Análisis de Blood Bowl (PC, Xbox 360)

En una época de fantasía y épica en la que no había ni Kakás ni Cristianos Ronaldos, diversas especies, a cada cual más extraña y diferente, luchaban entre sí en interminables batallas por el control de los antiguos reinos. Y cuando llegaba el fin de semana, echaban partidos de Blood Bowl para matar el tiempo, y si se daba la ocasión, matar algo más que eso. El popular juego de tablero que recrea la competición deportiva preferida de los guerreros más feroces del medievo imaginario, ha llegado por fin a nuestros ordenadores en esta adaptación dispuesta a que nunca volvamos a ver el deporte del fútbol americano de la misma manera que la solemos contemplar en la competición que culmina en la fastuosa Super Bowl y que tantos seguidores arrastra especialmente al otro lado del charco.

Por supuesto, los más veteranos jugadores de la franquicia original de la marca Games Workshop ya sabrán a lo que atenerse de antemano cuando vean este videojuego oficial de Blood Bowl en los estantes de las tiendas, y serán posiblemente los que más se sientan atraídos ante lo que ofrece.

Su desarrolladora, Cyanide, sin embargo, y contando además con la experiencia dada por el más que similar precedente que fue Chaos League, ha querido a la hora de llevar a cabo este fidedigno título licenciado, centrar el mismo grado de atención tanto a esta clase de usuarios como a los no tan experimentados en el juego original de miniaturas y dados, ofreciendo diversas y muy diferentes formas de juego que se puedan ajustar al gusto de todos.

Y es que aunque la experiencia original de tablero esté muy definida en sus reglas específicas del rol de mesa, sus turnos diferenciados para cada jugador, y su lanzamiento de dados a la que queramos realizar cualquier movimiento o acción, Blood Bowl no se limita al concepto purista que está representado hasta el más mínimo detalle en la modalidad de juego Clásica, e innova la fórmula del título original gracias al modo Penetración, mucho más variado en cuanto a ajuste y personalización de equipos, jugadores, torneos y reglas, además de ofrecer una vertiente de juego en tiempo real para aquellos que no soporten la paciencia de los turnos y el mimetismo del reglamento del juego de mesa original.

Es esta una elección inicial básica y que condicionará el juego radicalmente tanto en concepto como en forma, siendo aquí donde con mayor diferencia Blood Bowl nota la herencia del ya mencionado Chaos League. Pero independientemente de que escojamos una u otra modalidad de juego, nuestra premisa inicial, antes de meternos de lleno en los partidos, será lógicamente la de escoger un equipo y asumir la dirección deportiva y extradeportiva del mismo, algo que nos conllevará a interesantes facetas de gestión que, aunque no tan minuciosamente detallistas como las de muchos simuladores deportivos específicos del mercado, sí que incluyen las posibilidades más relevantes y fundamentales que nos permitan hacernos un equipo hecho y derecho desde cero, recayendo una sensación de responsabilidad en el jugador en todo momento.

Tenemos la posibilidad de dirigir a especies tan variopintas como los humanos, orcos, enanos, hombres lagarto, skavens, goblins, chaos y elfos. Como los equipos no se hacen solos, tendremos que enfaenarnos en la tarea de manager deportivo para rellenarlos de jugadores, una elección base que desde ese momento comienza a condicionar la fortaleza y cualidades de nuestro equipo, y que por tanto conviene realizarlo concienzudamente. Pero más allá de nuestras decisiones y de las distintas demarcaciones que requiramos, realizar incorporaciones para nuestro equipo no requiere más simple tarea que comprarlos en los listados proporcionados por el mercado de fichajes, haciendo uso de la partida presupuestaria que disponemos inicialmente y que también tendremos que cuidar en aumentar, ocupando la labor económica también un plano importante en el cuadro de tareas de gestión de Blood Bowl.

En el mundo del deporte hay varias formas de ganar dinero que se reflejan perfectamente en Blood Bowl, siendo las principales el firmar contratos de publicidad y el ganar torneos que suban los ingresos y también la cotización de nuestro equipo, lo que nos permitirá a su vez mejores contratos de publicidad y un mayor acceso a jugadores de calidad, además de poder entrenar y mejorar las habilidades de los que ya tenemos. Como se puede ver, no faltan opciones y posibilidades desde luego para todos los amantes de los despachos, incluyéndose además todo tipo de sucios servicios, acordes con la atmósfera de brutalidad que acompaña a las competiciones de Blood Bowl. Estos incluyen el dopar a nuestros jugadores con brebajes especiales para que multipliquen sus habilidades en los partidos, arriesgándonos eso sí, a que inesperados controles anti-doping nos descalifiquen los susodichos jugadores.

Como no podía ser de otra forma en un título que cubre competiciones deportivas, contaremos con varios itinerarios de juego para poner en liza nuestro equipo, siendo el principal la "campaña" o lo que habitualmente se conoce como "modo carrera", un modo perpetuo en el que llevaremos a nuestro equipo a la disputa de numerosos torneos, muchos de los cuales se irán desbloqueando a medida que vayamos alcanzando mayor prestigio deportivo. De este modo, realizaremos continuas sucesiones de temporadas hasta que nosotros mismos no encontremos motivación en seguir adelante, siendo entretanto testigos de numerosos eventos que irán transcurriendo de por medio y que serán explicados en cuadros de texto. Si se prefiere, también se pueden disputar torneos sueltos o simples partidos amistosos, modos de corta duración respecto a la "carrera", además de las siempre apreciadas modalidades multijugador en vertientes local u online.

No vamos a explicar nada que no se sepa ya acerca de las premisas y normativas básicas y las demarcaciones específicas que sigue el fútbol americano, base de la cual obviamente ha de beber Blood Bowl en su reinterpretación del deporte. Saldremos al campo con once jugadores y tendremos que preocuparnos de colocar más "touchdowns" en nuestra meta que el equipo contrario en la suya. Dependiendo de la abundancia de jugadores de una u otra demarcación que tengamos (a saber, jugadores línea, velocistas, lanzadores, placadores, etc), de como los distribuyamos, y de los roles tácticos que les asignemos, tendremos más o menos posibilidades de éxito frente al contrario, además de concienciar estratégicamente como las llevaremos a cabo.

Dado que todos nuestros jugadores deben de haber tenido notables precedentes bélicos, están más que aptos para dejar de lado el juego limpio y no escatimar en recurrir a la violencia pura y dura si se les ordena a ello, lo que es sin duda uno de los mayores atractivos de Blood Bowl. Más allá del contacto que el fútbol americano ya tiene de por sí, siempre le podremos ordenar a nuestro placador más enorme y grotesco, por citar un ejemplo, que aplaste a esa mosca rival que tanto nos está estorbando a la hora de conseguir "touchdowns" para su equipo, lesionando al jugador rival para que se lo tengan que llevar (ni que decir tiene que los equipos se han de costear sus equipamientos médicos), o incluso matándolo si se llegara al extremo.

Aunque a priori pueda no parecerlo, hay un árbitro que, en teoría, vela porque las normas se cumplan y los desmadres no se produzcan, pero un adecuado soborno económico lo remedia provocando que haga la vista gorda y no nos expulse jugadores, siendo el juego sucio siempre una opción. Esta es otra de las tareas de dudosa legalidad que podremos llevar a cabo con dinero, y es que incluso podemos condicionar el desarrollo de los partidos sobornando a jugadores rivales para que lleven a cabo una orden específica, algo que a su vez se puede proteger contrarrestándolo con guardaespaldas pagados para que vigilen de cerca lo que hagan. Incluso en el público podemos contratar activos portadores de la magia que lancen hechizos por nuestra causa. Todo ello contribuye desde luego a contar con un gran repertorio de condicionantes en los partidos que nos ayuden a ganarlos, siempre y cuando dispongamos del suficiente talonario para ellos.

Gráficamente, Blood Bowl cumple plasmando los encuentros en recreaciones poligonales de campos de juego que abarcan desde meras llanuras acondicionadas para la práctica deportiva, hasta grandes coliseos específicamente diseñados para llenarse de público hasta arriba, pasando por otros estadios aderezados con motivos de madera y otros materiales decorativos usuales en el medievo fantástico. Cyanide ha recreado además las múltiples criaturas del juego original de manera más que correcta, con modelos poligonales bien diseñados y proporcionados, además de poder personalizar sus atuendos con diversas insignias y conmemoraciones identificativas. En general, este apartado cumple sin grandes pretensiones y complacerá especialmente a los seguidores habituales de la franquicia, o mismamente aquellos que gusten de los universos medievo-fantásticos en general, con sus vivas y coloristas representaciones de entornos y personajes, y la multitud de animaciones que estos últimos despliegan a la hora de llevar a cabo sus acciones.

En cuestiones sonoras en cambio, el juego se encuentra a un nivel algo más discreto, algo que se torna en evidente cuando lo más que escuchemos sea sonido ambiente y ruido provocado por las acciones de nuestros jugadores. Las composiciones musicales brillan prácticamente por su ausencia en Blood Bowl, más allá de un par de temas diferenciados en los menús de selección pre-partido y post-partido. Lo que sí escuchamos y mucho durante los partidos, en cambio, es la locución de dos comentaristas deportivos, de tonos de voz que hacen denotar una evidente diferencia de especie, y que con sus múltiples líneas de diálogo y debate aportan una visión jocosa de los eventos que más o menos van ocurriendo en pantalla, aunque eso sí, completamente en inglés y sin subtítulos de ninguna clase (ya que los textos del juego sí están traducidos al castellano), además de que no serán pocas las veces en las que se irán por las ramas en el intento de transmitir al jugador lo que sucede en el terreno de juego.

El control básico de nuestros jugadores, vía puntero del ratón, trata de ser lo menos complicado posible para el jugador gracias a la simplificación y tendencia a lo gráfico del interfaz de acciones, más allá de las más avanzadas y complicadas posibilidades que también se nos pone a disposición. La perspectiva tridimensional del juego se visualiza libremente controlando la cámara para situarla de manera más cercana o alejada a la acción (podremos colocarla incluso a ras del suelo), según requiramos. En la faceta de control, asimismo, entra en liza una de las múltiples posibilidades de juego que mencionábamos con anterioridad, consistente en disputar partidas por turnos o en tiempo real. Tanto la modalidad Clásica como la Penetración permiten las partidas por turnos, siendo estas muy fieles en transcurso a lo que se puede experimentar en el juego de mesa. Las partidas en tiempo real, por su parte, sólo son posibles en el modo Penetración.

Si nuestra elección reside en el juego por turnos, nos encontraremos con un título que nos exigirá grandes dotes de estrategia y planificación, ya que los errores cometidos por nuestros jugadores al llevar a cabo sus tareas se pagan con la pérdida inmediata del turno. Debemos de trazar una sucesión alternada de movimientos y acciones en los jugadores concretos que estimemos que deben hacerlo. Para movimiento, el interfaz nos planteará un entramado de casillas indicativas de cuanto puede caminar nuestros hombres en este turno, y el éxito del resultado de las acciones se determinará, además de por los propios atributos de los jugadores que se enfrenten, por el azar de los dados. Es el estilo de juego más idóneo para los que gusten de partidas calmadas y que permitan margen de cabezoteo para esas necesarias tareas de equipo como pasar el balón, robarlo, o placar al contrario, además de ser prácticamente el único que permite sacarle completo rendimiento a nuestros jugadores.

El juego en tiempo real, por otra parte, es una historia completamente distinta. Todo transcurre instantáneamente y no hay limitación alguna de movimiento, amen de relegar los dados a otro tipo de situaciones más allá de las acciones principales. Aunque muchos verán en esta modalidad una gran opción de jugar a estos peculiares partidos de fútbol americano sin calentarse mucho la cabeza con turnos y dados constantes, no es desde luego la experiencia más idónea para cualquier estratega o jugador de tablero que se precie, ya que la inmediatez de acción por parte de ambos bandos enfrentados y sus jugadores acaban provocando caóticas y frenéticas pugnas en las que primarán más los reflejos y velocidad de respuesta que otra cosa, dejando el componente estratégico muy de lado y produciéndose muchas alternancias en el marcador.

No queremos con ello decir que en el modo en tiempo real no nos será posible pasar el balón a otros jugadores ni realizar otro tipo de acciones ofensivas y defensivas, pero todo ello es desde luego más difícil de llevar a cabo cuando al mismo tiempo se está pendiente de lo que hagan los rivales y se carece además el cómodo margen de tiempo del otro modo. Al menos siempre podremos tener asignada una función base ofensiva o defensiva a cada jugador (o neutral, si lo preferimos), ajustable desde el principio de la partida, y que condiciona ligeramente su inteligencia artificial. Ello no evita sin embargo la sensación general de que la táctica y estrategia original de Blood Bowl se convierta en una variante semi-arcade del mismo, algo que agradecerán los más dados a este tipo de juego más simplista y despreocupado. Los seguidores del Blood Bowl de mesa y figuras, eso sí, harían bien disputando siempre partidas por turnos, ya sea con las reglas básicas del modo Clásico o con las más avanzadas y personalizables de Penetración.

Independientemente de como gestionemos el equipo y disputemos los partidos, el esquema global de funcionamiento de Blood Bowl, como en su representación original, sigue partiendo de una serie de reglas y condicionantes que van más allá de la mera táctica deportiva, yendo estas muy de la mano con elementos roleros y estadísticos. Esto es algo que, en conjunto, puede atragantarse a muchos jugadores que desde el principio no lleguen a asimilar completamente como se debe jugar a Blood Bowl para poder ganar partidos y no caer en la espiral de derrota común en muchos novatos. Para tratar de remediarlo, se ha introducido un completo sistema de tutoriales, buena parte de ellos representados en el propio terreno de juego real, con el pretexto de detallar las funciones básicas del juego, y también las más complejas, como las múltiples opciones avanzadas que van más allá de las más gráficas e intuitivas funciones básicas del interfaz de juego.

Conclusiones

En líneas generales, nos quedamos con el gran esfuerzo llevado a cabo por Cyanide para poder brindarnos una fidedigna representación para nuestros ordenadores (y próximamente, consolas) del famoso juego de rol de mesa de Games Workshop, algo que tampoco nos coge por sorpresa viendo lo bien que lo habían hecho ya con aquel clon conceptual que fue Chaos League. La fidelidad con el producto original es total, unido a la labor de complementación a aquel que satisfactoriamente hace con sus nuevas características y modos de juego, sus interesantes labores de gestión, y sus ilimitadas posibilidades.

Blood Bowl probablemente pueda resultar un juego áspero para muchos al principio, amen de que el modo en tiempo real no está tan bien equilibrado como el que sigue los turnos, pero aún con todo, este título sigue resultando una experiencia recomendable, muy completa, y a tener en cuenta por los que gusten de la estrategia aderezada con componentes roleros, por los curiosos que deseen jugar al deporte del fútbol americano de una forma única, y sobre todo, por los fieles y acérrimos al Blood Bowl original de tablero.