Análisis de No Man's Sky (PC, Xbox One, PS5, Xbox Series X/S, PS4)
Las expectativas con No Man's Sky son altísimas desde su anuncio, tantas que es difícil saber cómo reaccionará el público a medio y largo plazo con el juego en su mano e independiente de su calidad o de los méritos por plasmar una idea que ronda la industria desde hace un tiempo: el sandbox definitivo, casi infinito –los famosos 18 quintillones y pico, 18.446.744.073.709.551.616 planetas de este universo procedimental-. No es el primero que trata de hacer algo así –véase Starbound, analizado recientemente con motivo de su lanzamiento oficial-, y seguro que no será el último.
Lo que está claro es que nadie había abordado la tarea con esta ambición. Para Hello Games, el pequeño estudio que se conocía por los excelentes -aunque poco mediáticos- Joe Danger, No Man's Sky es el trabajo por el que serán conocidos de ahora en adelante.
Si, sí, pero ¿qué haces exactamente en No Man's Sky?
La pregunta sobre qué consiste No Man's Sky se ha convertido casi en un meme que ha usado el propio estudio en algunas entradas de su blog oficial. Sean Murray explicó bien en una entrevista por qué este juego pertenece a la nueva oleada de títulos donde la libertad se impone al diseño.
"Crecí con Mario y durante mucho tiempo era la forma más pura de diseño de videojuegos. Todo está preparado para satisfacer al jugador. Para la generación que crece ahora, Minecraft es su Mario y están acostumbrados a crear sus propios objetivos y no tienen esas necesidades". La gente querrá estos elementos de mundo abiertos en algo como Assassin's Creed. Si tengo toda esta bonita ciudad, ¿por qué no hay más libertad? ¿Por qué no puedo construir una casa?".
No Man’s Sky tiene capacidad para sorprender y encantar a un determinado público dispuesto a disfrutar con los viajes intergalácticos y de perderse en este espacio virtual, y va a decepcionar a muchos compradores que lo prueben sin mucha idea de lo que ofrece, o que simplemente no toque su fibra. Será pasto de mercadillo de segunda mano y habitual en ambas listas de imprescindibles y fiascos del año.
La ausencia de una narrativa tradicional, sólo un ligero trasfondo con pistas sobre razas alienígenas y extraños misterios, echará atrás a muchos usuarios poco interesados en profundizar en esta parte. Y eso está bien, hay multitud de aventuras con combates espaciales más espectaculares, tenemos la serie Mass Effect con sus personajes memorables o la acción cooperativa de Destiny. No Man’s Sky es otra cosa y ha cumplido en muchos apartados con todo lo que prometía, pero tampoco es el juego redondo ni revolucionario con infinitas posibilidades; una cosa es su extensión y otra la diversión que proporciona.
Por resumir su jugabilidad, No Man's Sky es parte Minecraft –sin editor-, gestión de inventario, creación y una dosis de aventura espacial, todo esto contenido en un universo que se extiende más allá del horizonte. Si en el típico mundo abierto se suele mencionar que podrías llegar a la cima de la montaña que ves al fondo, aquí puedes dar la vuelta al planeta, mirar hacia el cielo estrellado, localizar una luna o punto lejano y ver qué contiene. Y poner nombre a todo lo que veas, que para algo eres el primero en descubrirlo.
Solos en el universo
Los jugadores que han seguido las noticias de No Man’s Sky conocerán muchas de las peculiaridades del juego, pero por si acaso, aquí va un dato: las cifras son astronómicas. A ritmo de descubrir un planeta por segundo se tardarían 500 mil millones en ver todos. ¿Qué implicaciones tiene en la práctica? Aunque existe un componente online –que al final parece que es menos de lo que se decía-, vamos a jugar por nuestra cuenta. La verdad es que hemos echado de menos un modo cooperativo o punto de reunión para intercambiar material con usuarios humanos, aunque eso implicase cambiar el tono respecto al plan inicial.
Jugar a No Man's Sky ofrece una sensación extraña: eres un grano de arena en el desierto. Sabes que hay otros usuarios perdidos por otras galaxias, viviendo sus propias aventuras y descubrimientos, y que no habrá dos epopeyas idénticas. Hay quien empieza en una región paradisiaca y a nosotros nos tocó un lugar dañino, con gas tóxico. Es muy complejo analizar un juego de este tipo sin una historia lineal, sin un camino prefijado y con una gran libertad para desviarnos del objetivo principal: alcanzar el centro del universo y descubrir los secretos que esconde. Cuándo y cómo lo hagas depende de ti.
No Man's Sky divide su jugabilidad en varios aspectos, promocionados en una serie de vídeos de las últimas semanas: lucha, exploración, supervivencia y comercio. La mayor parte del tiempo se reserva para la exploración, y el resto para situaciones más puntuales. Hay armas y tiroteos, pero el foco de atención no está puesto en la acción -si bien a bordo de la nave es simple pero correcto, a pie resulta un poco torpe-. Así pues, el juego comienza con un tutorial de lo básico: la recolección de recursos.
Nuestra nave está estropeada y necesita una serie de materiales para salir al espacio. Para mejorar equipamiento y mercadear es necesario explorar los planetas. El sistema es bastante sencillo: disparar un rayo hacia rocas o cualquier superficie de la que sea posible extraer objetos valiosos. Los metales más comunes serán más accesibles y menos valiosos, pero todo acaba siendo útil en algún momento dado.
Cada planeta es un mundo, nunca mejor dicho, con su vegetación, civilizaciones olvidadas y criaturas de extrañas formas. Muchos animales son pacíficos y podremos evitar conflictos, pero vigilando la integridad del universo encontramos a los centinelas, unos drones que se pondrán nerviosos si detectan que estás afectando negativamente al ecosistema. Al principio son pequeños robots fáciles de despachar con la pistola, después aparecerán varias clases de vigilantes y no siempre será buena idea subir el nivel de alerta. Se convierten en un incordio cuando hemos saltado varios sistemas, vienen a romper un poco con la monotonía de la excavación, pero no termina de ser algo coherente con el ritmo del juego, mucho más tranquilo.
Estos paisajes varían en ambientación y condiciones. Lo ideal es pasear por terrenos de atmósfera agradable, aunque eso no siempre va a suceder. Una alta radiación, toxicidad y temperaturas extremas pondrá a prueba nuestra resistencia, y con ello aparece la supervivencia y la necesidad de ir mejorando el equipamiento.
Todos esos elementos de la tabla periódica que vamos recogiendo tienen un propósito, sea por seguir la misión principal –debidamente indicada para que puedas volver a ella cuando lo desees- o para aumentar el poder ofensivo de la nave. El hipersalto de la nave, por ejemplo, requiere enormes cantidades de combustible que incentivan a patear nuevos terrenos y adquirir sustancias especiales.
El exotraje y la nave disponen de una serie de espacios vacíos en los que colocar objetos o mejoras. Parte de la gracia –porque lo es, aunque para muchos jugadores será una molestia- se encuentra en no recoger todo el mineral que encuentras en plan Síndrome de Diógenes: muy pronto el casillero se nos hará pequeño. Una caja puede acumular una cantidad concreta de platino o de carbono, y en cuanto amplías la variedad tendrás los bolsillos llenos. Sí, hay formas de ampliar el exotraje o mejorar el almacén de la nave, pero siempre deberás mantener un equilibrio entre recursos y tecnología. Por ejemplo, podrías potenciar más el rayo extractor de tu pistola o el poder ofensivo con disparos y granadas. Son decisiones limitadas por la expansión de la multiherramienta.
La mecánica es un ciclo continuo de consumo y recolección. Es adictiva: si quieres mejorar, necesitas más minerales. Encender los motores de la nave para explorar, gasta plutonio. Viajes entre sistemas, un extraño material que requiere antimateria que a su vez se construye con otros materiales. El escudo y el soporte vital descienden constantemente, el vehículo sufrirá daños por ataques de cazas en los viajes galácticos… Cada movimiento y evolución come recursos que debes reponer sin falta. Aquí se encuentra la diversión de No Man’s Sky; si la idea no es de tu agrado, pasa página porque este no es tu juego.
Las bases y estaciones espaciales ofrecen un punto de descanso entre tanta extracción. En ellas conocemos a extraños aliens dispuestos a hacer algún acertijo o regalar un plano de tecnología. A lo largo del juego encontraremos muchos puntos donde descubrir las fórmulas para crear dispositivos, así que una vez más hay que encontrar una proporción correcta de invertir el tiempo en la investigación y el progreso. Podrías perder tranquilamente 10 horas por planeta, pero no es precisamente lo más aconsejable si quieres evitar en la repetitividad o dejar aparcado el juego antes de llegar a lo interesante, que empieza a parecer después de varias horas.
De vez en cuando encontraremos terminales con algún tipo de puzle, tipo secuencias numéricas. Es extraño que no tengan penalización, porque si fallas en tu respuesta, se permite repetir nuevamente hasta acertar. Se echa en falta un tipo de minijuego más elaborado para estos artilugios, algo que ayudaría a dar más variedad entre la localización de señales, avisos de auxilio e inspección de lugares abandonados.
Estas razas aliens suelen utilizar un idioma desconocido, una barrera que nos impide entender lo que dicen. Una descripción de sus gestos nos indicará si son amistosos o no; a lo largo de los planetas de vez en cuando encontraremos conocimientos para aprender a descifrar este lenguaje a base de palabras sueltas.
Se aplica una economía basada en los diferentes planetas y sistemas, por lo que los precios y necesidades varían dependiendo de nuestra ubicación. En general la moneda no es un problema en No Man’s Sky, ya que basta con desplazarse a cualquier planeta, cosechar minerales preciosos y venderlos. Dar nombre a nuevas criaturas, puntos importantes de la orografía, planetas y sistemas también reporta dinero, es relativamente fácil conseguir ahorros. No es un juego difícil, pero requiere paciencia.
Hablando de bases, Hello Games planea añadir su construcción –y la de cargueros espaciales-, cubriendo así uno de los puntos flacos que se le podían achacar en cuanto a personalización, y sería otro incentivo más para recolectar minerales. Lo cierto es que aun con todo el contenido que tiene, que a más de uno le va a desbordar si no lleva un orden claro, la versión actual parecen los cimientos de algo mayor. Es una fantasía que puede expandirse de manera impredecible con nuevas historias, características y peligros según la demanda de la comunidad.
Un universo muy colorido
Sin la mano de un artista diseñando los mapas, los planetas de No Man’s Sky pecan de un poco genéricos en la mayoría de ocasiones. No obstante esto es un problema menor por dos cuestiones: la primera, que su aspecto aleatorio hace más creíble que se trate de un mundo extraño, sin las habituales manías de un diseñador por hacer un camino principal cómodo para el usuario; segundo, la combinación de colores, vegetación y clima es muy llamativa. Está lo suficientemente bien hecho para que en determinadas combinaciones el juego sea vistoso.
De todas formas, y pese al logro conseguido por estudio tan pequeño como es Hello Games, vamos a poner algunas pegas a sus gráficos. Es una lástima que la variedad no permita mundos excesivamente arriesgados, con montes de alturas kilométricas o en definitiva, una sensación mucho más salvaje e inquietante. La mayoría cae en las variantes de rocas con árboles y césped con diferente paleta de color, un mundo no muy alejado del que conocemos. Incluso las criaturas recuerdan a animales reales con cabezas y cuerpos intercambiados. Nadie pide realismo, pero sí nos habría gustado algo más original, que ocultase mejor sus trucos: es un paisaje de cartón piedra que depende de una fría fórmula matemática.
Técnicamente es un juego correcto, con fallos gráficos en la generación de escenario –visible desde el vuelo rasante- y otros que dan lugar a situaciones extrañas, como las partes flotantes que quedan al romper la parte inferior de un monolito. Eso sí, conviene no perder la perspectiva con las exigencias de un universo en la palma de la mano creado por un estudio independiente.
La banda sonora de 65daysofstatic se adapta bien a lo vivimos porque se genera según la situación. Es electrónica y ambienta estupendamente la tranquilidad de nuestros paseos por estos planetas y la tensión cuando los centinelas se empiezan a poner nerviosos e intransigentes, algo que es más frecuente según avanzamos en nuestro viaje. Está traducido y doblado al español –los escasos mensajes de voz de nuestro ordenador-.
Conclusiones
Tenemos claro que No Man's Sky no va dirigido al público impaciente que busque acción directa y constantes giros en la jugabilidad. Es una yincana espacial que combina gestión de inventario con descubrimiento, tiene más de experiencia que de jugabilidad. Lo podrás disfrutar durante semanas y meses siempre y cuando tengas auténtica pasión por la extracción de recursos y la personalización de tu equipamiento.
Tampoco se puede ocultar que es muy fácil quemarse con la repetitividad cuando nuestro objetivo está a millones de años luz y tú te encuentras recolectando hierro de una piedra en un punto perdido de un planeta sin nombre. Si esta visión es de tu agrado -sea por el aire fresco que supone o porque disfrutas más con el viaje que llegando a la meta-, No Man's Sky es tu sueño hecho realidad. Nada le podrá negar que es una aventura con personalidad y diferente a los lanzamientos comerciales.
Es un excelente punto de partida para algo que con acertadas actualizaciones podría ser tan gigantesco como el campo de juego que nos presenta. Pero ahora mismo eso son planes de futuro y con lo que tenemos hay que recomendarlo con reservas.
Hemos realizado este análisis con una copia de PlayStation 4 que nos ha proporcionado Sony, jugando en la versión 1.03