No pocas misiones nos conducirán al interrogatorio del principal "sospechoso" neutralizado durante el desarrollo de éste, un elemento jugable que aporta una nueva dimensión al género, eso es innegable. Habrá que presionar al criminal enseñándole el arma, apuntándole, y haciendo, en general, de poli malo. Con esos actos aumentaremos su nerviosismo; por el contrario, si le preguntamos educadamente si colaborará con nosotros, se relajará. El objetivo es situar su medidor de estrés en el punto señalado en la barra para conseguir que el tipo se decida a contarnos lo que sepa.
El concepto es muy bueno, aporta una variedad al desarrollo (al menos durante las primeras veces que estemos en estas situaciones), pero su simplicidad –algo inocente en su planteamiento- le hace perder enteros, ya que es muy fácil superar estos momentos. Está claro que el juego se centra en la acción, y este elemento de su desarrollo no es equiparable a un tiroteo contra un puñado de traficantes, pero lo cierto es que nos hubiese gustado disfrutar algo más de este punto de variedad, ya que si se hubiese llevado a cabo ofreciendo una mayor complejidad (no sólo en cuanto a dificultad, sino en toda su concepción, dando más posibilidades al jugador) estaríamos ante uno de los elementos estrella de True Crime: New York City.
En cualquier caso, los interrogatiorios resultarán frescos al jugador, y si a alguien no le gusta, puede saltárselos metiendo la pata durante esos momentos, ya que al hacerlo entraremos en una misión secundaria que nos llevará a buscar a alguno de nuestros informantes habituales, que nos dirigirá hacia la siguiente misión sin mayores problemas. Ambas opciones, tanto el interrogatorio como buscar a un soplón, se plantean de manera que el jugador podrá escoger qué camino prefiere tomar.
True Crime: New York City transmite muy buenas sensaciones a nivel gráfico en un primer momento, con un nivel de detalle en los escenarios realmente elevado, acompañado de una texturización acertada y realista. Del mismo modo, los personajes están bien diseñados, de manera muy acertada disimulando su origen poligonal gracias al nivel de detalle y otros elementos como las animaciones faciales, destacables en los personajes más importantes. Pero todo este conjunto representa una carga gráfica demasiado pesada: mover la ciudad de Nueva York, reproducida con un buen nivel de fidelidad, sus personajes, automóviles, y todos los eventos que suceden en las calles hacen que el juego muestre unas ralentizaciones exageradas (comunes a las tres consolas), hasta tal punto que en algunos momentos pueden afectar a la jugabilidad... como sucede siempre que hay ralentizaciones.
Los juegos de este género, en definitiva, suelen presentar estos fallos por lo enorme de sus entornos, y si tenemos en cuenta el nivel de detalle del título que nos ocupa, no es de extrañar que sea algo presente en su desarrollo. Quizás hubiese sido preferible optar por reducir el nivel de detalle (el juego nos muestra incluso con gran acierto las latas de refrescos al golpearlas con los pies y demás elementos que configuran un entorno gráfico realista y coherente), para que el juego no se tornase brusco por las ralentizaciones, pero lo cierto es que el conjunto en líneas generales cumple con lo esperarán los jugadores. Tan sólo podemos esperar, ahora que la nueva generación de consolas está a las puertas, que en el futuro la balanza sea más equilibrada.