Análisis Monarchy: estrategia, gestión, defensa de bases y conquista se unen junto a un carismático estilo artístico (PC, Switch, PS5, Xbox One)
La industria vive tiempos convulsos: mientras que los estudios de menor envergadura cierran, los grandes, obligados a ofrecer grandes producciones, agotan la otrora interminable fuente de inspiración, lo que repercute negativamente en la cantidad y calidad de ofertas que llegan al mercado. Este es, sin lugar a duda, el tema de debate más candente (a la par que interesante) que existe hoy por hoy en el mundo del videojuego. ¿Cuál será el futuro que nos aguarda? ¿Por qué derroteros se moverá un mercado que parece cada día más asfixiado por su propio peso?
Por suerte, entre los interminables debates sobre la salud de la industria y el poder de las grandes empresas, todavía hay lugar para que estudios independientes, de esos que cuentan con un puñado de desarrolladores en su haber, lancen al mercado sus propuestas. Un buen ejemplo de ello es el producto que hoy traemos entre manos: Monarchy. Seguramente muchos conozcan a sus creadores por ser los padres de la franquicia Darkquest, juegos de rol que combinan estrategia por turnos con un estilo clásico y aventurero, muy de la vieja escuela.
Quizás a otros les suene más Geometry Survivor o el entretenido Story of a Gladiator. Sea como fuere, el caso es que a los británicos de Brain Seal Ltd. no les tiembla el pulso a la hora de desarrollar videojuegos claramente inspirados en obras icónicas, añadiendo en el proceso pequeñas pinceladas de su personalidad.
Monarchy toma como referencia una franquicia de relativo éxito dentro del mundo de los indies: Kingdom. Esta serie, originalmente creada por dos desarrolladores (Thomas van den Berg y Marcon Bancale) con pocos medios, fue adquirida por los suecos Raw Games a poco de hacerse conocida y se caracterizó por su peculiar acercamiento al mundo de la estrategia bidimensional con un marcado toque pixel art.
Estrategia sin ratón
Aunque es cierto que Monarchy guarda muchas similitudes con Kingdom (especialmente con la primera entrega), la propuesta de Brain Seal busca ser algo más que una mera imitación de esta, añadiendo algunos elementos propios y pasando del arte pixelado a un estilo artístico digital más cercano al dibujo tradicional, de esos que llaman la atención a primera vista y nos cautivan con su sencillez. Tened muy en cuenta este adjetivo, porque si por algo se caracteriza este videojuego es precisamente por su sutileza a la hora de abordar algunos aspectos que tradicionalmente suelen ser un poco densos.
¿Cómo lo consigue? En primer lugar, y más allá del evidente atractivo visual y de la fluidez que muestra en pantalla (cualquier PC debería ser capaz de moverlo a tenor de sus requisitos mínimos), en la versión que hemos analizado de sobremesa no existe ninguna opción para poder controlar a nuestro monarca con ratón. Todas las acciones han de ser realizadas con el teclado (o en su defecto, con un mando), sin apenas tutoriales más allá de algunas imágenes muy sencillas que nos explican qué tenemos que hacer para comenzar a construir un campamento que nos sirva como base de operaciones para prosperar.
Una vez entendemos cómo funciona la mecánica (echamos en falta un tutorial en condiciones para evitar la frustración que produce no tener mucha idea de qué estamos haciendo exactamente al principio), descubrimos que es necesario contar con arqueros para protegernos de los ataques enemigos, que se dan principalmente de noche, así como de obreros con los que no solo recabar materias primas, sino también construir trincheras, almacenes y otros espacios para ir ampliando nuestro reino poco a poco. Además de protegernos, también tendremos que obtener algo de oro para poder construir, para lo cual es menester cazar a la fauna local o descubrir tesoros que se ubican en los extremos de nuestro mapeado bidimensional.
Sobrevive a la noche
Aunque se podría decir que sobrevivir a la noche es nuestro principal cometido, la forma de enfocar cada partida depende en gran medida de qué modo de juego elijamos. En total disponemos de cinco (incluyendo la introducción): Territorio de bandidos, donde nuestro principal objetivo consiste en buscar y eliminar a los maleantes que se cobijan en cuevas esparcidas por el mapeado; El asedio, en el que tendremos que centrarnos en construir y fortificar nuestro castillo; Caballero invernal, donde cambia principalmente el escenario y el número de nuestros recursos, y por último Territorio seguro, en el que podemos ir superando fases sin complicarnos demasiado la existencia.
Independientemente de la modalidad que hayamos escogido, lo que cambia el devenir de la partida es la toma de decisiones que elijamos en cada momento. ¿Queremos optar por tener más recursos o más soldados? ¿Qué decisión encaja mejor con nuestras necesidades en cada caso? El oro que obtenemos puede ser canjeado para desbloquear nuevos edificios y unidades, aunque siempre tendremos que optar por la fórmula de "ensayo y error" para saber exactamente qué hacer en cada momento, o cómo sacar el máximo partido de cada uno de ellos.Un divertido cooperativo
Al margen de las modalidades de juego, el gran aliciente de Monarchy es la posibilidad de poder jugar en modo cooperativo con pantalla dividida a cuatro manos. Disfrutar de la partida con otra persona cambia bastante el enfoque que le damos a los combates. Aunque a veces puede resultar algo desconcertante, la diversión siempre está asegurada y permite emplear estrategias variopintas para lograr nuestro objetivo.
Conclusiones
Si te interesan los juegos de estrategia, Monarchy debería figurar en tu lista de próximas adquisiciones. Es un título muy sencillo y corto (lo podemos terminar en menos de cuatro horas) que cuenta con un atractivo aspecto artístico como principal aliciente. Más que por modos de juego o por ofrecer algo realmente nuevo, llama la atención por su capacidad de adicción. Además, nos podemos hacer con él en Steam por 15 €, lo que justifica más que de sobra el tiempo de diversión que garantiza. Aunque nos hubiese encantado que contase con un tutorial como Dios manda, no deberíamos de tener muchos problemas para cogerle el tranquillo a poco de comenzar a disfrutar de él.
*Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam proporcionado por **Game Press.