Análisis de Air Conflicts: Pacific Carriers (PS3, Xbox 360)

La IIª Guerra Mundial ha sido uno de los periodos históricos más explotados en los videojuegos en las dos últimas décadas. Tanto Medal of Honor como Call of Duty y otros muchos títulos de acción exprimieron las batallas más famosas en Alemania desde todos los ángulos posibles, desde la fidelidad y el realismo a la vertiente más fantástica –ahí tenemos los Wolfenstein con su Hitler robótico-. Pero no todo se vivió sobre territorio nazi ni se combatió sólo con fusiles, hay un capítulo de la guerra en el Pacífico que fue decisivo, y estuvo protagonizado por los cazas y portaaviones, enfrentando a Estados Unidos y Japón. Este es el marco en el que se centra Air Conflicts: Pacific Carriers de BitComposer Games.

No es muy habitual ver este tipo de juegos en consola, y menos con una vocación tan inspirada en acontecimientos reales. Si tuviésemos que describir como simulador o arcade, Air Conflicts se decanta por la simulación, aunque no sea de una manera pura, pero desde luego se aleja de la espectacularidad peliculera del último Ace Combat. Los eventos del juego son reales, y de hecho el juego empieza fuerte, con el ataque a Pearl Harbour –llevado a la gran pantalla en varias ocasiones-. Para resultar algo imparciales –o por cuestiones de dar más variedad a las misiones-, los desarrolladores nos permiten jugar al modo campaña desde el bando norteamericano y el japonés, de forma que podemos ver los famosos ataques como la parte ofensiva y la defensiva, bombardeando portaaviones como japonés o repeliendo el fuego enemigo como norteamericano.

Una característica curiosa es que en este juego no controlamos únicamente a un aeroplano. Hay varias clases de escuadrones en cuanto a cualidades de potencia –velocidad- y armamento, podemos configurar el tipo de ametralladoras o la carga de bombas, las cuales son buenas para atacar objetivos terrestres pero tienen un peso que frena la velocidad punta. Teóricamente da algo de estrategia al juego y, sumado a que puedes pasar de uno a otro avión durante el combate según te interesa es como tener varios perfiles especializados para cada tarea que pueda surgir en la misión. Los modelos de aviones son, naturalmente, reales, y diferentes entre los dos bandos, lo que le da más credibilidad y si quieres, realismo. Hay dos configuraciones de control, llamadas arcade y simulación. Arcade es la accesible, mientras que simulación, más que añadir realismo, se limita a complicar un poco más el manejo o los disparos. En ningún caso tienes que preocuparte del consumo de combustible ni del mareo, así que en ese sentido es accesible para todos los públicos. La cámara de piloto, sin embargo, a pesar del supuesto realismo que añade, es bastante incómoda.

En la práctica controlar varios cazas del escuadrón no es tan táctico como podría parecer, ya que sólo controlas a uno y el resto actúa a su voluntad, pero puedes dar órdenes como rearmarse y retirar a un avión muy dañado antes de perderlo totalmente, lo que es una buena idea para dar una sensación de escala mayor en el conflicto que la del piloto solitario capaz de decantar la guerra por sí solo. La misión terminará cuando todo el equipo esté derribado o tras incumplir alguna tarea. Y la jugabilidad es satisfactoria en el aire, los aviones responden bien y es posible perseguir a los rivales en duelos personales; con los enemigos en tierra la puntería de las bombas falla bastante y nos llevará tiempo acostumbrarnos a conocer el momento justo del lanzamiento.

Es importante notar que interesa no perder pilotos. La experiencia es un grado, y en Air Conflicts los pilotos que sobreviven superando misiones consiguen aumentar de rangos y ganar talentos –habilidades-. Un piloto con alto grado en un talento puede, por ejemplo, causar mayor daño, ser más resistente o mayor probabilidad de ser rescatado en caso de avión derribado, y eso es un buen plus.

Sobre el papel este juego promete mucho. Lamentablemente, a la hora de la verdad se queda a medio camino en algunos aspectos, y en otros muy lejos de su propósito. El primero de ellos: la documentación histórica no es tan detallada como algún jugador podría esperar, en muchas ocasiones la explicación de la batallase hace en dos líneas. Es gracioso, por ejemplo, que la campaña de Japón se inicia con una chica japonesa que nos habla de la aventura de su padre, y cómo "debido a las diferentes culturas" se enfrentaron en la Guerra. ¿Cuáles? Ah, misterio. Tampoco pedimos un vídeo del History Channel, pero si se utiliza esta ambientación, estaría bien aprovecharla con material de la época o simplemente narrando los acontecimientos que provocaron el conflicto, y no con meras secuencias del combate en tono sepia. Medal of Honor lo hizo hace 15 años en PSOne, ¿por qué no ahora no?

La campaña principal no es demasiado novedosa, aunque por suerte hay unas misiones opcionales que se alejan de las típicas, en cuanto a que nos hacen vigilar enemigos ya sea desde el barco o desde el aire, utilizando el radar. Luego tenemos un modo de batallas instantáneas –elegir lugar de combate y avión- y la opción de repetir misiones, y supervivencia nos envía oleadas de enemigos que debemos superar. La otra parte del grueso en cuanto a modos de Air Conflicts es el multijugador para hasta ocho jugadores, con las opciones típicas: combate a muerte –deathmatch-, combate a muerte por equipos, captura de bandera, en el que debemos llevar la bandera de la base enemiga a nuestro territorio, y destruir y proteger, que consiste en atacar al portaaviones rival mientras proteges el tuyo en diferentes rondas.

Air Conflicts: Pacific Carriers es a ratos entretenido, aunque se encuentra lejos de la calidad de Birds of Steel. Además, el apartado técnico ayuda poco al acabado general, más bien al contrario. Como es habitual en estos juegos, el terreno no es demasiado detallado en cuanto nos acercamos a él, pero es algo que se puede perdonar; más grave es el corte de la pantalla constante que se sufre en las versiones de consola, y que en cierta manera afecta directamente a la jugabilidad. Al menos, no es muy agradable a la vista, como tampoco lo son los visibles dientes de sierra en los bordes de los objetos. La iluminación es un poco extraña, por no decir falsa, con un filtro sobreexpuesto más propio de inicios de generación que de 2013. No todo es malo, el volumen de las nubes y el humo, el efecto del agua o el modelado –y daño en tiempo real- del caza son más que decentes, pero sabe a poco a estas alturas.

Los poseedores de pantallas 3D pueden jugar con esa opción en las dos consolas, y en PlayStation 3 también hay compatibilidad con PS Move, al que deberemos sumar el subcontrolador o el DualShock.

El juego cuenta con voces en inglés –está traducido- y japonés para las misiones de Japón –un buen detalle-. La banda sonora peca de ser genérica y repetitiva, apenas nos fijaremos en ella, ni para bien ni para mal. Podría estar extraída sin problemas de las librerías musicales de una película bélica de bajo presupuesto. En definitiva, se nota que no ha contado con un alto presupuesto.

Conclusiones

Si tuviésemos que hacer un juego de aviones, las guerras del Pacífico sería una de las mejores disculpas para ello. Air Conflicts: Pacific Carriers tiene buenas ideas y no es un mal juego, en absoluto, puede gustar y mucho a los auténticos apasionados del género. Lo que sucede es que hay títulos que funcionan mejor y son más completos.

Pacific Carriers tiene muchas luces y sombras, le falta un horneado –unos cuantos meses más de trabajo- para pulir aspectos tanto jugables como técnicos que afean el conjunto. Si aún con todo, este tipo de juegos y el trasfondo histórico son de tu agrado, este título te ofrecerá buenos momentos tanto en solitario como en red.