Análisis PRIM: Un envoltorio genial para una aventura gráfica con contrastes (PC)
Es una lástima cuando te encuentras con un videojuego que tiene todos los elementos que te gustan y que, por un motivo u otro, no termina de encajar, de juntar de manera coherente todas sus piezas y de satisfacer del todo en esos apartados. Es lo que nos ha sucedido con Prim, una aventura gráfica point and click muy clásica en sus mecánicas, con un envoltorio audiovisual muy cuidado inspirado en el estilo de Tim Burton, y con una historia con una premisa y ambientación muy interesantes. Se nota cariño por el género en esta producción de Common Colors, financiada en Kickstarter en menos de un día hace tres años y desarrollada con el apoyo de los alemanes Application Systems Heidelberg (un veterano estudio de coproducción de aventuras narrativas y software), pero a lo largo de la partida hay tanto momentos brillantes y estimulantes como situaciones y escenas soporíferas.
Un viaje por el Reino de los Muertos
Prim plantea una historia sobre la familia, la responsabilidad, la amistad y el adaptarte a las situaciones que te lanza la vida. Tras la muerte de su madre, la protagonista adolescente vive temporalmente en casa de su mejor amigo. El día en que decide revisar los recuerdos y las pertenencias que su progenitora dejó atrás, todo cambia para ella: su padre, completamente ausente hasta el momento, es el mismísimo Tánatos, quien la lleva al Reino de los Muertos para encargarse de ella. Pero la Muerte no es precisamente el padre del año: no sabe relacionarse con su hija, ni mucho menos entender por lo que está pasando. Prim no solo se ha visto obligada a dejar atrás sus amistades y literalmente su vida, sino que encima esa figura paterna distante y terrorífica la encierra en su habitación para evitar sus continuos intentos de huir de ese mundo.
La situación da un vuelco cuando ocurre una gran desgracia que la lleva a viajar por el Reino de los Muertos para tratar de solucionar el desaguisado que la propia Prim ha provocado desintencionadamente. Así comienza una aventura en la que, a pesar de la temática, predomina la comedia sobre el drama. La protagonista conocerá personajes graciosos y entrañables, versiones cómicas y a veces sorprendentes de figuras de la mitología griega: Tánatos, las moiras, Cerbero y muchos más. Tendrá que ayudarles para lograr sus propios objetivos, a la vez que, poco a poco, conforme va entablando relaciones y descubriendo el mundo, se siente más a gusto en él, y va cambiando la visión que tiene de un padre que hasta hace unos días ni siquiera conocía.
Una aventura cómica con problemas de ritmo
Todo esto se desarrolla con la estructura de una aventura gráfica muy tradicional, con unos pocos escenarios con personajes con los que charlar, elementos del entorno con el que interactuar, cosas que recoger, un inventario en el que podemos combinar objetos, puzles que resolver y la posibilidad de viajar instantáneamente entre las localizaciones desde el mapa. Si bien la historia y la resolución de los rompecabezas es uno de los motores de la aventura, hay otro motor igual de importante. Querremos continuar jugando tanto por ver qué pasa a continuación o a qué nuevo personaje vamos a conocer, como por descubrir un nuevo escenario dibujado a mano, en blanco y negro, todos ellos con muchos detalles, con criaturas estrafalarias y con distintos planos que dan una ambientación genial para todos aquellos que gusten de la estética oscura-adorable de juegos como Don’t Starve.
Pero como en el blanco y negro de lo que vemos en pantalla, Prim tiene contrastes tanto en su narrativa como en sus mecánicas. La mezcla de comedia y momentos emotivos no termina de encajar, y hay veces que se pasa de una a otra de manera abrupta. Hay un problema de ritmo provocado, sobre todo, por los diálogos. La narración se hace pesada porque las conversaciones, todas ellas dobladas al inglés con interpretaciones geniales, se alargan demasiado; se enredan mucho con conversaciones eternas, es una historia demasiado expositiva. Hay algunos momentos brillantes, y otros en los que el juego se cree más gracioso de lo que realmente es, como ese amigo que te repite un chiste para ver si a la segunda o la tercera vez te ríes. Con todo, es placentero ir conociendo a los personajes, sus roles en el Reino de los Muertos y sus (cómicas) problemáticas, aunque todo ello acaba diluyendo lo que aparentemente era la premisa principal, la relación entre padre e hija, entre Tánatos y Prim, que tiene una resolución abrupta.
Puzles accesibles y mecánicas desaprovechadas
De igual modo, también hay contraste en las mecánicas, en los rompecabezas. Por lo general no son puzles enrevesados: tienen un punto de absurdez, pero en la mayoría de los casos se llega a la solución revisando bien los objetos del inventario, prestando atención a los elementos interactivos de los escenarios y absorbiendo lo que te dicen los personajes de la escena. Casi todos los puzles limitan su alcance a una o dos pantallas, lo que evita que viajemos por el mundo probando acciones sin ton ni son. Además, muchos de ellos recogen el espíritu de las mejores aventuras del momento álgido del género, con resoluciones y situaciones que nos sacarán una carcajada, y otros que nos motivan a tomar notas y a usar nuestra materia gris.
Sin embargo, sí que hay algunos puzles no ya menos intuitivos, sino rebuscados y poco satisfactorios, que son los que han provocado que la aventura se nos alargue hasta las más de siete horas. No es el único problema. Pronto en la partida, Prim consigue una adorable e inquietante mascota, una araña de un solo ojo que sustituye por el propio. Hay momentos en los que controlamos directamente al insecto para colarnos en zonas a las que no puede entrar la protagonista para conseguir objetos o resolver algún rompecabezas; también, en cierto momento, para participar en un minijuego tan aburrido como difícil. La araña, además, tiene un poder interesantísimo, que podría haber formado parte de las mecánicas básicas del juego para darle más personalidad, pero que lamentablemente apenas se utiliza. Además, en la etapa final de la aventura se nos obliga a jugar a un minijuego de cartas coleccionables (que encontramos, si estamos atentos, por los escenarios) que está mal diseñado: es monótono, y también frustrante porque la suerte juega un papel demasiado importante.
La presentación, que os encantará si os gusta el estilo de Tim Barton y las muchísimas obras de todo tipo de artes que ha influenciado, tampoco se salva de estos contrastes. El Reino de los Muertos, si bien pequeño, es fascinante, pero las escenas son demasiado estáticas, como un dibujo más o menos plano sobre el que movemos a Prim. Pero, sobre todo, se ve mucha diferencia entre las (pocas) animaciones de unos personajes y de otros, y sin motivo aparente. Son personajes que cobran vida, más que por sus movimientos, por su voz: todos están doblados genialmente, aunque precisamente la voz de Prim, quien continuamente rompe la cuarta pared, no nos termina de convencer. De hecho, lo sonoro es muy importante tanto para la ambientación de las pantallas como en lo musical: tiene una banda sonora con mucha presencia, incluso en algunos puzles.
Conlusión
Prim es una aventura gráfica tradicional que destaca por su envoltorio: un Reino de los Muertos un tanto estrafalario representado en blanco y negro y muy bonito, un doblaje cuidadísimo y una banda sonora con mucho peso; simplemente ir descubriendo poco a poco el diseño de ese mundo y cómo han interpretado a los personajes de la mitología griega es un placer. Sin embargo, la trama, aun con sus momentos graciosos y absurdos, no termina de enganchar porque acaba descuidando su tema principal (la relación entre Prim y su padre, Tánatos) y porque se pierde en diálogos expositivos eternos. A la vez, hay algún puzle divertido por su planteamiento o por su jocosa resolución, pero no hay rompecabezas especialmente brillantes, y sí alguna mecánica interesante se desaprovecha y un par de minijuegos demasiado extensos, monótonos y frustrantes. Con todo, el juego de Common Colors es disfrutable, pero con algunos cambios aquí y allá podría pasar de ser un juego bonito a una aventura gráfica más que notable.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam facilitado por Game Press.