Análisis de Riding Spirits 2 (PS2)
Riding Spirits fue apodado desde sus comienzos como el "Gran Turismo de motos". No en vano intentaba e intenta llenar un vacío existente en el mundo de los juegos motociclismo, el mismo que en su día rellenó –para luego dominar todo el género- el título de Polyphony Digital. En un género repleto de juegos basados en Moto GP y todos ellos relativamente Arcades, se intentó crear un juego de carreras en diversos circuitos donde pudiésemos seleccionar una gran cantidad de motocicletas, cada una con un control realista y diferente, con la posibilidad de mejorarlas, modificarlas y ponerlas a punto. Pese a su cantidad de opciones, el juego no llego a ser el éxito que se esperaba por ciertos fallos y una producción bastante baja acorde con el tamaño de su desarrolladora, a la sazón Spike.
La segunda parte llega con la misma tarjeta de presentación e intenta corregir los fallos de la primera. Sin embargo, se queda a medio camino y no pasa de ser un juego correcto, que apasionará a los amantes del motociclismo pero no a aquellos de la velocidad del videojuego. Pese a que incluye una buena cantidad de modos de juego y opciones, los apartados técnicos y artísticos no están a la altura, y el control no acaba de convencer, quedándose en lo que podría considerarse "simulación extraña".
Sin embargo, para los fans del motociclismo será un título muy a tener en cuenta. Incluye nada más y nada menos que 330 motos de 19 marcas distintas, con numerosas partes por modificar, 15 circuitos donde competir y 40 campeonatos donde hacerlo en el modo carrera, donde comenzaremos, como siempre, con una moto media-baja e iremos llenando nuestro garaje de ciclos a medida que ganemos dinero. Al igual que en Gran Turismo, tendremos que sacarnos los carnets para conducir, con un interfaz sin embargo más cómodo que en el título de Polyphony, quizás en lo único que podría ser análogamente inferior a este Riding Spirits 2.
A nivel técnico, Riding Spirits 2 resulta muy desfasado. Ni el modelado de las motos ni el diseño de los escenarios puede considerarse a la altura de lo que hoy en día se espera de PlayStation 2, así como la sensación de velocidad que, pese a contar con una tasa de refresco de pantalla fluida, no es ni mucho menos la adecuada. Pero el apartado gráfico se hace decente si lo ponemos al lado del sonoro, que para ser brutalmente sinceros se encuentra entre lo horrible y lo miserable. La banda sonora es puramente circunstancial, con los típicos temas "grises", pero el sonido FX, que teóricamente ha sido recreado con una técnica llamada M.R.S.S. (Motorcycle Real Sound System), es simplemente molesto. El rugido de nuestras motos a toda velocidad causará tal efecto en nuestros oídos que nos darán ganas de darle al botón de "mute" de nuestros televisores. Quizás sea una recreación realista, pero los desarrolladores deberían haber recordado que la gente no suele jugar con casco a la consola.
El apartado jugable, tal y como ocurría con la primera entrega, es lo que "salva" al juego. Riding Spirits 2 es un simulador de motociclismo pero el control ha cambiado con respecto a la primera entrega, siendo este menos exigente pero al mismo tiempo un poco raro, dependiendo de la motocicleta que cojamos. Se trata, eso sí, de una cuestión de irle cogiendo la medida al juego, que sin lugar a dudas es exigente con el añadido de que en un simulador de coches nunca nos caemos del vehículo y aquí sí, lo que puede ser frustrante para aquellos más acostumbrados a los juegos de velocidad arcade.
En definitiva, estamos ante un juego simplemente correcto, destinado a un público minoritario, el de los muy aficionados al motociclismo (quizás habría que añadir que tuviesen problemas auditivos) capaces de soportar las carencias técnicas y de producción del juego para disfrutar de la simulación más cercana a la realidad que se puede encontrar en PlayStation 2.