Análisis de Party Hard 2 (PC, Xbox One, PS4, Switch)
En 2015 se lanzó Party Hard, un curioso juego indie que tomaba algunas ideas de Hitman pero lo llevaba al surrealista terreno de un asesino en serie dispuesto a acabar con el molesto ruido de las fiestas. Ahora el 25 de octubre nos llega su secuela, que parte del mismo concepto y pule varios aspectos de su jugabilidad y gráficos. Se puede considerar una reinvención del original, con un presupuesto mayor y un planteamiento mejor desarrollado.
Esta vez la historia tiene un poco más de sentido, y ya no nos pone en la piel de ese ciudadano enfurecido contra esa música que no le deja dormir. Hay una trama que se va desarrollando entre niveles sobre nuestro despido de una empresa, así que resulta un poco más interesante progresar a lo largo de los escenarios en los que, por supuesto, se celebran fiestas con gente bailando despreocupada. Obviamente la banda sonora utiliza pegadizos ritmos electrónicos de las fiestas.
En lo esencial, Party Hard 2 nos vuelve a poner frente a un juego de sigilo en el que aprovechamos las trampas del escenario para acabar con nuestras víctimas. No se trata de un clon de Hotline Miami ni un arcade shooter, pues cada muerte que causamos a la vista de las personas causará pavor, y si llaman a la policía, seremos perseguidos durante un tiempo. Si no cuentas con rutas de escape preparadas, eso significará prácticamente el fin de la partida.
¿Qué hacer entonces? Pues la herramienta más básica es nuestro cuchillo, letal a cortas distancias. Elimina a un fiestero, arrastra su cuerpo a algún contenedor y evita que un testigo de la voz de alarma. Tan divertido o más es la interacción con el entorno para localizar aparatos electrónicos o susceptibles de ser saboteados para causar una explosión, electrocución, incendio o lo que se te ocurra. Son trampas que provocan muertes masivas y nos suelen dar tiempo a huir, logrando así que no haya la más mínima sospecha hacia nosotros. Este es el aspecto inspirado en la saga de IO Interactive: podemos ser creativos si logramos atraer la atención a un punto –por ejemplo activando una radio- y hacemos explotar algo cerca.
Hasta aquí, nada nuevo respecto a Party Hard. Pero la secuela hace algunos cambios y uno de ellos es el sistema de objetivos por fase, que normalmente consiste en cumplir una serie de misiones –unas u otras-. Si en el primero debíamos eliminar a toda la población del mapa, en Party Hard 2 solemos tener grupos de objetivos –de los que basta elegir uno para conseguir la victoria-. Por ejemplo, una opción puede consistir en matar a todos los personajes y quemar cierto lugar, pero si nos parece muy complicado nos convendrá aceptar otra serie de objetivos –que incluiría esconder un cuerpo, matar una cantidad de enemigos de una pandilla en concreto, destruir unas cajas, etc.-.
Este sistema de objetivos hace el juego más variado que en el primero, y permite introducir nuevos tipos de personajes. Ya no se trata únicamente de gente de fiesta, en estas fases hay gorilas que impiden el paso, moteros, matones –que van a por nosotros en cuanto nos ven, incluso sin causar muertes- u objetivos seleccionados por cualquier razón. Nos ha parecido que evita reducir la monotonía del original, en el que lo único que cambia entre escenarios era el diseño del local.
Jugablemente tiene otros aspectos revisados, como un nuevo movimiento de carga que permite eliminar a varios enemigos en un área, y la gestión de un pequeño inventario. Puedes guardar armas y objetos para usar cuando desees, incluyendo granadas, pistolas eléctricas, gasolina y más. De hecho, podrás fabricar cócteles molotov si consigues los ingredientes, de manera que hay múltiples formas de cumplir con los objetivos. ¿Prefieres el sistema más sigiloso y lento, o arriesgar con los grandes incidentes?
Otro de los aspectos renovados es el gráfico, y es que en lugar de la estética retro y 2D ahora pasamos a un motor 3D. Lo interesante es que el punto de vista es similar, y que se mantiene el toque pixel-art gracias a las texturas o elementos 2D, logrando así reunir lo mejor de los dos mundos: un aspecto indie, que no busca competir con las grandes superproducciones –aunque artísticamente es muy resultón-, junto a muchos efectos espectaculares de luces y animación que no eran posibles en la estética 8 bits.
Esta vista causa dos pequeños problemas –uno resuelto-. El primero de ellos es que con la subida de detalle ahora se hace más complicado detectar las trampas u objetos interactuables, pero los desarrolladores han sabido implementar la Fiestavisión, la típica visión especial que resalta a nuestros objetivos o cualquier mobiliario útil. Gracias a ella, podrás saber si las botellas del suelo son simple basura o alcohol para tus bombas caseras. El segundo problema es que la vista está un poco baja –no es cenital- y a veces no vemos claramente las puertas de una habitación, o el personaje queda oculto detrás de una pared, algo que sólo nos ha molestado en momentos de urgencia por huidas –donde, en cualquier caso, casi siempre llevamos las de perder-.
Dispone de un cooperativo algo limitado. Es local, y además los personajes se deben encontrar en la misma pantalla en todo momento, así que tampoco acelera demasiado la resolución de los niveles. Es divertido si jugamos con alguien que no cause alarmas constantes, pero este juego está diseñado principalmente para un jugador, el multijugador es un modo extra.
Party Hard 2 es un juego que penaliza mucho los errores, y esto se puede considerar tanto un aspecto positivo como negativo según nuestra paciencia. Cada fase está pensada para terminarse en 5 o 10 minutos –algo más si nos proponemos acabar con todos los personajes de la fiesta- y los policías o matones pueden acabar con nuestro progreso automáticamente. Reiniciar un nivel cuando estabas a punto de cumplir la lista de objetivos tiene su encanto en juegos de partidas rápidas, como el mencionado Hotline Miami, pero aquí la duración es mucho mayor y roza lo frustrante. Con muchos reintentos aprenderás a no bajar la guardia, aunque nunca da la sensación de ser un sistema justo.
Conclusiones
La secuela pierde el factor sorpresa del original, como suele suceder en estos casos, pero Party Hard 2 lo compensa mejorando ligeramente cada aspecto susceptible de una actualización, ya sea una historia con algo más de sentido o una jugabilidad con más opciones gracias al pequeño inventario, nuevos tipos de víctimas y el sistema de objetivos opcionales. Es una evolución, aunque sea pequeña, ya que en la práctica casi siempre confiarás en tu cuchillo y las estrategias de siempre.
La guinda la pone una presentación más atractiva que no reniega totalmente de la sensación retro, ofreciendo una ambientación de las fiestas más alegre y viva. Al menos hasta llega nuestro letal aguafiestas, claro.
Hemos realizado este análisis con un código que nos ha proporcionado tinyBuild Games.