Análisis de Assassin's Creed IV: Black Flag (PS3, PC, Wii U, Xbox 360)
Tras Assassin's Creed: Revelations en 2011, que cerraba la trilogía de Ezio Auditore, el año pasado la saga daba un paso adelante importante, cambiando de protagonista, marco histórico y continente, y añadiendo unas cuantas novedades jugables de importancia, en la entrega más ambiciosa en mucho tiempo. Y los resultados para Ubisoft no pudieron ser mejores, convirtiéndose en la entrega de la saga más rápidamente vendida con 12 millones de unidades, aunque paradójicamente un de las más discutidas por los fans y que ha dejado un sabor agridulce en muchos de ellos.
Ahora como cada año por estas fechas llega un nuevo Assassin's Creed, esta vez ambientado en los mares del Caribe y el apasionante mundo de la piratería, que tanto juego ha dado en la literatura y el mundo del cine, con todo tipo de aventuras y leyendas. La saga por primera vez da un paso atrás, de 1775 en Assassin's Creed III a 1715 en Black Flag, tomando el control del galés Edward Kenway, el abuelo del indio mestizo Connor "Ratohnhakéton" Kenway, el protagonista de la anterior entrega. Edward, un hombre de origen humilde sin oficio ni beneficio, abandona galés y a su esposa para intentar hacer fortuna en el Caribe, donde acabará convirtiéndose en un capitán pirata, y conocerá a los Templarios y los Asesinos, aunque no se implicará demasiado en su milenaria guerra, actuando según sus propios intereses personales.
La historia en líneas general nos ha parecido bastante floja, tanto dentro como fuera del Animus, en lo que respecta a contenido y cómo está contada, con altibajos y sucesos que no están bien narrados, y personajes que van y vienen sin saber muy bien por qué. El mundo de la piratería en el Caribe es muy dado a leyendas y cuentos, e incluso a contar con un componente fantástico, pero no dejó personajes o hechos históricos relevantes para el recuerdo, todo lo contrario que en Assassin's Creed III, en el que vivíamos la apasionante Revolución Americana.
Despojado de esa épica y grandilocuencia, Black Flag también podría haber contado una buena historia, más original y libre al no tener que atarse a importantes acontecimientos históricos, pero no es el caso, y descubriremos muchas veces que el argumento nos da absolutamente igual. Apenas empatizamos con los un tanto desdibujados personajes secundarios - Barbanegra, Calicó Jack, Benjamin Hornigold, etcétera-, unos piratas demasiado buenos y blandos, que roban, se emborrachan y tocan el trasero a las camareras, pero siempre de manera bastante amable y sin herir sensibilidades.
El nuevo protagonista, Edward Kenway, se nos había vendido como un caradura y mujeriego, algo similar al joven Ezio Auditore de la segunda entrega, pero más pasado de rosca. Y al final nada más lejos de la realidad, hasta podríamos calificarlo de un poco calzonazos, aunque se hace querer, y tiene más carisma que Connor, el protagonista de AC3, cosa por otra parte que era relativamente sencilla de conseguir. Fuera del Animus, como sabéis los que terminasteis la tercera entrega, algo tenía que cambiar, y vaya si ha cambiado. Por primera vez no controlamos a Desmond Miles, y somos nosotros los protagonistas en la época actual, jugando desde una perspectiva en primera persona.
Interpretamos a un empleado de Industrias Abstergo, ahora dedicados en pleno a desarrollar comercialmente las experiencias que vivimos en el Animus, y seguro que os sorprenderá el enfoque que ha tomado esta parte del juego, conectando de lleno con el mundo real, mencionándose incluso a la propia Ubisoft como la encargada de llevar al gran público este tipo de experiencias interactivas, jugueteando con la cuarta pared. Aunque jugablemente estas secciones no son demasiado emocionantes, simplemente exploramos y resolvemos algunos puzles en forma de minijuegos de hackeo, están repletas de guiños, datos, revelaciones y homenajes a la saga, son puro fan service, y descubriremos un montón de curiosidades si comenzamos a indagar. Incluso se dan pistas sobre cuáles podrían ser las ambientaciones históricas de las próximas entregas, algo con lo que Ubisoft no duda en vacilar a sus fans.
En definitiva la historia es lo que menos nos ha gustado, que sin ser un desastre está un tanto desdibujada y nos ha parecido poco interesante, pero en cambio lo verdaderamente importante, la estructura de juego, nos ha encantado. Nos ha recordado en muchos aspectos a una de las mejores entregas de la serie, Assassin's Creed La Hermandad, título en el que la historia también era un pelín floja y apenas avanzaba la trama general de la saga, pero que contaba con un diseño realmente adictivo y completo, repleto de contenidos, algo similar a lo que ocurre en Black Flag, un juego enorme, para estar entretenidos muchísimas horas.
La principal novedad de Assassin's Creed IV: Black Flag es que definitivamente abraza el mundo abierto, es más sandbox que nunca –aunque con algunos peros que luego explicaremos-, algo con lo que llevaban coqueteando desde la primera entrega, con ciudades enormes y escenarios naturales, pero siempre separados unos de otros y no juntos en un único mundo sin tiempos de carga. Ahora tenemos el escenario más grande de la saga con diferencia, con más de 70 localizaciones en tierra y el enorme mar del Caribe para explorar, donde viviremos mil y unos aventuras a bordo de nuestro barco. Podemos ir navegando hasta una isla, lanzarnos al agua, y llegar nadando hasta ella, aunque no en todos los casos, ya que las grandes ciudades siguen estando separadas del mundo abierto, lo que es un poco decepcionante, y para nada lo que se nos había prometido, pero que al menos solo ocurre en unos pocos casos.
Ser un capitán pirata y movernos por el mundo del juego en un navío no es solo una excusa para ofrecer una nueva ambientación, es el núcleo jugable de la aventura. Las batallas navales, que se introdujeron en Assassin's Creed III como un minijuego y una serie de misiones secundarias sin excesiva importancia, y que visto en perspectiva parece que estuvimos ante una prueba para ver si gustaban a los jugadores, ahora se han convertido en las absolutas protagonistas de la aventura, y prácticamente todo lo que realizamos, todas las búsquedas secundarias, tienen relación con el Jackdaw, nuestro barco.
A diferencia de anteriores entregas de la saga, en la que se incluían novedades que luego eran prescindibles y prácticamente nadie usaba por no ser demasiado útiles o necesarias, véanse la creación de bombas en Revelations o el cazar animales en AC3, en Black Flag todos los ingredientes jugables tienen un sentido y son necesarios, y el nexo de unión de todos ellos es el hecho de ser un pirata, y la necesidad de dinero para reclutar marineros y mejorar nuestro barco. La economía es más importante que nunca, el dinero no sobra y descubriremos que todo es caro, tanto comprar nuevas espadas, pistolas como mejorar la embarcación, para lo que no solo necesitaremos monedas, también materiales como maderas y hierro.
Necesitaremos abordar otros barcos para conseguir recursos, también robando materias primas como ron y azúcar que se pueden vender a cambio de dinero, y según vayamos mejorando el barco, podremos atacar navíos con cargamentos mayores, entrando en un círculo realmente adictivo. Mejorar el barco no es algo opcional, necesitaremos hacerlo para avanzar en la aventura, de hecho si no lo hacemos llegaremos a misiones que son literalmente imposibles, incluso el juego nos avisará de que deberíamos mejorar el barco antes de comenzar ciertas misiones. Por tanto lo "secundario", conseguir dinero y materias primas, abordar otros barcos, mejorar nuestra tripulación, no es algo opcional, y forma parte de un todo, del núcleo de la aventura, lo que nos parece un acierto.
Las batallas navales han mejorado mucho respecto al aperitivo que tuvimos el año pasado, el control es mejor, el sistema de combate más completo, con más posibilidades, y podríamos decir que estamos ante un auténtico simulador de pirata, con las mejores escenas a bordo de un barco que hemos visto nunca en un videojuego. Antes de aventurarnos a abordar un barco deberemos observarlo atentamente con el catalejo, que nos muestra su nivel de dificultad y la carga que lleva –metal, madera, telas-, algo interesante ya que dependiendo de las mejoras que queramos realizar necesitaremos unos u otros materiales. Atacaremos navíos tanto españoles como ingleses, e iremos incrementando nuestro nivel de búsqueda en el mar, apareciendo temibles barcos cazadores dispuestos a derrotarnos.
Las batallas navales uno contra uno no entrañan demasiado misterio, si nuestro barco es más fuerte tendremos todas las de ganar, pero a veces entran en juego otros factores, como enfrentarnos a varios barcos a la vez, que haya un fuerte naval cerca que nos dispara fuego de mortero, o que incluso se desate una tormenta en medio de una batalla, con tornados y olas gigantes que dañan seriamente el barco si no las cogemos de frente, lo que es una auténtica pasada y proporciona momentos muy épicos y espectaculares. El arsenal con el que contamos para combatir es muy completo, lo que hace de estas batallas algo muy entretenido y ágil, para nada pesado. Tenemos distinto tipo de armamento como cañones de andanadas, de caza, diferentes balas como de cañón y las encadenadas que ralentizan a los barcos enemigos, podemos tirar barriles explosivos por la popa, el mortífero mortero para disparar a largas distancia, la artillería pesada, letal a corta distancia, e incluso podemos embestir con el propio barco si le incorporamos un espolón.
Todas estas armas se pueden mejorar, incrementar su potencia, aumentar la cantidad de munición que podemos llevar de cada una de ellas, ampliar el almacén para poder llevar más recursos, la imprescindible mejora del casco para poder recibir más daños, y en definitiva siempre siempre tendremos una motivación para mejorar el barco, y por tanto para querer conseguir más dinero y recursos, asaltando otros barcos y comportándonos como un auténtico pirata. Para abordar barcos primero tenemos que debilitarlos lo suficiente y luego acercarnos, iniciándose una espectacular batalla en la que tenemos uno o varios objetivos, como acabar con 10 enemigos, derrotar a los capitanes, destruir barriles explosivos o arrancar su bandera. Durante estas perderemos miembros de la tripulación combatiendo, por lo que tenemos que ir reclutando nuevos piratas, de diversas formas, ya sea contratándolos en tabernas, rescatando náufragos, o liberándolos en batallas con soldados ingleses.
Como veis todo lo que rodea al barco es completísimo, y necesitaríamos muchas páginas para contarlo todo. Tenemos una flota de barcos a los que podemos mandar a realizar misiones, de manera muy similar lo que ocurría en AC La Hermandad, un minijuego muy elaborado que podemos utilizar también en un tablet con la aplicación gratuita del juego. Podemos cazar ballenas y tiburones, en un divertido y espectacular minijuego en el que nos montamos en una barca y lanzamos arpones, dos recursos del barco que podemos mejorar, y tendremos que comprar una campana de buceo para sumergirnos debajo del mar y explorar barcos hundidos a gran profundidad, donde encontraremos multitud de tesoros y peligros, como tiburones, morenas, erizos y el mayor de todos, la falta de oxígeno. Y hasta podemos "tunear" el Jackdaw, con multitud de mejoras visuales, desde las velas, mascarones, diferentes timones, hay mil y un motivos para gastar dinero.
Todo lo relacionado con el mar y el barco está resuelto de manera bastante brillante, es sin duda lo mejor del juego, y no es que en tierra haya pocas cosas que hacer. Tenemos las imprescindibles atalayas de la saga, que nos proporcionan números puntos de viaje rápido, algo muy necesario en un mundo tan grande, hay contratos de asesino en los que tenemos que acabar con un blanco, la caza templaria, una interesante y larga trama secundaria, podemos asaltar almacenes para hacernos con sus recursos, en unas interesantes secciones de sigilo en las que tenemos que encontrar quien posee la llave y robársela, hay peleas en las tabernas, tras lo cual podremos conseguir interesante información en la barra tomando un ron, están las estelas mayas, una serie de estatuas en las que resolvemos un puzle y encontramos un misterioso artefacto, y por supuesto multitud de coleccionables.
Tesoros, fragmentos del Animus, manuscritos, mapas del tesoro, botellas con cartas dentro, partituras, que son canciones que luego canta nuestra tripulación cuando navegamos, estamos ante una aventura realmente inmensa, con un montón de actividades distintas para entretenerse a parte de la historia principal. Lo bueno es que conseguir los coleccionables es más amable y entretenido que nunca. Cada vez que llegamos a una nueva localización si apretamos RB/R1 aparecer una lista de todos los coleccionables del lugar, y el conseguirlos es relativamente sencillo, aunque bastante entretenido. Es uno de esos juegos en los que apetece hacer el 100%, ya que no es una tarea demasiado tediosa o complicada, pese al enorme tamaño del mundo, aunque si requerirá unas cuantas horas de dedicación.
Lo más importante de todo es que cada uno de sus elementos jugables y de las búsquedas secundarias tiene un sentido dentro de la estructura general del juego, y nada sobra o es prescindible. Por ejemplo podemos cazar animales como en la anterior entrega –cocodrilos jaguares, monos, jabalís, iguanas, conejos etcétera-, pero esta vez sí que es algo útil. Como suele ocurrir en muchos juegos de Ubisoft, que heredan mecánicas entre ellos, el sentido de la caza en AC4 es exactamente el mismo que en Far Cry 3, a través de las pieles de los animales mejoraremos diversos aspectos del personaje, como poder llevar más munición para la pistola, más dardos y bombas de humo, o mejorar la salud. No es en lo único en lo que se ha inspirado del genial shooter, y hay una serie de fuertes navales que podemos asaltar, primero con el barco y luego a pie, que una vez obran en nuestro poder nos dan una valiosa información de la zona de que los rodea, al igual que en los campamentos de Far Cry 3.
A la hora de controlar el personaje no hay novedades significativas, el sistema de combate sigue siendo prácticamente el mismo, que ya mejoró el año pasado con un renovado sistema de contraataques, pero que creemos que en futuras entregas debería mejorar muchísimo más, ya que es poco profundo y demasiado sencillo, con enemigos que se turnan para atacarnos, limitándonos a contraatacar cuando nos lo indican o romper de vez en cuando la defensa del rival de una patada. Además en esta entrega la cámara se acerca demasiado a la acción, dejando ángulos muertos, lo que crea alguna que otra situación confusa, dejándonos vendidos. De todas maneras en los abordajes, para toda la cantidad de personajes que se enfrentan en un espacio tan reducido, no está del todo mal resuelto.
Y en cuanto a la exploración y el plataformeo es también prácticamente igual a lo visto en AC3, aunque curiosamente las animaciones y el control se sienten un poco más bruscas, algo que se compensa porque el diseño de escenarios nos parece más acertado, y moverse por ellos es más fácil e intuitivo, podremos ir de una punta a otra de las ciudades sin tocar el suelo, como era costumbre en la saga, entre los tejados de las casas y numerosos elementos tanto artificiales y naturales, muy bien dispuestos para que hacer parkour siga siendo muy satisfactorio.
Hay tres ciudades principales -aunque no son las únicas-: La Habana, Nasáu y Kingston, y el diseño de estas es magnífico, son realmente bellas y es un placer desplazarse por sus calles y tejados, nos recuerdan y mucho a la Venecia y Florencia de Assassin's Creed II, aquí con una perfecta mezcla entre edificios coloniales y naturaleza, y siempre con el precioso azul del mar de fondo. También tenemos una isla pirata propia, similar la Villa Auditore, que vamos mejorando comprando comercios y restaurando la hacienda. Está claro que en esta entrega los protagonistas son los parajes naturales, la infinidad de pequeñas y medianas islas que puedes descubrir con multitud de secretos, pero las ciudades son fantásticas, y recuperan en gran medida esa verticalidad que perdimos en AC3.
Estamos ante una entrega que se reconcilia en muchos aspectos con la saga, sin dejar de lado las novedades. Por ejemplo el sigilo vuelve a ser muy protagonista, a diferencia de la anterior entrega en la que vivíamos muchos conflictos a gran escala, y se han introducido algunas novedades jugables relacionadas con ello. Para empezar hacía tiempo que no usábamos tanto la vista de águila, una seña de identidad de la saga desde la primera entrega, pero que había perdido peso últimamente. Ahora es más útil y necesaria que nunca, para marcar y no perder de vista a la multitud de enemigos en las secciones de sigilo, o para ver las zonas de acecho, numerosos lugares con vegetación en los que nos podemos ocultar, y desde los que acabar con los enemigos sin que nos vean.
Hay un nuevo movimiento con el que nos apoyamos en las esquinas, desde donde podemos permanecer ocultos y ejecutar a los enemigos, y la cerbatana es una herramienta que nos dan ya avanzada la aventura, pero que es realmente útil, con dardos tanto para dormir a los enemigos como para enloquecerlos, y que ataquen a sus compañeros. Como en anteriores entregas casi todas las misiones se pueden resolver mediante el sigilo o la confrontación directa, siendo mucho más satisfactorio hacerlo sin que nos vean, teniendo más recursos que nunca para jugar de esta manera.
Casi todas las misiones secundarias, el asalto a los almacenes, los contratos de asesinato, están basadas en el sigilo, y también un gran número de las de la trama principal. Intentan ser variadas, mezclando las abundantes misiones en barco con otras a pie, o incluso las que mezclan ambas facetas, pero creemos que se abusa de las misiones de seguimiento de personajes y de escuchar conversaciones. Vale hacer un par de ellas, están curiosas, pero llega un momento en el que pierdes la cuenta de cuántas misiones has realizado en las que has tenido que seguir a un personaje sin que te vea, y termina siendo tedioso. La aventura es más entretenida y variada en su contenido secundario que en la trama principal, y esto nos parece un error. Así que la mejor manera de jugar es ir salpicando la trama principal con tareas secundarias, algo que como ya os hemos dicho es necesario, porque o mejoramos el barco, o llegaremos a ciertos momentos del juego que son prácticamente imposibles.
Estamos posiblemente ante el Assassin's Creed con más contenidos de toda la saga, por lo que se si eres un jugador que disfrutando sacando el 100% a sus juegos, te lo vas a pasar en grande. La historia principal se puede completar en unas 15 horas, pero si te centras solo en ellas descubrirás que no has visto ni la mitad de las localizaciones. Hemos intentando mencionar todo lo que el juego contiene, pero es complicado; hay marcadores en línea, encontramos tesoros o animales especiales, como ballenas asesinas, cuya ubicación mandamos a nuestros amigos por internet, tenemos los retos de Abstergo, una cantidad ingente de desafíos relacionados con la economía, los animales, la vida pirata, la faceta de explorador, etcétera, que desbloquean recompensas para el multijugador y trucos, en definitiva un juego realmente generoso con el usuario, y eso sin mencionar los modos multijugador.
Un multijugador sin demasiadas novedades
Como sabéis por anteriores entregas, el modo multijugador de Assassin's Creed es bastante peculiar y tiene mucha personalidad, alejado completamente de otras propuestas de acción en las que se prima la puntería y la velocidad de reflejos. Aquí tenemos que jugar con sigilo, astucia e inteligencia, siendo muy importante la capacidad de observación tanto para distinguir a nuestra presa de las decenas de viandantes que pueblan los escenarios, como a nuestro cazador, del que deberemos huir o golpear antes de que nos ejecute.
Imprescindible si es la primera vez que lo pruebas, recomendable si juegas de año en año, hay unos correctos tutoriales que explican las nociones básicas para saber jugar, en una fórmula que cada vez se va volviendo más compleja y profunda, con nuevas habilidades que tenemos que ir desbloqueando según subamos de nivel, como una nueva llamada desfase temporal, que ralentiza a cualquiera que sufra su efecto e impide que los adversarios obtengan información a través de él.
La gran novedad de este año es Game Lab, un apartado del multijugador donde podemos crear nuestros propios modos de juego personalizados, o descargarnos los creados por otros usuarios, tanto en partidas públicas como privadas. Partiendo de uno de los modos ya existentes –Duelo a muerte, Se busca, Asesinar, Cacería, Asalto al artefacto, etcétera- podemos modificarlo como queramos editando todo tipo de parámetros, desde cosas tan sencillas como el tiempo de duración, permitir o no aturdir, o eliminar los sonidos de susurros y latidos que nos avisan de la presencia de otros jugadores, a limitar las habilidades que se pueden usar en la partida, prohibir las rachas de bajas, o modificar los sistemas de puntuación.
La gracia de este modo estará en la comunidad y en los modos que sean capaces de crear, aunque los desarrolladores también pondrán su granito de arena, por ejemplo hemos probado uno muy divertido en el que solo se pueden utilizar pistolas, cambiando las dinámicas de juego completamente. La otra novedad importante es el mejorado y ampliado modo Manada, un modo cooperativo para cuatro jugadores que se introdujo por primera vez el año pasado y que ahora además de un modo libre en el que nos picamos con nuestros amigos a conseguir las mejores puntuaciones, también podemos jugar un modo historia con 8 misiones.
Por lo demás todo sigue más o menos igual, y estamos ante la edición en la que menos novedades de peso se han incluido en el multijugador. Los menús se han rediseñado completamente, imaginamos con la intención de mejorarlos y hacerlos más intuitivos, pero han conseguido casi todo lo contrario, es realmente complejo en ocasiones saber dónde está cada cosa, no son nada claros, y echa un poco para atrás tantas opciones y datos, colocados un poco de manera arbitraria, exige demasiado tiempo al recién llegado para saber dónde está cada cosa y para qué sirve. Creemos que debería contar con una interfaz más amable y capaz de atraer a nuevos jugadores y no repelerlos, o al final el multijugador acabará siendo una característica del juego para un público muy reducido. Pese a esto, como cada año os invitamos a que le deis una oportunidad, se sale de lo habitual en un modo multijugador y tiene mucha personalidad, es una propuesta que no deja indiferente, o te convence lo que propone y te engancha, o no te va a gustar nada.
Despidiéndose con mucha dignidad de la actual generación
Hasta ahora solo habíamos podido ver en acción la versión de PlayStation 4, y temíamos un poco por cómo se vería en las actuales consolas. Primero por lo ocurrido el año pasado con AC3, un juego gráficamente muy ambicioso pero lleno de fallos y bugs, y por otro lado el tener un enorme mundo abierto para explorar con libertad, algo que podría hacer más evidente todavía estos fallos. Pero ha sido todo lo contrario, nos ha sorprendido lo bien que se ve en las actuales consola –hemos analizado la versión de Xbox 360-, con una tasa de imágenes bastante estable en todo momento y con muchos menos defectos visuales que el pasado año.
Además la nueva ambientación, el Caribe, proporciona constantes estampas de una enorme belleza, con un gran colorido tanto por la frondosa vegetación de las islas como por las bellas aguas azules del mar. A bordo del barco viviremos momentos sencillamente preciosos, como ver salir y ponerse el sol en el horizonte, contemplar delante de nuestras narices cómo surge una enorme ballena del agua, o surcar los mares por la noche con la luna llena iluminando la superficie, y las inclemencias del tiempo están realmente bien recreadas, tantos en las ciudades como en el mar, ya que como en el propio Caribe, una tormenta se puede desatar en apenas unos segundos, cayendo convincentes aguaceros. Las físicas de los barcos sobre las olas están perfectamente recreadas, siendo bastante impresionante cuando nos enfrentamos a una ola gigante.
Evidentemente hay cosas mejorables, como ciertas animaciones, la de nadar por ejemplo es bastante fea, la física del agua en contacto con el cuerpo podía ser mejor, hay aparición repentina de elementos, algo más habitual en las ciudades que en los parajes naturales, y sigue habiendo ciertos problemas con las sombras, esta vez solo en los rostros y en determinadas cinemáticas, pero el resultado final es realmente bueno, llevando al límite la capacidad de las consolas actuales, y pese a ser un juego mucho más grande, nos parece un producto mucho más pulido que AC3 en líneas generales. Sus virtudes están muy por encima de los defectos, sobre todo gracias a la dirección artística, magnífica, tan buena como siempre, que proporciona una ambientación simplemente sensacional, que pocos juegos pueden igualar.
El apartado sonoro también está a la altura, con un doblaje al castellano meritorio aunque con altibajos y algún error imperdonable, teniendo personajes muy bien doblados y otros no tanto, algo habitual en la serie. El mayor problema es que esta entrega, al desarrollarse en un lugar en el que hay multitud de personas de habla hispana, provoca situaciones extrañas, que se han resuelto de manera discutible. En la versión original vivimos multitud de momentos en los que se habla tan pronto en inglés como en español, o incluso en "spanglish", algo bastante curioso y divertido que se pierde en el doblaje, y que han intentado solucionar dejando voces en inglés, lo que crea todavía más confusión. Y sin querer entrar en demasiados detalles, hay un giro del argumento que se han cargado por un incorrecto doblaje al castellano, un tirón de orejas ya que deberían cuidar más este tipo de detalles. Por ello recomendamos a los que estéis acostumbrados a ver series y películas en versión original que lo juguéis en inglés, tanto por la mayor calidad del doblaje como por escuchar los variados acentos de esta entrega, una pista de audio que se puede elegir sin problemas en el menú de opciones.
La banda sonora es simplemente sensacional, de las mejores de toda la saga, a cargo de Brian Tyler, compositor habitual del mundo del cine que ya había hecho sus pinitos en los videojuegos con títulos como Call of Duty: Modern Warfare 3 y Far Cry 3. Aquí proporciona las melodías apropiadas que requiere una aventura protagonizada por piratas, con piezas épicas, divertidas y menos graves y solemnes que en anteriores entregas, además sin reutilizar temas. Una música a la altura de cualquier película de Piratas del Caribe que el juego no aprovecha del todo bien, no le da el protagonismo que se merece, por lo que os recomendamos que subáis en opciones el volumen de la música y le prestéis atención, ya que es realmente buena. También queremos destacar las canciones que canta nuestra tripulación mientras surcamos los mares, que podemos ir ampliando encontrando unos coleccionables, y que están basadas en canciones populares de la época, ambientando de manera soberbia nuestros viajes en barco.
Una de las entregas más completas y entretenidas de toda la saga
Tras el que para muchos fue un pequeño traspiés el año pasado, la saga endereza el rumbo y ofrece una de sus mejores entregas, en cuanto a contenidos y posibilidades jugables, con un diseño de juego realmente inteligente, en el que cada pieza tiene un sentido y forma parte de un todo, sin elementos prescindibles. Si sois de los que le dais un gran valor a la historia de la saga, deciros que su argumento es bastante flojo, tanto fuera como dentro del Animus, algo que se compensa sobradamente con su divertida y completa propuesta jugable.
Estamos ante todo un simulador de piratas, con lo que ello conlleva, ya que si no te atrae su ambientación, y eso de capitanear un barco y surcar los mares no va contigo, es complicado que te vaya a gustar el juego, ya que es clave en el desarrollo de la aventura. Si en cambio siempre te atrajeron los cuentos y las películas de piratas, aunque sea solo un poco, te va a volver loco este AC4, nunca habíamos visto tan bien recreado el mundo de la piratería en un videojuego.
Convertida a pesar de muchos en una saga de carácter anual, es complicado hacer un juego más ambicioso y con tantos contenidos cada año, lo que no quiere decir que no le pase y le vaya a pasar factura a corto y medio plazo el lanzarse cada año. Las mecánicas que introducen el barco y su mundo abierto proporcionan la suficiente frescura como para no tener la sensación de que estamos jugando a más de lo mismo, pero no siempre van a tener una ambientación como esta que dé tanto juego, y veremos cómo se las apañan el año que viene para sorprendernos. Si sois seguidores de la serie y estabais o empezabais a estar un poco cansados, ya sea por acumulación de entregas o por el resultado del año pasado, dadle una oportunidad a Black Flag, nos parece uno de los mejores títulos de toda la saga.