Análisis de Tom Clancy's Rainbow Six Siege (PC, PS5, Xbox Series X/S, PS4, Xbox One)
Decía Activision que en base a sus datos la campaña de los Call of Duty se jugaba más de lo que la mayoría de usuarios sospechan y que no había intención de descartarla –este año sin embargo lo ha hecho por cuestiones de potencia en las versiones de la pasada generación-. Varias desarrolladoras, para bien –concentrar sus recursos en el multijugador- o mal –no hay modos en solitario-, están dejando caer su historia a favor de los tiros en la red. Titanfall, Evolve, Star Wars: Battlefront y ahora Tom Clancy's Rainbow Six Siege son sólo unos pocos ejemplos de superproducciones de este tipo. Una apuesta arriesgada porque su longevidad depende de muchos factores: número de usuarios, cantidad de descargas periódicas que lo mantengan fresco o ausencia en problemas de conexión.
Rainbow Six Siege, considerado un sucesor del cancelado Patriots –que sí contaba con un argumento- nos ofrece varios modos online y un tutorial que conviene jugar cuanto antes, algo que ya os advertimos en pasadas impresiones. Este modo nos pone en el lugar de las diferentes situaciones que se viven durante las rondas del multijugador probando las habilidades y equipo de cada agente, tales como rescate de rehenes, la infiltración mediante rápel, desactivación de bombas o uso de nuestro arsenal de apoyo, que incluye las granadas cegadoras y explosivos. Una serie de objetivos secundarios –superar las misiones con más de una determinada salud o ejecutar tiros a la cabeza- nos proporciona más experiencia, lo cual es bueno para entrar con buen pie en la competición en red y da un poco más de profundidad al modo.
Lo primero que hay que aclarar para evitar equivocaciones es que Rainbow Six no es un Call of Duty ni un Battlefront. Tira más al realismo –entiéndase, tampoco es un Arma- y la coordinación táctica, de ahí que el aficionado a la jugabilidad arcade lo notará más lento en movimientos y movilidad.
Aquí no saltas metros en el aire, y si quieres escalar una pared utilizas garfios, no un exoesqueleto o mochila voladora. Su planteamiento por equipos cinco contra cinco muestra más la tensión y preparación de los equipos de fuerzas especiales que se enfrentan a grupos terroristas, tristemente un tema muy actualidad por los acontecimientos de París.
Cada ronda del multijugador alterna los papeles de atacantes y defensores. Estos últimos preparan sus defensas mientras los asaltantes utilizan drones para espiar la táctica con antelación. Esta fase, que apenas dura unas decenas de segundos, resulta muy entretenida desde los dos puntos de vista. Los defensores de un rehén o una bomba van desplegando refuerzos para paredes, alambre de espinos o cargas explosivas en las múltiples rutas circundantes. Hay muchas rutas para alcanzar el lugar y se trata de destinar los recursos por donde se espera que se abra la brecha.
Por otra parte, los atacantes disponen de pequeños vehículos teledirigidos que se cuelan debajo de las puertas. Media partida consiste en localizar el objetivo para evitar rodeos y perder tiempo, así que localizar el punto de interés, posiciones enemigas o descubrir las trampas antes del asalto facilita mucho el trabajo. Es aquí donde destaca Rainbow Six: vale más maña que fuerza, y si bien la habilidad sigue siendo decisiva la victoria, un tiro certero y sigiloso es igual o más valioso que el armamento pesado.
Nuestra valoración por Rainbow Six Siege depende mucho de las condiciones de juego –compañeros conocidos o no- y la coordinación. Su sistema de progresión nos permite desbloquear diferentes unidades de fuerzas especiales: la Spetsnaz rusa, los GIGN franceses, el SAS británico, el GSG 9 de Alemania o los SWAT de Estados Unidos. Todos ellos –cada uno incluye 4 personajes- están armados con equipamiento letal y gadgets variados que aportan diferencias sutiles. Ahí están por ejemplo las granadas cegadoras que inhabilitan a los usuarios durante unos instantes decisivos, las cargas para romper paredes, bombas de humo, gas tóxico y multitud de ingenios que hacen a la plantilla bastante diversa. Rainbow Six Siege impide además que dos usuarios seleccionen el mismo agente en un equipo.
Otra de las características más decisivas es su entorno destructible. No es un simple efecto gráfico, es un factor clave para la jugabilidad. El tipo de material de las paredes define su resistencia; cúbrete detrás de un muro de piedra y podrás confiar en tu seguridad, hazlo con madera u objetos endebles y podrías morir por una ráfaga. Ésta es una de las razones por las que es imposible fortificar un lugar seguro para el equipo defensor, pues se puede tirar abajo casi cualquier barrera física.
El diseño de mapas está muy orientado al combate a corta distancia y a menos que el enemigo pase más tiempo del aconsejable delante de una ventana, los tiroteos transcurren en lugares cerrados y claustrofóbicos. Rainbow Six Siege funciona porque la arquitectura –y el sistema de destrucción- facilita la entrada en los laberínticos recintos por multitud de resquicios, incluyendo techos, ventanas y butrones. El ascenso en rápel y los tiroteos en posición invertida son muy espectaculares, y aquí no suele ganar el jugador más guerrillero: no hay resurrección hasta el cambio de ronda y bastan pocos tiros para matar y morir.
Más que un juego ofensivo se trata de una lucha por la supervivencia, independientemente de la tarea de ese momento. Hay que tener en cuenta que la victoria se obtiene cumpliendo con el objetivo o eliminando a todos los rivales, lo que invita más a luchar por nuestra propia vida que por arriesgar. Por suerte cada buena acción puntúa y perder todas las rondas todavía proporciona puntos para sentir un poco de progreso. Por supuesto los actos heroicos disparan la recompensa, pero se asegura así que cualquier trabajo de apoyo es premiado.
Si todo suena bien –siempre y cuando el desarrollo táctico sea de tu gusto-, ¿qué impide a Rainbow Six Siege ser uno de los juegos de la temporada? Principalmente la cantidad de contenido y lo poco exprimido que está. Lo cierto es que ya estamos acostumbrados a que muchos juegos vayan mejorando con el tiempo, sea gratuitamente o mediante pases de temporada y demás, pero no por ello es menos preocupante que se opte por este tipo de lanzamientos. En este caso concreto todos los mapas extra de Siege que se sumarán a la decena actual serán gratuitos, una excelente medida para no dividir la comunidad entre usuarios, sin embargo es importante que la expansión no llegue muy tarde, tan tarde que para entonces el grueso de usuarios haya dado el salto a otro título.
Tres son los modos del multijugador por equipos: el rescate de rehenes, la desactivación de bombas y la protección de un área. Variantes de la defensa de bases muy divertidas que no aburren a corto plazo gracias al constante cambio de roles o la creatividad que permite el entorno, pero es un tanto limitado. Hay más modos previstos, por tanto esta crítica se corregirá con el tiempo; la cuestión es esa: en su lanzamiento sabe a poco.
Además del tutorial el otro gran modo se llama Caza al terrorista, disponible en solitario o en cooperativo con cuatro jugadores más. Aquí el enemigo es la inteligencia artificial, una especie de modo horda donde nuevamente jugamos en las situaciones similares al multijugador competitivo: rescate de rehén, matar terroristas y desactivar bombas. Hay ajustes de dificultad que proporcionan más experiencia a más realismo –aunque únicamente ajusta el daño y la puntería- y es una buena opción para coger confianza si el online presenta mucha competitividad.
En este caso Ubisoft ha tomado una extraña decisión para sus gráficos en consola: 60 imágenes por segundo en el multijugador competitivo –que va a ser realmente donde más horas juguemos-, 30 en Caza al terrorista y tutoriales. Vaya por delante que visualmente no sorprende demasiado para lo que se exige a las plataformas actuales, pero es justo destacar la destrucción y que la fluidez no muestra caídas molestas, hay más trabajo del que parece a simple vista.
No obstante los 30 fps en dos de sus tres modalidades dan una impresión un tanto floja,y el juego no parece diseñado con esta velocidad en origen, de manera que el control se siente un poco diferente. Quizás se deba al aumento de personajes en pantalla o al trabajo de la inteligencia artificial, sea como fuere el contraste con el multijugador se aprecia y no hay compensación de mejora en detalle, jugamos en los mismos mapas y el 90% de la partida transcurre en interiores.
Del sonido mencionamos los efectos por encima de la música, que es prácticamente anecdótica. Al tratarse de un título táctico con dosis de sigilo es muy importante que el ruido ofrezca pistas de nuestros enemigos, su posición detrás de una pared o el piso inferior. El ambiente de las balas atravesando cada superficie, con lo que implica en cuanto a sonido –y reducción de impacto si somos alcanzados- impone bastante más que lo que haría una banda sonora épica. El doblaje simplemente correcto.
Conclusiones
Es complicado dar un veredicto de Tom Clancy's Rainbow Six Siege pensando en un mínimo común denominador de usuarios. Lo suele ser en todo lanzamiento centrado en el multijugador porque cada partida es un mundo y depende de la lotería de los compañeros, o la disponibilidad e interés de los amigos. Recomendamos encarecidamente asegurar un grupo estable para que Siege pueda divertir a la altura de lo que se espera de él.
Sí podemos decir que Siege es entretenido y hasta podría satisfacer a aquellos un poco decepcionados con Metal Gear Online 3 porque aquí la estrategia y la coordinación sí son vitales. La destrucción y la tensión por no cometer un error que condene al resto del equipo son puntos diferenciadores frente a títulos de disparos en primera persona.
En definitiva, un Rainbow Six con luces y sombras pero disfrutable para quienes busquen algo más que el enésimo juego de acción individualista.
Hemos analizado el juego en su versión de PS4 gracias a varias copias que nos ha proporcionado Ubisoft bajo condiciones reales tras su lanzamiento.