Análisis de Blacksea Odyssey (PC, Xbox One, PS4, Switch)
En el mundo del videojuego a veces aparecen títulos que no sabemos muy bien cómo calificarlos. Juegos que sin ser tan absolutamente sorprendentes como los juegos independientes más rompedores, sí que dejan un poso de perplejidad entre aquellos que tienen a bien probarlos.
Un caso así nos encontramos en este Blacksea Odyssey, un juego que ha acabado viendo la luz gracias a una exitosa campaña de Kickstarter, en la cual gracias a 300 personas recaudaron los poco más de 12.000 dólares que necesitaban para desarrollarlo.
Resulta más complicado explicarlo que jugarlo, porque Blacksea Odyssey no es un juego que sea muy innovador, pero sí que nos deja un regusto de sorpresa y extrañeza. Básicamente, es una competición de "balleneros del espacio", en el que manejamos al personaje que hayamos podido seleccionar (al principio sólo hay uno disponible, luego ya podemos elegir entre varios, cada uno con unas características).
Pero ese ser "balleneros del espacio" no es que esté resuelto de una manera muy diferente a lo que pueden ofrecernos, al alimón, juegos como Lovers in a Dangerous Spacetime, PixelJunk Shooter o Galak-Z: The Dimensional, además de clásicos como Subterrania. Así, realmente estamos hablando de un matamarcianos de vista cenital donde nuestra "nave espacial" es una lancha ballenera espacial, con su arpón y sus lanzas, y donde cada partida es diferente porque las fases se generan aleatoriamente. El desplazamiento se puede hacer en todas las direcciones posibles, y su sistema de avance es estilo roguelike, creándose cada nivel cada vez que juguemos.
En cada fase elegimos una gran presa final, que hace las veces de jefe de nivel, y entonces comienza realmente el juego. Nuestro protagonista se maneja como si fuera una nave espacial de un juego de doble stick, esto quiere decir, que con un stick se controla el movimiento, y con el otro se realiza el apuntado. Si apretamos el botón de disparo principal lanzamos una lanza, y si apretamos el de botón secundario lanzamos el arpón.
La diferencia entre estas dos armas es donde radica una de las rarezas del juego, y es que en lugar de estar hablando de dos armas que podemos usar cuando queramos, contra cualquier enemigo, realmente son armas que necesitaremos para derrotar a los grandes bichos que pueblan la pantalla. Con las lanzas vamos debilitando a los enemigos más grandes, y cuando hayamos hecho el suficiente daño, nos indicarán cuál es el punto débil, momento en el que procederemos a lanzar el arpón, algo que se puede hacer de manera normal, o de carga. Esto, por un lado, le provocará una buena bajada en la barra de vida, pero sobre todo, una vez llegado el momento (también avisan), nos permitirá realizar una "extracción" de esa parte, lo que resulta no sólo en un daño enorme al enemigo (habitualmente la muerte, de hecho), sino que además de quedarnos esa parte como recuerdo, en ocasiones permite abrir una puerta a nuevos ataques o formas.
Otros posibles movimientos tienen más que ver con la huida o movimiento de nuestro personaje, algo relativamente importante teniendo en cuenta que nos vamos a poder encontrar de vez en cuando con algunos mastodontes que no sólamente son muy grandes, sino que en carga hacia delante son muy rápidos, así que de vez en cuando puede ser muy útil tanto para huir en la misma dirección (ya que tanto el gran enemigo como nosotros podemos romper parte del decorado) como para esquivarlo y aprovechar su no tan alta velocidad de giro, ya que a estos grandes bichos les cuesta más girar.
Además de estas enormidades también hay enemigos más normales alrededor de las diferentes fases, de manera que el proceder en cada fase es el siguiente: nada más empezar nos encontramos en mitad de la pantalla, que se refleja de una manera parecida a un entorno acuoso (ya sea un pantano, un mar o una cueva de estilo marino), y gracias a nuestro radar, el cual tiene un estilo similar al de un radar real, podemos intuir que tenemos cerca, ya que cuando pasa el uso del radar nos permite ver que enemigos aparecen en su pantalla. Una vez ya decidido nuestro siguiente movimiento podemos decidirnos por movernos hacia pequeños enemigos o centrarnos en otros más grandes.
Aquí es donde empieza realmente el juego, porque cada enemigo que nos encontremos es una especie de pelea uno contra uno, un baile entre ellos y nosotros, y son movimientos con los que podemos pasar unos momentos realmente entretenidos. De hecho, con los enemigos más grandes empezamos por tener que conocer sus patrones y ataques, lo que implica una buena cantidad de tiempo moviéndonos alrededor… y con cierto cuidado, porque son ataques que la primera vez pueden sorprender un poco tanto por alcance, daño o efectos inesperados (como ralentización, veneno o similares).
Durante el juego podemos recoger llaves y dinero, las primeras las podemos gastar en cofres que están repartidos a lo largo de la partida, mientras que lo segundo lo podemos emplear en una tienda que hay entre caza y caza. En cualquier caso lo que podemos conseguir son mejoras para nuestro barco (más velocidad, más aguante…), mejoras para nuestra lanza (más daño, veneno, etc.), e ítems de un sólo uso que nos permiten recuperar vida y otro tipo de ventajas.
En general el control del juego, tanto con teclado y ratón como con mando, funciona bastante bien, pero hay que decir que los menús están más pensados en el combo ratón teclado que en el uso de un pad, de manera que nos podemos liar de una manera innecesaria en la selección de objetivo o dentro de la tienda a la primera vez que nos los encontremos.
Respecto al aspecto visual, lo cierto es que Blacksea Odyssey cuenta con unos gráficos bastante curiosos. La representación de la lancha (o tabla de surf, o similares) de nuestro ballenero junto con el personaje encima, representa a una especie de nave espacial, pero si nos fijamos bien tiene detalles como su cabeza o la coleta del pelo zarandeando de un lado a otro. Los fondos no es que estén muy trabajados, pero sí que tienen sorpresas que nos encontraremos en la oscuridad general, lo que por otro lado crea un efecto interesante, y finalmente nos encontramos con que los enemigos son,especialmente los más grandes de una sobrecogedora majestuosidad, algo que incluso nos obligará a intentar separarnos de ellos al principio e intentar ver por donde podemos atacarles. No es que sea un apartado gráfico muy notable, pero es indudable que tiene personalidad.
A nivel sonoro destaca la crudeza de los efectos de sonido, especialmente el de separar un trozo de los grandes enemigos del resto. El resto de efectos también están muy logrados, y en cuanto a la banda sonora pasa algo parecido al apartado visual, es muy suya. En ocasiones nos encontramos canciones de mucha fuerza queriendo resaltar el duelo con los grandes bichos, y en otras una gran tranquilidad cuando no pase nada especialmente importante en pantalla, siendo las canciones más movidas las que ocupan más espacio en nuestra cabeza, y siendo algo machaconas.
Conclusiones
Es sorprendente que haya aparecido un juego como Blacksea Odyssey, pero lo cierto es que es un buen título para los que gusten de retos gargantuescos y de géneros como los matamarcianos o los roguelike. Basándose en una premisa poco común han acabado haciendo un juego muy digno que, si bien no destaca especialmente en ningún aspecto, sí que provoca que al jugarlo tengamos que hablar de él a otras personas dado lo único de su concepto y de su gran personalidad. Disfrutable si os gustan las dificultades y los grandes enfrentamientos.
Este juego se ha podido analizar gracias a un código que nos ha proporcionado Team Blacksea Odyssey.