Análisis de Hired Guns: The Jagged Edge (PC)
Siguiendo la estela de clásicos como la serie de estrategia y rol X-Com, la saga Jagged Alliance iniciaba su andadura a mediado de los 90 con un gran juego de estrategia por turnos y rol. Ahora, los aficionados a éste tienen la oportunidad de revivir las viejas andanzas con un título de corte similar, heredero espiritual del mencionado Jagged Alliance, que vuelve a presentarnos un mundo conflictivo en el que tendremos una gran libertad para realizar acciones tales como invadir regiones enemigas, administrar correctamente los recursos que de ellas se podrán extraer y, cómo no, adiestrar a un gran número de mercenarios con los que cumplir nuestros objetivos por la fuerza o diálogo.
Domina la Costa de los Diamantes
Hired Guns: The Jagged Edge nos traslada a la región de Costa de los Diamantes, lugar en el que en principio debemos derrocar al tiránico régimen que la gobierna. Sin embargo, pronto descubriremos que no todo es tan sencillo como parece.
No por nada, hasta cinco fuerzas políticas importantes se encuentran en la zona luchando por sus propios intereses, teniendo nosotros la capacidad de aliarnos y enemistarnos con las mismas en todo momento. Y será este hecho, el de contar con una gran libertad a la hora de tomar decisiones, el que marcará el desarrollo de la partida como remarcábamos al inicio de este artículo.
En este sentido el título nos presenta dos planos jugables bien distintos. Por un lado, un completo mapa de la región sobre la que nos moveremos, encontrándonos en este punto con todos los elementos relacionados con la gestión de nuestra organización. Pero una vez iniciemos las misiones en el campo de batalla, el juego se convertirá en un título de acción táctica con diversos elementos del género rol. En el primero de los casos, el de la gestión de nuestra organización, Hired Guns presenta, como decimos, un completo mapa de la región Costa de los Diamantes que se encuentra fragmentada en diversos territorios. Nuestro objetivo, como os podéis imaginar, no es otro más que el de conquistar estas zonas ya que aparte de aumentar nuestros ingresos y mejorar nuestra reputación, nos ofrecerán diversas bonificaciones como la posibilidad de transportar a más tropas y en menos tiempo –en caso de hacernos con el control del aeropuerto, por ejemplo- o nuevas fuentes de ingresos.
Con estos recursos y nuevas opciones tendremos que reclutar a un variado grupo de mercenarios, con más de treinta candidatos disponibles, y equiparles con la última tecnología militar. Antes, sin embargo, tendremos que diseñar al mercenario que nos representará a nosotros en el campo de batalla, algo que lograremos completando un formulario en el que estableceremos los puntos fuertes de nuestro avatar, así como sus habilidades especiales. Decisión de lo más importante ya que a partir de ahí deberemos adaptar nuestra forma de jugar a las habilidades de los mercenarios que nos acompañen durante las partidas. De este modo, contaremos con soldados especializados en el manejo de armas de largo alcance, otros con mayores nociones en el uso de los explosivos –las granadas pueden resultar devastadoras, como veremos a continuación-, así como combatientes con habilidades mecánicas, con mayores dotes para el diálogo, algo realmente útil como explicaremos más adelante, o especializados en la medicina.
Y es éste uno de los aspectos más trabajados del juego puesto que los combates son todo un desafío. Durante los mismos, como decíamos, que destacan por su buen desarrollo de la acción, debemos hacer uso de todas las habilidades de nuestros mercenarios, encontrándonos en este sentido con un título de acción táctica por turnos en el que tendremos que medir muchísimo nuestros movimientos para evitar caer bajo el fuego enemigo. No en vano, la cantidad de tropas enemigas con las que nos toparemos resulta más que importante, siendo además unos rivales que mostrarán una demoledora efectividad en el campo de batalla.
Como en otros títulos de corte similar, cada una de nuestras acciones estará regida por las estadísticas de cada uno de nuestros mercenarios, causando más o menos daño a los enemigos dependiendo del tipo de arma que llevemos equipada, las habilidades del mercenario, y su posición en el campo de batalla. El problema en este punto es que no contamos con una referencia visual que nos marque de forma clara la precisión de nuestros ataques, algo que para muchos será una muestra de realismo pero que, a nivel estratégico, resta muchos enteros al título. Y es que ver como un mercenario al que pagamos miles de dólares al día, y que cuenta además con un equipo de última generación, no causa casi daño a un enemigo a pocos metros de distancia llega a ser frustrante. Máxime si tenemos en cuenta que los enemigos sí se mostrarán tremendamente efectivos, llegando a causar estragos entre nuestras tropas con granadas (no hay palabras para describir lo bien que las usan).
Otro aspecto que logrará desesperarnos en más de una ocasión se trata del cansancio de nuestras unidades. Como en muchos otros títulos de rol, si corremos o realizamos acciones que requieran de esfuerzo físico nuestro mercenario se resentirá, llegando al extremo de desfallecer en caso de forzarles en exceso. El problema lo encontramos cuando estos no dejan de caer al suelo para levantarse y, seguidamente, volver a caer porque acciones como pegar un disparo con una pistola ya consume estos puntos de cansancio. Dicho esto, queda claro que una de nuestras principales prioridades será la de hacernos con el servicio de los mejores mercenarios posibles, algo que no será fácil.
En el mapa general de la región, como indicábamos al inicio de este artículo, tendremos opción de hacernos con los servicios de varios mercenarios con habilidades y características físicas y mentales distintas, pero estos no aceptarán a las primeras de cambio nuestras ofertas de trabajo. Algunos no querrán unirse a nuestras filas por cuestiones ideológicas –que apoyemos a una facción enemistada con su forma de pensar-, por prestigio, o simplemente por seguridad (si hay muchas muertes en nuestro bando se mostrarán reticentes). De todos modos, este tipo de respuestas podrían ser más claras en el desarrollo de la partida, ya que en muchos casos no sabremos exactamente por qué una y otra vez un mercenario rechaza todas nuestras llamadas telefónicas.
Por otro lado, a esta elección debemos añadir también la del equipo con el que contarán y, en caso de quererlo, las modificaciones que sobre el mismo realizaremos (el sistema resulta de lo más sencillo). Una vez tomadas todas estas decisiones, deberemos suministrar munición a los diversos frentes del conflicto, acción que automatizaremos tras seleccionar el tipo de munición y armamento deseado, la cantidad de la misma, y las zonas a las que queremos que lleguen.
En este mapa también tendremos ocasión de leer correos electrónicos con datos sobre nuestros próximos objetivos, pistas sobre qué acciones debemos llevar a cabo, e incluso diálogos con otros personajes relacionados con el conflicto que se modificarán dependiendo de las habilidades como orador de nuestros interlocutores. Otra de las acciones más interesantes la encontramos en la posibilidad de establecer guarniciones en nuestros territorios para así, defenderlos de los ataques enemigos. En este caso, deberemos decidir el tipo de guarnición que estableceremos ya que dependiendo de las unidades escogidas, las opciones jugables con las que nos encontraremos serán distintas.
Todos estos elementos conforman una experiencia de juego de lo más interesante pero que, como hemos ido remarcando a lo largo de este análisis, no está exenta de errores. Uno de los principales se trata de lo mal equilibrado que está todo. Y es que por mucho que nos tomemos con calma las cosas, y aprovechemos lo mejor posible las habilidades de nuestras tropas, el poderío de los rivales resulta tal que nos desquiciará en más de una ocasión (ver como caen como moscas mercenarios a los que hemos pagado inmensas cantidades de dinero es demoledor para nuestra moral). Del mismo modo, determinados aspectos del juego no quedan suficientemente claros, por lo que en muchas ocasiones veremos cómo los mercenarios rechazan nuestras ofertas sin saber muy bien por qué. Al final, aunque el juego cuenta con muy buenas ideas y ofrece opciones jugables más que interesantes, su ejecución en pantalla no resulta la esperada, por lo que es sin duda toda una decepción.
Y es una pena porque a nivel técnico, por ejemplo, estamos ante un título más que notable que muestra unos entornos de grandes dimensiones, notablemente detallados, en los que decenas y decenas de personajes interactuarán entre sí, lo que a todas luces resulta todo un espectáculo. Máxime si tenemos en cuenta las opciones con las que contamos a nivel jugable con todas las habilidades de las que harán gala nuestras tropas, siendo éste sin duda el aspecto más divertido de Hired Guns. El problema es que el resto de elementos del mismo no le andan a la zaga. Una lástima.