Análisis de Gone Home (PC, PS4, Xbox One, Switch)

Llegas a tu casa en Portland después de varios meses de viaje por Europa, un tiempo durante el cual tu familia se ha mudado a este nuevo hogar, y al llegar te encuentras con que no hay nadie, y que lo único que te recibe es una extraña nota pegada en la puerta principal, escrita por tu hermana, que te dice que se ha ido para no volver. ¿Por qué no hay nadie? ¿No tiene ganas de verte tu familia después de varios meses? ¿Qué haces? Bueno, actualmente le mandarías un whatsapp o llamarías por teléfono a tus padres o hermana para saber dónde están, pero en el caso que nos ocupa estamos en el mes de junio de 1995, y no era habitual tener teléfono móvil.

Por tanto te adentras en el que se supone es tu nuevo hogar, una casa en la que realmente nunca has estado, ya que tu familia se ha mudado durante tu ausencia. No conoces la disposición ni la cantidad de habitaciones, ni a dónde llevan los pasillos, o dónde se han ubicado los componentes del hogar y sus distintos efectos personales, y por supuesto desconoces los secretos que oculta y esconde la desconocida y enorme vivienda. Comienzas a explorar y descubrir, tanto tu nuevo hogar, como el paradero de tus familiares, y qué han estado haciendo estos meses en tu ausencia, para que todo haya terminado derivando en esta desconcertante situación.

Esta es la sencilla pero estimulante premisa de Gone Home, más que un juego una experiencia, una novela interactiva, algo parecido, para que os hagáis una ligera idea en caso de conocerlos, a Dear Esther o porque no y salvando las distancias, a To the Moon. Una especie de aventura gráfica en primera persona en la que no hay acción ni puzles, solo exploración, mientras a través de los distintos documentos y objetos personales que vamos encontrando, conocemos la historia de los personajes. Un juego que puede durar desde 1 hora a más de 3, como a nosotros, dependiendo de lo que te entretengas, de cuánto quieras indagar en la historia de esta familia, de lo curioso que seas. De hecho puede llegar durar tan solo 2 minutos, como hemos comprobado tras acabarlo, algo que entenderéis cuando lo juguéis.

Gone Home está desarrollado por The Fullbright Company, un estudio independiente fundado en Portland, Oregon, en marzo de 2012. Entre sus componentes están varios de los responsables que trabajaron en Minerva's Den, un contenido descargable para BioShock 2 un tanto especial, realizado por un pequeño equipo aparte del estudio principal, y que ofrecía una duración por encima de la media para tratarse de un contenido descargable y una historia muy buena. Ahora con varios de sus responsables en The Fullbright Company, con su primer trabajo Gone Home muestran estar más preocupados por la narrativa que por las mecánicas clásicas de un videojuego, aunque paradójicamente demuestran que este medio es un lenguaje excelente para contar historias, enormemente desaprovechado.

Tenemos libertad casi absoluta desde el principio para explorar la casa, y no se nos da ninguna pista de por dónde empezar, somos libres de jugar cómo queramos. Hurgando por los cajones y armarios, debajo de una mesilla, encima de los muebles, encontramos notas y cartas de todo tipo, revistas, fotos, postales, libros y recortes de periódicos, y en definitiva una serie de textos que son como las piezas de un rompecabezas que tenemos que ir uniendo para comprender la historia, y conocer la vida de los personajes, que como la de cualquier persona, esconden sus secretos, alegrías y decepciones. Además de decenas de objetos como platos, jarrones, papel higiénico, bolígrafos y tazas, habituales en una casa, hay otros más particulares que nos dicen mucho de una persona, uno de los aspectos que más nos ha gustado del juego, cómo lo que tenemos dice tanto de nosotros.

Un ejemplo es que podemos encontrar casetes de música y meterlos en alguna de las radios o cadenas y escucharlos, algo que en un sentido práctico no sirve para nada, pero que nos ayuda a trazar un perfil psicológico de los personajes. Nosotros encarnamos a la hermana mayor de la familia, precisamente el personaje del que menos llegamos a saber, por no decir prácticamente nada, y todo se centra en conocer al padre, la madre y sobre todo a la hermana pequeña, la absoluta protagonista sobre la que giran los acontecimientos más importantes de la historia.

Cuando realizamos ciertos hallazgos de importancia, comienza una narración de audio en la que habla la hermana, como si estuviera leyendo la página de un diario, unos audios que en conjunto conforman la historia principal. También hay varias tramas paralelas, relacionadas con el padre, la madre y el antiguo propietario de la casa, bastante curiosas, pero lo verdaderamente importante es el misterio que envuelve a la hermana y los motivos de su marcha. No os vamos a contar absolutamente nada sobre de qué va la historia, pero ya os decimos que aunque no tiene nada de extraordinaria, es más bien sencilla de hecho, nos ha parecido preciosa –algo totalmente subjetivo-, y habla de algo que muy pocos juegos se han atrevido a abordar, por no decir ninguno.

Hay algunas pequeñas mecánicas de aventura gráfica, como encontrar una llave para abrir determinadas puertas, o la contraseña para abrir una caja fuerte, pero son momentos muy puntuales y anecdóticos, y no dejan de ser una barrera para que no nos adelantemos a los acontecimientos y vayamos conociendo la historia en el orden que sus creadores quieren que la conozcamos, como llevados de la mano. Esto se puede considerar un poco tramposo realmente, pero es la manera adecuada de que la historia nos sorprenda e impacte, e incluso emocione.

Es admirable cómo sin llegar a ver a los personajes nos llegamos a encariñar de ellos y llegamos a entenderlos, solo por sus escritos como cartas o incluso cuentos, por comunicados de trabajo, por una carta o un folleto escondido discretamente en un cajón… Nos encantaría también hablaros de algún recurso narrativo que nos ha dejado francamente sorprendidos, pero sería destripar demasiado. Además hay siempre presente una gran sensación de verosimilitud, de realidad, de que todos esos objetos que cogemos nos parecen reales, con cantidad de documentos escritos realmente a mano, que consiguen que nos creamos más todavía a los personajes. Y también es genial lo bien que recrea la época en la que transcurre, mediados de los 90, con las revistas sacando en portada a los artistas de la época, mencionando películas, y con continuas referencias a los videojuegos, encontrando cartuchos de Super Nintendo y hojas con movimientos de los personajes de Street Fighter II.

A todo esto se le suma un apartado gráfico más que correcto, que si bien no busca el fotorrealismo, sí consigue que por la calidad de los modelados y el buen diseño de escenarios, te creas ese hogar. Y ayuda mucho la cantidad de objetos que podemos coger, rotar y observar, algo que en la práctica casi nunca sirve para nada, pero que contribuye a esa sensación de realidad que lo envuelve todo. El apartado sonoro también es muy bueno, y el amenazador ruido de una tormenta en el exterior consigue que en cierta manera nos alegremos de estar explorando esta enorme y solitaria vivienda, y nos sintamos confortables. Las pocas notas de música que suenan son realmente bonitas, y tenemos que destacar por encima de toda la calidad de la interpretación del personaje de la hermana, el único al que escuchamos, que nos parece un trabajo soberbio, y que ayuda y mucho a que le cojamos cariño.

Algo que tenemos que aclarar es que el juego se encuentra completamente en inglés, pero hay una traducción al español realizada por un grupo de aficionados y apoyada por los desarrolladores, The Fullbright Company, quienes explican los pasos que hay que seguir para instalarla, lo que no es muy complicado. Hemos testeado esta traducción y han realizado un trabajo fantástico, así que no temáis por la barrera del idioma.

¿Qué es un videojuego?

Cuando un medio cultural o de entretenimiento empieza a dudar de su propia identidad, eso quiere decir que se están haciendo bien las cosas. Hasta hace unos años nadie dudaba de qué era un videojuego, pero en los últimos tiempos están empezando a llegar propuestas que nos lo ponen difícil, que nos hacen plantearnos qué debemos considerar o no un juego. Gone Home, entre otras virtudes, viene a demostrar una vez más que la narrativa en los videojuegos está en pañales, y si hiciéramos un símil con el mundo del cine, ahora mismo estamos en el blanco y negro, y en una gran mayoría de los casos, en el mudo, aunque empezamos a ver algunos ejemplos de cine a color.

Más preocupados de dejarnos con la boca abierta con complejos y asombrosos gráficos, de no permitir que los jugadores se aburran un solo minuto con mecánicas divertidas y accesibles, que no dejan un solo momento de respiro, del más difícil todavía, mucho estudios olvidan que además estamos en un medio que cuenta con las herramientas perfectas para contar profundas e impactantes historias, que no solo nos entretengan, sino que además sean capaces de emocionarnos o hacernos reflexionar. Ya sea en tono, estilo, forma o punto de vista, son los desarrolladores independientes los que más se están atreviendo a explorar nuevos territorios narrativos, aunque dos de los títulos más importantes del año como The Last of Us o BioShock Infinite, nos ha demostrado que lo comercial, divertido y espectacular no debe estar reñido con el hecho de intentar contar buenas historias, y tener una narrativa cuidada.

Ahora que se habla tanto de la nueva generación, y de lo que esta nos va a deparar, jugando a Gone Home -aunque quizás más preciso sería decir viviéndolo-, hemos sentido estar ante una verdadera experiencia next-gen, que da un decidido paso adelante al demostrarnos lo rica, absorbente y emocionante que puede ser una historia contada a través de este nuestro ocio favorito, los videojuegos. Gone Home no te va a cambiar la vida, y es muy probable que no esté en las quinielas de los mejores juegos del año, pero seguramente dentro de unos años cuando experiencias como esta sean mucho más habituales, y echemos la vista atrás para comprender su origen, nos acordaremos de este "juego", que de manera modesta y sin hacer mucho ruido, contribuyó a iluminar con su cálida y pequeña luz el camino correcto.