Análisis de Castle in the Darkness (PC)
Es curioso ver cómo la prensa especializada se deja influir por aspectos que deberían afectar sólo a aquellos que no pertenecen realmente a este mundillo. Por poner un ejemplo, podríamos comparar la repercusión que ha tenido el juego que nos ocupa con Shovel Knight, un título bastante parejo, y que curiosamente fue anunciado algo después (de Castle in the Darkness tenemos constancia desde antes de 2012, y de Shovel Knight desde principios de 2013).
Porque Castle in the Darkness es la obra de amor de Matt Kap a un género y unas formas de otro tiempo, pero que de alguna manera se están poniendo algo de moda ahora (en la época de la Saturn o la Dreamcast era mucho más raro encontrar juegos de este estilo). Matt Kap, casualmente, no es un cualquiera, sino que es un chico ucraniano que trabaja de grafista en Nicalis, donde ha ayudado a finalizar juegos como la versión de consolas "serias" de 1001 Spikes, o el "remake" de The Binding of Isaac.
Este Castle of the Darkness es un juego que viene a recordar a clásicos como Maze of Galious o la subsaga Monster World dentro de Wonderboy, pero que como son juegos que no son demasiado conocidos en el mercado americano nos quedamos con el "estilo metroidvania" y con eso nos hacemos una idea.
Como los juegos en los que se basa, manejamos a un caballero que espada (espadón) en ristre y equipado con una armadura bastante completa, que debe rescatar a la princesa del reino de Alexandria, y de paso, su equilibrio, roto por una invasión de monstruos de todo tipo.
Como veis, el guión no es que sea el más trabajado del mundo (e incluso aquí podría aparecer la gente que reflexiona demasiado sobre los videojuegos diciendo que está tirando de clichés y de modelos que ya están caducos, aunque a esa gente les avisamos que posteriormente se pueden encontrar alguna sorpresa si juzgan demasiado rápido), pero ciertamente en un juego que lo que hace es evocar épocas pasadas, así que esto no debería resultar un problema.
Una vez estamos a los mandos de nuestro caballero, podemos deciros un par de cosas: lo primero, que es un juego difícil, como corresponde a la época que quiere representar, y lo segundo, que conforme avancemos el juego nos irá recompensando con mejor equipamiento, que podemos comprar (durante la partida conseguiremos monedas al ir derrotando enemigos) o mientras juguemos (como si un Zelda o Metroid se tratase).
Además, cada vez que derrotemos a un jefe o medio jefe (porque hay un montón), nuestra vida se ampliará, de manera que el guerrero pusilánime que manejábamos al principio posteriormente será todo un caballero andante, digno de derrotar al enemigo más poderoso que podamos encontrarnos.
Como buen juego que imita los títulos que disfrutábamos en la época de los 8 bits, decir que Castle in the Darkness tiene una cantidad de secretos realmente elevada, y la mayoría de ellos en forma de saltar por una pared que no es tal, o romper un bloque que creíamos que no se puede romper, así que seguramente estaremos bastante tiempo atizando paredes que no se rompen, o saltando contra muros que no nos dejan pasar antes de conseguirlo. Pero bueno, ese tipo de cosas también tienen su encanto, y no son obligatorias ni mucho menos.
Conforme avancemos la partida podremos alcanzar otros lugares, y conseguir más objetos, pero estos no están tan escondidos, sencillamente, al principio no podemos alcanzarlos.
Con todos estos mimbres es innegable que Matt Kap y el resto del equipo de Nicalis (que han dado apoyo moral, testeo y ayudado en algunos aspectos puntuales, porque ni la localización han hecho teniendo en cuenta que varios de ellos hablan español), ha creado un juego realmente interesante. Como plataformas no es especialmente avanzado (en esto seguramente Shovel Knight si tenga más cosas que decir), pero todo lo que hace lo hace bien, pero como juego de exploración y de contar una historia entrañable lo cierto es que es fantástico, porque cada poco tiempo nos encontraremos un enemigo nuevo, un poder extra, un jefe que nos pone las cosas difíciles, y esto lo cierto es que tiene bastante mérito.
Castle in the Darkness es un juego que, gráficamente, emplea una paleta parecida a la del primer MSX, más que a la Nintendo Entertainment System, que es lo que conoce todo el mundo. Tiene ciertos colores más y posibilidad de degradados, y esto le otorga cierta mejoría gráfica sobre otros títulos retro. Evidentemente, no es un juego que quiera demostrar la potencia de los ordenadores actuales, pero sus personajes son simpáticos, está trufado de pantallas que van contando la historia de una manera divertida, y además tiene mucha variedad tanto de enemigos como de pantallas (aunque en general el fondo sea de color oscuro).
Algo parecido pasa con el sonido, lo que tiene mérito teniendo en cuenta que es el mismo Matt Kap el que ha realizado toda la banda sonora y los diferentes efectos. Es marchosa, pegadiza, y suena realmente bien… si tenemos en cuenta que está imitando el famoso chiptune, esas melodías que perforaban nuestra cabeza a finales de los 80 y principios de los 90.
Pero además de todo lo visto anteriormente, hay que darle un premio a Matt y el resto del equipo de Nicalis porque, de una manera muy sutil han sido capaces de integrar en el mismo juego un montón de homenajes al mundo del videojuego. Esto es algo que empezamos a ver pronto, cuando nos encontremos a un enemigo que es Bob (o Bub) de Bubble Bobble, pero conforme avance la partida hay muchas oportunidades de ver homenajes a Mario, Sonic, Cave Story (lógico porque ellos son los editores), Castlevania, Wonderboy, Ghosts'n Goblins, Zelda, y un montón de juegos más. Además, a veces nos sorprenderán con momentos inesperados, que por otro lado son muy lógicos.
Por todo ello, Castle in the Darkness es un juego a aconsejar y reivindicar. Es una pena que títulos como este pasen sin pena ni gloria, en este caso por nuestra biblioteca en Steam, cuando dentro de él hay unas buenas horas de disfrute y placer, mientras otros acaparan portadas y protagonismo de todo tipo. Así que si os gustan los juegos de este estilo, éste es uno de sus ejemplos más recomendables.