Análisis de Supreme Commander (PC)

Supreme Commander se presenta como uno de los juegos más esperados de este recién estrenado año 2007. De la mano de Gas Powered nos llega este aclamado juego de estrategia, heredero espiritual del clásico Total Annihilation, que parte con la idea de agitar los cimientos del género y crear un nuevo referente en el mismo.

Y todo gracias a Chris Taylor, considerado uno de los personajes más influyentes de la historia de la industria de los videojuegos. Chris comenzó su andadura en la compañía Distinctive Software, donde lanzó su primer título, Hardball II. En 1996 se unió a Cavedog Entertainment, lugar en el que desarrolló el genial Total Annihilation así como su expansión.

En 1998 fundó Gas Powered Games, compañía en la que creó los episodios de Dungeon Siege y donde anunció que estaba desarrollando el sucesor de Total Annihilation, aunque sólo sucesor espiritual pues la licencia estaba en manos de Atari. Y así, 10 años después de su primer juego de estrategia en tiempo real, Chris presenta Supreme Commander, un juego que ha ganado multitud de premios en las distintas ferias donde se ha visto y que se ha alzado entre los juegos más esperados de este año. Veamos que tiene de especial este título.

Supreme Commander es un juego de estrategia en tiempo real situado en un contexto de ciencia ficción. El título nos presenta tres bandos enfrentados y muy relacionados todos ellos con la raza humana. Por medio de un espectacular vídeo cinemático el juego nos muestra una raza humana muy avanzada a nivel tecnológico y que ya posee medios para poder viajar con suma facilidad a través de la galaxia.

Los humanos, egoístas de nacimiento, intentan conquistar todo lugar que encuentran, lo cual origina gran cantidad de conflictos que terminan por producir distintos asentamientos de humanos y la casi total destrucción de nuestro planeta. El resulta de todo esto es la presencia de tres grandes facciones que dominan el territorio. Por un lado tenemos la UEF (Federación de unidad terrestre en sus siglas inglesas) compuesta por los humanos supervivientes de la Tierra, lugar inhabitable a estas alturas.

Loa Aeons serían el segundo de los bandos, compuesto por una raza que ha surgido del mestizaje entre alienígenas y humanos en el planeta Seraphin, y que practican un culto religioso que hacen llamar El camino (The Way en inglés). Los humanos perciben que esta civilización es un peligro para sus intereses y de ahí surge el primer gran conflicto.

El último de los bandos sería el formado por los Cybran, la cual ha surgido gracias al Dr. Gustaf, un humano que logró un importante avance científico que dio paso a una hibridación entre los humanos y la tecnología. Sin embargo la UEF usó estos avances en su propio beneficio creando colonias de esclavos, por lo que Gustaf emprendió los movimientos necesarios para lograr la huída y liberación de sus compatriotas.

Este es el punto de partida de Supreme Commander; en nuestro camino podremos vivir la historia de las tres facciones por medio del completo modo historia del juego que nos llevarán a lo largo de una serie de misiones en una aventura con un trasfondo digno de una superproducción. Pero, ¿qué hace tan especial a este juego?

Pues, sin lugar a dudas y pese a que todos los apartados se presentan a un nivel sobresaliente, la jugabilidad se alza como el más sorprendente de ellos debido a su buen hacer y sus novedades que marcarán un punto de inflexión entre los juegos anteriores y los posteriores a Supreme Commander.

Respecto a la jugabilidad, en primer lugar cabe señalar que el juego nos permite entrar en el clásico modo escaramuza y el modo historia. Este último nos ofrece la opción de jugar una campaña con cualquiera de las tres facciones a través de unas misiones cuyo desarrolla difiere ligeramente con el de los demás modos pues nos encontraremos con una serie de objetivos, los cuales, una vez completados, nos permitirán acceder dentro de esa misma misión a otro grupo de retos.

Por norma general cada vez que avancemos de un grupo de objetivos a otro el tamaño del mapa se extenderá, pudiendo comenzar con un pequeño terreno donde plantear nuestra estrategia de recolección inicial de recursos y acabar con un mapa de un tamaño muy extenso en el que libraremos batallas con ingentes cantidades de unidades.

Cabe destacar que las misiones de la campaña tendrán una duración bastante elevada, pudiendo ir desde la media hora en un nivel fácil, hasta más de dos horas en niveles avanzados. Añadir también que estamos ante un juego difícil, por lo que será un verdadero reto el superar todos los desafíos que se nos planteen y tendremos que desarrollar mucho cada movimiento, si bien es cierto que también estamos ante un juego que recompensa y mucho el esfuerzo puesto en él.

Aparte de esa diferencia el resto del desarrollo de las partidas en ambos modos ocurrirá de forma paralela por lo que todas las características que nombremos en adelante se pueden aplicar a ambos. Dicho esto, ya podemos comenzar a comentar el funcionamiento de una partida en Supreme Commander.

Nuestro primer contacto al comenzar una partida será por medio de la unidad más importante que tendremos, el Comandante Supremo (que como se puede imaginar es quien da nombre al juego). Dicho comandante se representa en pantalla por medio de un mecha (robot humanoide) de un tamaño bastante importante. Decimos que es una unidad muy importante pues su muerte propiciará nuestra derrota, y sus funciones dentro de una partida serán muy extensas.

Las primeras maniobras que haremos con esta unidad serán las de recolección de recursos. Supreme Commander nos pone en pantalla dos tipos de ellos, la masa (que puede ser sustraída directamente del subsuelo con extractores), y la energía (que se puede obtener del mismo modo en algunos escenario o por medio de generadores).

La correcta gestión y el equilibrio entre ambos recursos serán tan importantes como la propia estrategia de combate pues un déficit en alguno de ellos acarreará importantes penalizaciones en el tiempo de desarrollo de nuevas tecnologías y nos imposibilitará la construcción de nuevas unidades. Con la extracción de recursos ya planificada será el momento de crear nuestros primeros edificios. Podemos distinguir entre dos tipos de edificios: por un lado los que tienen funciones autónomas (por ejemplo las torretas terrestres o anti-aéreas, o los radares),y por otro lado los edificios que nos permiten construir nuevas unidades.

Dentro de este segundo grupo tenemos tres bases de reclutamiento distintas: naval, aérea y terrestre. Cada una de estas bases nos posibilitará la creación de unidades específicas (ya que cada facción tendrá las suyas propias y características), además de poder construir ingenieros que tendrán funciones similares a las del comandante aunque sin llegar a jugar un rol tan importante.

Estas bases, así como algunos otros edificios, podrán ser mejorados a niveles superiores sin cumplimos unos requisitos en forma de recursos. Estos aumentos de nivel nos darán acceso a nuevas unidades mejoradas.

Una de las características principales de Supreme Commader y que mejora en gran medida la experiencia de juego y las posibilidades del mismo es la automatización de funciones, de forma que por medio del uso de una tecla podremos ordenar una cola de funciones a una unidad para que la realice.

Por ejemplo, podremos marcar varios puntos en el mapa y ordenar a un escuadrón de cazas que realice rutas de vigilancia por ellos, olvidándonos de ellos hasta que lo deseemos. O podríamos ordenar a un ingeniero una serie de edificios para que los cree en el escenario y así no tendremos que estar pendientes de vigilar si ha acabo con la construcción de uno para ordenar el siguiente.

Este hecho, que en un principio puede parecer algo secundario, se convierte en una herramienta muy potente y que da grandes posibilidades a un jugador estratega para hacerse con la victoria, especialmente si lo combinamos de forma inteligente con el mapa de juego, otra de las características destacables de este título.

¿Y qué tiene de especial el mapa del juego? Pues su revolucionario sistema de zoom, que nos da la posibilidad de acercarnos a ras de suelo para ver las unidades o alejarnos hasta tener una vista aérea muy lejana y concisa de todo el mapa, viendo a las unidades representadas por unas pequeñas fichas del color de su facción. Este zoom externo es especialmente interesante para la gestión de rutas de unidades, ya que podríamos en un caso crear emboscadas, o dar rodeos para evitar un punto que consideramos potencialmente peligroso, etc.

En cuanto al interfaz de juego no podemos más que alabar su buen hacer. Representado en la parte inferior de la pantalla nos permite acceder a todas las funciones del juego y visualizar cualquier evento de forma muy clara, así como acceder a un mini-mapa que nos muestra una recreación del escenario y que podemos usar para saltar de un punto a otro.

Como podemos comprobar se nota a primera vista que los años de desarrollo de Supreme Commander han dado sus frutos produciendo un sistema jugable que se adelanta a su tiempo y que presenta una jugabilidad terriblemente divertida y que supone un reto hasta para los más intrépidos.

Por supuesto, además de las escaramuzas y campañas offline, el juego presenta un completísimo apartado multijugador a través de Internet gracias a la herramienta GPNet. Dicha herramienta no sólo nos permitirá acceder a un gestor de partidas donde podremos crear o unirnos a otras ya creadas, sino que pretende ser un punto de reunión de fans del juego, con un lugar en el que podremos actualizar el juego, leer noticias relacionadas, descargar repeticiones de otros jugadores o incluso seguir partidas en vivo.

Por si fuese poca la duración que nos ofrece el juego de por sí, y sumando los cientos de horas que podríamos disfrutar en Internet, Supreme Commander potenciará claramente a la comunidad modder, ofreciendo herramientas destinadas a la creación de nuevos mapas, así como unidades o campañas. Sin duda estamos ante un juego que nos ofrece una duración ilimitada siempre que queramos seguir profundizando en él.

Dejando ya a un lado el tema de la jugabilidad, y entrando de lleno en el apartado técnico, estamos ante un juego igualmente sorprendente. El motor desarrollado por Gas Powered es simplemente brillante. No sólo muestra unos escenarios de un tamaño extremadamente grande, sino que lo hace con una calidad digna de mención.

El modelado de las unidades, que veremos en enormes cantidades, es magnífico, pudiendo contemplarlas en todo su esplendor haciendo uso del zoom. Los escenarios, del mismo modo, mostrarán un acabado muy depurado, pudiendo encontrar gran variedad en los mismos (desde llanuras de corte desértico hasta grupos de islas en un océano) y recreados con gran número de elementos (rocas o árboles por ejemplo, y totalmente manipulables).

Los distintos efectos especiales, como los lumínicos, las sombras en tiempo real o las explosiones se presentan de forma sobresaliente. Obviamente, todo este despliegue de medios no es gratuito y requiere de un máquina competente para moverlo, pero cabe señalar que Gas Powered ha conseguido una optimización más que aceptable ya que no es necesario un equipo de gama alta ni mucho menos para jugar en condiciones, lo cual es digno de mención dadas las enormes proporciones del juego.

En cuanto al apartado sonoro, sólo hay que decir un nombre: Jeremy Soule. El autor de la banda sonora de juegos como Guild Wars, Morrowind, Oblivion o Neverwinter Nights entre muchos otros crea una banda sonora épica realmente formidable. Los efectos sonoros también son de una notable calidad, así como el doblaje en un completo castellano.

En resumen, Supreme Commander es un juego que ningún fan del género debería dejar pasar. Presenta un apartado técnico soberbio, lo cual unido a su revolucionaria jugabilidad y su extensa duración lo convierten en un nuevo referente dentro del género de los juegos de estrategia en tiempo real, y un serio candidato a estar entre los mejores juegos del año que acaba de comenzar.