Análisis de Diablo III (PS3, Xbox 360)
Nota: En este análisis nos centramos principalmente en los añadidos y novedades que ha recibido el juego desde su lanzamiento original en PC y en los cambios técnicos que trae consigo esta versión. Si queréis profundizar más en su historia y mecánicas jugables os recomendamos leer el análisis que realizamos el año pasado para su versión de compatibles.
Mucho ha llovido desde que Blizzard pisara las consolas por última vez.
StarCraft 64, lanzado hace la friolera de 13 años para Nintendo 64, fue el último juego que la compañía se atrevió a llevar al público consolero hasta la fecha, algo que el próximo mes de septiembre cambiará con la llegada de Diablo III a PlayStation 3 y Xbox 360, el gran éxito de ventas de PC del año pasado.
Tras haberlo podido explotar a fondo, nos hemos encontrado con que Blizzard ha hecho sus deberes y ha sabido adaptar impecablemente los controles y la interfaz del juego a las necesidades de un mando. No contentos con ello, también han aprovechado la ocasión para incluir interesantes novedades, como un multijugador local, y eliminar algunas de las cosas que menos gustaron cuando se lanzó en compatibles, como la necesidad de conexión permanente a internet o la casa de subastas. Pero vayamos por partes y veamos todo lo que esta conversión tiene que ofrecernos.
El mando como arma contra los demonios
Si jugasteis en PC, lo primero que os llamará la atención será la cercanía con la que la cámara se sitúa ahora, algo que al principio puede extrañar pero a lo que tardaremos poco en habituarnos. Esta decisión resulta bastante lógica considerando la distancia a la que se suele situar el televisor cuando jugamos en una consola, ayudándonos así a distinguirlo todo mucho mejor y sin necesidad de forzar la vista.
Superado este impacto inicial, descubriremos lo bien que se ha adaptado la jugabilidad del título al mando. Con L1 tomaremos pociones, con X, cuadrado, triángulo, círculo, R1 y R2 usaremos habilidades, con la cruceta abriremos el mapa, nos equiparemos objetos de forma rápida y usaremos el portal para volver a la ciudad, con select abriremos los menús de inventario y habilidades, y con el stick derecho rodaremos para esquivar, un nuevo movimiento que se ha incluido en esta versión y que no se podía realizar en PC. Esto último se ha integrado muy bien y en ningún momento lo sentiremos como un añadido forzado o fuera de lugar.
En general, los controles responden perfectamente y apenas nos darán problemas. Si bien es cierto que no ofrecen el mismo nivel de precisión que ofrecía el combo de teclado y ratón en PC, junto con otros ajustes que se han realizado será algo que apenas notaremos, por lo que poca pega podemos ponerle al trabajo que ha realizado Blizzard en este sentido.
La interfaz también ha sufrido cambios importantes y se ha rehecho por completo, situando las barras de vida, experiencia y recursos, así como los accesos directos, en las cuatro esquinas de la pantalla (una para cada jugador), mientras que el minimapa se ha colocado en la parte inferior del centro del televisor. Clara, intuitiva y muy funcional. Sin embargo, los mayores cambios en este sentido los encontraremos en los menús de inventario y habilidades. Para empezar, al abrirlos ahora pausaremos la partida y ocuparán toda la pantalla. Además, se ha decidido prescindir del clásico inventario dividido por casillas para imponernos directamente un límite de 60 objetos.
Para navegar por él nos encontraremos con un menú radial alrededor de nuestro personaje. Cada uno de los botones se corresponde con un tipo de objeto (hombreras, pantalones, botas, arma, etcétera), por lo que todo lo que recojamos se ordenará automáticamente e irá a parar a su sección correspondiente. Desde ahí podremos tirarlos al suelo, echarle un vistazo en profundidad a las estadísticas que da cada uno, compararlos con el que llevemos equipado y decidir si lo queremos cambiar o no. Por otra parte, el menú de habilidades funciona exactamente igual, permitiéndonos asignar con comodidad las técnicas que queramos a cada botón, así como las pasivas y las runas.
Algo que nos ha sorprendido gratamente es lo personalizable que resulta la interfaz general para tratarse de un título lanzado en consolas. Desde el menú de opciones podremos configurar una gran cantidad de parámetros para terminar de adaptar la interfaz a nuestras preferencias, de forma que podamos hacer que se muestre el daño que hagamos, las barras de vida de los enemigos y un largo etcétera de posibilidades.
Luchando juntos en la misma pantalla
Probablemente, la novedad más atractiva de esta versión la encontramos en la posibilidad de jugar en local junto a otros tres jugadores en la misma consola. Quedar con los amigos para pasar la tarde tomando algo y eliminando demonios es una idea muy atractiva y que realmente se agradece en una generación como la que estamos viviendo actualmente, donde las compañías parecen olvidarse con el juego online que a veces también nos gusta quedar en persona para jugar.
Lo bueno es que el multijugador local podemos combinarlo con el online, de forma que si somos tres, un cuarto se nos puede unir a través de internet, lo cual nos parece simplemente perfecto (tanto que esperamos que otras compañías tomen nota de esto y empiece a convertirse en la norma, en vez de en la excepción). En cuanto al funcionamiento de este nuevo multijugador, en vez de recurrir a la clásica pantalla partida, se nos obligará a estar siempre junto a nuestros compañeros.
La cámara se acercará y se alejará según lo separados que estemos, pero evidentemente tiene un límite. Esto en algunas ocasiones puede resultar un poco molesto, ya que cuando alguien necesite vender tendrá que arrastrar al grupo entero hasta el pueblo de turno para ello, en vez de permitirnos avanzar mientras otro libera espacio. Lo mismo ocurre cuando queremos cambiar habilidades o revisar nuestra mochila, algo que haremos con cierta frecuencia, lo cual multiplicado por cuatro puede acabar por cortarnos el ritmo de juego. Es cierto que se ha incluido un sistema de equipado rápido con la cruceta, pero así no se nos muestran los datos de los objetos en profundidad y siempre resultará más conveniente consultarlos en el menú de inventario.
El hecho de que exista cooperativo local también ha traído consigo otros cambios menores, como el hecho de que el loot sea compartido por los jugadores de la misma consola y el nuevo sistema de resurrección. Ahora si un miembro del grupo cae en combate no podremos acudir a resucitarle, una acción que en PC lleva algo de tiempo y que se ve interrumpida por cualquier golpe que recibamos mientras estemos en ello. En vez de eso, el jugador que haya perdido toda su salud simplemente tendrá que pulsar triángulo para reaparecer junto a un compañero pasado unos segundos. Esto facilita demasiado los enfrentamientos contra los jefes finales para nuestro gusto, por lo que creemos que se podría haber resuelto de otra forma (y no, jugar en incondicional no es la solución).
También cabe destacar la facilidad con la que podrán unirse y salirse los jugadores de una partida. Si estamos en mitad de una refriega y un amigo acaba de llegar a nuestra casa, simplemente tendrá que agarrar un mando, pulsar start, seleccionar su personaje y ponerse a jugar. Lo mismo para cuando se quiera ir. Además, la partida la podremos configurar en cualquier momento para que sea offline, pública, LAN, solo para amigos o únicamente para invitaciones.
Revisando el sistema de botín y eliminando la casa de subastas
Probablemente, los dos puntos más criticados de Diablo III en PC y con mucha diferencia. El hecho de que se incluyese una subasta en la que además de oro se pueda usar dinero real, ha provocado que la moneda virtual se haya hundido totalmente y no tenga ninguna clase de valor en la actualidad, un problema que está íntimamente ligado con el sistema de botín del juego.
Por sí misma, la casa de subastas debería haber sido un añadido opcional para facilitar el comercio entre los jugadores, pero el hecho de que conseguir un objeto que nos mejore mínimamente a base de farmeo tradicional (a fin de cuentas, es de esto de lo que va el juego, de matar a todo bicho viviente para conseguir objetos) se antoje como una misión a la que dedicarle una ingente cantidad de horas, con multitud de objetos basura de por medio y con estadísticas que no se deberían corresponder con su calidad y rareza, han propiciado que a día de hoy el uso de la subasta se haya convertido en una herramienta prácticamente imprescindible si no queremos estancarnos.
Por ello, a muchos os agradará saber que se ha eliminado por completo la casa de subastas (tanto de dinero real como virtual) y se ha decidido revisar de arriba abajo el sistema de botín. Ahora hay muchos menos objetos y estos salen con menos frecuencia, pero están mejor equilibrados y suelen ser más útiles. Por ejemplo, los amarillos y los legendarios sí suelen ser mejores que los azules, y a pesar de que siguen teniendo estadísticas aleatorias, esto hace que resulte mucho menos frustrante farmear y avanzar a nivel 60.
Cambios y parches
Desde su estreno en compatibles en mayo del año pasado, Diablo III ha recibido una buena cantidad de parches y actualizaciones de contenido. Gracias a ellos se introdujeron nuevas características que no estaban presentes cuando lo analizamos y que ahora se han incluido también en consolas.
Por un lado tenemos los niveles de leyenda, gracias a los cuales podremos seguir subiendo de nivel cuando alcancemos el 60. Por cada nivel de leyenda que obtengamos, nuestra estadística principal subirá, así como nuestras probabilidades de hallazgo de objetos mágicos, lo que nos permitirá hacernos cada vez más poderosos y aumentar nuestras posibilidades de obtener equipo raro.
Otra novedad la encontramos en la inclusión de niveles de dificultad, los cuales fueron bautizados en PC como Poder de monstruo. Gracias a esto podremos configurar la dificultad en la que queremos jugar. Mientras mayor sea, más poderosos y numerosos serán los monstruos, aunque las recompensas también serán mejores y recibiremos una cantidad de experiencia mucho más apetecible. A pesar de que en compatibles había diez niveles de Poder de monstruo, en PS3 y Xbox 360 solo encontraremos ocho dificultades. Conviene destacar que esto es algo que se configura independientemente de si jugamos en Normal, Pesadilla, Infierno o Averno.
Por otra parte están las refriegas, gracias a las cuales podremos enfrentarnos al resto de jugadores de la partida en unos combates realmente desequilibrados, poco divertidos y sin gracia alguna. Esta fue la solución de Blizzard a la falta de PvP del juego para compensar a los jugadores por faltar a su promesa tras comprobar que no eran capaces de realizar una arena por equipos lo suficientemente divertida y equilibrada, aunque viendo el resultado final, se antoja como un añadido que no aporta absolutamente nada, por lo que no esperéis encontrar contenidos competitivos de calidad aquí (al menos de momento).
Tampoco podemos olvidarnos de los guardianes de llaves y de las máquinas infernales. En cada uno de los actos del juego encontraremos a un guardián de llaves, quienes tendrán la posibilidad de soltar su llave o el diseño de herrero para fabricar una máquina infernal si jugamos en Averno y conseguimos reunir cinco acumulaciones de Valor Nephalem. Una vez tengamos el diseño y las tres llaves podremos construir una máquina infernal. Gracias a ella podremos abrir un portal para enfrentarnos a las versiones potenciadas de algunos de los jefes de la aventura. Si conseguimos derrotarlos a todos y que nos suelten sus órganos, podremos fabricarnos uno de los mejores anillos del juego.
Por lo demás se mantienen todos los contenidos que ya pudimos disfrutar cuando se lanzó originalmente: los mismos actos, historia, retos, diseños de estandarte, mazmorras aleatorias, el modo incondicional, clases, habilidades (estas dos últimas características están al día con sus más recientes reequilibrados en compatibles), etcétera, por lo que no esperéis encontrar nuevos monstruos, escenarios inéditos o algo similar.
El oscuro mundo de Santuario
Considerando las limitaciones de las consolas actuales, gráficamente Diablo III ha conseguido salvar la papeleta con cierta solvencia. No podemos obviar que hay un evidente bajón, empezando por la propia resolución y la tasa de imágenes por segundo. Además, ciertos efectos se han simplificado o eliminado, las texturas han perdido calidad y los dientes de sierra se hacen evidentes si nos fijamos bien o jugamos medianamente cerca del televisor, aunque gracias al gran trabajo artístico que hay detrás del título, todo esto no nos importará demasiado, ya que tanto el diseño de escenarios como de personajes es impecable, por lo que a nivel visual sigue manteniéndose como un juego muy atractivo.
Un detalle que nos ha parecido curioso, es que con todos estos recortes la paleta de colores ha perdido viveza, lo que provoca de forma indirecta y casi accidental que el juego se vea mucho más oscuro que en PC, asemejando sus tonalidades a las vistas en Diablo II, algo que seguro que ciertos jugadores verán como una ventaja y no como una contra.
Eso sí, el juego ha perdido cierta agilidad y fluidez, por lo que al principio probablemente nos parezca que se mueve un poco lento, aunque cuando avancemos un poco y empiecen los combates multitudinarios contra múltiples enemigos, esta sensación consigue camuflarse. Lo que sí que no nos ha gustado son los pequeños parones que sufre el juego con cierta frecuencia. Por norma general funciona perfectamente y con total fluidez, pero cada poco tiempo detectaremos un tirón de menos de un segundo para luego continuar moviéndose con total normalidad. No es algo que moleste demasiado e impida su disfrute, pero a veces ocurre en los momentos más inoportunos, lo que puede costarnos la vida.
El sonido sigue igual de potente que en PC con una banda sonora ambiental de primera, de esas que hacen que nos sea imposible imaginar cómo sería jugar con la música desactivada, y un doblaje al español muy profesional, con voces conocidas y habituales del cine y de la televisión. Lo mismo se puede decir de los FX: variados, nítidos, contundentes y con mucha calidad.
Conclusiones
Mentiríamos si dijéramos que no se nota lo mucho que Blizzard ha cuidado esta conversión para adaptarla a las necesidades del público consolero. Los controles han sabido trasladarse con acierto a los mandos y la nueva interfaz funciona perfectamente. Además, el multijugador local se trata de un añadido genial y tanto la eliminación de la casa de subastas como su revisado sistema de botín dará muchas alegrías a más de uno.
Eso sí, hay que tener en cuenta que a nivel de contenidos se trata del mismo juego que ya pudimos disfrutar hace un año en PC, por lo que si ya jugasteis al original no encontraréis motivos de peso para haceros con esta nueva versión, a menos que queráis huir de la tiranía de las subastas o jugar con vuestros amigos en el mismo televisor. Tampoco podemos olvidar que es inferior técnicamente (algo normal y comprensible, pero que muchos valorarán antes de decidirse por una plataforma u otra) lo que incluye ciertos parones algo molestos.
Sea de una forma u otra, Diablo III en consolas sigue siendo un juego muy divertido, con muchos contenidos, adictivo y especialmente recomendable para pasar el rato en compañía, por lo que si no lo habéis jugado ya y sois de los que preferís matar demonios tumbados en el sofá de vuestro salón, esta se convierte en una buena oportunidad para hacerse con él.