Análisis Gylt, tequila en Silent Falls (PC)
Tequila Works tiene el privilegio de ser uno de los pocos estudios españoles reconocidos a nivel mundial. Desde su estreno con Deadlight en Xbox Live, Tequila ha ido probando suerte con multitud de géneros y, la verdad, han salido siempre exitosos. Como todos los estudios tienen juegos mejores y peores, pero sus nuevos lanzamientos siempre despiertan interés. El último, Gylt, tiene el morbo añadido de llegar en exclusiva a Stadia, la plataforma que sirve a Google de entrada a los videojuegos (sin contar el dinosaurio de Chrome cuando no hay internet), y por fin hemos podido jugarlo en casa, en condiciones reales y tranquilamente. Os contamos cómo ha salido este Gylt y, de paso, qué tal con Stadia.
Emily... Is that Emily?
Gylt es un survival horror en tercera persona que combina sigilo con algunos toques de acción e incluso pequeños puzles. Es un survival horror más ligerito de lo habitual, que está diseñado para hacer que el jugador disfrute la aventura más que para que sufra constantemente.
Esto no quiere decir que no vayamos a morir en alguna que otra ocasión, que tengamos que dosificar nuestra «munición» (las pilas de la linterna, luego lo explicamos) o que incluso nos vayamos a llevar algún susto, pero, en general, es una experiencia más sencilla, donde a poco que juguemos con cabeza vamos a tener la situación controlada.
Incluso como grandes aficionados al género, a nosotros nos ha gustado este acercamiento; podría haberse incluido un modo difícil para los que busquen un desafío mayor, pero no nos parece un problema grave. Hay muchísimos otros títulos con los que pasar miedo de verdad, mientras que Gylt nos deja disfrutar de los pilares del survival horror de una manera más distendida. Y es que tiene de todo: desde la apariencia del mapa cuando lo abrimos en el menú hasta la estructura de los niveles, pasando por la necesidad de gestionar nuestros recursos y la sensación de estar en desventaja. También tiene de todos; los homenajes e ideas que toma prestadas de otros juegos son obvias. La ambientación es puro Silent Hill. El juego comienza con nosotros buscando a un familiar perdido, y tras un accidente acabamos en un pueblo minero abandonado, con calles que acaban de manera abrupta, y con una búsqueda que nos lleva a un colegio...
Alan Wake es otra referencia obvia, pero más en lo jugable. Nuestra arma principal es una linterna que será necesaria para iluminar el entorno, a la vez que alertará a los enemigos de nuestra presencia. Podemos concentrar un rayo de luz, que gastará las pilas de la linterna, pero de impactar a los enemigos en unas zonas concretas acabará con ellos. Además, necesitaremos este rayo para acceder a nuevas zonas, algunas necesarias para progresar y otras opcionales, profundizando en ese elemento de gestión. Otras mecánicas recuerdan más a The Evil Within o a The Last of Us, como poder lanzar objetos para distraer a las criaturas o incluso acabar con ellas de un solo golpe (de luz) por detrás, a costa de usar un tercio de tus pilas y con el riesgo de alertar a otros enemigos cercanos. Otra alternativa es usar el entorno, atrayendo a los rivales a trampas o, simplemente, pasando desapercibidos. Al avanzar desbloquearemos otros objetos para ayudarnos a sobrevivir, como un dispositivo que confunde temporalmente a los rivales o un extintor para congelarlos (y que también podemos usar con el entorno), a la vez que vamos descubriendo nuevos tipos de enemigos y de peligros.
Como veis, es un título que ofrece bastantes posibilidades dentro de su simplicidad, aunque algunas no termina de aprovecharlas demasiado. Es cierto que, muchas veces, nos habría gustado ver algo más complejo que nos haga pensar, ya que siempre tienes la solución a mano. Si tienes que resolver un puzle, generalmente vas a tener que encontrar un interruptor que te permita acceder al objeto o puerta de turno; si tienes que deshacerte de un enemigo, siempre vas a tener una lata para distraerlo, una trampa... Suponemos que Tequila ha preferido dejar la exploración para los coleccionables y hacer el progreso más directo.
Stadia y el mundo de Gylt
Sin entrar en detalles, Gylt es una historia sobre el acoso escolar. Vamos a encontrar muchísimas imágenes que retratan el las experiencias que sufren las víctimas de este acoso, aunque algo ocultas detrás de una estética que puede restarle algo de impacto a veces. Nos ha recordado inevitablemente a Sea of Solitude en su narrativa y, al igual que ya dijimos con el juego de Electronic Arts, nos parece genial que se traten estos temas. Como os podéis imaginar, hay un hilo conductor para contar la historia, que intercala secuencias realizadas con los gráficos del juego con otras dibujadas a mano.
En lo técnico, Tequila ha apostado por un estilo que recuerda a las películas de animación, y creemos que encaja bien con la propuesta jugable. Tanto los entornos como los personajes están a muy buen nivel, y consiguen crear ese mal rollo propio de un survival horror incluso con su estética cartoon. Hay ciertos aspectos con margen de mejora, como algunas animaciones, pero en general está a muy buen nivel. El diseño de las criaturas nos ha gustado mucho, así como el de los escenarios; ambos son muy variados y derrochan buen gusto. El apartado sonoro nos ha convencido incluso más gracias a los efectos de sonido y a la música, dos elementos imprescindibles en cualquier survival horror y que aquí están a un gran nivel. Como nota, nos llega íntegramente en castellano, algo que siempre hay que agradecer y que no se puede dar por hecho incluso si los desarrolladores son patrios.
Ahora, la pregunta de millón: ¿y Stadia? Hemos analizado Gylt jugando en PC a través de Google Chrome con el mando de Xbox One, y la experiencia ha sido muy positiva: se controla sin problemas y apenas hemos tenido un par de cortes o de bajones en la resolución. Tenemos una conexión que el test de Stadia califica como «Excelente», y aunque hay un ligerísimo input lag –a veces casi imperceptible–, no afecta negativamente a la experiencia en este caso, ya que es un título relativamente pausado. Al ser un juego tan oscuro, sí que vemos más artifacts, esos bloques que aparecen cuando la tasa de bits no es suficiente, pero hemos jugado sin problema. Nos habría gustado poder probarlo con el Chromecast y el mando de Stadia para ver cómo mejora la experiencia, pero no deja de ser sorprendente ver cómo puedes abrir un navegador y jugar a 60 imágenes por segundo inmediatamente. Y, ojo, le queda mucho que evolucionar como plataforma, pero las bases están ahí y funcionan, y es fácil olvidarte de que estás jugando en streaming. Como curiosidad, o dejamos a continuación una comparativa del juego nativo (es decir, cómo se ve ejecutado de manera local) y del juego «streameado» (es decir, cómo se ve en nuestra pantalla a través de Chrome).
Disfrutando del terror
Gylt es una carta de amor al survival horror que nosotros, como fans, hemos disfrutado mucho. La mayor pega que le podemos poner es que peca de ser tremendamente sencillo y que, entre tanto homenaje, no hace prácticamente nada nuevo, pero si queréis disfrutar de un juego de terror, creemos que vais a hacerlo. Es casi como volver a la época de PlayStation 2 en el mejor de los sentidos, con su estructura de pueblo chungo, colegio, monstruos, etcétera, sin árboles de habilidades ni cosas raras, pero también con mecánicas más actuales y una historia que trasciende más allá de experimentos fallidos. Se está poniendo mucha presión sobre Gylt por ser el primer exclusivo de Stadia, pero no podemos olvidarnos de que es un juego independiente que se lanza a precio reducido. Si os gusta el género y se os apetece un acercamiento más relajado, os recomendaríamos que le dieseis una oportunidad antes o después.
Hemos realizado este análisis en Stadia con un código proporcionado por Tequila Works.