Análisis de Air Conflicts: Pacific Carriers (PS4, PC, Switch)
Han pasado más de dos años desde que analizamos el primer Air Conflicts: Pacific Carriers, título que apareció para PS3 y PC. Esta producción del estudio bitComposer pasó bastante desapercibida entre la comunidad de jugadores, por lo que aprovechando el tirón de PS4 los desarrolladores han querido ofrecer una versión destinada a la nueva consola de sobremesa de Sony. Sin embargo y a pesar de que esperábamos hallar mejoras sustanciales en esta edición, lo que nos hemos encontrado es básicamente el mismo título que disfrutamos antaño con alguna que otra leve innovación.
Y es una pena, sobre todo porque este tipo de juegos no abunda precisamente ni en PS4 ni en ninguna otra consola (que no PC), por lo que de haberse pulido un poco más esta conversión, seguramente habría alcanzado mayores cotas de calidad y trascendencia. Pero desgraciadamente no ha sido así…
Una guerra a dos bandas
El marco en el que nos sitúa el título es el de la Segunda Guerra Mundial. Y lo cierto es que a pesar de que el juego se toma bastantes licencias en este sentido, es innegable el realismo histórico que se ha intentado imprimir al título, comenzando por la inclusión de una poderosa gama de aviones y navíos reales.
A lo largo de las dos campañas complementarias en las que nos permite participar el juego, siendo la primera la que sigue al soldado norteamericano Lucas Stark y la segunda al japonés Hideaki Hashimoto, podemos participar en algunas de las batallas más famosas que tuvieron lugar durante este conflicto internacional. Pearl Harbour, Midway o Wake Island son algunas de las misiones que nos ofrece el título, todas ellas bien recreadas en general y que seguramente harán las delicias de los amantes de este tipo de obras.
Eso sí, no penséis que vais a estar precisamente ante una lección de historia porque el título pasa de puntillas por cada uno de los pormenores relacionados con cada batalla en la que debemos participar. No hubiera estado de más dar la posibilidad de seguir la historia real a aquellos usuarios que así lo quisieran, pero insistimos en que el título no da pie a ello.
En función de la nación seleccionada podemos controlar un grupo de aviones y buques de guerra diferentes, algo bastante loable, los cuales además presentan diferencias claras en sus características y armamento.
Una vez salimos a desempeñar nuestro papel, nos encontramos con un simulador con toques arcade muy leves. Lejos de ser el típico "mata-mata" o shooter clásico, en este título el factor simulación gana muchos enteros, sobre todo si escogemos el método de control más realista. Es decir, que es necesario hacerse con el manejo de los aparatos, estar al tanto de la munición que nos queda, de los movimientos de los adversarios y demás elementos del juego.
Pero hay más. Para añadir una capa de profundidad adicional al planteamiento general, debéis saber que en este caso no sólo controlamos a un avión, sino a un escuadrón. Y eso se traduce en que no sólo es posible manejar a varios aviones, sino que también podemos dar órdenes sencillas a las unidades controladas por la consola.
Además de todo esto, a medida que vamos cumpliendo objetivos podemos ir aumentando las habilidades y el rango de los pilotos, hecho que siempre se agradece en este tipo de juegos.
Dejando de lado la campaña, el título también ostenta un modo online bastante completo que integra cuatro modos de juego diferentes… los cuales están casi muertos, siendo realmente complicado encontrar partidas activas. Pero bueno, eso es algo que suele pasarnos habitualmente cuando realizamos los análisis de turno de juegos que acaban de aparecer en el mercado, y más cuando éstos son de perfil "nicho" como es el caso.
Y para terminar repasando las cualidades más destacadas que presenta el título, también debemos destacar la notable ambientación que ostenta el juego, bastante conseguida.
Como veis se trata de una producción que presenta un buen número de cualidades, pero por desgracia también cuenta con su cara menos amable. Como os adelantábamos hace un momento, estamos ante una conversión bastante perezosa. Y eso se deja notar en múltiples aspectos, comenzando por la baja calidad gráfica que posee esta producción.
Si el juego no era un portento técnico en su momento en PS3, a pesar de la pequeña mejoría realizada en ciertas texturas y su definición, la verdad es que esta edición luce todavía peor si tenemos en cuenta el tiempo transcurrido desde entonces y todo lo que esto conlleva. Y es que los funcionales modelados de los aviones y barcos, el desangelado aspecto que muestran muchos decorados y la inmensa mayoría de los efectos especiales son impropios de una máquina con tanto potencial como esconde PS4. Y en un título como éste, pasa factura.
Por otra parte es cierto que se han integrado siete aviones inéditos más para conformar un total de más de una docena de aparatos manejables… innovación que no ha sido acompañada por ninguna otra opción, modalidad, mejora jugable ni nada parecido en relación a lo establecido en el título genuino. Escaso bagaje. Es cierto que esta versión es compatible con la PlayStation Camera para seguir los movimientos de nuestra cabeza, pero esto es algo que no siempre sucede y que tampoco aporta nada especialmente excitante a la experiencia de juego.
Sin embargo y dejando todo esto de lado el gran problema que presenta esta producción viene dado por la invariabilidad que ofrece su desarrollo. Es verdad que el título intenta aportar diversidad obligándonos a materializar misiones principales y secundarias cambiantes, eso es innegable. Pero por desgracia no lo consigue, por lo que a medio plazo cada batalla es de todo menos excitante.
A esto tampoco ayuda la "impersonalidad" (por denominarlo de alguna forma) que refleja la inteligencia artificial tanto de nuestros compañeros como de los rivales, los cuales se comportan muchas veces como robots y de vez en cuando efectúan ciertas acciones un tanto extrañas.
Conclusiones
Esta obra de clara orientación bélica presenta un marco atractivo y una buena gama de aparatos controlables como mayores reclamos. Y a esto se une una campaña doble bien recreada. Lo que pasa es que a estas prometedoras intenciones se interponen defectos de bulto, como un apartado gráfico simplón, un desarrollo demasiado predecible y falta de novedades de peso. Un título entretenido, pero nada más.