Análisis de Evoland 2: A Slight Case of Spacetime Continuum Disorder (PC)
El primer Evoland surgió de un evento Ludum Dare cuyo tema era la evolución. Su creador Nicolas Cannasse optó por realizar un juego de rol que recogiese las diferentes etapas del género, desde sus orígenes 2D más básicos hasta la época poligonal, con inspiración clara en Zelda, Final Fantasy y Diablo. Aunque los cimientos eran buenos, la versión final de apenas unas cuatro o cinco horas de duración sabía a poco y sin duda pedía a gritos una revisión o secuela.
Shiro Games lanza ahora su continuación Evoland 2, nombre completo Evoland 2: A Slight Case of Spacetime Continuum Disorder. Mismo concepto que el original pero mucho más de todo, más grande y queriendo abarcar más ideas que homenajean a multitud de juegos, y ya no sólo al rol –aunque éste sea el pilar fundamental que conecta la jugabilidad-.
Los viajes en el tiempo y saltos entre dimensiones no son precisamente un tema desconocido para un RPG. De hecho, un resumen rápido Evoland 2 indicaría que no es más que un revuelto de tributos a clásicos de los videojuegos, pero eso sería quedarse con lo superficial y negar el gran mérito del equipo por equilibrar tantos aspectos diferentes.
Tras unas escenas en dos colores, imitando la pantalla de Game Boy, el juego comienza con nuestro amnésico protagonista Kuro, que se despierta en una pequeña aldea. En ese momento el mundo 2D tiene un detalle similar al de los 16 bits, y podemos inspeccionar los bosques al estilo Zelda –o cualquier variante similar de action RPG- con enemigos visibles que lanzan proyectiles, terreno un poco laberíntico –aunque siempre tienes una idea aproximada de la dirección a tomar- y recolección de monedas. Tras derrotar al primer jefe Evoland 2 nos muestra uno de sus muchos giros gráficos: el mundo 8 bits.
La parte rolera es muy tradicional, y por suerte no requiere haber jugado al original. Se podría decir que no presenta nada nuevo y no siendo mentira, seguro que la mayoría de jugadores es lo que pide: una aventura con su exploración, puzles "auténticos" y otros de mazmorra activando palancas e interactuando con el escenario, e incluso minijuegos para resolver algunas situaciones, como cuando debemos repartir la comida en un McDonalds –en plan Dinner Dash-.
De vez en cuando encontraremos obstáculos por el campo que se desbloquean con las habilidades secundarias que ofrecen los compañeros de nuestro equipo –depende del seleccionado-, unos golpes recargados que también son útiles para el combate, si bien nos dejan indefensos unos segundos. Un periodo de enfriamiento impide que se abuse de estos impactos.
Probablemente si Evoland 2 se limitase a este planteamiento sería un juego de rol decente y muy ligero, que de RPG tiene apenas la subida de niveles. No muy distinto de los muchos sucedáneos que existen en el panorama indie, simplificado al máximo en cuanto a la gestión de menú o equipamiento. Esto para nada es malo, encantará a quien no tenga interés o tiempo en dedicar decenas de horas luchando contra criaturas.
Lo que sucede es que Evoland 2 no es un RPG al uso. La chispa de esta saga está en todas esas mecánicas que lo convierten en un juego nuevo cada una o dos horas. Así por ejemplo encontraremos una misión de sigilo que hace guiños a Metal Gear –caja de cartón incluida- en la que debemos evitar ser vistos por los guardias. Hay diálogos muy cómicos sobre la saga de Kojima y el campo de visión de los soldados. El argumento está plagado de menciones a la cultura popular.
Más adelante el juego alterna el rol con las plataformas y acción 2D –laterales-. Una vez más, esta parte del juego tampoco presenta nada nuevo para el género, pero son fases sorprendentemente trabajadas dentro de un RPG y desde luego que suman al conjunto. Es curioso porque lo que podría ser un desastre demasiado ambicioso termina por encajar muy bien, especialmente porque la interfaz y habilidades de la parte rolera son las mismas, únicamente se añade el botón de salto. Es valiente, se atreve incluso con fases acuáticas –habitual pesadilla jugable-.
Estos son sólo dos ejemplos de los muchos géneros que Evoland 2 se atreve a tocar. Con un vistazo al tráiler o las imágenes oficiales se puede ver que integra los shoot´em up y hasta la lucha. Entendemos que algún género se puede atragantar, al fin y al cabo cada jugador tiene unos gustos personales definidos y un aficionado al RPG no tiene por qué disfrutar con la acción, no obstante esta es la gracia de Evoland y a nuestro juicio hace que sea imposible aburrirse. Nunca sabes qué te espera más adelante.
Los cambios de dimensión traen consigo varios estilos gráficos. El salto más brutal lo encontramos cuando se pasa de los 8 bit a polígonos. Gráficamente el mundo tridimensional recuerda a algunos RPG de portátil, con más definición y mejores texturas naturalmente. Peca de ser un poco frío, aunque tiene un curioso efecto de mundo esférico que distorsiona el plano y es toda una sorpresa jugar por el bosque con los mismos enemigos y ambiente que habías estado disfrutando hasta ese momento con pixels del tamaño de un puño. Lejos de ser un simple extra visual, las mazmorras tridimensionales aprovechan la profundidad para retos más complejos o mapas de varios pisos que serían más difíciles de recrear con las 2D.
Evoland 2 es un juego divertido que en el peor de los casos deja una sensación de "esto ya lo he visto", pero no se nos escapa que esa es la intención del estudio. Aún sin los cameos permanentes y descarados de Hyperdimension Neptunia, sin duda sacará más de una carcajada y jugablemente es más sólido de lo que se podría esperar. Lo mejor: esta vez la duración aproximada supera las 20 horas, eliminando el punto débil del primer Evoland.
Tampoco es perfecto, que conste. Como ejemplo de diseño extraño, hay un tramo en un bosque encantado donde exploramos un laberinto oculto a la vista del jugador que resulta un poco incómodo, hemos visto un bug que nos hizo cargar desde el último punto –un jefe con un ataque saltando no llegó a caer al suelo y desapareció- y ocasionalmente los guardias de la fase de sigilo dan la alarma y luego nos ignoran –en este caso, un fallo beneficioso-. Es imposible que no presente cierta irregularidad por ideas o ejecución, pero no hay nada grave.
El otro aspecto criticable –a medias- como juego de rol es la historia, bastante genérica y por momentos pasa a un segundo o tercer plano, sobre todo cuando el grupo se limita a buscar una puerta a su tiempo. La primera mitad es lineal, de aquí a allí guiados sin mucha más opción –la segunda mitad sí es más libre-. Esto se compensa por un grupo de personajes carismático, no tanto por nuestro protagonista que es el chico sin memoria que no habla sino por los diálogos de aquellos que le rodean. Es un acierto que nunca se tome demasiado en serio.
Igual que la jugabilidad tan variada hace difícil valorar el conjunto, es complicado resumir el arte y estilo de Evoland 2. Del monocromo a las texturas, de la vista superior al arcade lateral, el mejor halago que podemos hacer es que sale airoso de cada temática. No es el mejor exponente del pixel art y no hay deslumbrantes gráficos tridimensionales. Y lo mismo diremos para la banda sonora, que adapta su calidad a cada época. Ahora bien, cómo producción independiente supera con creces lo que se podría pedir.
Conclusiones
Pese a que su calidad no es constante a lo largo del recorrido, es difícil que desconectes de Evoland 2: A Slight Case of Spacetime Continuum Disorder en algún momento a menos que se atragante alguna sección ajena al género. Que puede pasar; ya se sabe que quien mucho abarca, poco aprieta, y lo que tenemos aquí ni es el mejor RPG ni las mejores plataformas.
Eso sí, la suma de secciones no originales e impersonales hace que Evoland 2 sí sea novedoso y carismático a su manera. Es un Frankenstein totalmente recomendable siempre y cuando seamos conscientes de lo que ofrece: una aventura no demasiado profunda que entretiene como la que más.