Análisis de Lords of Everquest (PC)
La serie Everquest ha calado hondo entre los aficionados a los juegos multijugadores masivos. Es un juego que cuenta en su haber con 6 expansiones, y en estos momentos se está preparando su segunda parte. Era un juego muy accesible y fue uno de los pocos juegos capaces de plantarle cara al magnífico Ultima Online. En esta ocasión se ha optado por llevar la serie al género de la estrategia. Resulta curioso ver cómo Blizzard está transformando el mundo de Warcraft en un mundo persistente y Sony hace todo lo contrario con Everquest. De momento no podemos saber cómo será Word of Warcraft, pero sí que podemos asegurar que Rapid Eye se ha inspirado mucho en Warcraft 3 a la hora de desarrollar Lords of Everquest. Pero antes de enfrascarnos en todos los aspectos técnicos y jugables, sería conveniente hablar un poco sobre la historia del juego que nos ocupa.
En el pasado de Norrath, los ogros llegaron a acumular un gran poder. Su poder era tal, que llegaron a amenazar los planos elementales. El dios Rallos Zek –creador de los ogros- decidió liderar la invasión para conseguir mucho más poder, pero los dioses superiores le vencieron y maldijeron a todas las criaturas que le habían ayudado. Así fue como los ogros, orcos y demás seres perdieron sus dones.
Aún así, los ogros no se quedaron con las manos vacías, pues antes de ser derrotados, robaron tesoros y objetos que contenían terribles secretos de los planos elementales. Durante años, se han buscado estos objetos para destruirlos, pero no han sido encontrados y Rallos Zek espera pacientemente el momento oportuno para volver a levantar un ejército contra los dioses. Ahora nos encontramos en un periodo de constantes guerras. Tres grandes facciones son las que avivan estas batallas tan encarnizadas. Pasamos a describirlas:
Shadow Realm: Una alianza que engloba a todas las criaturas malignas de Norrath. Si elegimos este bando, tomaremos el control de criaturas de lo más variopintas. Tenemos orcos, trolls, hechiceros, etc. En esta facción son frecuentes las traiciones y las guerras internas. No apta para los seguidores de la ley.
Dawn Brotherhood: Con este grupo, controlaremos a los enanos, bárbaros, caballeros, etc. Esta facción siempre está guerreando con Shadow Realm.
Elddar Alliance: En esta facción, los protagonistas serán los elfos. Ésta será la elección perfecta para la gente que prefiera jugar siguiendo las "normas".
Hay más de 40 unidades divididas entre estas tres facciones. Aunque, y aquí viene uno de sus defectos, son muy parecidas entre sí. En Shadow Realm tenemos a los ogros y en Dawn Brotherhood a los bárbaros, y así con casi todas las unidades. Siempre tendrán un homónimo en el bando contrario. Esto consigue que jugar con los tres bandos diferentes sea prácticamente igual.
Al igual que en Warcraft 3, la figura del héroe en las batallas será de gran importancia. Cada facción tiene cinco líderes diferentes. Según el nivel de dificultad que escojamos se seleccionará un héroe distinto. Es en este punto donde el juego comienza a flojear. Se ha querido mezclar el rol con la estrategia –como viene siendo habitual últimamente- pero en este caso, de estrategia hay bien poco. Primeramente, se ha simplificado la microgestión hasta tal extremo que solamente tendremos que comprar una unidad recolectora y enviarla a una mina para que extraiga oro. Ya está. Con esto podremos comprar nuevas construcciones y unidades para seguir guerreando por el mapa, pero se pierde el factor estratégico de pensar en qué invertir nuestros preciados recursos.
Tampoco necesitaremos unidades constructoras, ya que podremos construir donde queramos sin necesidad de llevar unidades. Aquí es donde viene la primera desilusión: pensamos que nos encontraríamos con algo de estrategia en las batallas, pero no es así. Los combates se basan simplemente en mandar un barullo de unidades para que luchen. El que tenga más tropas gana. Algo así hace que los combates se conviertan en un estorbo ya que no aportan nada y enseguida nos cansaremos de repartir leña a diestro y siniestro. Pero la cosa no acaba aquí. A esto hay que sumarle que las misiones son demasiado monótonas. Siempre realizamos los mismos objetivos: acaba con tal enemigo, destruye el campamento de este enemigo, encuentra a este hechicero y destruye al enemigo, etc. Para colmo, nos encontramos con que el juego no está ni tan siquiera traducido, por lo que los que no tengan mucha idea de inglés no sabrán por qué están destruyendo el campamento de los goblins, por poner un ejemplo.
Pero no todo iba a ser malo. Es cierto que los componentes estratégicos son muy escasos, pero el rol sí que está presente. Muy presente. Todas nuestras unidades subirán de nivel conforme vayan eliminando a los enemigos, al igual que nuestro héroe. Las habilidades de nuestras tropas irán aumentando y nuestros héroes conseguirán nuevos poderes para combatir. Al finalizar la misión, todas las tropas que hayan sobrevivido pasarán a un menú en el que podremos elegir las que continuarán con nosotros en la siguiente misión. No podremos llevarnos a todas las unidades que queramos, hay unos puntos y trasladar a las tropas cuestan puntos así que tendremos que seleccionar sabiamente.
Lo difícil en estos casos es mantener con vida a nuestras unidades, porque caerán en cuestión de segundos. En Rapid Eye también han tenido la "magnífica idea" de colocar en lugares inaccesibles para la mayoría de tropas a algunos enemigos que utilizan ataques a distancia. En estos casos será necesario utilizar a las unidades de ataque a distancia, algo realmente tedioso. Y por último –podríamos seguir citando errores-, hablar de la no inclusión de torres antiaéreas. Es algo que no pega mucho con la temática fantástica, pero pensamos que es algo frustrante ver cómo unos cuantos goblins en globo pueden arrasar nuestro campamento en cuestión de segundos mientras nosotros nos encontramos en la otra parte del mapa luchando contra otros enemigos. Mencionar que las misiones se desarrollan de una manera muy lineal.
Siempre tenemos un camino marcado que seguir. Lo normal es que podamos construir nuestra base y comprar unidades, pero siempre hay escasez de minas, por lo que tendremos que reiniciar algunas misiones por no tener fondos suficientes con los que comprar tropas. Algo muy de agradecer es la inclusión de misiones secundarias: podemos cumplirlas y recibir recompensas, o bien dedicarnos a los objetivos principales. En algunas misiones deberemos escoger entre dos caminos muy diferentes dando así un poco de libertad al jugador a la hora de elegir como cumplir los objetivos.
El interfaz del juego también nos recuerda mucho a Warcraft. Cada vez que seleccionamos a una unidad, aparecerá su imagen animada en un pequeño recuadro. Podremos moldear el interfaz, es decir, podremos decidir si ver el mini mapa o no, podremos decidir si ver el recuadro donde se nos muestran las unidades seleccionadas o no, etc. Se recomienda utilizar todas las ventanas posibles ya que tendremos que acceder constantemente a las habilidades de nuestras unidades.
En lo referente al apartado técnico, decir que Lords of Everquest raya a buen nivel. El apartado gráfico está bien. El modelado de las unidades es muy bueno, dotadas de grandes detalles. Pero peca en su diseño. Estamos ante unidades muy sobrecargadas, todas están repletas de ornamentaciones. Las animaciones de las tropas también son muy bruscas. Cuando corren, lo hacen de una manera muy poco realista. Los edificios también poseen un buen acabado, y en este caso sí que poseen muy buenas animaciones. Si nos ponemos a construir, veremos cómo se abren compuertas, cómo sale humo e incluso, podremos ver cómo se abre el techo de los edificios y salen rayos de luz. Los escenarios del juego cumplen, pero están faltos de detalles. No tienen vida y poseen unos colores muy apagados que no ayudan nada. Los efectos de los hechizos y demás, están muy conseguidos. Eso sí, el fuego está recreado de una manera pésima. No parece fuego, parece una mancha de color amarilla.
El apartado sonoro cumple su cometido, pero no sobresale en ningún aspecto. La música del juego es muy repetitiva y de muy poca calidad. Cada facción tiene su propio repertorio de melodías, pero son muy escasas, y enseguida nos cansaremos de escuchar una y otra vez los mismos temas. Los sonidos FX también son muy poco variados. El doblaje está muy bien, pero en inglés. Se han utilizado las voces de grandes estrellas de Hollywood, pero a nosotros nos importa bien poco si luego nos llega completamente en inglés.
Lords of Everquest es un juego largo, muy largo. Además, posee un interesante modo multijugador que nos permitirá enfrentarnos contra doce jugadores simultáneos. Pero esto no es suficiente. Estamos ante un juego que no ha sabido llevar bien la mezcla de géneros. La estrategia es prácticamente inexistente, y el rol tampoco es que sea muy profundo. Será difícil terminar el modo campaña, y no por la dificultad –que la tienen- sino por su desarrollo. Son misiones muy aburridas que no incitan a jugarlas. Lo intentaremos una y otra vez pero nunca llegará a engancharnos. La historia está bien, tiene algo de emoción, pero esto no le servirá a la gente que no entienda el inglés. En definitiva, Lords of Everquest es un buen juego, a secas. En estos momentos hay mejores opciones en el género de la estrategia.