta desaparecer del todo.
Por así decirlo, Luftrausers toma el estilo de escudo de Halo (y muchos juegos después de él) y lo aplica a los matamarcianos. Es una idea estupenda, propia de los videojuegos (en la vida real, porque el Barón Rojo dejase de disparar no se le iba a arreglar mágicamente un motor) y que básicamente es el leit motiv del juego. Sinceramente, esperamos que otros títulos lo imiten, porque es brillante.
A diferencia de otros juegos, y a similitud de muchos títulos de móvil (los nuevos arcade, que dirían estos holandeses, a tenor de la frase que nos recibe en su página web "Bringing back arcade since 1751", y del hecho de haber lanzado sus anteriores títulos en dispositivos de pantallas táctiles), Luftrausers apuesta más por una inexistencia de fases prefijadas, y por lanzarle al jugador una miríada de enemigos, cada vez más fuertes, resistentes, grandes y tal vez rápidos, sobre los que el jugador tiene la sensación de avanzar gracias a un sistema heredado (otra vez) de los juegos de móvil o redes sociales, en los que conforme juegas o realizas correctamente misiones ganas puntos de experiencia, y de esa manera subes de nivel.
Son estas misiones las que nos dan la sensación de avanzar partida tras partida. Al principio son misiones bastante sencillas (derriba a tres cazas, consigue tal cantidad de puntos, haz un combo de una cantidad reducida), pero poco a poco se van poniendo complicadas, hasta llegar al punto de tener que derribar Zepelines, que son verdaderas fortalezas volantes.
Y todo esto, para poder desbloquear partes que cambian nuestro Rauser (así es como llaman a los cacharros con los que podemos volar en este juego), y de hecho, le dotan de un nombre propio. Por ejemplo, si dispara misiles, tiene un motor que resiste el agua y un casco que es inmune al cuerpo a cuerpo le llamarán Hammerhead, mientras que si está equipado con rayo láser, un motor más rápido y un cuerpo que suelta bombas, será Stormrauser. Cada combinación tiene su nombre, y lo que es más importante, unas misiones dedicadas, de manera que si queremos realizar todas las misiones tendremos que dominar todas las posibilidades para poder considerar que hemos completado el juego al 100%.
La verdad es que la variedad es interesante, y nos encontramos desde disparos tipo la clásica metralleta, otros tipo racimo, misiles teledirigidos, láseres o una lenta bola que al impactar estalla, hasta cascos que permiten aguantar más golpes, otros que sólo sirven para el cuerpo a cuerpo o que desencadenan una explosión nuclear al ser derribados, pasando por motores más o menos rápidos, otros que se pueden utilizar bajo el agua sin daño alguno o incluso algunos capaces de disparar hacia detrás, algo realmente práctico si somos perseguidos por un enjambre de cazas.
Pero esa es sólo la mitad, por así decirlo, de la gracia de este videojuego. Como en los arcades de toda la vida, lo importante viene cuando hemos acabado la partida: cuantos puntos hemos dejado en ella. Ese nombre nuestro ocupando tablas de clasificaciones. Ese sentirnos los reyes del mambo. Sinceramente, si ese hecho no te parece relevante, es mejor que no le des demasiada importancia a este juego, porque como buen arcade está bastante centrado en él. Una buena puntuación se realiza siendo tenaz, estando equipado con las armas, casco y motor que mejor dominemos, teniendo un poco de paciencia y después de dominar el curioso sistema de juego que nos plantea Luftrausers.
Y decimos curioso, porque realmente viene a ser un heredero de Asteroids, pero sin trozos de roca que se rompen y van hacia ti, sin la posibilidad de teletransportarte, y con unos límites bien determinados por las partes superior (cielo) e inferior (mar) de la pantalla. Hacia los lados el scroll es infinito, como hicieran en su tiempo Defender o Fantasy Zone, o más recientemente en algunas pantallas Syder Arcade.
Es un sistema que funciona bastante bien, aunque es cierto que el sistema de control de gravedad puede resultar bastante engorroso hasta que se controla. Así, si mantenemos el motor funcionando, nuestro Rauser se dirigirá hacia la posición que apunte su morro, pero si lo paramos, además de poder girar con más precisión, se precipitará contra lo que haya abajo, que en un porcentaje de ocasiones muy alto será el mar. Podemos entonces activar el motor y remontar el vuelo, pero tardará un ratito en realizar esta operación, y hasta que no dominemos esta mecánica, el juego nos parecerá algo complicado.
Como podréis ver, el resultado (sobre todo si nos gusta fardar de puntuación ante los amigos o ante el universo) puede interpretarse como muy apetecible. Pero ahora toca hablar de las cosas no tan buenas de este juego, porque también las tiene.
Lo primero es el aspecto gráfico. Aquí podemos entrar en discusiones de muchos tipos, porque básicamente, Luftrausers es un juego de Game Boy que se mueve mucho mejor de lo que se podría mover un juego en la portátil de Nintendo. Una paleta de colores en tonos de marrones (que posteriormente se aumenta con otras paletas, a cada cual más dañina para nuestra vista). Sí, está bien diseñado, es todo coherente, y sin duda alguna una vez te pones a jugar los gráficos nos dan igual, pero no se puede decir que aproveche ninguna de las plataformas donde se reproduce. Si sale en PlayStation 4 esto será más grave aún, pero pasa lo mismo, una vez te pones a jugar son cosas que te dan igual.
Lo segundo es la carencia de ningún otro escenario. Repitiendo lo visto en éxitos de móvil como Ziggurat, hay un escenario, que se compone de atmósfera, cielo y mar. No hay más obstáculos ni objetos que nos molesten que los diferentes barcos, aviones y otros enemigos. No se ha comentado nada de ninguna actualización con más escenarios, así que por ahora es lo que hay.
Y lo tercero, y que nos puede molestar más por pertenecer al diseño de juego, el jugador está limitado a poder disparar a lo que aparece en pantalla, mientras que los enemigos si pueden alcanzarnos a pesar de no poder verlos. Esto es algo injusto, y se nota más conforme avanzamos más la partida, pues la pantalla está llena de disparos de todo tipo, y como jugadores lo único que podemos es hacer de tripas corazón, y seguir el reguero de disparos para encontrar a su dueño. Esto limita la eficacia de movimientos como un picado, pues el trayecto útil que podamos hacer antes de volver a levantar el morro es realmente corto.
En resumidas cuentas, Luftrausers es un buen juego, especialmente indicado para jugadores que quieren echar una partidita rápida cada cierto tiempo, pero no es siquiera el matamarcianos que más hemos disfrutado en ninguna de sus plataformas. Interesante, divertido y bastante fresco, os puede gustar si buscáis lo que ofrece.