Análisis de Yakuza (PS2)
Cuando Kazuma Kiryu alcanza el momento de formar su propia familia de yakuzas, su mejor amigo mata a su propio jefe, él mismo decide asumir la culpa por el crimen y acaba sin honor y en la cárcel durante diez largos años. A su salida, todo ha cambiado, y alguien ha desfalcado a su clan diez billones de yenes. Mientras los miembros del clan ansían darle caza para hacerle pagar por el crimen que no cometió, Kazuma, que está ahora del lado de la ley, apoyará al detective que le detuvo diez años atrás a investigar qué hilos se están moviendo en el mundo del crimen organizado. A partir de este momento, se desarrollará toda una apasionante e intrincada historia que servirá de hilo conductor para Yakuza, el nuevo juego de acción de Sega para PlayStation 2.
El escenario de la acción será la ciudad, un entorno amplio y sólido, por el que podemos desplazarnos con amplia libertad interactuando con una gran cantidad de personajes secundarios, tiendas y transeúntes. De esta manera podemos recuperar energía comiendo en los restaurantes que hay por la ciudad, conseguir información de chivatos, etc. Del mismo modo, las tiendas nos ofrecen un amplio catálogo de objetos de lo más variado, imprescindibles para aumentar nuestras posibilidades de llegar hasta el final del juego, y también espacio para el ocio, con locales eróticos y salones de pachinko.
De esta manera podremos dedicarnos a pasear por la ciudad y buscar la manera de acceder a diferentes aventuras secundarias que añaden más tiempo de juego al conjunto de Yakuza, y aunque algunas se conectan de un modo u otro, en líneas generales son independientes entre sí y con respecto a la historia principal. Así pues, aunque en esencia estamos ante un juego de "yo contra el barrio", todos estos elementos de "estilo GTA" le añaden una profundidad inusitada a su desarrollo.
Y es que, si bien en espíritu no deja de ser un juego de acción sencillo, con un montón de gente a la que partirle un par de huesos en la tradicional perspectiva en tercera persona. Las oleadas de enemigos que nos asaltan mientras nos movemos por las calles son aleatorias, pero rápidas y ágiles, y gracias al acertado control resultan divertidas, algo que es un alivio pues son realmente muy frecuentes. Hay algunos pequeños problemas ocasionales en el sistema de control, son mínimos dada su acertada respuesta, con puñetazos, patadas, bloqueo y esquivar. El sistema de combos, por su parte, es muy sencillo y se conjuga excelentemente con el inteligente uso de objetos del escenario (en esencia, darle mamporros a alguien), aunque esto es algo que puede tanto gustar como disgustar, en función de si buscamos un sistema de juego más complejo o algo más accesible. Dado el ritmo de la acción, su sencillez nos parece acertada, si bien es cierto que en ocasiones se agradecería tener más posibilidades o, cuando menos, más control sobre ella.
Según avanzamos en el combate, podremos mejorar a nuestro personaje en tres pilares esenciales: cuerpo, técnica y espíritu. Según vayamos dando más importancia a uno u otro, esto afectará a las habilidades de Kazuma, de manera que iremos personalizándolo, potenciando unos aspectos de él en detrimento de otros gracias a los puntos de experiencia que iremos sumando tras cada combate. De este modo, podremos conseguir nuevos combos, golpes más fuertes, y, en líneas generales, ir potenciando al personaje de cara a los cada vez más difíciles combates a los que tendremos que hacer frente.
La mayoría de los combates son cuerpo a cuerpo, con enemigos utilizando armas de diferente, como bates de béisbol o palos de golf, dejando las armas de fuego para situaciones muy puntuales, aunque no representan nada especial dentro del desarrollo de los combates, si no fuese por la dificultad para acercarnos al enemigo armado para partirle la cara. Si nos manejamos bien, podremos enlazar varios golpes que nos harán entrar en el denominado heat mode, en el que tendremos acceso a golpes especialmente poderosos que a buen seguro nos sacarán de algún que otro apuro. Estos movimientos son muy espectaculares, presentándose como pequeñas escenas cinemáticas, y además tienen como premio extra el darnos un gran número de puntos de experiencia que, como ya hemos visto, nos ayudarán a mejorar a nuestro personaje. Será, por tanto, muy importante intentar alcanzar ese heat mode para potenciar la obtención de experiencia y mejorar más rápidamente a Kazuma.
El juego se complementa con varios minijuegos, como una máquina recreativa de clara inspiración en los matamarcianos clásicos, una serie de combates de boxeo ilegales, y un casino en el que la ruleta, el blackjack y el baccarat pueden ser un preludio excelente antes de irse a ligar, que no es sino otro curioso minijuego integrado en el desarrollo de la aventura. Quizás lo más curioso –ya que no es algo muy habitual en el género- sea el minijuego de ligar, en el que pediremos la cena, la bebida, y darle regalos a la chica con intenciones libidinosas. Se puede –y debe- incluso hablar con la chica, diciéndole a ser posible lo que le guste oír. Es un elemento curioso que quizás cuajaría mejor si se integrase más en el desarrollo de la historia.
Entornos y personajes están bien diseñados, con animaciones suaves aunque limitadas. Y es que aunque luce bien, no es espectacular, aunque sí está por mejor del sonido, con unas composiciones repetitivas y una librería de efectos sonoros limitada y de baja calidad. El doblaje, en inglés, sigue la misma línea, siendo bueno pero tampoco logra brillar, aunque cuenta con actores como Mark Hamill entre su repertorio.
El juego de Sega es un buen "yo contra el barrio" que aspira a mucho más, pero no siempre lo logra. No cuenta tampoco con un apartado técnico sobresaliente, y aunque es un título arcade, con buenos combates, y tiene sus alicientes, no logra conformar un producto completamente redondo. Con todo, aportará un buen entretenimiento a los seguidores del género que esperan una buena experiencia de juego.