Análisis de Hollywood Monsters 2 (PC)

Llega el sexto trabajo de los madrileños Pendulo Studios, 17 años después de su primer juego, Igor: Objetivo Uikokahonia, una aventura gráfica desarrollada por cinco personas y la que dio el pistoletazo de salida comercialmente al género en España. Los primeros y sobre todo los últimos, no solo en las aventuras gráficas, sino en cualquier otro tipo de juego, ya que no hay ningún estudio español que lleve tantos años en activo, y encima tan en forma como demuestran con este nuevo título.

Manteniéndose firmes en la fórmula del point and click y los escenarios dibujados a mano, Hollywood Monsters 2 nos ha encantado. Conocido internacionalmente como The Next BIG Thing, aquí con acierto lo han bautizado como la secuela de su segundo trabajo de 1997, todo un clásico para los aventureros españoles, gracias a su simpatía y humor, pero que nos dio más de un quebradero de cabeza, con una dificultad endiablada y unos puzles entre lo complicado y lo absurdo. Esta segunda parte realmente no es una secuela, ni una revisión o remake, simplemente transcurre en un universo parecido al del primero, con un comienzo similar y ciertos personajes parecidos a los de aquel, pero una vez arranca va por derroteros completamente distintos, aunque con algún que otro guiño y homenaje.

No solo su desarrollo e historia son diferentes, sino que su dificultad y duración también, siendo mucho más fácil y corto que el primer Hollywood Monsters. No lo decimos como algo negativo, al aventurero de pro que busque grandes retos le decepcionará su sencillez, pero en cambio muy apropiado para todo tipo de público, y a poco que te gusten las aventuras gráficas se disfruta una barbaridad. Dura unas cinco horas, dependiendo de lo atascados que nos quedemos en alguno de sus puzles o situaciones, pero más que hacerse corto por la duración en sí es porque se disfruta tanto, se devora de manera tan agradable, que cuando acaba te quedas sin duda con ganas de más, lo que es muy positivo y demuestra cómo Pendulo a estas altura domina el género.

La historia está protagonizada por Liz, una joven, prometedora y muy excéntrica reportera –"Liz la loca" la llaman-, y Dan, un rudo periodista deportivo chapado a la antigua, ambos del periódico The Quill -el mismo de la primera entrega, siendo este uno de otros muchos homenajes-. La aventura comienza cuando vamos a cubrir una ceremonia organizada en la mansión de William FitzRandolph, millonario productor de cine y dueño de los estudios MKO, encargados de realizar cine de terror y de ciencia ficción, con el que se están forrando. Unas películas protagonizadas por monstruos, que no son actores disfrazados, sino seres reales que conviven en aparente harmonía con los humanos en un marco temporal parecido al del Hollywood de los años 40, aunque con elementos modernos.

Al llegar a la mansión Liz y Dan se topan con un sospechoso incidente, que Liz no duda en investigar en el prólogo –el tramo más similar a la primera entrega-, lo que acaba con ella secuestrada y Dan viéndose obligado a buscarla y rescatarla. Se verán envueltos en una trama de intriga de grandes proporciones en la que FitzRandolph no tiene muy buenas intenciones y durante el transcurso de la historia iremos alternando entre controlar a Dan y Liz, teniendo esta y sus situaciones más peso en el desarrollo, además de llevarse el juego de calle gracias a su simpatía y excentricidad. Uno de los mejores personajes con los que nos hemos topado en cualquier aventura gráfica.

La jugabilidad es la clásica de las aventuras gráficas en dos dimensiones cuando solo se usa el ratón, y para quien haya jugado uno de los últimos trabajos de Pendulo estará familiarizado, ya que se juega exactamente igual que su anterior título, Runaway: A Twist of Fate. Movemos un cursor resaltando elementos con los que podemos interactuar, mirando y cogiendo objetos, con un inventario que no llega a llenarse en exceso, lo que hace las cosas fáciles. El sistema de conversaciones eligiendo líneas de diálogo también es el mil veces visto y para avanzar en el desarrollo tendremos que hacer uso de estos, de las mecánicas clásicas de coger y usar objetos –lo que más peso tiene en el desarrollo-, y algunos y muy esporádicos puzles o acertijos, habiendo unos tres importantes en todo el juego. Son complicados aunque no demasiado ilógicos, y solo requerirán que estemos un rato trasteando con ellos hasta que demos con la solución.

Cuando comenzamos a jugar podemos elegir entre tres dificultades, que activan o no distintas ayudas. Una es la que te indica todos los puntos con los que podemos interactuar en el escenario y la otra te da directamente pistas sobre cómo seguir progresando. Una vez que empecemos a jugar con una dificultad no podremos modificarla en el transcurso de la partida, pero vamos, tampoco creemos que sea dramático, siendo uno de los extras de esta edición una guía, la que no recomendamos mirar en ningún caso, ya que no hay situaciones demasiado complicadas, solo hay que pensar un poco, siendo todas las soluciones bastante intuitivas y coherentes.

Sí hay un pequeño y feo detalle, que nos dio alguna molestia y que es marca de la casa, ya que nos ha pasado en otros títulos de Pendulo, y son los accesos a ciertas localizaciones, colocados demasiado en los extremos de la pantalla y en espacio reducidos, lo que nos ha provocado dar alguna vuelta de más porque no nos habíamos dado cuenta de que se podía acceder a otro escenario. Algo que deberían corregir en próximos trabajos, ya que al fin y al cabo es una tontería y no aumenta la dificultad ni mejora la jugabilidad, simplemente frustra. No sabemos si lo hacen por fastidiar o sin querer, pero en cualquier caso desentona con lo pulidos que están el resto de aspectos y mecánicas.

Se juega en todo momento con una sonrisa en la boca, gracias a los ingeniosos comentarios de los protagonistas según vamos interactuando con nuestro entorno y a los buenos diálogos, algo que Pendulo ha ido puliendo con el paso de los años con gran maestría. La historia peca de ser un poco simple y sencilla, no sorprende nunca –excepto el final-, y basa todo su poderío en los personajes, carismáticos y simpáticos, aunque se los coma a todos Liz, una especie de Guybrush Threepwood en mujer que está como un cencerro. Se nota tanto esfuerzo y acierto en perfilar este personaje que su compañero de aventuras, Dan, les ha quedado un poco plano, echando de menos la personalidad de Brian Basco de la trilogía Runaway, al que esperamos –y no descartamos- volver a ver.

Los gráficos son una delicia, dando continuidad Pendulo a la técnica que llevan usando toda una década pero que aquí alcanza su mayor madurez y brillantez. Escenarios dibujados con todo lujo de detalles y unos personajes poligonales que gracias a una técnica similar al cel shading o cartoon shading como le llaman ellos, están integrados a la perfección con los fondos. Además cuenta con numerosas, que no largas, secuencias de vídeo, que no desentonan con los gráficos que vemos cuando estamos jugando ya que son prácticamente iguales. Pero donde consigue Pendulo su mayor logro técnico es a la hora de la resolución, promocionándose como la primera aventura gráfica Full HD 1080p (1920×1080). Algo que parece simple marketing pero que en serio, si tenéis una tarjeta gráfica y un monitor que lo soporte es digno de ver, mostrándose de manera espectacular.

Felicitamos desde aquí a Pendulo por haber seguido apostando y mejorando los gráficos dibujos a mano y no haberse dejado llevar por los cantos de sirena de las tres dimensiones y los polígonos, ya que para este tipo de juegos nos parece la mejor estética posible, aunque bien sabemos que también conlleva un gran trabajo. El sonido como también es marca de la casa es muy bueno, la música es algo que siempre cuidan mucho y aquí vuelve a pasar, no llega a la excepcional banda sonora de Runaway: A Twist of Fate, que era simplemente genial, pero cumple con creces, con melodías muy simpáticas que sientan como un guante al tono simpático de la aventura.

Y en lo que respecta al doblaje al castellano, uno de los motivos por los que ha llegado a España más tarde que a otros países europeos, no nos ha parecido bueno, ni notable ni sobresaliente, nos ha parecido simplemente perfecto, impecable. Las voces son las adecuadas para cada personaje, están bien interpretadas, con mimo y cariño hacia el producto, y mucho tendrían que aprender compañías importantes del excelente trabajo de localización que ha realizado aquí FX interactive. Poniendo el juego a la venta con un gran precio de 20 euros –un título que en Steam en su versión internacional cuesta 39,99€-, que además incluye de regalo la primera entrega, y hasta cuenta con manual a color, eso de lo que han prescindido grandes distribuidoras para que no se talen tantos árboles…

Pendulo ¿para cuándo un nuevo trabajo?

Una aventura gráfica redonda, sin fisuras, que de amena y divertida se hace demasiado corta, a lo que ayuda su baja dificultad, demasiado para un buen aventurero, aunque muy adecuada para los menos asiduos. No os esperéis una secuela o sucesor espiritual del original, no lo es, simplemente tienen puntos en común y guiños, y su nombre no deja de ser un gancho comercial para atraer a los viejos aventureros que disfrutamos con el juego de 1997, ya que bien podría haberse llamado de cualquier otra forma, aunque nos parece un buen gesto nostálgico.

Pendulo Studios mantiene todas sus señas de identidad, lo que les ha llevado hasta aquí, sin traicionarse en ningún momento. Clásica aventura point and click con una mecánica muy fluida y lógica, con pocos puzles puros, aunque acertados, y con un gran punto fuerte: los carismáticos y simpáticos personajes. Se juega con una sonrisa y su precioso aspecto visual ayuda a que la experiencia sea todavía más grata, tanto que una vez superado acaba dejando con ganas de más. Esperemos que Pendulo siga cosechando éxitos tanto aquí como fuera de nuestras fronteras –lo que verdaderamente les está dando oxígeno-, y sigan creando obras clásicas de un género que estuvo a punto de la extinción, que ahora vive una pequeña segunda juventud, pero que siempre tendrá un hueco en el corazón de los aventureros, ya que nos ha dado cientos de horas de diversión.