Análisis de Thimbleweed Park (PC, Android, PS4, Switch, iPhone, Xbox One)
Hay juegos que marcan un antes y un después en un género, y eso es lo que hizo Maniac Mansion en 1987, que revolucionó las aventuras gráficas, y que supuso el inicio de la edad de oro de LucasArts, con una serie de títulos que marcaron a muchos jugadores para siempre. Ahora gracias a la financiación colectiva de Kickstarter, los dos máximos responsables de aquella aventura, Ron Gilbert y Gary Winnick, vuelven con Thimbleweed Park, un juego que va a encantar a los amantes de las aventuras gráficas clásicas.
Si en 2012 Double Fine y Tim Schafer financiaron con gran éxito a través de Kickstarter Broken Age, un juego que acabó siendo destacable pero que no era exactamente lo que habían prometido, ahora Ron Gilbert y Gary Winnick sí han cumplido su palabra, y Thimbleweed Park es sin duda un sucesor espiritual de Maniac Mansion, de y aquellos juegos de LucasArts de finales de los 80 y los primeros años 90. Su humor, sus mecánicas e incluso su estética, es exactamente lo que habían prometido en su campaña de financiación. Y no solo eso, es sin duda una de las mejores aventuras gráficas que hemos jugado en los últimos años.
Los viejos rockeros nunca mueren
Ron Gilbert, el escritor y director del mítico The Secret of Monkey Island, nunca se había llegado a apartar del todo de la industria de los videojuegos, pero llevaba bastantes años sin hacer algo sobresaliente (aunque juegos como DeathSpank (2010) y The Cave (2013) no estuvieron mal). Y Gary Winnick, desde que abandonó LucasArts en 1993, se había convertido en una figura prácticamente olvidada.
Por eso resulta tan sorprendente ver a estos dos viejos rockeros en plena forma, volviendo a hacer algo muy parecido al juego que les dio la fama. Se nota que en Thimbleweed Park se encuentran en su salsa y que se lo han pasado en grande haciéndolo, un buen rollo que se transmite al jugador. Con buen humor, con constantes guiños y chistes a los mejores años del género, y es sin duda una celebración de las aventuras gráficas, que cualquier jugador que las haya disfrutado en algún momento de su vida va a saber apreciar.
Lo primero que queremos dejar claro es que Thimbleweed Park no es juego que solo vive de la nostalgia, y con mucho acierto han recuperado una forma de hacer aventuras gráficas que muchos echábamos de menos, pero a la vez tiene ideas y aciertos de diseño que son más bien contemporáneos; han traído de vuelta un estilo de juego con 30 años de historia, pero se han dejado en el pasado algunos de sus mayores defectos.
La aventura arranca con los detectives Angela Ray y Antonio Reyes llegando a un pequeño pueblo norteamericano llamado Thimbleweed Park, para investigar la extraña aparición de un cadáver, y ya desde el primer momento sabemos que cada uno de ellos tiene intereses ocultos, y que la población que da nombre al juego está repleta de misterios, sorpresas y personajes excéntricos. Más adelante se van incorporando otros protagonistas, y podemos llegar a controlar hasta cinco personajes a la vez, teniendo que alternar entre unos y otros para superar las distancias situaciones, algo que enriquece mucho la jugabilidad.
La historia cumple bien su cometido, aunque no esperéis nada demasiado elaborado, ya que es una aventura gráfica que pone todo el peso en los puzles, los protagonistas y las divertidas conversaciones. De hecho, aunque hay muchas líneas de diálogo que están simplemente para divertir, a diferencia de otras aventuras con largas conversaciones que a veces se hacen un tanto aburridas, aquí los diálogos siempre son entretenidos, y además en ellos se nos dan valiosas pistas para progresar en la aventura, de manera muchas veces sutil.
Y es aquí donde encontramos la gran diferencia con otras aventuras de la época: los puzles son siempre coherentes, no hay soluciones absurdas o combinaciones aleatorias de objetos y verbos, y hay una lógica interna en el diseño del juego que nos ha sorprendido mucho. Escucha con atención lo que te dicen los personajes, observa los detalles de los escenarios, ya que encontrarás las pistas necesarias para poder progresar. Nunca nos hemos visto en la clásica situación de no haber cogido un objeto porque no habíamos pasado el ratón por el pixel exacto, o de no habérsenos ocurrido una combinación ilógica de objetos.
Para un jugador experimentado en el género no es una aventura excesivamente complicada, aunque sí desafiante, y nosotros nos habremos quedado atascados seriamente dos o tres veces, y nos bastó la solución clásica para seguir, la de apagar el ordenador, resetear el cerebro y volver a intentarlo al día siguiente. Es un juego muy abierto en su estructura, nada lineal, y al tener cinco personajes siempre tienes muchas vías para progresar; si te has quedado atascado con uno, pasa a otro, y seguro que continúas avanzando. Al principio te dan a elegir entre un modo 'normal' y otro 'fácil', pero a poco que estés familiarizado con el género, ni te lo plantees jugarlo en fácil, ya que se eliminan y simplifican puzles.
Thimbleweed Park utiliza una interfaz idéntica a la del motor SCUMM, que el mismo Ron Gilbert creó para Maniac Mansion, y puede parecer un detalle trivial, pero tener esos verbos en pantalla (abrir, coger, empujar, cerrar, mirar, tirar, dar, hablar y usar), transmite la sensación de que tienes más posibilidades de interactuar que en cualquier otra aventura gráfica contemporánea, y de que todo va a ser un poco más complejo y divertido de lo normal.
Porque todos esos verbos no solo provocaban en las aventuras antiguas que resolver los puzles fuera más complejo, sino que también era muy divertido experimentar con ellos y crear situaciones absurdas, para ver los comentarios de los personajes, algo que se mantiene en Thimbleweed Park. Hay acciones o puzles opcionales que podemos pasarnos el juego sin haber visto, y que son muy divertidos, además de premiarnos con algún que otro logro.
Su estructura abierta, los cinco personajes, el recuperar la jugabilidad de SCUMM, los divertidos diálogos y las toneladas de objetos que vamos recogiendo, hacen que estemos una aventura gráfica divertidísima, que nunca frustra, y que se disfruta a cada momento. Y además no es corto, nos ha durado casi 14 horas, algo que creemos que está realmente bien, sobre todo teniendo en cuenta que nunca aburre, que no tiene altibajos (el tramo final es simplemente genial) y que apenas nos hemos quedado atascados.
Solo hay una cosa que no nos ha gustado, y que rechina en un juego tan redondo. Los cinco personajes que podemos controlar tienen sus propias historias personales, y la mayoría de ellos no se conocen personalmente. Como parte del diseño jugable, a veces tenemos que pasarnos objetos entre personajes, y con esto se rompe totalmente la coherencia argumental. ¿Por qué le iba a pasar un personaje un objeto a otro si no se conocen de nada?
En una aventura más alocada y llena de puzles absurdos no lo veríamos esto como un problema, pero ya hemos dicho que Thimbleweed Park tiene un funcionamiento interno sorprendentemente coherente, todas las acciones que realizamos tienen algún motivo lógico, y este detalle rechina más de la cuenta, se podría haber resuelto de otra manera.
Intentando elevarlo ya a los altares del género, quizá los personajes o la historia no nos han parecido memorables, pero es complicado valorar este aspecto al compararlo con aquellas aventuras de LucasArts de hace 30 años, porque hay un factor nostálgico y del impacto que nos causaron, que es indisoluble de nuestro recuerdo. Puede que si Thimbleweed Park hubiera salido a principios de los 90, también sería considerado un clásico, pero en pleno 2017 no sorprende tanto.
Visualmente nos encanta la apuesta que han realizado, la de replicar la estética de aquellos juegos, aunque a muchos jugadores se les puede atragantar. No solo han querido traer de vuelta la jugabilidad de Maniac Mansion, sino también su estilo gráfico, y lo han hecho con mucho gusto y encanto. Todo el conjunto, tanto la parte jugable y visual, te llevan tan de vuelta a aquellos años, y es imposible que no toque el corazoncito, por poco nostálgico que seas.
Evidentemente también la música intenta replicar ese estilo, con bastante acierto, y como toque de modernidad tenemos un doblaje en inglés muy bueno, y unos subtítulos en español realmente cuidados, ya que no era fácil replicar en nuestro idioma los chistes y juegos de palabras en inglés.
Una aventura gráfica deliciosa
Tiene mucho mérito lo que han conseguido con Thimbleweed Park, y es sin duda una de las mejores aventuras gráficas de los últimos años. Han traído de vuelta con mucho acierto un estilo de juego añorado, pero en vez de quedarse ensimismados en la nostalgia han sabido modernizarlo sutilmente, quitándole los puzles absurdos o injustos, y ofreciendo un desarrollo que siempre fluye, que siempre es divertido. Un juego largo, gracioso, muy bien diseñado, y que nos ha hecho recordar por qué nos gustaban tanto este tipo de juegos. Si disfrutaste en su día de las geniales aventuras de LucasArts, y te apetece volver a vivir algo bastante parecido, Thimbleweed Park te va a encantar.
Hemos realizado este análisis en su versión de PC con un código que nos ha proporcionado Terrible Toybox.