Análisis American Arcadia: Un Show de Truman jugable con buenas ideas mecánicas y estéticas (PC)

Call of the Sea, la ópera prima del estudio Out of the Blue Games publicado hace unos tres años, convenció a muchos. La aventura narrativa en primera persona centrada en los puzles se ganó el favor del público y de buena parte de la crítica internacional por su estética, por su ambientación y por una serie de rompecabezas que lograron que muchos lo compararan con Myst y otros juegos de Cyan Worlds. Este 15 de noviembre los madrileños cambian parcialmente de registro con American Arcadia, que denominan como "experiencia cinematográfica": es un plataformas y puzle narrativo de la escuela de Limbo e Inside, que mezcla de manera curiosa secciones propias de la anterior producción de la compañía, y que nos lleva a una distopía retrofuturista claramente inspirada por El Show de Truman. A pesar de que las referencias son palpables, no le faltan las ideas propias.

Una persecución protagonizada por el tipo más aburrido de Arcadia

Hábilmente, el título nos pone en contexto rápidamente y nos presenta a nuestro protagonista. Trevor es un tipo que lleva una vida tranquila en Arcadia, una ciudad norteamericana aparentemente de ensueño, pulcra y colorida, donde se mezcla la estética setentera con robots, pantallas gigantes y otros avances tecnológicos anacrónicos. Con una serie de elipsis jugables con un ritmo muy bien medido, se nos narra cómo a sus 28 años, sigue su rutina al pie de la letra: se levanta, desayuna, sale de casa, saluda a sus vecinos, va a su trabajo y vuelve al hogar a desparramarse en el sillón frente al televisor. Su labor en la oficina palaciega bien podría compararse a la de los personajes de Separación: teclea constantemente en el ordenador hasta que salen unos datos que debe introducir en un tubito que se envía a alguna parte. Así, día tras día. Y él, tan contento, rechazando invitaciones a fiestas y a cualquier otro plan que lo aleje de la tranquilidad: incluso lleva años sin utilizar su consola.

Pero a lo largo de esos primeros minutos de elipsis, divertidos a pesar de que lo único que hacemos es movernos de izquierda a derecha en escenarios 2,5D, comienzan a suceder cosas raras: interferencias en las pantallas, música por megafonía que parece increpar a Trevor… No es casualidad. Alguien está intentando hacerle ver que esas vacaciones de ensueño que la empresa le acaba de regalar son una tapadera para darle matarile, y no tarda en descubrir la oscura verdad tras American Arcadia: es una ciudad atrapada en el tiempo donde las vidas de cada uno de los ciudadanos (excepto los actores) se retransmiten a todo el mundo, a todos los dispositivos, en cualquier momento. Vive en un Gran Hermano, y lamentablemente, su vida es tan aburrida que no interesa a la audiencia, por lo que su mantenimiento no sale a cuenta a los productores.

Así, con todas sus inseguridades, el impacto que le produce la desvelación que no acaba de creer ni comprender, y una confianza cogida por los pelos hacia la muchacha que le incita a huir, comienza la aventura de Trevor, un personaje al que no tardamos en cogerle cariño mediante las conversaciones constantes con quien le ayuda, por sus comentarios inintencionadamente humorísticos, y por los paralelismos que se trazan entre su (destrozada) vida y la de gran parte de los individuos de una sociedad capitalista.

A los mandos de Trevor, la aventura se desarrolla de manera reconocible para cualquiera que haya jugado Inside, Limbo, Somerville, Planet of Lana y otros títulos de la escuela de Playdead. Hay plataformas, hay secciones de sigilo bastante sencillas, hay ciertos momentos contemplativos, hay algunos rompecabezas, y hay muchas persecuciones, un puñado de ellas bastante trepidantes. Aunque no siempre están brillantemente ejecutadas, constantemente se introducen nuevas ideas para que la progresión se perciba fresca y diferente, pero sigue manteniendo el elemento tan divisivo de este tipo de juegos: el ensayo y error. Es cierto que aquí los puntos de control son muy benévolos, pero existen un puñado de secuencias donde es fácil frustrarse.

La revolución en las sombras

Pero esto no es todo, ni muchísimo menos. Mencionamos antes a esa mujer que guía a Trevor en su huida. Angela no es solo una voz en megáfonos y pinganillos. Es un personaje con entidad, una coprotagonista, tanto en lo narrativo como en lo jugable. La disidente infiltrada en las oficinas de American Arcadia tiene sus propias secciones jugables, que se alternan con las otras, y que recuerdan a la anterior obra de Out of the Blue Games. En primera persona resolvemos rompecabezas, exploramos escenarios y vamos descubriendo los entresijos y los modos de operar de esta sociedad distópica a la vez que vamos abriendo camino a Trevor. Es cierto que algunos puzles son demasiado fáciles, y que otros dejan de lado toda contextualidad, suponiendo un rompecabezas como tal a veces tan arbitrario, tan complejo, que resta fluidez a la narrativa; además, tampoco faltan aquí momentos de ensayo y error un tanto frustrantes.

La seña de identidad jugable de American Arcadia tampoco es la alternancia entre estos dos tipos de jugabilidad tan diferente, sino la mezcla de ellos. Los momentos más brillantes son aquellos en los que controlamos a Trevor y con una pulsación de botón podemos encarnar a Angela, quien a través de las cámaras de seguridad y otros aparatos de vigilancia, puede hackear plataformas, luces y otros elementos del escenario para abrirnos paso, para distraer a nuestros perseguidores y otras acciones. Aunque no son muy numerosos, hay algunas secciones muy destacables en las que controlamos a ambos a la vez. Un ejemplo, cuidando de no entrar en destripes o spoilers: hay un momento en el que están interrogando a Angela y debemos responder a las cuestiones en una pantalla del ordenador, mientras que en la otra pantalla vemos a Trevor, a quien controlamos directamente en una sección de sigilo. Es original, tenso y ojalá hubiera muchas más escenas así.

Con todos estos elementos jugables, Out of the Blue Games construye una obra que a lo largo de unas seis horas y media ofrece una aventura variada y divertida a los mandos, que sin brillar ni innovar demasiado en ninguna de las mecánicas que plantea, todas están lo suficientemente bien ejecutadas para agarrarnos al mando hasta que vemos los títulos de créditos, tras los que no hay ninguna motivación adicional para volver a disfrutar de la experiencia. Por supuesto, en el disfrute de la obra influye mucho cuánto atraiga la historia que cuenta y el mundo que construye, la reflexión sociológica, sobre los medios y las redes que hace, y cuánto se conecte con la personalidad de los personajes, especialmente con ese Trevor que al principio parece un pan sin sal y acaba sorprendiendo.

Un low poly expresivo con actores de primer nivel

Influye mucho también la estética, que consigue algo bastante difícil: que el low poly sea expresivo. Los colores chillones, el minimalismo detallado, la iluminación relativamente realista, el juego constante de la cámara y las animaciones de esos personajes sin rostro consiguen dar entidad a los individuos y a los escenarios, aunque hay excepciones: hay escenas cinematográficas en las que vemos a Trevor y Angela en primer plano y ese minimalismo queda extraño ahí; y también es cierto que el título pierde belleza y personalidad en las secuencias más oscuras. Pero como suele ocurrir en los juegos narrativos con estéticas similares, la expresividad descansa también en su ambientación sonora: la música, los efectos de sonido, y sobre todo, las voces de los personajes. Yuri Lowenthal (Marvel’s Spider-Man, Orbital Redux) hace mucho porque queramos a Trevor, y Krizia Bajos (Star Trek: Resurgence, Barry) hace lo propio con Angela. Por cierto, los textos están perfectamente traducidos al español.

Conclusión

American Arcadia no viene a revolucionar ni las aventuras de plataformas y puzles de desarrollo lateral, ni tampoco los juegos de puzles narrativos en primera persona. Pero la mezcla de ambos géneros, intercalándolos a veces, conjugándolos en otros momentos, da personalidad a la segunda producción de los creadores de Call of the Sea. A excepción de algunas secciones de ensayo y error un tanto frustrantes, y de unos pocos rompecabezas que se pasan de frenada, consigue mantener un ritmo genial durante toda la partida, tanto en lo jugable (donde no faltan algunas ideas originales) como en lo argumental (que adapta la premisa de El Show de Truman a nuestro tiempo), aunque eso no quita que el tema tratado pudiera haberse desarrollado mucho más. Todo ello apoyado en una factura audiovisual que a pesar de su minimalismo consigue ser expresiva, gracias en parte a un doblaje en inglés sensacional. Los madrileños Out of the Blue ya apuntaban maneras con su ópera prima, y con esta producción confirman que en España tenemos otro estudio independiente más al que debemos seguir la pista muy de cerca.

Hemos realizado este análisis gracias a un código para Steam ofrecido por Make Good Art Agency.