Análisis de Megamagic: Wizards of the Neon Age (PC)

El éxito de Nihilumbra cogió a sus creadores, los catalanes Beautifun Games, un poco por sorpresa. No porque no creyesen en el producto ni sus posibilidades, sino porque ya habían oído muchas veces los habituales "a la primera no sale nada", "es necesario fallar 32 veces", y ese tipo de frases tan habituales en el mundo del videojuego.

Pero lo cierto es que el lanzamiento del juego original en la Apple Store fue acogido con tanta energía por parte de los representantes de la tienda digital de la compañía de la manzana, que fue el juego destacado de esa semana. Esto catapultó sus ventas, como lo hizo el ser destacado entre los mejores juegos de ese año. Pero a nivel español seguía sin ser demasiado conocido.

Todo lo contrario que pasó con la versión Steam. Con la crítica de su parte, tuvieron un proceloso lanzamiento en la plataforma de Valve, en unos momentos en los que superar el proceso de Greenlight no era trivial. Ahí sí consiguió convencer a la crítica española, y al público posteriormente, y a partir de ahí todo fueron parabienes para este juego, incluyendo aparecer entre los juegos destacados de Wii U, o salir también en otras plataformas como PlayStation Vita (posiblemente nuestra versión favorita).

Ahora de este mismo estudio llega Megamagic: Wizards of the Neon Age, un juego que ha costado lanzar, y que es completamente distinto del anterior. Tras un Kickstarter fallido, y con muchos cambios en el equipo original, el juego ha conseguido ver la luz, y aquí estamos para opinar de él.

Y lo cierto es que Megamagic, si bien se aleja notablemente de Nihilumbra, especialmente en el tono de la historia, sí que comparte elementos comunes con el anterior juego del estudio. Para resumir Megamagic en una frase, podríamos decir que es lo que pasa cuanto juntas Diablo, Pokémon, League of Legends, Kung Fury, Earthbound y otras joyas en una coctelera, y le das muy fuerte a batir. Pero dejadnos explicar esto.

La historia de Megamagic nos pone en la piel de Phoban, el hijo de un poderoso mago que junto con su hermano se ve embarcado en una peligrosa misión para salvar el mundo y a un amigo suyo un tanto especial. No queremos explicar demasiado de la historia, porque las sorpresas empiezan bastante pronto, pero sí os queremos dejar claro que es una historia con sorpresas, giros de guión, muchos personajes y una gran pelea contra el poder establecido.

Una vez hemos superado el inicio, nos movemos por capítulos superando diferentes misiones, en las que tenemos que interaccionar con el escenario ya sea mediante el uso de activadores o diálogos, o mediante el mover cajas, pisar bloques o romper cosas. Lo cierto es que la variedad en estas situaciones es elevada para estar hablando de un juego que no tiene esta faceta demasiado desarrollada, y donde el peso real cae sobre los dos apartados típicos en los juegos de rol con algo de acción: el combate y la mejora de personajes, lo que en este caso incluye la invocación de nuevas criaturas, que en Megamagic se llaman grims.

Durante la aventura llevamos a nuestro mago, y mientras nos desplazamos de un sitio a otro con nuestras teclas de dirección para poder realizar las misiones seremos atacados por todo tipo de enemigos (mención especial al nombre de algunos enemigos, como tecno rangers). Ahí es cuando empieza el combate, en tiempo real y sin interrupción de ningún tipo, el cual se suele resolver de la siguiente manera: Si tenemos invocados a una buena cantidad de grim estos, de motu propio, nos defenderán, lo cual nos dará cierto respiro para ayudarlos en su misión, ya sea de manera directa (usando nuestros hechizos contra los enemigos) como de manera indirecta (ayudando a los grim con hechizos de apoyo, como pueda ser el escudo).

Todo esto se realiza en tiempo real, así que tendremos que posicionarnos para estar en el mejor lugar, apuntar correctamente los hechizos, y una vez ya tengamos más dominado el sistema, incluso podemos dar órdenes específicas a los grim. Es más, si conectamos un mando se puede unir un segundo jugador que usará el grim como si de un beat 'em up se tratase, con dos botones de ataque y el cursor.

Por otro lado, la manera de mejorar nuestro personaje en cuanto a grims y hechizos es bastante interesante, aunque no haya una barbaridad de estos. Básicamente, cuando nos enfrentemos a un grim lo empezaremos a conocer, y aparecerá en su apartado correspondiente dentro del menú de pausa. A partir de ahí aparecen unas condiciones de desbloqueo, como una cantidad de veces que nos lo tenemos que encontrar, o las veces que tenemos que ver su movimiento especial, para posteriormente llevárnoslo a algún sitio donde podamos invocarlos, y ahí ya gastarnos las cantidades de recursos adecuados para que se una a nuestro ejército. El sistema de aprendizaje de hechizos es similar, pero en esta ocasión tenemos que encontrar los pergaminos para poder aprender hechizos nuevos.

Sobre el desarrollo de la partida, comentar que nos lo hemos pasado muy bien, pero que tal vez por la cantidad de lugares comunes que podemos tener con los desarrolladores. Hay mucho homenaje (de inicio nos encontramos con cosas de Regreso al Futuro, Digimon o hasta el mismísimo Nihilumbra), la historia es épica y ligera a la vez, y la manera de contarla, mediante sencillas escenas animadas con el propio motor del juego o con cuadros de diálogo, es suficientemente efectiva como para dejarnos avanzar con rapidez e interés.

Pero se ven cosas como muchas irregularidades a nivel gráfico. En todo momento se muestra una perspectiva isométrica, pero tan pronto vemos detalles de calidad como elementos que están como fuera de lugar. Por ejemplo una escena que parecía más de Los Sims que de un juego de rol fantástico, y esto era por los elementos que nos encontramos en pantalla. Da una sensación extraña, combinando momentos de brillantez con otros no tan atractivos.

En cambio a nivel sonoro es excelente. No en vano se ha trabajado con el compositor sueco Mitch Murder, el que seguramente os sonará de temas muy "estilo 80" como Kung Fury. Temas pegadizos, que nos harán ponernos cascos para disfrutar de la banda sonora, y de paso pasarnos toda la partida moviendo la cabeza al son de sus canciones.

Conclusiones

En resumidas cuentas, Megamagic: Wizards of the Neon Age es un juego interesante, divertido, algo innovador y que te atrapa y no te suelta, pero hay que ser capaces de superar la posible reticencia que podáis tener al ver cosas diferentes a lo que estáis acostumbrados. Es un juego muy recomendable con cierta apertura de miras para poder disfrutarlo… o tener muchas ganas de revivir los 80.

Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Beautifun Games.